viernes, 11 de febrero de 2011

Jalot


De labios de Rav Shelomo Levinstein el siguiente relato:

Un hombre fue, viernes por la mañana, con su hijo pequeño a adquirir panes para Shabat. Volvían rumbo a su hogar con el paquete en las manos, y preguntó el padre a su hijo:

- "Dime, ¿cuántos panes llevamos con nosotros?". El hijo abrió la bolsa y contó trabajosamente, con los dedos: uno, dos, tres...., ¡diez!

- "Muy bien", ratificó su padre: "Hay diez panes en esta bolsa".

Unos metros más adelante, se acercó a ellos un pordiosero suplicando algo de comer. El padre metió la mano en la bolsa, tomó tres de los panecillos, y los entregó al pobre hombre. Ni bien éste se fue, volvió a preguntar el padre a su hijo:

- "Dime, ¿cuántos panes tenemos ahora?".

El hijo volvió a contarlos, y respondió a viva voz:

- "¡Siete!".
- "Respuesta errada", dijo su padre. "Tenemos sólo tres. Los siete que están en la bolsa, están provisoriamente con nosotros. Dentro de un rato los habremos comido, y nada quedará de ellos. Pero esos tres panecillos que le dimos a este pobre hombre, quedarán con nosotros para siempre, y estarán con nosotros ante Hashém, como prueba de quiénes somos. Sólo tenemos esos tres".

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