Dijeron nuestros sabios:
Ninguna curación se produce con solo apiadarse del enfermo.
Y no hay ningún tesoro tan oculto, como el tesoro del entendimiento.
Y no hay mal tan grande, como el mal de la insensatez.
Y no hay linaje, como el linaje de ser confiable.
Y no hay descanso, como el abandonar la búsqueda de placeres.
Y no hay mejor acción, que un pensamiento puro.
Y no hay Tzedaka, como querer los sufrimientos.
Y no hay peor pecado, que la ambición prohibida.
Y no hay enfermedad, como la preocupación.
Y no hay guardián más fuerte, que el silencio.
Y no hay pobreza más grande, que la ambición desmedida.
Y no hay vida más dulce, que la del que se alegra con lo que tiene.
Dijo alguien: La vergüenza es la causa de la rectitud.
Ninguna curación se produce con solo apiadarse del enfermo.
Y no hay ningún tesoro tan oculto, como el tesoro del entendimiento.
Y no hay mal tan grande, como el mal de la insensatez.
Y no hay linaje, como el linaje de ser confiable.
Y no hay descanso, como el abandonar la búsqueda de placeres.
Y no hay mejor acción, que un pensamiento puro.
Y no hay Tzedaka, como querer los sufrimientos.
Y no hay peor pecado, que la ambición prohibida.
Y no hay enfermedad, como la preocupación.
Y no hay guardián más fuerte, que el silencio.
Y no hay pobreza más grande, que la ambición desmedida.
Y no hay vida más dulce, que la del que se alegra con lo que tiene.
Dijo alguien: La vergüenza es la causa de la rectitud.
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