Leamos a Maimonides: “Aquel que camina con Di-s, fija su mirada en el Todopoderoso, y no permite que nada lo distraiga. En este caminar por los senderos de Di-s, que constituye el nivel más alto de la existencia humana. Este atributo se puede alcanzar después de una intensa disciplina interior. Aquel que aspire a una cercanía de tal naturaleza con su creador, debería comenzar a prepararse para poder concentrarse en sus plegarias. Después de entrenarse a este fin, tendrá la capacidad de percibir más fácilmente la presencia de Di-s a lo largo del día, aún cuando este involucrado en propósitos mundanos”. “Cuando un hombre libera sus pensamientos de todos los asuntos terrenales, cuando alcanza una correcta comprensión de la verdadera naturaleza de Di-s, y se regocija con este conocimiento, resulta imposible que le suceda ninguna clase de mal. Él está siempre con Di-s, y Di-s está siempre con él”. “La comprensión de la naturaleza de Di-s, es el único camino que nos llevará a estar siempre con Él y que Él esté siempre con nosotros...” (Guía de Perplejos 3:51)
Usted lector dirá que son niveles muy elevados a los que hay que llegar partiendo de una intensa disciplina; es verdad, pero Di-s nos dotó con los medios (cada uno de acuerdo a sus posibilidades) necesarios para lograrlo. Hay que esforzarse, es cierto, pero vale la pena. Sentirse acompañado constantemente por Di-s, no es poca cosa, menos, en los momentos difíciles de nuestra vida, que es allí donde seguro más lo necesitamos. Y lamentablemente, es en esos momentos difíciles donde nuestra “niebla ocular humana”, nos distorsiona la realidad haciéndonos creer que nos encontramos abandonados. Sentir a Di-s, sentir su presencia en todo momento; de eso se trata la vida. Justamente en los últimos meses tuvimos momentos muy difíciles... la pérdida de hombres muy jóvenes... fueron momentos de nebulosa y de mucha distorsión; por lo tanto, debemos estar convencidos que lo último que hay que perder es la fe en Di-s.
El Rey David dice en los Salmos: “Aún cuando vaya en camino de tinieblas, sé que no me ocurrirá nada malo; porque Di-s está conmigo”.
Usted lector dirá que son niveles muy elevados a los que hay que llegar partiendo de una intensa disciplina; es verdad, pero Di-s nos dotó con los medios (cada uno de acuerdo a sus posibilidades) necesarios para lograrlo. Hay que esforzarse, es cierto, pero vale la pena. Sentirse acompañado constantemente por Di-s, no es poca cosa, menos, en los momentos difíciles de nuestra vida, que es allí donde seguro más lo necesitamos. Y lamentablemente, es en esos momentos difíciles donde nuestra “niebla ocular humana”, nos distorsiona la realidad haciéndonos creer que nos encontramos abandonados. Sentir a Di-s, sentir su presencia en todo momento; de eso se trata la vida. Justamente en los últimos meses tuvimos momentos muy difíciles... la pérdida de hombres muy jóvenes... fueron momentos de nebulosa y de mucha distorsión; por lo tanto, debemos estar convencidos que lo último que hay que perder es la fe en Di-s.
El Rey David dice en los Salmos: “Aún cuando vaya en camino de tinieblas, sé que no me ocurrirá nada malo; porque Di-s está conmigo”.
Hace alusión sobre su sentimiento hacia Di-s y lo compara a un pastor, a quien conocemos como ejemplo de lealtad y confianza. Podemos a veces no entender algunas actitudes del pastor, pero jamás vamos a interpretar que busca el mal de su rebaño; simplemente nosotros no entendemos. Lo mismo ocurre con nuestra confianza en Di-s, nuestra fe debe mantenerse también cuando las cosas no son como esperamos.
El hombre debe capacitarse para ver a Di-s en todos los lugares. En tiempos difíciles que tocan vivir; donde se destacan la crisis social, económica, comunitaria, institucional, dirigencial; hay que seguir adelante, Di-s está con nosotros. Sentir a Di-s, sentir su presencia en TODO momento... de eso se trata la vida.
El Rabí de Kotzk solía decir...
El que no encuentra a Di-s en TODOS los lugares, no lo encuentra en NINGÚN lado.
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