domingo, 17 de mayo de 2009

PIRKE AVOT : Cápitulo VI

Capítulo 6

Introducción

"Enseñaron los Sabios mediante el lenguaje de la Mishná. Bendito es quien los eligió a ellos y a sus enseñanzas".

La Torá sólo será encontrada en quienes no posean malas características y estén llenos de cualidades positivas e importantes. Esto lo aprendemos del hecho de que los hijos de Israel antes de recibir la Torá debieron lavar sus ropas para purificarse de la impureza y de las suciedades que le impiden al alma comprender.

Los capítulos anteriores a éste, están repletos de importantes lecciones que acercan al alma a su Creador y la despiertan a Su servicio; y para que la misericordia Divina se despierte por las personas santas, se acostumbró comenzar a leer los Pirké Avot en los sábados anteriores a la entrega de la Torá.

Este capítulo habla solamente sobre el despertar a la Torá y el amor a ella. Y a pesar de que en los cinco capítulos anteriores también encontramos muchas enseñanzas relacionadas con esto, en este capítulo sólo encontramos enseñanzas referidas a la Torá, para enseñarnos que el despertar a la Torá y el amor a ella, es el objetivo primordial de los capítulos anteriores, y a través de sus palabras nos despertaremos para adquirir la Torá.

Este capítulo es conocido con el nombre Kinián Torá (la adquisición de la Torá) para enseñarte que si la persona se reviste de buenas cualidades antes de entrar en el pacto de la Torá, ésta penetrará como el agua dentro de sus entrañas, y el hombre que la estudie se podrá dedicar a la Torá en el nivel más elevado. ¿De dónde aprendemos esto? De la historia de Rabí Akivá. Cuando la hija de Kalbá Sabúa vió a un hombre recatado y modesto llamado Akivá, le dijo a él: "Yo me casaré contigo si tú irás a estudiar Torá a la Ieshivá". Él acepto, y por cuanto que antes de ir a estudiar Torá él estaba colmado de buenas cualidades, al final llegó a ser el gran Rabí Akivá. Y es por eso que este capítulo comienza con una enseñanza de Rabí Meir, su alumno, como veremos a continuación en la primer Baraitá.

(Basado en el comentario del jasid Rabí Iosef Iabetz, 1441 - 1507)

Baraitá 1

"Rabí Meir dice: Todo el que se dedica a la Torá por la Torá en sí, es meritorio a muchas cosas y no sólo eso sino que se merece todo el mundo; él es llamado amigo, amado, quien ama a D'os, quien ama a los creados, quien alegra a D'os, quien alegra a los creados. (La Torá) lo reviste de humildad y veneración, y le posibilita ser justo, piadoso, recto y fiel. (La Torá) lo aleja del pecado y lo acerca a los méritos. Y (las personas) se benefician de él mediante su consejo e ingenio, su inteligencia y su fortaleza, como está escrito: 'Yo (-dice la Torá-) tengo el consejo, el ingenio; Yo soy la inteligencia y la fortaleza' (Mishlé -Proverbios- 8:14). (La Torá) le brinda el reinado, el gobierno y el entendimiento de la ley. Los secretos de la Torá le son revelados y se convierte en un manantial que fluye y en un río que no deja de brotar y correr. A quien es recatado, paciente y perdona a quien lo avergüenza, (la Torá) lo engrandece y lo eleva por sobre todas las cosas".

Generalmente nosotros no prestamos atención a las cosas que hacemos y tampoco tenemos conciencia del alcance que tienen nuestros pensamientos y nuestras acciones.

Aquí, Rabí Meír nos enseña que a pesar de que la persona pueda creer que al estudiar Torá y dedicarse a ella, se está preocupando sólo por sí misma - y en especial sólo por su intelecto - en realidad, esto es erróneo. La persona que estudia Torá no sólo estudia la palabra de D'os sino que también se ocupa del mundo que lo rodea, aún más de lo que otros piensan que ella se ocupa. Citaremos un ejemplo solamente:

"Todo el que se dedica a la Torá… él es llamado… quien ama a los creados…". Por cuanto que él está apegado a su Creador y no le da extrema importancia a las cosas de este mundo, no siente en su interior celos de las cosas buenas que pertenecen a su prójimo. Por consiguiente, él ama a su prójimo porque no tiene ningún motivo para odiarlo, puesto que así es la naturaleza del ser humano: el hombre ama a sus semejantes si no está influenciado por los celos, el deseo o la búsqueda de honor.

(Basado en el comentario del jasid Rabí Iosef Iabetz, 1441 - 1507)

Baraitá 2

"Dijo Rabí Iehoshúa Ben Leví: Todos los día una voz sale del monte Jorev (Sinai) y proclama diciendo: 'Ay de las personas que desacatan la Torá', pues todo aquel que no se dedica a la Torá frecuentemente es llamado 'amonestado', como está escrito: 'un colgante de oro en la nariz de un cerdo es como una bella mujer sin gracia' (Mishlé -Proverbios- 11:22). Y también está escrito: 'Y las tablas, obra de D'os son; y la escritura, escritura de D'os es, grabada (jarut)sobre las tablas' (Shemot -Éxodo- 32:16). No leas 'grabada' (jarut) sino 'libertad' (jerut), pues sólo es libre quien se dedica al estudio de la Torá. Y todo aquel que se dedica a la Torá se eleva, como está escrito: 'Y desde Regalo hasta La Heredad de D'os, y desde la heredad de D'os hasta Las Alturas' (Bamidvar -Números- 21:19)".

Y también está escrito: 'Y las tablas, obra de D'os son; y la escritura, escritura de D'os es, grabada (jarut)sobre las tablas'. Cuando la Torá relata cómo eran las tablas de piedra que contenían los Diez Mandamientos, está escrito que la escritura estaba jarut al halujot (grabada sobre las piedras), pero en el texto debería estar escrito que la escritura estaba "jarut balujot" (grabada en las piedras) y no jarut al halujot (grabada sobre las piedras). Además, realmente es innecesaria esta información, pues de momento que las tablas eran de piedra, es evidente que la escritura estaría tallada sobre ellas.

Es por eso que nuestra Mishná nos enseña que hay una doble intencionalidad por parte de la Torá. Por un lado se nos quiere enseñar que la escritura estaba tallada en las piedras, y por otro lado, se nos quiere insinuar otro mensaje. Como es sabido, en el libro de la Torá no están escritas las vocales; sólo las consonantes aparecen en el texto. Es por eso que las letras J.R.U.T. de la palabra jarut (grabada), pueden ser leídas también como: jerut (libertad).

Dicen Nuestros Sabios que no hay persona más libre que quien se dedica al estudio de la Torá. En nuestra interpretación aprendemos que, en algún aspecto, las letras de la Torá no estaban fijas en el texto sino que la escritura estaba libre sobre las tablas, cosa que va más allá de lo natural.

Sin embargo, esta interpretación aparenta contradecir la realidad, pues alguien que se dedica el estudio y cumplimiento de la Torá, no solamente tiene obligaciones con su familia y con la sociedad, sino que también tiene que rezar tres veces por día, cumplir el shabat, estudiar Torá todos los días para saber cómo comportarse de acuerdo con ella, y muchas otras cosas más.

Pero esto no es exactamente así, pues los Sabios nos enseñan que a la persona que se escape del yugo de la Torá le serán impuestos otros yugos, como por ejemplo el esfuerzo que tendrá que hacer para obtener el sustento para su familia. ¿Y todo por qué? Porque él despreció a la Torá y demostró que se siente mejor cuando se dedica a su trabajo.

El hombre fue traído a esta tierra para esforzarse. Si tiene el mérito, se esforzará en el estudio de la Torá, y si no lo tiene, deberá esforzarse en cosas sin importancia, así como explica el Talmud en el tratado de Sanhedrín (99b). Quien se dedique a la Torá ganará, pues todo el beneficio de su esfuerzo será para él. En realidad no será un yugo para él pues todo lo que hará, lo hará para él. Pero quien no se dedique a la Torá, deberá esforzarse inútilmente todos sus días para ganar dinero. ¿Para qué? Para que después de su muerte otros disfruten de él.

¿A quién se asemeja quien se dedica a la Torá? A un rey que obliga a su esclavo a contar monedas de oro todo el día, y por ese trabajo le paga dándole las monedas de oro que contó. Pero si el esclavo no querrá contar las monedas el rey lo castigará. En definitiva, sabemos que todo lo que el esclavo trabajó fue solamente para su beneficio, pues contó las monedas de oro que le pertenecían. Es por eso que no deberíamos llamarlo esclavo sino hombre libre.

(Basado en Rabí Jaim de Voloshin, 1749 - 1821, en su comentario "Ruaj Jaim")

Baraitá 3

"Quien aprende de su prójimo un capítulo o una leo un versículo o una palabra o incluso una sola letra debe comportarse con él con respeto, pues así encontramos respecto de David el rey de Israel, que a pesar de que estudió de Ajitófel solamente dos cosas lo llamó su maestro, su señor, su allegado, como está escrito: 'Y tú eres mi íntimo, mi señor y mi allegado' (Tehilim - Salmos - 55:14). Y con más razón en otros casos: si David el rey de Israel, sólo aprendió de Ajitófel dos cosas y a pesar de eso lo llama su maestro, su señor y su allegado, quien aprende de su prójimo un capítulo o una ley o un versículo o una palabra o incluso una sola letra, con mucha más razón debe brindarle honor! No existe más honor que la Torá, como está escrito: 'El honor es heredado por los sabios' (Mishlé - Proverbios - 3:35); y también está escrito: 'Bondad heredarán quienes tiene plenitud' (Mishlé 28:10); y no hay bondad excepto la Torá, como está escrito: 'Pues una buena enseñanza les he dado a ustedes; Mi Torá no abandonen' (Mishlé 4:2)".

Debemos comprender por qué el autor de esta Baraitá no dijo que quien le enseña a su prójimo algo debe ser honrado, sino que hizo depender el honor y la honra del maestro del aprendizaje del alumno, diciendo que en caso de que el alumno haya aprendido algo de ese maestro entonces él debe honrarlo. Además, tampoco está claro por qué dijo: "Quien aprende de su prójimo…" y no "Quien aprende de su maestro…".

La respuesta a la primer pregunta es que hay veces en las que las personas escuchan de alguien alguna clase sobre un tema determinado, pero basados en el contenido de esa clase deducen alguna nueva y buena enseñanza que ese maestro no tuvo la intención de decir, a pesar de que podríamos pensar que el maestro también tuvo la intención de enseñar eso. Es por eso que aquí el Taná (autor de la Baraitá) nos enseña que a pesar de que en este hipotético caso descripto habría un alumno sin un maestro respecto de este aprendizaje en cuestión, de todas formas por cuanto que aprendimos algo de esa persona debemos respetarla.

Además, el Taná nos enseña que no sólo debemos respetar a personas más sabias y grandes que nosotros, sino también a personas simples e iguales a nosotros y es por eso que escribió "Quien aprende de su prójimo" y no "quien aprende de su maestro".

(Basado en el comentario "Midrash Jajamim" de Rabí Moshé Jaim Kleinman)

Baraitá 4

"Así es el camino de la Torá: pan con sal comerás, agua en pequeña cantidad beberás, sobre el piso dormirás, una vida de sufrimiento vivirás y a la Torá te dedicarás, y si tú haces esto, 'feliz eres, y será el bien para ti' (Tehilim -Salmos- 128:2), 'feliz eres' - en este mundo, 'y será el bien para ti' - en el mundo venidero. No busques grandeza para ti y no procures más honor del que te corresponde por tu erudición. Y no desees la mesa de los reyes, pues tu mesa y tu corona es más grande que la de ellos, y tu Empleador es fiel para retribuirte el pago por tus acciones".

Aparentemente, no es lógico lo que está escrito aquí. Si la persona seguirá el camino de la Torá cumpliendo al pie de la letra todos los detalles mencionados a continuación, ¿cómo puede ser que él sea feliz en este mundo?

La respuesta es que aquí la Baraitá no le está hablando a las personas pudientes que disponen con facilidad de todas las cosas aquí mencionadas, sino que se está dirigiendo a los pobres y les dice que incluso si su situación económica no les permite más, no deben abstenerse de estudiar la Torá ya que si ellos hacen esto, finalmente la estudiarán con riqueza, como estudiamos dos capítulos atrás: "Rabí Iojanán dice: Todo el que cumple la Torá con pobreza, al final la cumplirá con riqueza, mas todo el que no la cumpla con riqueza, al final la transgredirá con pobreza" (4:11).

(Basado en el comentario de Rashí - Rabí Shelomó Itzjaki, 1040 - 1105)

Baraitá 5

"La Torá es más grande que el sacerdocio y la realeza, pues la realeza se adquiere mediante treinta requisitos y el sacerdocio mediante veinticuatro, mas la Torá se adquiere mediante cuarenta y ocho cosas, y ellas son: (1) mediante el estudio, (2) escuchando efectivamente, (3) vocalizando lo que se estudia, (4) entendiendo mediante el corazón, (5) sintiendo miedo, (6) sintiendo temor reverencial, (7) siendo humilde, (8) estando alegre, (9) mediante la pureza, (10) mediante el trato con los Sabios, (11) mediante un trabajo con los amigos, (12) estudiando con los alumnos, (13) siendo tranquilo y asentado, (14) estudiando las Escrituras y la Mishná, (15) minimizando el dormir, (16) limitando las actividades comerciales, (17) limitando la conversación, (18) disminuyendo la risa, (19) limitando los placeres, (20) limitando las relaciones íntimas, (21) retardando nuestro enojo, (22) teniendo un buen corazón, (23) creyendo en las palabras de los Sabios, (24) aceptando los sufrimientos, (25) conociendo nuestro lugar, (26) siendo feliz con lo que tenemos, (27) evitando ser arrogante, (28) limitándose en las cosas que le son permitidas, (29) siendo amado, (30) amando a D'os, (31) amando a las creaturas, (32) amando la reprimenda, (33) amando la rectitud, (34) alejándose del honor, (35) no siendo arrogante en el estudio, (36) no disfrutando al tomar decisiones legales, (37) siendo solidario con los demás, (38) juzgando al prójimo para bien, (39) encaminando al prójimo hacia la verdad, (40) encaminando al prójimo hacia la paz, (41) asentando el estudio, (42) preguntando puntualmente y respondiendo específicamente, (43) aprendiendo del maestro y acrecentando el estudio personal, (44) estudiando para enseñar, (45) estudiando para hacer, (46) haciendo a su maestro más sabio, (47) ordenando los conceptos que ha estudiado, (48) citando las enseñanzas recordando quién la ha enseñado. He aquí que has aprendido que quien cita las enseñanzas que escuchó recordando el nombre de quien la ha dicho trae la redención al mundo, como está escrito: 'Y dijo Ester al rey en nombre de Mordejai' (Ester 2:2)".

"La Torá es más grande que el sacerdocio y la realeza, pues la realeza se adquiere mediante treinta requisitos y el sacerdocio mediante veinticuatro, mas la Torá se adquiere mediante cuarenta y ocho cosas". Debemos entender por qué al referirse a la Torá la Baraitá dijo que ella se adquiere mediante 48 cosas, pero respecto del sacerdocio y la realeza dijo que se adquieren mediante 30 ó 24 requisitos.

La respuesta es que la Baraitá nos quiso enseñar dos aspectos de la grandeza de la Torá - que encuentra por sobre el sacerdocio y la realeza: por un lado, respecto de la cantidad de requerimientos que se necesitan para adquirir cada una de ellas, y por otro lado, respecto de la calidad de los requerimientos que se necesitan para adquirir cada una de ellas.

La explicación de esto es que el sacerdocio y la realeza se adquieren mediante requisitos (maalot), mas la Torá se adquiere mediante cosas (devarim) y la diferencia esencial entre estos dos conceptos es que los requisitos son requerimientos o derechos que tienen relación con la importancia y el poder solamente y son cosas externas a la persona, pues ellas no se obtienen mediante el esfuerzo. Por ejemplo, sólo quien posea oro y plata, esclavos y siervas, campos y viñedos, será digno de considerarse parte de la realeza.

Pero esto no es así con la Torá, pues las cuarenta y ocho cosas mediante las cuales ella se adquiere no son externas a la persona sino que le pertenecen totalmente a él, pues él se esforzó mucho en hacerlas para incorporarlas a su alma, y por eso es que esas cosas no son llamadas maalot, pues los caminos para adquirir la Torá no tienen relación con la importancia y el poder, sino todo lo contrario, solamente con la humildad y el recato.

(Basado en el libro "Midrash Shemuel" de Rabí Shemuel de Uceda, 1538 - 1602)

Baraitá 6

"Grandiosa es la Torá, porque le da vida a aquellos que la cumplen, tanto en este mundo como en el Venidero, como está escrito: 'Pues vida son (las palabras de la Torá) para quienes las encuentran, y curación para toda su carne' (Mishlé -Proverbios- 4:22); y dice: '(La Torá) será medicina para tu cuerpo y curación para tus huesos' (Mishlé 3:8); y dice: 'Ella es un árbol de vida para los que se aferran a ely quienes la sustentan son felices' (Mishlé 3:18); y dice: 'Pues (las palabras de la Torá) son una bella guirnalda para tu cabeza y collares para tu cuello' (Mishlé 1:9); y dice: '(La Torá) será en tu cabeza una bella guirnalda; una corona de gloria te protegerá' (Mishlé 4:9); y dice: 'Prolongación de días a su derecha, y a su izquierda riqueza y honor' (Mishlé 3:16); y dice: '(Las palabras de la Torá) te otorgarán largos días y años de vida y paz' (Mishlé 3:2)".

La Torá es una gran cosa. Cuando uno estudia Torá, recibe recompensa en el Mundo Venidero, lo cual representa su capital. El interés que recibe de ese capital lo mantiene con vida en este mundo, como está escrito: "[Las palabras de la Torá] son vida para el que las encuentra y curación para todo su cuerpo" (Proverbios 4:22).

La Torá también te dará vida en el Mundo Venidero, como está escrito, "Es un árbol de vida para aquellos que se aferran a ella y todo aquel que la sostiene es afortunado" (Proverbios 3:18). La Torá será como un árbol de vida en el Mundo Venidero para aquellos que hacen el esfuerzo de estudiarla y entenderla, así como para aquellos que hacen el esfuerzo de ayudar materialmente a los que la estudian, sosteniéndolos.

Tal vez la persona se cuestione diciendo: "Si estudio Torá tendré vida en ambos mundos pero no obtendré riquezas y honor". A esto el sabio nos responde que la Torá será para ti una grata compañía y una corona de gloria te protegerá. Además de darte vida y riquezas, la Torá te dará una corona de honor. Serás honrado y respetado entre las personas. Sin embargo, debes saber que todos estos beneficios sólo vendrán si estudias Torá sin intereses de por medio.

El sabio concluye diciendo que cuando una persona estudia Torá para cumplir con la Voluntad del Creador no sólo obtendrá vida, riqueza y respeto, sino también paz y tranquilidad, como está escrito: "pues largos días, y años de vida y paz te incrementarán [las palabras de la Torá]" (Proverbios 3:2).

(Basado en el comentario "Meam Loez" de Rabí Itzjak Magriso, s. XVIII)

Baraitá 7

"Rabí Shimón Ben Iehudá dijo en nombre de Rabí Shimón Bar Iojái: La belleza, la fuerza, la riqueza, el honor, la sabiduría, la ancianidad y la vejez, y los hijos - son buenos para los justos y buenos para el mundo; como está escrito: 'Una corona de gloria es la ancianidad; será encontrada en el camino de los justos' (Mishlé -Proverbios- 16:31); y dice: 'La corona de los ancianos son los nietos, y la gloria de los hijos son sus padres' (Mishlé 17:6); y dice: 'La gloria de los jóvenes es su fuerza y el esplendor de los ancianos es su vejez' (Mishlé 20:19); y dice: 'La luna se confundirá y el sol de avergonzará pues D'os reinará en el monte de Tzión y en Ierushalaim, y delante de sus ancianos habrá honor'

Baraitá 8

Dijo Rabí Yosi ben Kisma: Cierta vez marchaba yo por el camino y se encontró conmigo un hombre, y me dio la paz, y le regresé la paz. Me dijo: "Rabí, ¿de dónde eres?". Le dije: "De una ciudad grande en sabios y escribas soy". Me dijo "Rabí, que sea tu voluntad que mores con nosotros en nuestro lugar, y yo te daré mil millares de dinares de oro, piedras preciosas y perlas". Le dije: "Aún si me dieses toda la plata y el oro, las piedras preciosas y las perlas del mundo, no moraría sino en un lugar de Torá". Pues así hallamos en el libro de Salmos de David, Rey de Israel: "Mejor es para mí la Torá de Tu boca que miles en oro y plata" (Salmos 119:72). Y no sólo ello, sino que a la hora del licenciamiento del hombre del mundo no lo acompañan ni la plata, ni el oro, ni las piedras preciosas, ni las perlas, sino la Torá y las buenas obras. Pues fue dicho: "En tu caminar te guiará, en tu yacer te guardará y en tu despertar ella conversará contigo" (Proverbios 6:22). "En tu caminar" te guiará; en este mundo. "En tu yacer" te guardará; en la tumba. "Y en tu despertar ella conversará con tigo", para el Mundo Venidero. Y asimismo se dice: "Mía es la plata y Mío es el oro, enunció el Eterno de las Huestes" (Jagai 2:8).

Baraitá 9

Cinco posesiones adquirió el Santo, Bendito Sea, en Su mundo. Y ellas son: La Torá es una posesión, los Cielos y la tierra son una posesión, Abraham es una posesión, Israel es una posesión, el Templo es una posesión. ¿De dónde se deriva sobre la Torá? De que está escrito: "El Eterno me poseyó como principio de Su camino, anterior a Sus obras desde entonces" (Proverbios 8:22). ¿De dónde se deriva sobre los Cielos y la tierra? De que está escrito: "Así habló el Eterno: los Cielos son Mi trono y la tierra el estrado de Mis pies; ¿qué casa me construirán y qué lugar sería Mi reposo?" (Isaías 66:1). Y asimismo se dice: "¡Cuán abundantes son Tus obras, oh Eterno! Todas con sabiduría las hiciste. Llena está la tierra de Tus posesiones" (Salmos 104:24). ¿De dónde se deriva que Abraham es una posesión? De que está escrito: "Y lo bendijo y dijo: Bendito sea Abram del Di-s Altísimo, poseedor de los Cielos y la tierra" (Génesis 14:19). ¿De dónde se deriva sobre Israel? De que está escrito: "Hasta que Tu pueblo pase, oh Eterno, hasta que pase este pueblo que adquiriste" (Éxodo 15:16). Y asimismo se dice: "Hacia los santos que están en la tierra, ellos y Mis poderosos; todo Mi deseo está en ellos" (Salmos 16:3). ¿De que está escrito: "El Santuario, oh Eterno, que establecieron Tus manos" (Éxodo 15:17). Y asimismo se dice: "Y los condujo al lindero de Su santidad; esta montaña que adquirió Su diestra" (Isaías 43:7).


Baraitá 10

Todo lo que creó el Santo, Bendito Sea, en Su mundo no lo creó sino en aras de Su honor. Pues fue dicho: "Todo ha sido convocado en Mi nombre, y por Mi honor lo creé, lo formé y asimismo lo hice" (Isaías 43:7). Y asimismo se dice: "El Eterno reinará eternamente, por siempre" (Éxodo 15:18).


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