martes, 8 de junio de 2010

JESED (BONDAD)

Tienes que saber que es más lo que recibes cuando das que cuando únicamente recibes. Cuando das, recibes la oportunidad de convertir algo material en algo eterno. Recibir es algo transitorio. Existimos transitoriamente por medio de lo que tomamos, pero vivimos eternamente mediante lo que damos.

Esto lo podemos aprender de Hashem. Él creó este mundo solamente para dar, y en cada una de sus creaciones se encuentra una parte de Él. Ese es el motivo por lo que nos quiere tanto.

Estamos obligados a emular las virtudes de Hashem. Por tanto, necesitamos ayudar a otros proveyéndoles lo que necesitan y desean, así como Él satisface nuestras necesidades y deseos. Esto incrementa el amor al prójimo y esta es una de las bases que sostienen al mundo. La labor más gratificante del mundo es hacer felices a los demás. Dar algo a alguien en forma constante aumentará tu amor por esa persona.

Se cuenta que un rey, a pesar de todo lo que poseía, no podía encontrar la felicidad. Sus ministros le ofrecían los mejores platillos, le traían bufones para divertirlo, pero todos los esfuerzos eran inútiles.

El rey salió de su palacio completamente frustrado y emprendió un largo viaje en busca de la felicidad.

Caminó y caminó hasta que llegó a un bosque. Allí encontró a un anciano que estaba sentado, llorando.

-¿Qué problema tienes? – preguntó el rey.
- Mi pobre esposa está muy enferma y ni siquiera tengo los recursos para comprarle los medicamentos que necesita. ¡No sé cómo ayudarla! – contestó angustiado el hombre.

El rey se quitó la corona y sacó de allí una de sus joyas. Luego entregó la piedra preciosa al pobre hombre diciéndole:

- Ahora ve en paz y cómprale a tu mujer el remedio que necesita. ¡Ojala que se alivie pronto!

El anciano estaba lleno de alegría; ahora podría dar a su esposa los medicamentos necesarios para ayudarla. Agradeció mucho al rey y le preguntó:

- Su amable majestad, ¿qué podría hacer para agradecerle?
- Ya me has dado lo que estaba buscando—contestó el rey --. Me has hecho feliz – el rey sonrió --. No podría esperar una recompensa mayor!

Lo que importa no es lo que tienes, sino lo que haces con lo que tienes.

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