jueves, 24 de septiembre de 2009

YOM KIPPUR (IX): PEDIR PERDÓN Y PERDONAR

Discutir y contradecir a los que te rodean puede producirte una sensación de victoria momentánea y efímera. Cuanto más intentes enderezar a una persona, más tratará ella de sostener su posición; en cambio, si ve que tú le das la debida importancia a su opinión (esto no significa que estés dándole la razón), ella misma se va a tranquilizar y de esta forma lograrás un mejor diálogo. “Una respuesta suave rechaza la furia.” (Proverbios 15.1)

La mejor forma de ganar una discusión es evitándola. Aprende a ceder. Para hacer fuego, se necesitan dos piedras. Si tienes ti la iniciativa de practicar el encuentro, el pago que te espera es indescriptible.

Generalmente demuestras más tu fuerza admitiendo tus errores que buscando que la otra persona lo haga. Aprende a perdonar y valora lo que tienes. Recuerda que perdonar no cambia en nada el pasado, pero sí el futuro. “Dichoso es el que permanece en silencio e ignora, incluso, muchos insultos. Cien males pasan sin tocarlo.” (Sanhedrín 7ª) El mundo se sostiene por aquellos que se tragan sus palabras en sus momentos de enojo. (Iyob 26:7)

Todo aquel que se enoja, es como si cometiera idolatría. (Shabat 105b)

Nunca permitas que el orgullo se interponga en el camino de tu progreso.

La persona que se conduce así se compara a un granjero que iba al establo todos los días para obtener leche, pero regresaba con el cubo vacío.

-¿Cómo es posible que nunca traigas leche? –preguntó su esposa.

- Porque la única forma de obtener leche es que yo me incline y ordeñe la vaca –explicó el granjero -.

Y prefiero morir antes de perder mi orgullo e inclinarme ante la vaca.

Cuando terminamos de recitar la Amidá (plegaria) damos tres pasos hacia atrás antes de decir Osé Shalom (El que hace la paz). Esto nos enseña que en aras de la paz tenemos que apartarnos a menudo del camino, incluso si ello significa retroceder a costa de nuestro propio orgullo. “Incluso si la paz te elude, ve tras ella y la alcanzarás.

Querido Yehudí: en ocasiones vas a encontrar que lo que tenías planeado para hacer en un día es interrumpido por circunstancias ajenas a lo que tenías previsto. No te enojes ni te frustres por ello.

Debes tener la certeza de que ese cambio de planes fue designado por Hashem y es para tu propio bienestar. Seguramente no ha llegado el tiempo o no estas aún preparada para recibir aquello. “Una persona ni siquiera se golpea el dedo del pie a menos que exista un decreto de arriba.” (Julín 7B) Dice el Talmud: “Los pies de una persona son sus garantes. Ellos la llevan donde está destinado que debe estar”. (Sucá 53ª) Detente y observe qué oportunidades tienes dentro del cambio y seguramente vas a descubrir otras, nuevas y mejores que las que tenías planeadas desde un principio. “Allana la senda de tus pies y todos tus caminos se corregirán” (Mishlé 4:26)

Esfuérzate para desarrollar la habilidad de aceptar las situaciones difíciles de la vida, porque éste es el atributo de los hombres sabios. (Sefer Hamidot Lehameiri)

El Rab Mordejau de Lekhivitz solía decir lo siguiente: “Si las cosas nos salen del modo que tú lo deseas, deberías aspirar a que sean de la forma como en realidad lo son”. Todo aquel que acepte tranquilamente cualquier cosa que esté fuera de su control, será una persona en verdad rica. (Mibjar Hapenimin, pág. 24)
kolel kol Yaacob

No hay comentarios:

Publicar un comentario