viernes, 1 de enero de 2010

Orjot jaim: Caminos de la vida (VI)

Para el Sexto Día de la Semana: Viernes

Estas son las cosas de las cuales debe cuidarse la persona para desviarse de las redes de la muerte e iluminar con la luz de la vida:

1 No conquistes a tu prójimo con lindas palabras y con hipocresía, y no hables con dos corazones.

En el segundo consejo del primer día de la semana, el Rosh ya nos había prevenido en contra de la hipocresía. Sin embargo, alguien podría pensar que por cuanto que es bueno, aconsejable y hasta imprescindible hacerse de un buen amigo (como estudiamos al final de los consejos del día anterior) en caso de ser necesario, sería correcto ser hipócrita con él para ganarnos su amistad. Es por eso que aquí nuestro autor quiso prevenirnos de caer en este pensamiento erróneo.

2 No oprimas a ningún gentil, pues no hay ningún gentil que no tenga su hora y su odio lo guardan eternamente.

Respecto de la prohibición de engañar a no judíos en asuntos comerciales véase Shulján Aruj - Jóshen Mishpat cap. 228:6.

3 No te juntes con una persona mala y pecadora, enojona y necia, para que no traigas vergüenza sobre ti.

Ya en varias oportunidades hemos hablado sobre la importancia de elegir y seleccionar con cuidado a las personas con las cuales nos habremos de rodear, pues de ellas depende en gran medida si seremos personas rectas o lo opuesto.

4 No pienses que le ganarás al Sabio, pues así no le incrementarás sabiduría a tu sabiduría.

Desgraciadamente vemos con asiduidad que muchas personas que están en contacto con Rabinos apenas algunas veces al año, cuando lo hacen, su única intención es demostrar que ellos saben más y son más inteligentes. Es por eso que el Rosh nos enseña que cuando el Rabino está hablando sobre algún tema, nuestra intención no debe ser buscar pruebas para demostrar que el Rabino se equivoca, sino escuchar con atención sus palabras para así incrementar nuestra sabiduría.

5 No seas meticuloso por pequeñas cosas delante de nadie, para que no recolectes gratuitamente personas que te odien.

La intención de nuestro autor es enseñarnos que no sólo en asuntos grandes e importantes debemos tratar de controlarnos y no ser meticulosos, sino que tampoco debemos serlo incluso en pequeñas cosas.

6 No seas curioso por saber los secretos entre una persona y su prójimo, o por algo oculto de ti.

No solamente debemos alejarnos de la curiosidad en las cosas de las personas, sino que también debemos saber que no debemos inmiscuírnos en los secretos que D'os ocultó del alcance de los seres humanos (pero lo que sí está a nuestro alcance debemos tratar de estudiarlo y entenderlo con todas nuestras fuerzas).

7 No hagas en privado cosas de las cuales te avergonzarías en público, y no digas: "¿Quién me verá?".

"Rabí dice: Observa tres cosas y no vendrás a pecar: Sabe qué es lo que hay por sobre ti: un ojo que ve, un oido que escucha, y todas tus acciones en el libro son registradas" (Avot 2:1; véanse nuestros comentarios allí).

8 No recuerdes el pecado de quien viene a disculparse delante de ti, ya sea que sea verdadero o no.

El Rosh nos enseña aquí que si alguien que nos hizo algo malo viene a disculparse, debemos perdonarlo incluso si sospechamos de que sus disculpas son motivadas por algún interés y no son sinceras.

9 No te apoyes en los regalos de las personas, y trabaja para conseguir tu sustento.

"Rabán Gamliel, el hijo de Rabí Iehudá Hanasí, dice: Es bueno el estudio de la Torá junto con el trabajo, ya que el esforzarse por ambos, provoca que el pecado sea olvidado; y toda Torá que no está acompañada de un trabajo, finalmente quedará anulada y provocará el pecado" (Avot 2:2; véanse nuestros comentarios allí).

10 Que no sea tu dinero más preciado para ti que tu cuerpo, arriesgándote a atravesar la aduana o yendo solo.

Las personas sabias jamás arriesgarán su integridad física para tratar de ahorrar un poco más de dinero, sin embargo los necios nunca prestan atención a los peligros que encierra la búsqueda desenfrenada de ahorros. Es por eso que nuestro autor nos enseña que no debemos arriesgarnos a cruzar el límite entre un país y otro sin pasar por la aduana, y también que debemos cuidarnos de no caminar o viajar solos por lugares peligrosos.

11 No pongas celos en tu corazón, pues esta es una maldad enfermiza que no tiene curación.

"Rabí Elazar Hakapar dice: los celos, el deseo y la búsqueda de honor sacan a la persona de este mundo" (4:28).

12 Acostúmbrate a no jurar ni a hacer promesas, pues por el pecado de las promesas los hijos fallecen.

Incluso por cosas que son verdad no debemos jurar, diciendo por ejemplo: "Te lo juro por mi vida" o "Te lo juro por la vida de mis hijos".

13 No te acostumbres a jurar por tu cuerpo, incluso por algo que es verdad.

Incluso por cosas que son verdad no debemos jurar, diciendo por ejemplo: "Te lo juro por mi vida" o "Te lo juro por la vida de mis hijos".

14 No te demores en arrepentirte en forma completa y pedir curación para la enfermedad de tu alma.

La mejor teshuvá (arrepentimiento) es la que se hace sin ningún motivo en especial, sino sólo porque dentro de uno se despertó el deseo de acercarse a D'os, a causa de una meditación profunda. No por miedo a la muerte (cercana o no), no a causa de sufrimientos o desgracias.

15 No te esfuerces inutilmente y no escuches palabras vacías.

Aquí el Rosh nos enseña que debemos considerar el provecho que obtendremos de cada cosa que haremos, y en caso de no obtener ningún beneficio debemos dejarla de lado.

16 No le pongas un sobrenombre malo a tu prójimo, pues quien le pone un sobrenombre malo a su prójimo no tiene lugar en el mundo venidero.

Véase lo que hemos escrito en el consejo número nueve del primer día de la semana.

17 No confíes en tu riqueza, pues quien confía en su riqueza, recolecta enemigos y caerá debajo de ellos.

18 No seas opositor de las personas de tu ciudad, sino que anula tu voluntad ante la voluntad de los demás.

La intención de nuestro autor es decirnos que si las personas de nuestro medio nos piden que nos comportemos de alguna manera determinada (no mala) es correcto que accedamos a su pedido aunque no nos parezca necesario y lógico en especial.

19 No te acostumbres a comer fuera de tu casa junto con otras personas, a menos que sea una comida de mitzvá.

Véase lo que hemos escrito en el consejo número 17 del primer día de la semana.

20 No rompas tu cuerpo embriagándote con el vino, para que no seas desagradable ni ensucies tu boca, arrepintiéndote luego.

A diferencia de otras cosas que están prohibidas completamente - y es por eso que no es necesario prolongarse en la explicación de la gravedad de la cosa - respecto del vino sí es necesario prolongarse en la explicación de los daños que puede causar. Esto se debe al hecho de que no está prohibida la ingestión de vino, y aún más, hay veces que incluso es mitzvá tomarlo, por ejemplo: al hacer el kidush en shabat. Es por eso que nuestro autor nos aconseja aquí comportarnos con moderación respecto de la ingestión de vino (y de cualquier otra bebida alcohólica) para no arrepentirnos después.

21 No te enojes con tu esposa. Y si la has alejado con la izquierda acércala con la derecha sin demorarte.

22 No desprecies a tu esposa, hónrala, y aléjala del pecado.

Nuestros Sabios (Sotá 47a) nos enseñaron que el comportamiento respecto de la esposa debe ser de tal manera que cuando realmente debamos llamarle la atención, hablemos con muy poca dureza, pero después de haber dicho lo que debíamos decir, debemos mostrar un acercamiento grande para con ella, además de la obligación permanente de honrarla.

23 No te acostumbres a juntarte con los burlones de baja calaña, para que no te hagan pecar.

Véase lo que hemos escrito en el cuarto consejo perteneciente al primer día de la semana.

24 No seas perezoso en buscar sabiduría, y en amonestar a tu prójimo en privado y en forma honrosa.

Solamente quien ha adquirido sabiduría puede saber cómo amonestar a su prójimo en forma adecuada, es decir en privado y de manera tal que no se avergüence.

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