jueves, 30 de julio de 2009

Parashá Vaetjanán - (Y rogué). 11 Av 5769 (1 de Agosto 2009).Shabat Nahamu

Este Shabat, que llega a continuación de Tish´a Be´Av con sus tristes a históricas secuencias, ha sido denominado Shabat Nahamu “Shabat de Consuelo”, porque es el primero de los “Aftarot”, es decir, el primero de los siete sábados en los cuales leemos las “Siete Haftarot de Consuelo”, seleccionadas del Libro de Yeshaya.

CONSUELO Y REDENCIÓN

Estas siete Haftarot, que contienen sublimes mensajes de aliento y promesas de una leyenda “Redención”, han sustentado y fortificado a Israel a través de los siglo, durante todas las vicisitudes de crueldad y persecución. La visión de Gueulá “Redención” no ha abandonado jamás los corazones y las mentes de Israel, y el mensaje de “consuelo”, y estímulo les era traído precisamente cuando la hora parecía mas funesta. Este optimismo se nutría de la leyenda maravillosa en donde se manifiesta que le nacimiento del Meshiaj corresponde al día en que precisamente el Templo fue destruido.

Desde el instante en que Israel fue condenado al exilio, no ha cesado jamás de orar por la Geulá y la restauración de Sión y Jerusalén; y encontró Nejamá, “Consolación”, en la promesa divina del restablecimiento de un estado judío y su independencia. El profeta Yeshaya convoca al Pueblo en la Haftará de este día a “¡Consolad, consolad a mi pueblo!, dice vuestro D-s. Apelad al corazón de Yerushalaym”. Hasta la bendición que pronunciamos después de la lectura dela Haftará subraya este anhelo por la restauración: “Tened misericordia de Sión, que su espíritu está apesadumbrado”.

SELECCIÓN DE TROZOS DE LAS FUENTES

“Yo, YO soy el que os consuela” (Yeshaya 51.12). dijo el Todopoderoso, así es mi arte, con lo mismo que hiero, con eso mismo curo. Un ser humano hiere con un puñal y cura un vendaje. Mi arte no es así, sino con lo mismo que hiero con eso mismo curo. Como leemos (Yermeya 30.17): “Porque te haré curar y te sanaré de tus heridas, dice el Señor”.
(Pesikta Rabatí, Piská Anojí Menajemjem)

Y el Todopoderoso concierta condiciones con el Mashiaj y le dice, éstos cuyos pecados guardas contigo te introducirán bajo un yugo de hierro y te convertirán en una cabra enceguecida y haciéndote sufrir en ese yugo; y por culpa de los pecados de aquellos (los judíos) tu lengua se adherirá a tu paladar. “¿Aceptas todo esto?
Le dijo: Señor del Universo: Con toda la alegría en le alma y con regocijo en mi corazón acepto todo, con tal que no se pierda ni uno de los israelitas.
(Pesikta Rabatí, Piská Cumi Orí)

Consuelo, destino y objetivo
Rav Eran Tamir

Cada año – y esperamos que, con la ayuda de D's, este año sea el último – Shabat Najamu (el Shabat posterior al ayuno del 9 de Av) nos presenta nuevamente la pregunta básica y habitual en nuestro mundo: ¿Cómo se consuela? En nuestro mundo en el que se alternan el bien y el mal, la alegría y el sufrimiento, los éxitos, las dificultades y las desgracias, debemos buscar la respuesta de la Torá a esa seria pregunta.

Rasha”r (Rav Shimshón Refael Hirsh, en su comentario a Bereshit 50:21, Bereshit 37:5 y otros lugares) dice que el término “najem” tiene en hebreo dos acepciones: Arrepentimiento, o también consuelo. “El denominador común de esas dos acepciones, es que indican un cambio en la forma de pensar de la persona. Hasta ahora pensaba que tenía razón, puede que incluso se enorgulleció de sus obras, y de pronto se da cuenta que hizo alguna injusticia, se avergüenza – y se arrepiente. En forma similar, el consuelo es el que convence al que está de duelo que también lo que lo entristece es para bien. No como consolaban los babilonios, diciendo ‘¿qué se puede hacer?’ – como si debiésemos dejarnos vencer por el ciego destino. Un consuelo auténtico hace despertar la fe… El consuelo no está orientado al corazón, sino que primeramente al raciocinio y sólo después al corazón. No se puede consolar a una persona, sólo se la puede hacer ver argumentos de consuelo… ella debe acercarlos a su corazón, y de esa forma cambiar su ánimo…”
El consuelo no intenta cambiar la realidad, ni tampoco la reacción sentimental de la persona frente a las dificultades. La realidad es un hecho que no puede ser negado, y la dificultad emocional de la persona es comprensible e incluso deseable. Pero frente a la realidad en general, y frente a las dificultades en particular, la persona de fe toma una actitud basada en un punto de vista racional, que le permite encontrar las fuerzas para continuar su camino. Y llega hasta tal punto que puede cambiar sus sentimientos negativos y continuar obrando.

El Rav Soloviechik en su artículo "Tzadik VeRrá Lo" (Ish HaEmuna, Pág. 65) explica en forma más precisa y amplia el cambio que la persona debe hacer en su pensamiento. Él diferencia entre el "yo de destino" de la persona, y el "yo de objetivo". Frente a su sufrimiento y penurias, la persona puede tomar dos actitudes totalmente distintas desde el punto de vista racional – y por lo tanto, también emocional: La primera, es en cuanto al pasado, al destino. En esa situación, la pregunta racional habla del pasado, en el que él se ve a sí mismo como un objeto pasivo en relación a las circunstancias, y entonces pregunta: "¿Por qué?"¿Por qué me pasó esto? ¿Por qué es ese mi destino? La persona se encuentra trancada en el pasado, en lo que ocurrió sin ninguna capacidad de dar una respuesta cierta, ya que ¿cuál es la capacidad humana en relación a D's, que es el que genera toda la realidad? Y por lo tanto, de momento que no puede entender la razón de su sufrimiento tampoco es capaz de continuar andando. Muchas veces, en base a una fe falsa, incluso la persona abriga falsas ilusiones y se engaña a sí mismo, diciéndose que en realidad no hay nada malo, todo es bueno – ya que todo es obra de D's...

Pero la concepción judía es totalmente distinta. La segunda forma de encarar esa situación, es no enfocarse en el pasado – que no puede explicarse, ya que no podemos comprender a D's – sino que enfocarse en el futuro, en el "yo de objetivo", preguntándonos: "¿Cuál es la meta, el cometido?" En esa situación, el centro de gravedad es el futuro. ¿Qué pretende D's de mí ahora? ¿A dónde debo dirigirme, en qué dirección debo continuar, en base a lo que ocurrió? Y sobre todo, ¿en qué dirección debo crecer, justamente en base a la desgracia - que se convirtió en un trampolín para la continuación del camino? La persona no intenta cerrar sus ojos en cuanto al mal, sino que es conciente de él e intenta avanzar a través de él. No niega lo que le ocurre, sino que lo mira desde un punto de vista de fe auténtico, cuando todo el objetivo de D's que así le hizo es que conquiste una nueva posición, una nueva meta a la que debe llegar a través de sus dolencias. En esa situación, la persona deja de ser pasiva y pasa a ser activa, de ser activado pasa a activar, de un "objeto", pasa a ser un hombre...

Y como él dice, “el judaísmo, con su actitud reguladora para con el hombre y su posición frente a la realidad, entendió que el mal no puede ser borroneado o curado, el mal es una realidad que no puede ser negada. Hay sufrimiento en el mundo. El que quiere engañarse a sí mismo desentendiéndose del sufrimiento que existe y romantizando la vida del hombre, es un tonto alucinado. Por supuesto que lo que atestigua la Torá – que la creación es muy buena – es autentico, pero eso es desde el punto de vista infinito del Creador. Desde el punto de vista parcial limitado del hombre, el bien absoluto no se revela en la creación… Hay un mal que no se puede interpretar o explicar. Sólo una concepción que observa al mundo en toda su totalidad le puede permitir al hombre atisbar a la esencia del sufrimiento. Pero mientras la capacidad de comprensión humana es limitada, y sólo ve algunos trozos del drama cósmico y la trama de la historia, no se puede penetrar el secreto del mal y del sufrimiento. De acuerdo a ello, surge la vivencia del mal con todo su espanto: En una primera fase, el hombre es un objeto, encadenado por la existencia, en contra de su voluntad… el destino lo tortura… todo él siente temor y enojo… analiza el sufrimiento, y se hace serias preguntas. Trata de dilucidar las bases racionales del sufrimiento y el mal… hasta tal punto que puede engañarse a sí mismo, negando la existencia del mal en el mundo”. Y su conclusión, es que se trata del destino. Y en realidad lo que ocurrió es bueno. En esa situación la persona vive en un engaño propio. Por supuesto que "todo es para bien", desde el punto de vista Divino, pero en este momento – cuando la persona sufre – le es malo. Y por ello, continúa el Rav Soloviechik y nos indica pasar de la pregunta al pasado, del destino, del ¿por qué?, del que se llega a la solución falsa que todo es bueno y en realidad no hay mal en el mundo, a la pregunta de la meta, ¿para qué? ¿A dónde yo, ahora, en mi mala situación, debo llegar en base a todo lo que me pasa? Y su respuesta: “Cuando la 'persona de objetivo' sufre, se dice en su corazón que hay mal en el mundo, yo no lo niego ni lo encubro con mi falsa dialéctica. Yo me pregunto una pregunta muy simple: ¿Qué hará la persona con su sufrimiento? No preguntamos cuál es la razón del mal ni su objetivo, sino que su remedio y elevación, ¿cómo se comportará la persona en su dolor?. Y la respuesta, es que el sufrimiento llega para elevar a la persona, para purificar su espíritu y santificarlo, para limpiar sus pensamientos y depurarlos de todo tipo de superficialidades y groserías, para refinar su ser y ampliar los horizontes de su vida, transformando el ‘destino’ en ‘objetivo’, y elevándose a sí mismo de ‘objeto’ a ‘sujeto’…”.

Seremos merecedores - con la ayuda de D’s - del consuelo auténtico y pleno a través del corregimiento genuino, interno y en la práctica, de las causas de la destrucción, y no sólo con palabras vanas y superficiales, que son distintas del sentimiento del corazón en lo profundo. Y de esa forma seremos merecedores de la gueulá (Redención) plena, pronto.

http://www.alumbrar.org/

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