viernes, 27 de abril de 2012

HISTORIAS PARA CONTAR EN SHABAT (VII):Salvado por un poco de vino.

 Había una vez un judío muy acaudalado que se dedicaba a la industria vitivinícola. Pero la fuerza no es eterna y tampoco la fortuna. Un día descendió el hombre de su position y se fue a la quiebra.
Su situación era sumamente difícil y no tenía dinero suficiente para comprar para su familia y no sabía el hombre de donde llegaría su salvación.
Tenía una madre anciana, que lo amaba mucho. Viendo su difícil situación oraba diariamente y rogaba al Santo Bendito Sea Su Nombre que se apiade de su hijo y que se pueda m mantener con decoro De vez en cuando, aconsejaba en el tiempo de las oraciones una vez propuso a D-s que  lo ayude a ganar en la lotería, otra vez que encuentre un objeto valioso y así pensó diferentes maneras de llegar al éxito, pero el éxito no llegaba.

Un viernes, no tenía el hombre dinero para satisfacer las más mínimas necesidades para Shabat y no encontró forma de conseguir la más pequeña cantidad de dinero.

Meditando acerca de sus dificultades, recordó que tenía una pequeña vasija de vino en su negocio. El vino no era de muy buena calidad y pensó que los que  lo prueben, no van a estar interesadas en comprarlo.
Fue y examino al vino, vio que había treinta litros. Lleno una vasija con un litro y pidió a su madre que se lo lleve a un judío que era un viejo cliente suyo, que le solía comprar vino para Shabat, y que le proponga comprarle el vino.
Tomo la mujer el vino y lo of recio al comprador potencial. El judío tomo el vino inmediatamente y pago el dinero exigido.

Cuando el judío  el vino, cuyo aroma no era agradable en especial, llamo a la mujer y le devolvió el vino, pidiendo la devolución del dinero.

La mujer volvió acongojada y deprimida, y conto a su hijo lo acontecido, y concluyeron que solo podían esperar de la misericordia Divina.
En efecto, la salvación Divina llego. En ese momento, alguien golpeo a la puerta. Era una opulenta persona interesada en comprar vino.
— Tengo en mi negocio — respondió el comerciante. Quiso el millonario ver la calidad y cuando lo probo le encanto el gusto del vino. — Este es un verdadero vino añejo, de excelente calidad — proclamo —  ¿Cuánto cuesta el litro?

Cada litro cuesta un dinar de oro — contesto el esperanzado comerciante — no encontrara un vino como este en toda la ciudad.

— Está bien — dijo el comprador — envíenme mil seiscientas a la dirección que te entregare.

El millonario entrego un adelanto de cuatrocientos dinares de oro y acordaron que el día que llegue el envió del vino, pagara el resto.

Con gran alegría, agradeció a D-s que provee el sustento a todas las criaturas, que le presento una oportunidad de recuperarse económicamente.

Al finalizar Shabat, fue el comerciante a los negocios de vino de la ciudad, compro vino común,  lo mezclo con su vino y confió que D-s iba a ayudarlo a que el vino encuentre gratia en los ojos, del comprador.

Cargo la carreta con el importante número de vasijas y viajo a la dirección que le fue dada. Al llegar al lugar, pudo comprobar que se celebraba un festín con cientos de invitados.
— Llego justo, en el momento más adecuado — exclamo el cliente — sirvió el vino a los presentes y todos alabaron la excelente calidad del vino. Recibió el comerciante el resto del dinero y los elogios por el preciado vino.

Desde ese día, ayudo D-s al comerciante a reponerse y pronto llego a su antigua position. Su anciana madre, quedo muy sorprendida por el camino elegido por D-s para ayudar a su hijo, camino que "ella misma no había pensado, ni ofrecido."
Le conto la mujer a su hijo: cotidianamente rezaba a D-s que te ayude de todas las maneras posibles, pero no se me ocurrió que la salvación llegaría de unos pocos residuos de vino.
Supieron madre e hijo que la mano de D-s forjo lo sucedido y que ella envía el éxito y la salvación a aquellos que confían en El íntegramente.

Fuente: Traducido del judeo-arabe del libro "Musar Ab".( Del libro: Mi boca contará, ded Rab. Efraim Jadad)

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