viernes, 28 de diciembre de 2012

HISTORIAS PARA CONTAR EN SHABAT (XXI): Fui como un objeto perdido

Un pobre escucho que en horas de la noche, se iba a celebrar el casamiento de uno los ricos de la ciudad. Su situation economica era muy dificil y ni siquiera tenia dinero para comprar pan y cebolla para la cena.
Al recordar que a la noche habria la fiesta de casamiento, se  tranquilizo un poco. Ire alli-penso — y seguramente me daran de comer.
Al anochecer se encamino a la mansion del rico, donde se celebraba el magnifico casamiento. Al ver desde afuera que era una de los primeros en llegar, se avergonzo y espero la llegada de los invitados. Despues de media hora, volvio al lugar y viendo que el salon estaba repleto de invitados y que se celebraba con todo lujo y esplendor la ceremonia de casamiento, ingreso a la fiesta, cuando la orquesta empezo a tocar sus melodias.
Debido a que no fue invitado, se sento timidamente en el extremo de una de las mesas. A pesar de las esperanzas del pobre, la costumbre de los hombres es juzgar por el aspecto exterior, y al ver al hombre vestido con sencillas ropas y su cuerpo delgado y consumido, no le prestaron la mas minima atencion y no 10 convidaron con nada.
Se sento el pobre en su lugar, y observo con ojos ofuscados a todos los invitados comiendo y bebiendo, conversando entre ellos con evidente placer.En esa epoca se acostumbraba, dejar la comida sobre una mesa central. Los anfitriones servian a los presentes sus porciones. La comida era preparada en la casa del novio o se contrataban cocineros profesionales que la preparen.

 
El pobre hombre estaba muy hambriento, desde el magro desayuno que habfa comido por la manana no probo nada, mas no se atrevio a levantarse y pedir que le sirvan.
Al finalizar la fiesta, empezaron los invitados a abandonar el lugar. El pobre no se apresuro en salir, tenia la esperanza que aun reciba algo para comer. Es posible — penso — que los anfitriones  estuvieron ocupados y no me vieron, cuando los invitados dejen el lugar quizas se van a ocupar de mi.
En efecto, los duefios de la casa se dirigieron a el. Empezaron a juntar los platos de la mesa y despues de ordenarlos descubrieron que uno de ellos faltaba. Los dueños de casa buscaron el plato que era decorado y especial en su genero.
Uno de ellos exclamo: Seguro que lo robo el pobre, que se sienta en el extremo de la mesa, que vino a la fiesta sin invitation.
Fueron hacia el, pero no encontraron nada: Continuaron su busqueda en la cocina y en las mesas del salon.
Se acerco el pobre a los duenos de casa y les dijo: ahora comprendo bien el versiculo del Rey David: "he sido olvidado del corazon como un muerto, fui como un objeto perdido." Asi es su explication: en el principio, yo el pobre, fui olvidado como un muerto y nadie se molesto en acercarme un plato con comida. ¿Pero cuando se acordaron de mi? "cuando hubo un objeto perdido", cuando se les perdio un utensilio, entonces se acordaron de mi presencia, que no estoy muerto sino vivo y quizas yo lo robe.
Se avergonzaron los duenos de casa al escuchar la reprimenda y se apresuraron a servirle comida y bedida.
Fuente: traducido del arabe del libro "Kerajem Ab" de Rabi Majluf Jadad.

jueves, 27 de diciembre de 2012

Parashá Vayejí - (Y vivió). 16 Tebet 5773 (29 de Diciembre de 2012).SOBRE TZEDAKA Y TZADIKIM

SOBRE TZEDAKA Y TZADIKIM
"De (en cuanto a) Asher, riqueza habra en su pan y el proveera manjares de reyes" (Bereshit 49:20)
En el Talmud de Jerusalem (final del cap.4), se relata que cierta vez fue enviado Rabi Akiva, junto con otros sabios, con la mision de recolectar fondos para tzedaka (caridad).
Llegaron hasta la puerta de aquel a quien acostumbraban a visitar primero y cuando se disponian a golpear, escucharon la voz del pequenio hijo preguntando a su padre: "Que comeremos hoy?". El padre le indico el nombre de cierta verdura reconocida por ser especialmente economica y le pidio que saliera a comprarla, diciendole a continuacion: "Y no compres de aquella mercaderia fresca que llego hoy al mercado, sino que buscaras esa verdura en lo de aquellos a quienes les sobro de ayer, aunque este algo marchita. Seguramente te la venderan a un precio mas barato".
Tan pronto como escucharon estas palabras se dijeron los sabios: "Si este hombre escatima tanto en las necesidades de su hogar, seguramente es porque ahora no dispone de dinero". Y siguieron su camino sin golpear a su puerta.
Al regreso, luego de recolectar la tzedaka de todos los vecinos del lugar, pasaron por el hogar de aquel hombre, quien les pregunto sorprendido: "Por que cambiasteis vuestra costumbre fija de visitar mi casa antes que la del resto de la gente?".
"En verdad vinimos aqui al principio -le contestaron- pero luego de haber escuchado el dialogo entre tu y tu niño, entendimos que esta vez no podriamos recibir de ti el aporte acostumbrado y nos marchamos".
Les replico el duenio de casa: "Las palabras entre mi hijo y yo, Uds. ya las conocen pero no saben lo que hay entre mi Creador y yo. Como podrian saber lo que siente mi corazon cuando cumplo una mitzva? A pesar de que escatimo en los gastos de mi familia, no disminuyo mi cuota para tzedaka.
Id a lo de mi esposa y pedidle que os entregue una medida llena de dinares". Fueron y le transmitieron lo que habia ordenado su marido. Pregunto ella: "Y que medida les dijo, colmada o algo menos llena?". Le contestaron: "Simplemente nos dijo una medida llena ".
Y ella en su rectitud agrego: "Les dare una bien colmada, y si les dice que esa era su intencion, entonces su pedido habra sido cumplido, pero si no es asi, disminuire de mi asignacion la cantidad que puse de mas". Al escuchar su marido la respuesta de su mujer, tan digna de una mujer virtuosa, duplico su asignación.
Estas palabras de la Guemara sirvieron de fuente al Sabio Alshij para determinar las varias categorias de dadores de tzedaka que existen. Una de ellas, de entre las mas elevadas, como lo cita el Talmud de Jerusalem, es la
clase de personas que destinan para tzedaka, sumas de dinero y objetos de un valor superior a lo que poseen ellos mismos y sus familias. Y, lo que es mas importante, lo hacen con gran alegria.
Y en nuestra perasha se puede encontrar una senal de esto: "De Asher, riqueza habra en su pan y el proveera manjares de reyes". Para Asher un simple pedazo de pan constituye una comida de riqueza, pero a los otros les proporciona manjares reales".
Cuan elevadas y cuan lejos se hallan estas almas de los grandes tzadikim (justos), de esta humanidad de hoy dia, la cual, en su gran mayoria, aunque existen dignas y contadas excepciones, parece sumida en una cultura de materialismo y autogratificacion, en medio de una fiebre de consumismo
habilmente fomentado por los medios de comunicacion y otros intereses, que solo consigue llevarlos a una insatisfaccion permanente.
La mayor alegria y paz de espiritu se encuentra cuando se cumple con la voluntad del Todopoderoso, con Sus leyes, porque asi logra el ser humano la cercania con su Creador.
Aprendamos de aquellas almas tan elevadas y busquemos procurar cumplir con la mitzva de tzedaka como aquel que busca un tesoro. En realidad, es mucho mas que eso: es un caudal de incalculable valor que nos acompañara eternamente.

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jueves, 20 de diciembre de 2012

HISTORIAS PARA CONTAR EN SHABAT (XX): La verdad oculta en el vestido


En la ciudad de Sherba, Tunez, habia un gran sabio llamado Rabi Califa Cohen.
 Eran muy grandes sus conocimientos de la Tora y descendia por parte paterna del gran erudito Rabi Rajamim Cohen que sirvio como jefe del Tribunal Rabinico de Sherba.

Rabi Califa la mayoria del tiempo estudiaba Tora en la ieshiva y en una pequena parte del dia comerciaba con telas para su propia manutencion y la de su familia.
Tenia vinculos comerciales con un judio de la ciudad Gabas, que le enviaba telas para vender en Sherba.

Pidio el rabino del comerciante, anotar estrictamente todo paquete de telas que le enviaba y el precio de origen de las mismas, para evitar errores, malentendidos y tener una pequena ganancia sobre el precio original.
El rabino intentaba agregar al precio de las telas, la suma mas pequena posible, segun fijaron nuestros sabios, para evitar aprovecharse de los clientes.

Un dia se le presento al comerciante una gran oportunidad, compro una gran partida de telas de seda y de lana, de muy buena calidad a un precio muy reducido. Estaba seguro de poder hacer una gran ganancia con las telas.
Penso el comerciante, que en caso de registrar el verdadero precio y enviarle las piezas a Rabi Califa, la ganancia seria minima. Por 10 tanto decidio agregar al precio de cada pieza tres reales, para obtener un maximo provecho de la operación.

Se apresuro el comerciante a preparar los paquetes, anoto los precios "inflados" de la compra original, frotando las manos de regocijo al pensar en la gran ganancia que obtendra de la venta de las telas.
Despues de varios dias adquirio nuevas piezas de tela, que tambien envid a Rabi Califa, esta vez sin aumentar en el registro al precio original, debido que fueron compradas según el valor normal de las mismas.

El comerciante ansioso, esperaba la respuesta del rabino. La respuesta llego, despues de un tiempo, mas grande como era su esperanza, grande fue su dececpción.
En la carta se trataba del ultimo envio, que mandó de acuerdo el precio original, mis el porcentaje de ganancia y envio el rabino al comerciante, la ganancia que le corresponde por lacompra y envio de las telas.

Junto con esto no escribio el rabino absolutamente nada acerca del primer paquete. Sorprendido el comerciante decidió viajar a Sherba a verificar que paso.
El hombre viajo a Sherba y se dirigio enseguida al negocio de Rabi Califa.

Junto con el, ingresd al negocio un arabe para comprar telas.
Pudo observar el comerciante un hecho curioso: el árabe bused entre las piezas de tela y despues de elegir varias de ellas, ofrecid comprarlas por un precio determinado.

Escucho el rabino la oferta, pero no pudo contestar porque estaba bendiciendo Bircat Hamazdn (la bendicion que se bendice al finalizar de comer) con gran concentration.
El arabe penso que el vendedor callaba porque no aceptaba su oferta, asi que fue subiendo la suma ofrecida, hasta llegar a un punto varias veces mas alto que el ofertado en primeras instancias.

Cuando termind Rabi Califa de bendecir Bircat Hamazón, saludd calurosamente al comerciante: ¡Bienvenido! jLa paz sea contigo!"
Luego se dirigio al arabe y le dijo: sabe, que acepte el precio que ofertaste en un principio, solo que no pude contestar, porque estuve bendiciendo. Por lo tanto, paga el primer precio ofrecido y toma tu mercaderia.

Despues de saludarse y hablar palabras formales, pregunto el comerciante a Rabi Califa: rabino, hace varias semanas le mande un gran paquete con telas finas, que estuve seguro quese venderian facilmente obteniendo una apropiada ganancia y me resultó extraño no recibir ninguna information sobre ellos.
— A mi tambien me intriga ese paquete contesto el rabino — no se porque no se venden esas telas. Coloque retazos sobre el mostrador, pero nadie se interesd por ellas. Al no obtener respuesta por parte del comerciante, Rabi Califa prosiguid: ¿quizas esta operation no es limpia por completo? Cumpliste mi pedido de no aumentar al precio original.

El sorprendido comerciante confeso enseguida, que esta unica vez mintió ante la tentación de hacer una gran ganancia.
Bueno, se revelo el misterio, proclamd el rabino con tono de reproche y cuando le acerco el paquete con las telas vieron que las polillas habian empezado a actuar, dejando sus senales enlas preciadas telas.

Se lamentd el comerciante y pregunto al rabino: ¿Qué haremos ahora? todo el dinero invertido en las telas esta perdido.
jNo te preocupes! — 10 tranquilizd — debemos borrar el precio marcado y colocar el original, en un par de dias se venderan todas las telas.

Borrd el comerciante el precio marcado y colocd el original y en pocos dias se vendieron todas las telas obteniendo una apropiada ganancia.
Dcsde ese dia, el comerciante, puso todo su cuidado de colocar el precio exacto sobre las telas, sin agregar un solo franco por  encima del precio original y D-s lo bendijo y ayudó en todos sus acciones y continuo sus vinculos comerciales con Rabi Califa toda su vida.

Fuente: traducido del judeo-arabe del libro "Shairei Minja" de Rabi Rajamim Jai Javita Hacohen.
Un caso similar al de Rabi Califa que no quiso aumentar al precio de la tela ofrecido por primera vez, encontramos en el Talmud, Tratado de Macot, en una acotacion al versiculo "y habia verdad en su corazon" como Rav Safra y explica Rashi en el lugar, que que Rav Safra decia une oracion, cuando un hombre oferto una suma de dinero por cierto objeto y pensando que Rav Safra se nego a venderselo a ese precio aumento. Cuando Rav Safra termino su oratcon pidio el primer precio que escucho.

Parashá Vayigash - (Y acercóse). 9 Tebet 5773 (22 de Diciembre de 2012). Enfoques sobre la Parashá

"Dijimos a mi Señor: Tenemos un padre anciano y hay un niño, de su ancianidad, menor" (Génesis 44:20)

"Tenemos un padre que es muy anciano"- nuestro "padre" representa el ancestral patrimonio del Pueblo Judío. Nuestro continuo éxito en sobrevivir y florecer como una nación santa está fundado en el mantenimiento de fe hacia nuestro "padre". También tenemos un "hermano menor" (aquellas generaciones que aun no han nacido por las que tenemos la responsabilidad de pasarles la antorcha de la Torá). Nosotros somos la conexión de la cadena entre el pasado -"nuestro padre" y el futuro, "nuestro hermano menor". No importa cuánta presión tengamos sobre nosotros en el presente, tenemos la responsabilidad tanto con "nuestro padre" como con "nuestro hermano menor" de que esta cadena dorada del pasado hacia el futuro se mantenga intacta.


"Dijo Yosef a sus hermanos: Yo soy Yosef!" (Génesis 45:3)

Cuando estudiamos historia y aprendemos sobre las guerras, pogromos y el holocausto; cuando leemos sobre los desastres naturales en los diarios y vemos fotos de continentes arrasados por el hambre, surge la pregunta "¿Dónde está Di-s?" Desde el momento que los hermanos llegaron a Egipto a comprar comida se encontraron con un problema atrás de otro. Los hermanos se preguntaban, ¿Por qué Di-s nos está haciendo esto? Así como con las palabras "Yo soy Yosef", todas las preguntas de los hermanos fueron contestadas y el propósito de los 22 años anteriores fue aclarado, así también en el futuro, cuando el mundo escuche las palabras "Yo soy Di-s", todos los dilemas de la historia serán resueltos en un instante.

(Jafetz Jaim)

"...Él (Yosef) se echó sobre su cuello y lloró sobre su cuello mucho". (Génesis 46:29)
Mientras que Yosef derramó su corazón en un mar de lágrimas cuando vio a su padre después de tantos años, la reacción de Yaacob no es mencionada en absoluto. De hecho, en ese mismo momento, Yaacob estaba recitando el Shemá. ¿Por qué Yaacob eligió este preciso momento para decir el Shemá? La respuesta es que un tzadik (justo) aprovecha cada oportunidad y emociones para el servicio de Di-s. Cuando Yaacob sintió un supremo oleaje de alegría y amor al ver a su querido hijo, su primer deseo fue suprimir su alegría personal y encaminar sus emociones en una sublime expresión de amor hacia el Creador. Es por eso que recito el Shemá, la aceptación más elevada de la soberanía de Di-s: "Y deberás amar a Hashem, tu Di-s con todo tu corazón..."

(Gur Arie)

El Sefat Emet, comentando en el mismo versículo, dice que la naturaleza de Yaacob era ser removido y elevado completamente afuera y más allá del mundo natural. Por eso, en su amor por Di-s, el removió su atención completamente del amor natural que tenia por Yosef. Por otro lado, la naturaleza de Yosef era estar inmerso en amor por Di-s aun mientras estaba sumergido en el mundo natural, por eso pudo decir el Shemá mientras besaba a su padre.

"Y Yehudá se acercó (a Yosef) y le dijo, `Por favor, mi Señor, dejad a vuestro sirviente hablar a oídos de mi Señor'" (Génesis 44-18)

En tiempos de la Rusia de los Zares, hubo fuertes decretos contra los judíos. El Jafetz Jaim, fue una vez a hablar con un alto oficial zarista, acerca de éstos. Como el Jafetz Jaim no hablaba ruso y el oficial por supuesto no hablaba idish, usaron los servicios de un intérprete.

El Jafetz Jaim habló con toda la sinceridad y sentimiento que emana de un corazón puro, y al acabar un gran silencio llenó la habitación. Al cabo de un rato el interprete empezó a hablar "Su Señoría... este judío dice que...". ¡No necesito traducción, el oficial ruso dijo, lo entendí todo!

Como resultado de esta reunión los judíos se salvaron de quien sabe cuántos horribles decretos.

Antes de revelar su identidad, Yosef habló con los hermanos solo a través de un intérprete, así que Yehudá creyó que no podía entender hebreo. Sin embargo quiso hablar con Yosef "en sus oídos", creía que sus palabras no serían entendidas, pero quería comunicarse con Yosef con los sentimientos, porque las palabras que salen del corazón, son las que llegan al corazón de quien las escucha.

(Basado en Rabí Yosef Dov, Rosh Ha Yeshiva de Brisk en Yerushalaim)"Y Yehudá se acerco" (Génesis 44-18)

Dos mundos: Yehudá y Yosef. El mundo revelado y el mundo oculto, Yehudá empieza el linaje del Rey David, la majestad revelada del Pueblo de Israel, clara y aparente, que todo el mundo puede ver. Yosef es la majestad oculta.

Yosef reconoce a sus hermanos pero sus hermanos no le reconocen. El es la chispa oculta que alumbra el exilio, en todos los Egiptos de nuestra historia. Es la vela que nunca se apaga, la llama eterna. Aunque exteriormente Yosef parezca el gobernador de una nación gentil, por dentro, está el resplandor de su judaísmo, y tiene grabado en su corazón nuestra santa lengua. Esta imbuido de santidad a pesar de habitar en medio de la bajeza de un mundo hostil. Yehudá acercándose a Yosef. Majestad revelada acercándose a Majestad oculta. Yosef es como las aguas de un pozo profundo, ocultas, selladas con una gran piedra. Selladas por las ligaduras del mundo físico y sus preocupaciones. Yehudá. Es como la vasija que va a dentro las profundidades del pozo y saca del agua pura. Yehudá revela a Yosef para beneficiarse de él.

"Y Yehudá se acerca a Yosef".

El encuentro de dos mundos. Prefigurando la redención final. Yosef llorando al reunirse con sus hermanos.

Cuando lloramos por Israel, lloramos por todos nuestros hermanos que todavía están en Egipto, cuando lloramos por todo el odio y la violencia, debemos recordar que tal como Yosef se reveló a sus hermanos con lágrimas en los ojos, así también nuestra redención final llegará con lágrimas. Solo así, El Mashíaj, descendiente del Rey David, que es a su vez descendiente de Yehudá, gobernará en majestad revelada, con la cabeza alta, para que todos puedan verle.

(Basado en Rabí Shlomo Yosef Zevin, L'Torá Ul'Moadin)

"Yo (Hashem) voy a bajar contigo (Yaacob) a Egipto, y también subiré a arriba" (Génesis 46-4)

Hay dos personas a la entrada de una profunda cueva, uno es un experto con experiencia, el otro es la primera vez que desciende a una cueva y está nervioso. Naturalmente es el experto el que desciende primero. Esto es lo que Hashem está aquí diciendo a Yaacob, "Yo voy a ir primero y tú vendrás después. Y cuando salgamos de la cueva, tú saldrás primero y yo seré el último en salir.

"Y él (Yosef) cayó sobre el cuello de su hermano Binyamin, y lloró. Y Binyamin lloró sobre el cuello de Yosef" (Génesis 45:14)

El "amor libre" era el slogan de los años sesenta. Pero más que "amor" era lujuria. Y "libre" quería decir que uno era libre de hacer "lo que quisiera" a toda costa. Lo cual significaba que el que pagaba era el otro. Esa "libertad" resulta demasiado cara. Sin embargo, el "amor libre" sí existe.

Cuando una persona ama a su prójimo no por un motivo en especial, sino simple y únicamente porque es una creación del Amo del Universo y un reflejo de Su Majestuosidad, ese Amor Libre es un amor que acerca la Redención Final. El Beit HaMikdash (Templo Sagrado) fue destruido a causa del "odio libre", un odio gratuito, injustificado, sin razón. Y lo que ha de acercar su opuesto es precisamente lo opuesto: el amor libre, el amor que no depende de ninguna condición. "Y lloró": Yosef lloró por los dos Beit HaMikdash que habrían de construirse en la parte de la tierra que le pertenecería a Binyamin, y que serían destruidos. "Y Binyamin lloró": por el Mishkán (Tienda de la Reunión) que sería erigido en la parte de la tierra que le pertenecería a Yosef, y que con el tiempo también sería destruido.

¿Por qué lloraban por la pérdida del otro, y no por la propia?

Cuando los hermanos se volvieron a encontrar tras 22 años de separación, se dieron cuenta de que lo que los había separado era el "odio libre": el odio de los hermanos hacia su hermano Yosef. De inmediato percibieron la futura destrucción del Templo, que sería producto del odio libre. Y lloraron, porque así como el odio libre los había separado todos esos años, también habría de destruir el Templo en un futuro.

La cura para el odio libre es el amor libre: sentir el dolor del otro como si fuera el propio. Por eso cada uno lloró por la destrucción del Beit haMikdash del otro. Yosef y Binyamin estaban marcando el camino para las generaciones que vendrían, enseñándonos el modo de curar el "odio libre".

Porque si bien el Beit HaMikdash de Binyamin no sería construido hasta que fuera destruido el Mishkán de Yosef, su existencia dependía de la desaparición del otro, no obstante Byniamin lloró por la destrucción del Mishkán. Binyamin hubiera preferido que el Beit HaMikdash no se construyera, y que el Mishkán de Yosef hubiera permanecido por siempre. Tal es el poder del "amor libre".

(Basado en Rabí I. Mi Kuzmir en Iturei Torá)

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jueves, 13 de diciembre de 2012

Las mujeres de Januca

¿Qué es Januca?
Con esa pregunta abre el Talmud, en el tratado de Shabat (21b), sus reflexiones sobre la festividad de las luminarias. La respuesta rabínica a dicho interrogante es la siguiente:

“Enseñaron los Sabios: El 25 de Kislev [comienza y] los días de Januca son ocho. En ellos no se pueden hacer ni panegíricos ni se puede ayunar, ya que cuando ingresaron los griegos al Santuario impurificaron todos los aceites del Santuario, y cuando el reino de la casa de los Jasmoneos se impusieron y vencieron, buscaron y no encontraron sino un solo cuenco de aceite que contaba con el sello del Sumo Sacerdote, y no había en él sino para encender [la Menora] durante un día. Sucedió un milagro y pudieron encender de él ocho días. Al año siguiente fijaron estos días y los hicieron días de fiesta, de alabanza y de reconocimiento [a Ds].”

Este pequeño párrafo – el cual se basa en un texto rabínico anterior conocido como Meguilat Taanit – es prueba manifiesta de la fuerza que tienen los relatos en la construcción de nuestras identidades. Independientemente de cuál haya sido la historia real de los días de Januca, la respuesta rabínica que hace eje en el milagro del aceite multiplicado nos recuerda que aquello que verdaderamente nos marca tiene más que ver con la narrativa que nos cuentan (y que a su vez vamos adoptando) que con la sucesión fidedigna de los hechos conforme ocurrieron en su momento.
No es casual que los sabios hayan acallado las voces de Januca en el período de la Mishna. Es cierto que, como recién mencionábamos, la descripción de la fiesta aparece en Meguilat Taanit, cuyo origen el mismo Talmud ata a la figura de Janania ben Jizkia (Shabat 13b), quien vivió en tiempos de la destrucción del Segundo Templo de Jerusalem. No obstante, Meguilat Taanit es un texto menor, el cual era estudiado por una pequeña cantidad de sabios. En consecuencia, aun si durante la época en que Jerusalem cayó en manos de los romanos la historia de Januca era conocida, la decisión editorial de los rabinos de esos tiempos fue la de no mencionarla en absoluto. Mientras en la Mishna encontramos reflexiones sobre Pesaj, Purim o Rosh haShana, entre otras festividades, sobre Januca no hay vertida una sola letra. Sólo para los tiempos en los que el centro neurálgico del judaísmo se había mudado de Israel, los Sabios se animaron a hablar de la fiesta. Y aun entonces, lo hicieron omitiendo marcadamente toda mención que girara en torno a la sedición del pueblo en contra del gobierno opresor de turno.
Luego de los golpes anímicos que significaron la caída del Templo en el 70 e.c. y la fallida revuelta de Bar Kojba en 135 e.c., los sabios procuraron silenciar toda gesta heroica. Januca, historia bélica según la cual “los pocos vencieron a los muchos y los puros doblegaron a los impuros” era pólvora en manos de vendedores de cerillos. Y el horno, para el cierre de la Mishna en el 220 e.c. ya no estaba para esa clase de bollos. De ahora en adelante, los únicos cerillos que se debían utilizar eran los necesarios para encender la Janukia, recordando el milagro de ese fantástico cuenco de aceite que duró siete días más de lo previsto, cuenco que brilla por su ausencia tanto en el primer como en el segundo libro de los Macabeos, así como también en la descripción que hace Flavio Josefo de la festividad de las luminarias.

[2]
El peso del relato por sobre los sucesos históricos, la centralidad de la interpretación por sobre el hecho en sí, también se manifiesta en Januca en la relación que nuestra tradición plantea respecto a la participación de las mujeres en la celebración de la fiesta. Entre las distintas reflexiones que los sabios van compartiendo en el tratado de Shabat sobre los aspectos a resaltar de la festividad, nos encontramos con Rabi Ioshua ben Levi quien no duda en afirmar: “Las mujeres están obligadas en el encendido de la vela de Januca ya que ellas también participaron de aquel milagro” (23a).
Es importante dar cuenta de que Rabi Ioshua no da ninguna explicación ni detalle sobre el sentido de su dicho. Lo único que tenemos en claro es que Januca representa una excepción a la regla halájica según la cual las mujeres suelen estar exentas de todos los preceptos positivos que deben realizarse en un tiempo determinado.
El hecho de que Rabi Ioshua decida no explayarse, abre el juego a que la interpretación pueda intentar llenar este silencio. En principio, hay dos opciones: O bien las mujeres participaron en el milagro en el sentido de que fueron salvadas del yugo de los helenos tanto como los hombres, o bien hubo mujeres que participaron de alguna forma de la gesta liberadora.
¿Qué hacer para comenzar a desentrañar esta suerte de misterio talmúdico? En primer lugar, buscar paralelismos que nos ayuden a iluminar un poco más esto de la participación de las mujeres en el milagro de Januca. Y he aquí que el mismo Rabi Ioshua ben Levi aparece en otros dos lugares del Talmud involucrando a las mujeres en otros milagros de otras festividades. En el tratado de Meguila (4a) leemos: “Las mujeres están obligadas a leer la Meguila [de Ester] ya que ellas también participaron de aquel milagro.” De igual manera, en el tratado de Pesajim (108a-b) Rabi Ioshua dice: “Las mujeres están obligadas a [tomar de] las cuatro copas [del Seder] ya que ellas también participaron de aquel milagro.”
En el caso de Purim podríamos acordar sin mucha dificultad que la participación de Ester fue esencial para la salvación del pueblo. En el caso de Pesaj, también podemos observar una fuerte presencia femenina en los primeros capítulos del libro de Éxodo, presencias que contribuyeron a que el pueblo termine por abandonar la casa de la esclavitud: Iojeved y Miriam se aseguraron que Moshe sobreviviera; las parteras Shifra y Pua temieron a Ds y no mataron a los niños hebreos; la hija del Faraón rescató al joven Moshe y lo adoptó como uno más en el palacio real; las mujeres hebreas fueron encargadas de pedirle a sus congéneres egipcias el oro y las joyas que se llevaron al salir de Egipto, y que sirvió para construir el tabernáculo en pleno desierto.
Aun así, pareciera que las cosas no son tan evidentes, ya que cuando Rashi comenta en Meguila, dice: “También sobre las mujeres decretó Haman para destruir, matar y exterminar, desde los jóvenes a los ancianos, niños y mujeres.” De igual manera, los Tosafot dicen en Pesajim: “También ellas estuvieron en aquella duda, es decir: compartieron el peligro de ser destruidas, muertas y exterminadas.”
La historia de Judith no aparece en el Talmud. Es imposible saber si Rabi Ioshua siquiera oyó nombrar la gesta de esta valerosa mujer. Lo que sí sabemos es que en la Edad Media fueron surgiendo varios midrashim tardíos que de alguna forma entrelazaban los hilos que nosotros por ahora vemos un tanto sueltos. En este sentido, por ejemplo, leemos en Otzar haMidrashim (p. 192) que durante tres años y ocho meses se sucedió el derecho de pernada, hasta que le tocó el turno a la hija de Iojanan, el Sumo Sacerdote, y miembro de la familia de los macabeos. Fue en ese momento que se orquestó todo para que pareciera que todos estaban de acuerdo con que el regente tomara a esta muchacha, pero en el momento en que parece que hay una gran fiesta entre judíos y helenos, Juda y sus hermanos entran y le cortan la cabeza. Acto seguido, el mismo midrash (pp. 192-193) agrega:

“Debido a que escuchó el rey griego que habían asesinado los judíos a su regente, juntó a todo su pueblo, llegó hasta Jerusalem y la sitió. Y temieron mucho los judíos. Había allí una mujer viuda, Judith era su nombre. Ella tomó a su sierva, fue hasta las puertas de Jerusalem y dijo: Déjenme salir a fin de que se realice un milagro a través mío. Le abrieron y salió. Y fue en busca del rey, quien le preguntó: ¿Qué es lo que quieres? Y ella respondió: Hija de gente importante soy yo, y mis hermanos son profetas, y he escuchado que profetizaron que mañana caerá Jerusalem bajo tu mano. Cuando [el rey] escuchó esto se alegró mucho […] Y el rey le creyó a esta Judith y la amó, y le preguntó: ¿Te quisieras casar conmigo? Le respondió: Mi señor rey, no soy digna ni de uno de tus sirvientes, pero debido a que es lo que quiere tu corazón [acepto] […] Luego fueron todos a dormir a sus tiendas y el rey se sentó en el regazo [de Judith] y se durmió. Y fue esta Judith, tomó su espada y le cortó la cabeza.”

De Juda a Judith, de los tiempos de Januca a los relatos del Medioevo, a nosotros nos queda la certeza de la centralidad de las narrativas en la gestación de sentidos que trascienden los textos originales o las intenciones de algunos de nuestros antecesores. Posiblemente nunca sepamos a qué se refirió Rabi Ioshua en el Talmud. Quizá defendía la valentía de una madre quien, como Abraham, puso sus valores por sobre el amor a sus hijos. Quizá pensaba en Judith, aquella viuda a quien no le tembló el pulso cuando puso fin a la vida de Holofernes. Y quizá no pensaba en ninguna heroína en particular sino al hecho de que tanto hombres como mujeres fueron salvados de la desgracia que significaba el yugo de Antíoco Epífanes. De cualquier manera, el silencio talmúdico frente a la frase de nuestro sabio nos permite seguir interpretando hasta el día de hoy, y seguir tendiendo puentes entre textos y tradiciones que a priori parecerían inconexas. Es de esta manera que construimos nuestro propio relato, siempre fruto de nuestras elecciones, y siempre mucho más efectivo, profundo y trascendente que la veracidad incuestionable de los hechos históricos. Ya que como dijo Walter Benjamin: “El valor de la información no sobrevive al momento en que fue novedad. Sólo vive en ese momento; debe rendirse completamente a éste, y explicarse sin perder tiempo. Un relato es diferente. No se consume a sí mismo. Se preserva y concentra su fortaleza, siendo capaz de liberarse aun luego de mucho tiempo.” (1)
(1) W. Benjamin, “The Storyteller: Reflections on the Works of Nikolai Leskov,” VII, pp. 4-5. En:
 

Parashá Miketz - (Al cabo). 2 Tebet 5773 (15 de Diciembre de 2012).Visiones de la Parashá

Precisamente en el "ketz" (fin)

"Sucedió al final (miketz) de dos años..." (Bereshit 41,1)

Así comienza esta sección semanal de la Torá, mientras que la historia acelera la llegada de Yosef desde los sufrimientos de la esclavitud a la altura del poder. Desde una perspectiva más profunda, la palabra "ketz" es un término especial, muchas veces denota un acontecimiento histórico en un tiempo pre-destinado a través de algo que ha de suceder, y específicamente relacionado con la noción de redención.

Por ejemplo, el Talmud usa este término con respecto a la "gueulá" o redención final de Israel:

Rav dijo: Todas las fechas de la redención (en hebreo "ketzim", plural de "ketz") ya han pasado, y ahora depende del arrepentimiento y de las buenas acciones. (Sanhedrín 97b)

Así, cuando la Torá emplea la palabra "ketz" en nuestra parashá no es para simplemente informarnos que han transcurrido dos años desde que Yosef interpretó los sueños al copero y panadero del Faraón, u once desde que fue encarcelado por primera vez, y que precisamente "sucedió" que obtuvo su liberación y ascenso en aquel momento. Por el contrario, Yosef Hatzadik, fue liberado y ascendido entonces porque la historia alcanzó un momento cumbre en esa precisa hora, un momento que fue predesignado mucho antes incluso que Yosef hubiese sido llevado a la prisión, todo estaba enmarcado en un plan de naturaleza divina.

Existen ciertos golpes en la historia, como llamados espirituales que representan una dimensión de realidad puntual, un devenir de acontecimientos que está llegando a su finalidad, esta es la definición de "ketz", el momento que una sucesión de hechos llega a su clímax. Yosef no fue liberado de la prisión y ascendido a virrey de Egipto debido a los sueños del Faraón, pero algo hizo que el Faraón soñara, para que se encontrara con Yosef, le interpretara sus sueños y llegase a la grandeza exactamente en aquel momento. Así nos enseña nuestro maestro Arizal:

"Sin embargo, Yosef no ameritó llegar a esta posición sino hasta la noche en que "terminaron los dos años", cuando fue decretado que él saliera de la cárcel, en ese día fue elevado a la grandeza. Por este motivo se ha declarado: "Designó como testimonio a Yosef, al salir sobre la tierra de Egipto, cuando escuché un lenguaje desconocido" (Tehilim 81,6). Esa noche vino el ángel Gabriel y le enseño a él los setenta lenguajes (Cf. Sotá 36b). (Shaar Haguilgulim Cap. 31)

El momento en que Yosef debía llegar a ser el virrey de Egipto recibe su impulso originario cuando una fuerza espiritual específica, que el Talmud denomina el ángel Gabriel, le enseña los setenta idiomas, es decir le proporciona la capacidad de entender a cada nación dentro de su propia esencia, la representación de esta esencia la encontramos en el contenido espiritual, psicológico y cultural de cada nación expresado en su lenguaje. Según el testimonio del Talmud citado por Arizal, la corte de Egipto recibió con sorpresa la decisión del faraón de tomar a un esclavo, un hombre que estaba prisionero en la cárcel como Gobernador del reino, y las sospechas de su nivel cultural comenzaron a ser presentadas delante del Faraón, este último sostuvo que veía en Yosef señales de nobleza y comportamiento de rey. La segunda crítica que se presentó al rey fue que su condición especial debía ser avalada por un conocimiento específico, poder hablar todos los idiomas de la tierra, en ese "momento" la fuerza denominada Gabriel le enseña los setenta idiomas y Yosef llegó a ser el mejor conocedor de la naturaleza humana, incluso más que el propio Faraón quien conocía también los idiomas humanos, todos excepto el "hebreo", el cual Yosef hablaba desde su niñez. En un punto este momento le proporcionó a Yosef la posibilidad de superar al propio rey, Yosef conocía la "lengua santa", es decir sabía el sistema de términos que la tradición relaciona con la creación del mundo y del alma de todos los seres humanos.

Este sistema de conocimiento es el "ketz" previsto en el cual Yosef ingresó en el momento que se cumplió este golpe histórico que lo llevó a la grandeza. El Gaón de Vilna se extiende en la explicación del significado de "ketzim", los fines predesignados de la historia (Cf. Ko Hator cap. 4), la llegada de Yosef y su expresión dentro del plan divino está señalado por la palabra "ketz", por lo tanto el Gaón comenta que la presencia del gobierno de Yosef es un proceso, a pesar que él mismo es un líder. La Torá nos enseña la venida del Mesías, siendo la primera parte de este proceso que conocemos como "gueulá" la aparición del Mesías llamado "hijo de Yosef", quien preparará la venida de la etapa final – el Mesías, hijo de David. Esta primera etapa en la historia de la liberación de Israel marca el retorno a los principios de la Torá y simbolizan el punto en que la humanidad escuchará, cada uno en su idioma, el mensaje de la fe en el Creador del mundo, para que este misión se concrete el líder que la efectuará se presentará como Yosef en Egipto, desde la esclavitud se levantará hasta llegar a conocer y comprender la naturaleza de los hombres.

El Gaón de Vilna advierte además que cuando nos acerquemos al "ketz" predesignado a nivel histórico general, se producirá una oposición cultural y psicológica muy ardua frente a los nuevos conceptos universales, oposición que aunque siempre presente alcanzará entonces mucha más fuerza, y esto dos razones. Primero, sabiendo que el fin del alejamiento del Creador es inminente cuando llegue el rescate final, la "gueulá" (Cf. Succah 52a), la oposición al Creador necesitará luchar para su supervivencia como nunca antes; y en segundo lugar, se presentará una fuerza agregada a las inclinaciones negativas de nuestro espíritu, porque una voluntad libre - el propósito total de la creación - demanda una opción equilibrada. Por lo tanto, pues la claridad de la verdad aumenta, así que debe la tentación de rechazarla aumentar también.


La fuente de nuestra supervivencia debe ser construida desde ahora, la conciencia del rechazo de la información muchas veces está arraigada en nosotros. Nuestra sección semanal nos enseña el significado profundo de los tiempos, de estos golpes históricos ricos en contenido, pero además nos relatan las reacciones elevadas de aquellos que fueron parte de estos momentos, por un lado la corte del Faraón, como indicamos, se mostró cautelosa ante el nuevo líder, no obstante Yosef solo tiene en su boca palabras de agradecimiento y el nombre de Creador del mundo en cada uno de sus acciones, como se declara: "la interpretación de los sueños pertenece a Dios", esto expresa Yosef ante el copero y panadero del rey y lo repite delante del propio Faraón, señal íntima de la relación tan estrecha de Yosef, y todo lo que significa, con Hashem.



La imagen de Yosef dentro de la corte del faraón es una lección de fe para nosotros, esta lección tiene un momento especial en su realización que nos enseña el primer versículo de nuestra parashá, no en vano han transcurrido una cantidad de años pues este fin debía concretarse, para eso Yosef llegó delante del Faraón. Al escuchar estas palabras sobre "al fin de dos años" no podemos sino traer en nuestra memoria otras palabras que muchos años antes, escuchamos sobre el padre de Yosef, cuando la Torá nos relata que ante los sueños de Yosef: "su padre esperaba..." (Bereshit 36,11). Esperó el momento que habían de ocurrir.
 

jueves, 6 de diciembre de 2012

HISTORIAS DE JANUKA: El día que me dije: "Soy una mala Judía"

Cuando era niña, mi festividad judía favorita siempre fue Janucá. ¿Verdad que Janucá es la festividad preferida por todos los niños? Durante mi infancia siempre había regalos y todas las noches de Janucá disfrutábamos de reuniones en las que servían 'latkes' y repartían monedas de chocolate. Además, por las noches nos quedábamos charlando en familia, cantando un sinfín de canciones. Aunque a medida que fui creciendo no necesariamente llegué a encontrar tanta belleza o disfrute en otros aspectos del judaísmo, Janucá siempre continuó siendo la única festividad con la que me sentía fuertemente conectada.
Hasta que fui a la universidad.
No recuerdo dónde, cómo, ni siquiera si llegué a celebrar Janucá durante mi primer año como estudiante, pero lo que me sucedió en el segundo año es algo que nunca podré llegar a olvidar. Más o menos una semana antes de Janucá me enteré que mis padres me habían mandado un regalo a través de una organización judía que funcionaba en la ciudad universitaria. Como ignoraba que en mi universidad existiera esa institución, nunca me había acercado a ella. El día que fui a recoger el paquete que me habían enviado mis padres lo hice acompañada de mi compañera Jen, una japonesa-americana con la que compartía el apartamento. También vinieron Viviana, que era mejicana-americana, Harley, quien era de origen francés, Trichette, oriunda del Caribe, Melanie, de la India y una chica que había venido de Irlanda. Nuestro grupo representaba todas las razas, credos y religiones posibles.
Me sentía demasiado en onda y moderna como para frecuentar a mis compañeros judíos quienes, para mi nivel de libertad, aparentaban sentir demasiado orgullo por su propia religión. Fue así que retiré rápidamente el paquete y me fui con mis amigos, ansiosa por abrirlo y saber qué me habían mandado. Al desenvolverlo me encontré con una pequeña menorá de hojalata, una caja con velas azules y blancas y, por supuesto, las pequeñas monedas de chocolate que tanto me gustaban: el 'gelt' de Janucá. Pero al contemplar la menorá, me di cuenta que iba a necesitar algún instructivo para poder recordar cuándo o cómo encenderla.
Pensando en voz alta, miré a mis amigos y dije: "La verdad es que siento que soy una mala judía... ni siquiera puedo acordarme de qué lado se empieza a encender la menorá, si es de derecha a izquierda o de izquierda a derecha..." Antes de darme cuenta por qué estaba compartiendo esta preocupación personal, mi compañera de cuarto Jen, la japonesa-americana, me miró y, en voz alta y clara dijo: "¡Eres una mala judía .... a las duchas contigo!"
Aún hoy, al escribir este episodio que sucedió más de quince años atrás, se me pone la piel de gallina. Realmente no puedo recordar qué pasó inmediatamente después de este comentario. Lo que sí recuerdo es que todo se detuvo, quedó congelado y después empezaron a pasar velozmente por mi cabeza un sinfín de posibles explicaciones, otras posibilidades para explicar lo que quizás había podido querer decir. Pero, a pesar que traté con todas mis fuerzas, no pude encontrar explicación posible.
La observación de Jen hizo que el grupo quedara boquiabierto y después reinó un silencio total. Nadie pronunció palabra. Quiero pensar que fue solo porque todos habían quedado demasiado impactados para hablar, ya que concluir que no les importó sería una carga demasiado pesada para mí. No puedo recordar cómo volví al apartamento que compartía con Jen.
Lo próximo que puedo recordar es que estaba sentada en mi cama y que mi mejor amiga, Viviana, estaba sentada a mi lado llorando.
Ni siquiera podía hablar, solo lloraba y me abrazaba mientras trataba de decirme cuánto lamentaba todo este episodio.
No hace falta decir que este incidente hizo que mi amistad con Jen realmente terminara. Una y otra vez me pidió disculpas, me dijo que yo no había comprendido lo que quiso decir, que todo había sido una broma sin una verdadera intención. Sí, le creí que sentía lo que había sucedido, que realmente lo lamentaba. Pero me quedó la sensación que me pedía disculpas por haber expresado sus sentimientos en palabras: No es que ella lamentara haber tenido esos pensamientos y, posiblemente, también esos sentimientos. Podía llegar a perdonarle su falta de prudencia en el momento de hablar cuando no debía haberlo hecho pero ¿cómo llegar a perdonar a alguien que comparte sus verdaderos sentimientos cuando estos son de odio hacia ti y tu pueblo?
Ese Janucá no encendí la menorá. No hice absolutamente nada para celebrarla. En el momento no me sentía capaz de hacerlo. De pronto, todo lo que estaba relacionado con Janucá había quedado definido por el comentario de Jen. Cada vez que miraba la menorá, lo único que me venía a la mente era "Eres una mala judía..." Llegué a odiar a Jen por lo que había dicho, pero la odiaba más aún por haberme quitado la celebración de Janucá.
En ese entonces no tenía manera de saber que este incidente iba a convertirse en un importante momento de decisión en mi vida. El resultado fue que las elecciones más significativas, las que iban a cambiar el rumbo de mi vida, tuvieron como base mi reacción a su comentario. Antes de ese día, tenía planeado pasar mi tercer año de estudios en Francia. Quería viajar al extranjero y tener la posibilidad de vivir nuevas y apasionantes experiencias. Pero, después de ese Janucá, cambié de idea e inmediatamente presenté una solicitud para asistir a la Universidad Hebrea de Jerusalem. Me di cuenta que la única manera de poder luchar contra lo que me había sucedido era tomándome el tiempo necesario para establecer una conexión con las personas y el lugar que, evidentemente, muchos seguían odiando.
Al principio mi estadía en Israel fue muy difícil y muchas veces llegué a cuestionarme qué era lo que me había hecho tomar la decisión de estar allí. Me encontraba en una situación difícil ya que, debido a una discusión con mis padres, me había distanciado de ellos y ese año dependía económicamente de mí misma. Como no tenía ahorros, la única opción fue encontrar un trabajo de tiempo completo, mientras continuaba con mis estudios en la universidad. El resultado fue que terminó siendo una temporada muy triste. Mientras mis amigos la pasaban bien haciendo viajes y disfrutando de su experiencia en Israel, mi vida se reducía a estar en clase o cumpliendo con mi trabajo como camarera y pocas veces veía algo más que las paredes del salón de clase o del restaurante.
Durante las vacaciones de Janucá la mayoría de los chicos que estaban estudiando en Israel recibieron la visita de sus padres, quienes les trajeron muchos regalos. Esta situación hizo que aumentara mi sentimiento de negatividad y que me sintiera aún más sola y abandonada. En ese momento de mi vida tuve la impresión que el juicio de Jen había hecho desaparecer, para siempre, el amor que siempre había sentido por la festividad de Janucá.
El día anterior a Janucá, al volver a mi habitación en la residencia estudiantil encontré una tarjeta sobre mi cama. El texto era sencillo: "Que tengas una feliz Janucá. ¡Para que te compres algo especial!"
Felicia estaba en el programa de estudios y conocía mi situación. Sabía cuánto estaba trabajando ese año. Sus padres estaban de visita en Israel y le habían dado U$S 100 para que se comprara algo. Decidió darme ese dinero a mí.
Demás está decir que fue uno de los regalos más generosos y enternecedores que jamás recibí. Su amor y apoyo hicieron que pudiera recuperarme del estado depresivo en que me estaba hundiendo rápidamente. La noche antes de Janucá salí de compras. Quería comprar algo perdurable y que tuviera sentido. Decidí que lo que realmente deseaba tener era una menorá que fuera especialmente hermosa. Deseaba una menorá para poder admirar y querer, no una que me recordara a Jen.
Pasé horas buscando la menorá perfecta y finalmente me decidí por una cuyos brazos, con excepción del shamash, eran movibles. Sentí que simbolizaba perfectamente mis sentimientos con respecto a la vida, en que todo alrededor mío era cambiante y estaba en movimiento. Aún así en el centro de todo, en el núcleo, había estabilidad. Ese Janucá encendí una vela cada noche y al observar cómo, a medida que pasaban las noches, las velas ardían y su número aumentaba, me permití abandonar el enojo y el resentimiento que había estado llevando conmigo a todas partes.
Fue a través del recorrido de un camino muy personal, que en ese Janucá pude darme cuenta que tratar de luchar contra la oscuridad con más oscuridad no da resultado alguno. Más aún, tampoco tenía sentido luchar. Lo único que tenía que hacer para que la oscuridad se disipara y desapareciera era dejar que entrara la luz, permitir que me iluminara a mí y a mi entorno.
Mientras recitaba las bendiciones –primero la de agradecimiento a D-os por el precepto de encender las velas, luego la bendición para recordar los milagros realizados por y para nuestros antepasados "en ese momento"- me di cuenta que esto es precisamente el significado. Todos luchamos nuestras propias batallas, algunos con los griegos que están en nuestro exterior, otras con los que llevamos dentro. Y, aunque no sea físicamente, tratan de destruirnos, vencernos en el plano emocional y espiritual. Pero podemos luchar contra ellos y vencerlos, aún cuando nos parezca que a nuestro alrededor todo está sumido en la oscuridad.
La festividad de Janucá cae durante los dos meses que tienen las noches más largas. En esa época reina más oscuridad que en cualquier otro momento del año. Y, si nosotros lo permitimos, la oscuridad puede llegar a consumirnos. Pero no solamente podemos, sino que estamos obligados a desterrar esa oscuridad por medio del encendido de la luz, que incrementa noche a noche.
Todavía me siento mal cuando recuerdo este incidente, el incidente que dio motivo a este artículo. Pero, hoy en día, también reconozco que realmente no hay mal que por bien no venga. Fue precisamente la profundidad de esa oscuridad, el dolor y odio que experimenté, lo que actuó como catalizador para que pudiera hacer un cambio. Cambiar puede ser difícil y, en mi caso, fue muy difícil. Aún así, lo único necesario para que todo volviera a su lugar fue el amor y la ayuda del prójimo, el acto de alguien a quien yo le importaba.
Al final, mi año en Israel resultó ser un momento decisivo en mi vida. Si bien el programa era en sí mismo secular, ese año tuve la oportunidad de reconectarme y aprender sobre el judaísmo de una manera auténtica y focalizada. Y, aunque mi decisión de llevar una vida de observancia de la Torá fue todo un proceso en sí mismo, en realidad empezó en ése Janucá, o más precisamente, en la Janucá que precedió a ése Janucá.
Conservo la menorá en un estante de mi biblioteca. Me ha acompañado en todos los viajes que he hecho por el mundo y no hay una sola celebración de Janucá en que no la encienda. Hoy en día, cuando la enciendo junto con mi esposo, un rabino, y nuestros cuatro hermosos hijos, la contemplo y vuelven a brotar todas las emociones y lecciones que contiene. Observo sus brazos movibles y pienso en cuán velozmente pueden cambiar las cosas, que no importa en qué situación nos encontremos, la llama siempre nos dará luz y calor para ayudarnos en nuestro esfuerzo por llegar más alto.
¡Feliz Janucá!
Por Sara Esther Crispe

Parashá Vayéshev - (Y residió). 24 Kislev 5773 (8 de Diciembre de 2012).La Fe de Iosef HaTzadik

Como todos sabemos, Iosef, uno de los doce hijos de Iaakov, fue vendido como esclavo por sus hermanos, a causa de sus sueños. Él fue revendido de un amo a otro, hasta que finalmente llegó a Egipto y fue comprado por Potifar - uno de los ministros del Faraón.
Teniendo apenas 17 años, Iosef repentinamente se encontró con una realidad absolutamente distinta a la que hasta ese momento conocía, en dos aspectos: De hombre libre pasó a ser esclavo, y además, de haber estado viviendo en el seno de su familia y su cultura, pasó a vivir en medio de una cultura completamente distinta.
La cultura egipcia en todos sus aspectos, era totalmente opuesta a la fe y educación que Iosef había recibido desde la cuna.
En su nueva vida Iosef estaba sufriendo, y seguramente tenía una profunda confusión.La prueba que tenía delante de él no era nada simple, pues él debía decidir cómo y con qué valores encaminaría su vida a partir de ese momento.Era una situación muy difícil.
El versículo (Bereshit 33:3) dice: "Y vio su amo que D'os estaba con él, y todo lo que él hacía era bendecido por D'os".
¿Cómo su amo pudo darse cuenta de que D'os siempre estaba con Iosef?Rashí nos explica que Iosef tenía el Nombre de D'os constantemente en su boca.Él recordaba a D'os en cada situación.Cada vez que tenía la oportunidad, Iosef intentaba transmitir el mensaje de que existe un sólo D'os.
Analicemos la grandeza de Iosef: Un joven que fue esclavizado sin piedad, no tenía vergüenza ni miedo de expresar su fe incondicional en D'os y su apego a Él, delante de personas cuya cultura y religión estaban basadas en la idolatría. Su amo, Potifar, viendo que él era muy capaz, lo nombró jefe de toda su casa, y confió en Iosef de tal manera que se desligó de todas esas funciones, dejando en sus manos todos sus asuntos.
La parashá nos relata que Iosef era un hermoso joven, lo cual despertó en la esposa de Potifar el deseo de estar con él.En la primer oportunidad que ella tuvo para demostrar a Iosef su interés, él le respondió con un rotundo "no". Nuevamente vemos la grandeza de Iosef: Él no le respondió que no porque no era ético o porque en Egipto estaba prohibida la infidelidad, sino que le dijo: "¡Cómo voy a cometer un mal tan grande pecando delante de D'os!" (Bereshit 39:9).
La parashá continua relatándonos que la esposa de Potifar lo acusó falsamente, y Iosef fue mandado a la cárcel.Sin embargo, en esta oportunidad D'os tampoco lo abandonó, y al poco tiempo, el jefe de la cárcel sintió una gran simpatía por Iosef y lo nombró encargado de todos los presos.
Una mañana, Iosef vio que dos de los presos estaban más preocupados que de costumbre.Él se acercó a ver cuál era el motivo de tanta preocupación, y ellos le dijeron que habían tenido un sueño cada uno y no sabían el significado del mismo.
Entonces Iosef les dijo que no debían preocuparse pues "el interpretar sueños está en manos de D'os", y les pidió que le contaran cada uno su sueño, para que con la ayuda de D'os, él se los interpretara.
Una vez más podemos ver que la fe de Iosef en D'os no cambió en absoluto.Incluso en esa situación tan difícil, siendo un esclavo y además estando encarcelado, Iosef no perdió la oportunidad de demostrarle a esas personas que D'os es quien maneja todo.
Finalmente los sueños se hicieron realidad, exactamente como Iosef los había interpretado.
La próxima parashá nos cuenta que el rey egipcio soñó dos sueños en una misma noche.Por la mañana, él llamó a sus ministros para que se los interpretaran, pero todas las interpretaciones que sus sabios y consejeros ofrecían no lo satisfacían.Entonces, a través de uno de sus ministros que había estado en prisión y luego fue liberado, el Faraón se enteró de que en la cárcel había un joven judío que interpretaba sueños, y ordenó que lo trajeran al palacio. Rápidamente, los servidores del Faraón sacaron a Iosef de la prisión.Le cortaron el pelo, lo bañaron y lo vistieron con ropas nuevas y respetables, y Iosef fue llevado delante del Faraón.
El monarca egipcio le explicó que fue mandado a llamar para que le interprete los sueños, pues él había escuchado que Iosef era experto en interpretaciones.Pero otra vez, sin titubear, Iosef respondió: "Yo no soy el que interpretará, es D'os Quien interpretará el sueño para el bienestar del Faraón" (Bereshit 41:16).
Después de que el Faraón le contó sus dos sueños, Iosef le dijo que los sueños eran un mensaje de D'os y expresaban lo que Él haría próximamente: primero vendrían siete años de abundancia y luego siete de sequía y hambre.Y una vez más Iosef recuerda que D'os es quien controla el mundo: "D'os está apresurándose para llevar a cabo Su plan" (Bereshit 41:32).
Iosef sabía que en Egipto no se podía nombrar a D'os, y más aún delante del Faraón, que él mismo se consideraba una deidad.Él sabía que el estar delante del Faraón era una gran oportunidad para poder explicarle al rey que él era inocente de todo lo que se lo culpaba - que había sido vendido como esclavo sin haber hecho nada malo, y que fue encarcelado por una falsa acusación.Él sabía que podía llegar a obtener fácilmente la libertad si tan sólo se limitaría a interpretarle al Faraón sus sueños, pero Iosef hatzadik (el justo) decidió aprovechar ese gran momento para santificar el Nombre de D'os, a pesar del precio que podría llegar a pagar por ello.
Si seguiremos el ejemplo de Iosef, y recordaremos cada momento y momento el Nombre de D'os, llegaremos a desarrollar una completa fe en Él, y seremos conscientes de que todo lo que ocurre en el mundo viene de D'os y es sólo para nuestro bien.
 

HANUKA 5773 ( del 8 al 16 de Diciembre 2012). BERAJOT (Bendiciones) para encender la JANUKYA


Antes de encender las luces de Jánuca y despues de haber recitado la Habdalá, En esta primera noche de Jánuca, Motzae Shabat 8 de diciembre de 2012, recitamos las tres bendiciones. En cada noche subsiguiente se recitan solo las dos primeras bendiciones.

 
 
 
1. Baruj Atá A-do-nai E-lo-heinu Melej Haolam asher kideshanu bemitzvotav vetzivanu lehadlik ner shel  Janucá.

2. Baruj Atá A-do-nai E-lo-heinu Melej Haolam sheasá nisím laavotenu baiamim hahem bizmán hazé.
 
3. Baruj Atá A-do-nai E-lo-heinu Melej Haolam shehejeianu vekiemánu vehiguianu lizman hazé.
 
Traducción:
1. Bendito eres Tú, Di-s nuestro Señor, Rey del Universo, Quien nos ha santificado con Sus preceptos y nos ha ordenado encender la vela de Janucá.
2. Bendito eres Tú, Di-s nuestro Señor, Rey del Universo, Quien hizo milagros a nuestros antepasados, en aquellos días, en esta época.
3. Bendito eres Tú, Di-s nuestro Señor, Rey del Universo, Quien nos otorgó vida, nos sustentó y nos hizo llegar hasta la presente ocasión.
 
Después que se encendieron las luces de Janucá se acostumbra a recitar o cantar el himno Hanerot Halalu.
 
Hanerot Halalu Anu Madlikim Al Hanisim Veal Haniflaót, Sheasita Laavoteinu Baiamim Hahem Bazeman Haze, Al Iedei Kohaneja Hakedoshim. Vejol Shemonat Iemey Ha-Januka. Hanerot Halalu Kodesh Hem, Veein Lanú Reshut Lehishtamesh Bahem, Ela Lireotam Bilvad, Kedei Lehodot ulehalel .Le-Shimja Ha-Gadol Al Niseja veal Nifleoteja Ve-Al Yeshuateja.
 
Traducción:
Encenderemos estas velas con motivo de las salvaciones, milagros, maravillas que has realizado con nuestros antepasados en aquellos días en esta época, por intermedio de tus santos sacerdotes. Estas luces son sagradas durante los ocho días de Janucá, y no nos es permitido emplearlas de ninguna manera sino solamente observarlas para agradecer y alabar tu nombre por tus milagros, maravillas y salvaciones.
 
Y por último el Salmo nº 30 de Tehelim




 

MIZMOR SHIR JANUKAT HABAIT LEDAVID AROMIMJA ADONAY KI DILITANI VELO SIMAJTA OIVAI LI. ADONAY ELOHAY SHIBATI ELEJA VATIRPAHENI ADONAY EELITA MIN SHEOL NAFSHI JIITANI MIIARDI VOR ZAMERU LADONAY JASIDAB VEODU LEZEJER KODSHO KI REGA VEAPO JAIM VIRTZONO BAEREV IALIN BEJI BELABOKER RINA VAANI AMARTI VESHALVI BAL EMOT LEOLAM ADONAY BIRTZONEJA EEMADTA LEARERI OZ, ISTARTA FANEJA AITI NIVHAL ELEJA ADONAY EKRA VEEL ADONAY ETJANAN MA BETZA BEDAMI BERIDTI EL SHAJAT AIODEJA AFAR AIAGUID AMITEJA SHEMA ADONAY VEJONENI ADONY EIE OZER LI AFAJTA MISPEDI LEMAJOL LI PITAJTA SAKI VATEAZERENI SIMJA LEMAAN IESAMERJA JABOD VELO IDOM ADONAY ELOHAI LEOLAM ODEKA.
 
Tradución
Te exaltaré, Señor, porque me rescataste; no permitiste que mis enemigos triunfaran sobre mí. Oh Señor, mi Dios, clamé a ti por ayuda, y me devolviste la salud. Me levantaste de la tumba, oh Señor; me libraste de caer en la fosa de la muerte.
¡Canten al Señor, ustedes los justos! Alaben su santo nombre. Pues su ira dura sólo un instante, ¡pero su favor perdura toda una vida! El llanto podrá durar toda la noche, pero con la mañana llega la alegría.
Cuando yo tenía prosperidad, decía: «¡Ahora nada puede detenerme!».Tu favor, oh Señor, me hizo tan firme como una montaña; después te apartaste de mí, y quedé destrozado.
A ti clamé, oh Señor. supliqué al Señor que tuviera misericordia, le dije:Qué ganarás si me muero,si me hundo en la tumba? ¿Acaso podrá mi polvo alabarte? ¿Podrá hablar de tu fidelidad? 10 Escúchame, Señor, y ten misericordia de mí; ayúdame, oh Señor».
Tú cambiaste mi duelo en alegre danza;me quitaste la ropa de luto y me vestiste de alegría,para que yo te cante alabanzas y no me quede callado. Oh Señor, mi Dios, ¡por siempre te daré gracias!
 
¡¡ FELIZ HANUKÁ !!