martes, 29 de diciembre de 2009

Orjot jaim: Caminos de la vida (III)

Para el Tercer Día de la Semana: Martes

Estas son las cosas de las cuales debe cuidarse la persona para desviarse de las redes de la muerte e iluminar con la luz de la vida:

1 Que no coma ningún alimento ni beba ningún líquido, sin la bendición anterior y posterior. Concéntrate en ella lo más posible. Cubre tu cabeza cuando pronuncies el Nombre (de D'os) y cierra tus ojos, para que cuando hables de Él no seas como esos, sobre los cuales está escrito: "Con su boca y con sus labios Me honran, pero su corazón se ha alejado de Mí" (Iasías 29:13).

Todos los autores anteriores al Rosh y posteriores a él, han enseñado sobre el cuidado que debemos poner en el correcto recitado de las 100 bendiciones que toda persona debe recitar diariamente. Además, nuestro autor dice: Cubre tu cabeza cuando pronuncies el Nombre (de D'os), es decir que si estamos acostumbrados a usar en la calle algún sombrero o gorra sobre nuestra kipá, debemos vestirlo también durante el recitado de las bendiciones y del rezo.

2 Lava tus manos antes de rezar y antes de comer. Cuando salgas de hacer tus necesidades recita (la bendición): "Asher iatzar", pero "Al netilat Iadáim" no bendigas, a menos que te hayas limpiado y desees rezar a continuación, ya que en ese caso sí debes bendecir: "Asher iatzar" y "Al netilat iadáim".

Véase en la introducción a nuestro trabajo, lo que hemos escrito acerca de las partes del libro en las cuales nuestro autor habla sobre temas relacionados con la ley judía. La halajá nos indica que antes de comer pan debemos hacer un lavado de manos recitando la bendición llamada "Al netilat iadáim". Sin embargo, antes de rezar debemos lavarnos las manos sin recitar ninguna bendición por el lavado. Similarmente, al salir del servicio también se deben lavar las manos sin recitar la bendición por el lavado incluso si se desea rezar a continuación, y si se han hecho las necesidades se debe recitar la bendición llamada: "Asher iatzar".

3 Tzitziot te harás para ti en los cuatro extremos de tus ropas, para que recuerdes (las mitzvot). Santifícate en todos los aspectos, y sé recatado en el baño y con tu esposa, pues incluso por una conversación ligera entre el hombre y su mujer, deberá rendir cuentas en el futuro (la persona). Y no te comportes con ligereza, y que el temor del Cielo esté sobre ti. Cuídate de no observar a mujeres, incluso solteras. Y mezuzot en las puertas de tu casa no faltarán.

Rabenu Asher nos recuerda que debemos santificarnos en todos los aspectos de nuestra existencia, limitándonos inclusive en las cosas que nos son permitidas por la Torá, como ser la comida y la bebida, el sueño, la vida conyugal, etc. Parte de la santificación personal debe consistir en ser recatado incluso en los momentos en que la persona está sola o en intimidad, y quien no es recatado en su hablar y en su proceder en esos momentos, demuestra que no teme de D'os pues "Su Gloria colma toda la tierra".

En sus consejos del primer día, nuestro autor ya nos había advertido en el número 12: Que no observe a las mujeres que son prohibidas para él. Sin embargo, por cuanto que alguna persona podría llegar a entender que solamente está prohibido observar a las mujeres con las cuales el hombre no se podría casar si deseara, por ejemplo, a mujeres casadas, el Rosh repitió su advertencia agregando que incluso si la mujer es soltera, también respecto de ella rige esa prohibición.

4 Los secretos de otros no develes, y las cosas que no sean secretas que hablarán delante de ti, también guárdalas en tu corazón. Además, si las escuchares de otros, no digas: "ya he escuchado esto", y de quien se recuesta en tu seno cuida la puerta de tu boca.

No solo debemos cuidarnos en no contarle los secretos ajenos a extraños, sino también a nuestros propios cónyuges, pues si esa persona que necesitaba contarnos ese secreto hubiese sabido que develarías sus confidencias con tu cónyuge, no te hubiera contado nada.

5 Por la noche, la mañana y la tarde cuida los tiempos fijos para rezar. Y abre tu corazón un tiempo antes del rezo. Y ten cuidado en ser uno de los diez primeros (en llegar a la sinagoga). No hables conversaciones vanas en la sinagoga. Y los tefilín sobre tu cabeza y tu brazo que no falten.

En el consejo número 20 del día domingo, el Rosh ya nos había enseñado que: Cuando llegue el tiempo de rezar - en cualquiera de los tres rezos diarios - debe dejar de lado todas sus ocupaciones y rezar, sin embargo aquí nuestro autor agregó un detalle importante, y es que no sólo debemos abrir nuestro corazón en el momento del rezo, sino algunos minutos antes, pues sin una adecuada preparación previa es muy dificil concentrarse en la oración. Como decía Rabí Jaim de Tzanz: "Antes del rezo yo rezo, para que durante el rezo yo pueda rezar".

6 Mide tus acciones para enderezarte a ti mismo por el camino intermedio en la comida, en la bebida y en todas tus características, y no te desvíes ni a la derecha ni a la izquierda. Cuando hables y te relaciones (con las personas) sé sincero, y persigue la paz.

Nuestro autor nos enseña aquí que la única manera de enderezar nuestros caminos es a través de una conducta moderada y sin extremismos de ninguna índole (más allá de ciertos aspectos que sí requieren un extremismo total, como explicó el Rosh al comienzo de sus consejos para el primer día).

7 Fija tiempos para (el estudio de) la Torá antes de la comida y antes de acostarte, y habla de ella en tu mesa. Y previene mediante sus palabras a los miembros de tu hogar para encaminarlos de acuerdo con la Torá en todas las cosas que requieren cuidado, para que cuiden su boca y no se profanen, pues lo primero que se juzga de la persona (después de su muerte) es si fijó tiempos para (el estudio de) la Torá (Kidushín 40b).

En el estudio de la Torá hay dos secretos. Uno es que se debe tener un tiempo fijo para estudiar y éste no debe ser dejado por ninguna cosa en el mundo, y el segundo es que se deben aprovechar todos los momentos que puedan ser oportunos para estudiar la Torá, no solo uno mismo, sino también con el resto de la familia, pues nadie puede crecer en Torá si el resto de los integrantes de su familia son ignorantes o pecadores (premeditadamente o no)

8 Alégrate al escuchar que te reprenden, tanto como aquel que encuentra un gran botín. "Y reprende al sabio y te amará" (Proverbios 9:8), pues "Es mejor una reprimenda abierta que un amor interno" (Proverbios 27:5), y a quienes reprenden les llegará el bién.

Quien realmente desea perfeccionarse debería correr detrás de quien lo ha reprendido por algo, y abrazarlo y besarlo, ya que a la persona le es imposible cambiar, sin escuchar de los demás sus imperfecciones, pues nadie puede ver sus propias manchas.

9 Al comenzar tus acciones observa sus consecuencias. Calcula la pérdida de una mitzvá en comparación con la recompensa por ella, y la ganancia de una transgresión en comparación con la pérdida por ella, pues "El sabio tiene sus ojos en su cabeza" (Eclesiastés 2:14).

"¿Quién es sabio? Quien divisa lo que vendrá" (Tamid 32). Quien piensa y medita en las posibles consecuencias de sus actos es una persona sabia, pues tiene la grandeza de encaminar su vida basado en el futuro y no solamente en el presente, en lo que parece ser.

10 Ten cuidado de no confiar en tu corazón, y escucha consejos y acepta consejos éticos. Sé presuroso en hacer todo lo que debes hacer, y de toda cosa que requiera precaución cuida tu corazón.

La persona siempre estará más cercano a él mismo que a los demás, y por eso él tiende a pensar que nunca se equivoca. Es por eso que además de preveer siempre las consecuencias de las cosas, debemos aconsejarnos con los sabios, pues aún después de un cuidadoso estudio de la situación corremos el riesgo de equivocarnos.

11 No te levantes de tu cama como una persona perezosa, sino con presura para servir a tu Creador.

La presura es un factor indispensable en el servicio a D'os, y el hombre todo el tiempo es atacado por la pereza, por eso nuestro autor nos enseña que incluso al despertarnos por la mañana no debemos ser perezosos. Sin embargo, no debemos levantarnos de la cama inmediatamente y en forma brusca, sino algunos instantes después de habernos despertado (Mishná Berurá 1:8).

12 No te demores en correr hacia la sinagoga, y cuídate de que tus pies no estén sucios. No coloques tu corazón hacia atrás a la hora de rezar, y concéntrate en bendecir a tu Creador.

13 No susurres ni hables en otro idioma todo momento que el jazán (oficiante) está rezando, y contesta: "amén".

Existen momentos determinados durante los rezos en los cuales la congregación no reza, sino que únicamente escucha al oficiante. El Rosh nos enseña aquí que debemos tener cuidado de no conversar con otras personas en esos momentos sin importar el idioma en que lo hagamos (aunque no sea en hebreo). Además, debemos ser cuidadosos en contestar "amén" cada vez que escuchemos una bendición o una súplica.

14 No te olvides del encuentro de la muerte, que puede venir súbitamente. Y recuerda el juicio.

Dice el Taná en la Mishná de Pirké Avot: "Arrepiéntete un día antes de tu muerte" (2:16). "Le preguntaron sus alumnos: ¿Acaso la persona sabe cuando morirá, para que pueda arrepentirse un día antes? Les dijo: Que todos los días se arrepienta, no sea que muera al día siguiente, y así todos sus días se habrá arrepentido" (Shabat 153a).

15 No te dediques a una mitzvá para recibir recompensa, y no te alejes de las transgresiones por el castigo, sólo sirve por amor.

No se compara quien sirve a su amo por temor con quien lo sirve por amor. Asimismo, el hijo que teme a su padre hará todo lo que él le pida pero no más que eso, sin embargo, quien ame a su padre hará no sólo lo que el padre le ordene sino lo que el padre quiere, a pesar de que no se lo haya ordenado.

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