martes, 9 de noviembre de 2010

Parashá Vayetzé - (Y salió). 6 Kislev 5771 (13 de Noviembre de 2010).Cuando el justo sale de la ciudad


Leemos en la Parsha: “Y salió Iaakov de Beersheva (28:10)”, cuando el justo esta en la ciudad, representa la belleza, la luz, y la gloria. Cuando sale del lugar, desaparece la belleza, la luz, la gloria. (Rashi)
La belleza, es la apariencia externa, la luz, es la belleza interior, su gloria, es lo que hace que influya sobre los otros.

¿Acaso Abraham e Itzjak, no salieron de sus ciudades? ¿Por que la Torá no dedicó a ellos un comentario igual?
Abraham estaba involucrado con la gente, sus actos de bondad eran algo cotidiano. Itzjak, era un hombre laborioso, sus relaciones materiales estaban basadas en justicia y bondad. Seguro que su salida, hizo una gran impresión, pero la Torá no vio la necesidad de publicarlo. Iaakov era un “hombre de tiendas, dedicado totalmente al estudio, no tenia contacto con la comunidad, puede que no lo conocía ni sabían de su importancia, no tenían noción de sus actividades, por eso cuando Iaakov salió de Beersheva, desaparece la belleza, la luz y la gloria, solo entonces, notaron su ausencia.

El hombre es un mundo pequeño hay veces que se esconde dentro del ser humano una chispa de santidad encendida, debido a las vivencias sabatinas, por un rezo que le tocó su fibra mas íntima, pero no reacciona, como es debido a consecuencia de los problemas del día a día que lo ponen nervioso y a veces lo deprimen. Pero en un momento casual viene a su mente el sabor de la reunión familiar, de ese encuentro con HaShem, aquel día en el rezo de la Sinagoga. Siempre queda algo de una vivencia espiritual, y sin querer aparece en el momento inesperado.

Se cuenta que el Ari Hakadosh, Rabí Itzjak Luria Ashkenazi, cuando caminaba por los senderos de Galilea, junto a sus alumnos, abandonaba su camino y retomaba otro, cuando le preguntaban la razón, decía, por este, pasaron los profetas, tanaitas y emoraitas, y el camino brilla, se siente su presencia.

Nos enseñan los maestros de Cabala que la Luz que fue guardada, deja detrás de ella una tenue impresión que sirve como recipiente para recibir la próxima Luz (Zohar, 1ª parte 244:2)

Así fue Iaakov, quien habitaba en las tiendas de la Torá, en el mundo espiritual, donde aparentemente nadie lo notaba, pero al irse del lugar se sintió que la belleza, la luz y la gloria que emanaba de su persona, se desvanecieron, dejando su gusto en la vida de la gente y las ganas de encontrarlo otra vez.

¿No tuvo usted, estimado lector alguna vez la misma sensación?

http://www.torahenfamilia.com/

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