KETER DE ISRAEL

Difusión de la Religión Judía desde el punto de vista Ortodoxo

miércoles, 24 de junio de 2020

PARASHÁ DE LA SEMANA: KORAJ (II)

 

 ESTA PARASHÁ ES LA QUE SE LEERÁ B.H. ESTA SEMANA FUERA DE  ERETZ ISRAEL

Estudiando los comentarios

Primer comentario (Rab Daniel Oppenheimer, www.ajdut.com.ar) Segundo comentario (Selección extraída del libro «El Rebe Enseña» (c) Kehot Sudamericana. Adquieralo en www.libreriajudaica.com)

 Primer comentario – La muerte de los ideales

«La vida es una lucha» que «es cruel y es mucha». ¿Verdad? Así dicen. Mirando alrededor de uno, se ve que toda la gente se «mata» por sobrevivir y parecería ser que es verdad. La pregunta legítima es, sin embargo: ¿es lo mismo vivir que pelear por la subsistencia? No estoy tan seguro. Es más. Me parece que a la mayoría de la gente se le mezcla la terminología y siente que «luchar por la vida» es sinónimo con el esfuerzo diario por mantenerse «a flote». Efectivamente, considerando la incertidumbre en la que está sumida gran parte de la sociedad, pensar en una vida con un proyecto, se convirtió en un lujo para el cual cuesta encontrar tiempo y dedicación mental. Días vienen y días pasan, y así transcurren meses, años y nuestra vida completa sigue su curso sin tener un rumbo definido con un objetivo claro de «hacia dónde» o «para qué». Es lamentable decirlo, pero así se desliza la vida de muchos sin un plan, sin programa y sin propósito.
Cuando se escucha hablar a la gente, dicen que lo que importa, al final de cuentas, es poder llegara a gozar de un poco de tranquilidad, ver crecer sanos a los hijos («lo que importa es la salud») y tener una ancianidad sosegada. ¿Y qué decimos nosotros al respecto? Bajo ningún concepto, estamos de acuerdo con ese pensamiento. Sobrevivir, subsistir o prevalecer, pertenecen a los instintos y necesidades que tenemos en común con el género animal, pero no se pueden considerar, de ningún modo, objetivos humanos. ¿Por qué? Porque la estabilidad y la permanencia en si no explican la razón de existir, ni le dan significado o valor a la vida a un ser con raciocinio, como somos los seres humanos . Pues entonces: ¿de qué se trata esta pugna? ¿A qué denominamos «vida»?
La respuesta es que «vida» es la lucha por una causa o por un ideal. Lo que realmente le da significación a la vida es el fin y el objetivo por el cual se vivió. Posiblemente, para muchos judíos, aun siendo observantes, la vida no les parezca muy distinta a la del resto del entorno en el cual viven, con la diferencia que deben cumplir preceptos en distintos momentos del día, de la semana, etc. Obviamente que todas las Mitzvot que cumplen, son meritorias. Sin embargo, «vivir» es mucho más y no se reduce a ciertos momentos inspirados con espiritualidad. Quizás a esta clase de desafío se refieran las palabras de los Sabios: «Toda pelea que tenga un objetivo Di-vino, se mantendrá». Dado que la Torá es permanentemente innovadora, siempre desafía a la humanidad a superarse y a no caer en los vicios de la mediocridad, del auto-engaño y del egoísmo y quien adhiera a los principios que enseña la Torá, deberá luchar para difundirlos en condiciones indefectiblemente adversas. De esta manera, todos los momentos de la vida, cobran un sentido distinto, pues son todos una oportunidad de expresar ideas en la práctica. Aun, las acciones que no están habitualmente relacionadas, por su naturaleza, con lo ritual o lo religioso, como ser las necesidades laborales, sociales, recreativas, el deporte, el descanso, etc., si se practican con un objetivo y con una manera de conducirse espirituales, se transforman en elecciones morales.
El hecho de tener objetivos en la vida es esencial desde el punto de vista psicológico y desde lo estrictamente judaico. Cuentan acerca del Magguid (así se llama al cargo de aquel que enseña en público) de Koznitz, que desde joven había sido, por tendencia, una persona físicamente débil. Muchas veces se le dio poca posibilidad de sobrevivir las enfermedades que padecía. Sin embargo, vivió hasta muy anciano. Cuando se le consultó acerca del secreto de su longevidad, respondió que siempre había tenido proyectos para llevar adelante. Los músculos quedan atrofiados cuando no se los usa. Luchar por causas dignas, genera fuerzas. (R. Abraham J. Twersky en «Growing each week») Sin embargo, uno se siente «extraño» o «anómalo» en esta tarea. Al ver que todos los demás están «en otra cosa», se siente como si no tuviera un lenguaje en común con la gente y se pregunta: ¿no hubieron, acaso, tantos genios que tuvieron ideas meritorias, nobles y muy justas…, y, con el tiempo perdieron vigencia? Todos los que trataron de modificar el orden del mundo para mejorarlo, ¿qué fue de ellos? ¿No se habló en algún momento de «libertad, igualdad y fraternidad»?, ¿no se propuso defender los derechos de los trabajadores? Si pasan los años y la cosa queda igual, ¿qué es, acaso, lo que puedo transformar o corregir yo? Esta clase de planteos quita el deseo de proponerse desafíos morales y desanima a la persona. A su vez, es falsa. No se debe desmerecer el valor de cualquier obra ética, por más insignificante que pareciera. Pues aun si todos los que lucharon por alguna causa honrada y altruista no lograron que su idea se mantuviera, esto no quita la nobleza del acto en su momento. Toda acción bondadosa es válida aun si luego no continúa. Y, a diferencia de lo que muchos creen, las batallas internas – por más que no salgan a la luz del día, son las más difíciles de librar.
Los objetivos de la vida pasan por la corrección de las asperezas internas del alma, por el empeño que cuesta el cumplimiento minucioso de cada una de las Mitzvot, por el trato que se tiene con los que están cercanos a uno y por la ayuda que se pueda brindar a quienes necesitan de uno. Estas cosas cambian al mundo. La suma de muchas personas que obren acertadamente van uniéndose para que la sociedad se modifique para el bien. Sin embargo, existe un razón adicional del porqué las «grandes ideas» de la humanidad no tuvieron el eco que tiene la Torá por todas las épocas. Eso lo podemos aprender, posiblemente, de Koraj, de quien habla la lectura de esta semana. Koraj propuso ante Moshé y el pueblo que «todo el pueblo es sagrado y entre ellos mora D»s, y ¿por qué [Moshé y Aharón] se enaltecen por sobre el pueblo de D»s?» Qué palabras tan nobles! ¿Dónde estaba el error que lo hizo caer? Entre otras cosas fue el motivo que existió detrás de su protesta. Koraj se levantó en contra de Moshé, no por un ideal desinteresado, sino por celos por la posición encumbrada de Moshé y de Aharón. Dado que estaba empujado por la envidia, sus palabras que sonaban justas en un mero pretexto demagógico. Lo mismo sucedió con tantos que reclamaron derechos con una dialéctica muy abnegada, pero que en realidad encubrían ambiciones personales. Así crecieron, y luego desaparecieron. Aun en nuestra época, si bien nos gusta dividir el mundo entre los «buenos» y los «malos», siendo los buenos todos aquellos que están a favor nuestro y los malos, los que están en contra, podremos observar que aun los estadistas quienes aparentarían perseguir causas nobles en su discurso y a quienes aplaudimos por coincidir en su postura, demuestran tener una vida particular muy deplorable, y no son más que buenos administradores – y nada más. La Torá nos prohibe «matar el tiempo». Los ideales deben ser el motivo de nuestra vida. Los ideales, incluso, ya están explicitados claramente en la Torá. Depende de cada uno tomar conciencia que la vida no se reduce a subsistir económicamente tratando de sufrir menos y que se puede hacer algo y mucho para mejorar el mundo.
Daniel Oppenheimer

 

Segundo comentario – Discordia, Diversidad, y Distinción

[Kóraj y su séquito] se congregaron ante Moshé y Aharón y les dijeron: «¡Basta para vosotros! ¡Toda la congregación es santa!… ¿Por qué os alzáis por encima de la congregación de Di-s?»( Números 16:3)
¿Cuál es una controversia que no es en aras del Cielo? La de Kóraj y toda su compañía.( Pirké Avot 5:17)
Kóraj, el sublevado primo de Moshé, se ganó la dudosa distinción de padre y prototipo de toda riña y división. Su nombre mismo se volvió sinónimo de la desarmonía y el conflicto. El Talmud hasta llega a proclamar: «Quienquiera se dedica a sembrar la discordia viola una prohibición Divina, pues está escrito[1]: «Y no será como Kóraj y su compañía»[2]; cuando la Torá desea decirnos que no inspiremos disputas ni perpetuemos la desunión, lo hace diciendo: No seas como Kóraj…».
Pero Kóraj no era ningún peleador ordinario. Era un miembro principal de los Kehatitas, la más prestigiosa de las familias Levitas. Sumándose a su motín contra Moshé y Aharón estaban «doscientos cincuenta hombres de Israel, líderes de la comunidad, de aquellos regularmente convocados a la asamblea, hombres de renombre»[3]. La diferencia entre Kóraj y Moshé era ideológica, motivada por la manera en que entendían la relación de Israel con el Omnipotente y la manera en que sentían que debía estar estructurada la nación.
Y Kóraj fue mucho más allá de abocarse a la política divisiva comunitaria. Se rebeló contra la autoridad de Moshé y disputó la nominación de Aharón como Kohén Gadol (Sumo Sacerdote) por parte de Di-s. ¿Por qué, entonces, cada pendenciero insignificante es incluido en la prohibición de «no seas como Kóraj»? Obviamente, hay algo en el núcleo de la discusión de Kóraj que es esencia de toda discordia.
Con frecuencia, la antítesis de una cierta cualidad es superficialmente idéntica a ella. Esto es especialmente así cuando se trata de la «raíz» de una cuestión: una distinción del espesor de un cabello entre dos conceptos aparentemente similares se traduce, de hecho, en una diferencia abismal.
Lo mismo es cierto de «paz» y «discordia». La fuente de toda discordia es algo que erróneamente se parece a la paz auténtica. Es esta pseudo-paz lo que se hallaba en el núcleo de la errada visión de Kóraj, y que en última instancia llevó a su corrupción y catastrófico fin.
¿Qué Quiso Kóraj? ¿Qué es paz? «Tal como sus rostros no son semejantes, así tampoco lo son sus mentes y carácter»[4]. Tal es la naturaleza de la raza humana: individuos y pueblos difieren uno del otro, separados por diferencias de enfoque, orientación emocional, pericia, vocación, y las numerosas demás diferencias, grandes y pequeñas, que distancian a uno del otro.
Frecuentemente, estas diferencias dan origen a la animosidad y el conflicto. Y, con todo, en el núcleo del alma humana está el anhelo de paz. Intuitivamente sentimos que pese a las tremendas (y aparentemente inherentes) diferencias entre nosotros, un estado de armonía universal es tanto deseable como lograble. Pero ¿qué es exactamente la paz? ¿Es la supresión de las diferencias entre hombres y naciones? ¿Es la creación de una sociedad «fraccionada pero igual», en la que las diferencias se preservan pero sin distinción alguna de «superior» e «inferior»? ¿O no es ninguna de las dos?
Si comprendemos a Kóraj, también comprenderemos la fina línea que separa la auténtica paz de la esencia del disenso.¿Qué era exactamente lo que quiso Kóraj? Sus argumentos contra Moshé y Aharón parecen cargados de contradicción. Por un lado, parece desafiar la institución misma del sacerdocio (kehuná), sosteniendo que «como toda la comunidad es santa, y Di-s está en medio de ellos, ¿por qué os alzáis vosotros por encima de la congregación de Di-s?»[5] Pero de la respuesta de Moshé[6] vemos que Kóraj en verdad deseó el cargo de Kohén Gadol para sí mismo.
Esta paradoja aparece una y otra vez en diversos relatos del motín de Kóraj, en los midrashím y en los comentaristas. Kóraj aparece como un paladín de la igualdad, criticando vehementemente un «sistema de clases» que jerarquiza niveles de santidad dentro de la comunidad (Israelitas, Levitas, Sacerdotes y el Sumo Sacerdote). Y, sin embargo, en un mismo hálito, ¡argumenta ser el candidato más digno para el Sumo Sacerdocio!
Aguas Celestiales, Aguas Terrenales
En la narración de la Torá de los seis días de creación del mundo por parte de Di-s, la obra de cada día concluye con la declaración: «Y vio Di-s lo que había creado, y he aquí que era bueno». Cada día, excepto el segundo, aquel en que «Di-s hizo el firmamento [del cielo], y separó entre las aguas que están debajo del firmamento y las que están encima del firmamento»[7].
Explica el Midrash: «¿Por qué no dice «y he aquí que era bueno» respecto del segundo día? Porque en ese día se creó la discordia; como está escrito: «y separará entre agua y agua»».
Sin embargo, el Midrash prosigue señalando que en el tercer día la Torá dice «y era bueno» dos veces, porque «la obra de las aguas», comenzada en el segundo día, fue terminada entonces. En otras palabras, la división provocada en el segundo día era un fenómeno menos que deseable, pero solamente porque todavía no estaba terminada; en el tercer día, esta discordia misma es considerada «buena»[8].
Nuestros Sabios nos cuentan que los seis días del génesis Divino se corresponden con los seis milenios de empeño humano que le siguen[9]. En ello radica el significado de las palabras del Midrash: en el tercer milenio de existencia del mundo, fue introducido en nuestras vidas el elemento que resuelve los conflictos creados por la diversidad. Este es la Torá, revelada a nosotros en Sinaí en el año 2448 desde la Creación.
La Torá fue «dada para hacer la paz en el mundo»[10]: paz entre los conflictivos impulsos dentro del corazón del hombre, paz entre los individuos, paz entre los pueblos, y paz entre la creación y su Creador.
El Midrash expresa la cualidad pacificadora de la Torá con la siguiente metáfora: Había una vez un rey que decretó: «La gente de Roma tiene prohibido descender a Siria, y la de Siria tiene prohibido ascender a Roma». Asimismo, cuando Di-s creó el mundo, decretó y dijo: «Los cielos son de Di-s, y la tierra es dada al hombre»[11]. Pero cuando deseó entregar la Torá a Israel, rescindió Su decreto original y declaró: «Los planos inferiores pueden ascender a los superiores, y los superiores pueden descender a los inferiores»[12].
El cisma y decreto[13] de separar lo celestial de lo terrenal, puesto en vigencia por la «división de las aguas» por parte de Di-s en el segundo día de la Creación, fue aliviado, así, en el tercer «día» de la historia con la revelación en Sinaí. Lo material y lo espiritual dejaron de ser dos planos irreconciliables. En ese día, «Di-s descendió sobre el Monte Sinaí»[14], «Y a Moshé dijo: «asciende a Di-s»[15]. Di-s llegó «abajo» para impartir de Su santidad al mundo, y el hombre fue facultado para lograr una proximidad con Di-s.
Pero la Torá no viene a nublar la distinción entre santo y mundano. Ni se empeña en crear una sociedad mundial uniforme. Esto, a duras penas, calificaría como un estado de «paz» más que como podría decirse que una pintura de un único matiz o una sinfonía compuesta enteramente por notas idénticas fueran una creación «armoniosa».
La Torá hace la paz en el mundo al definir los diferentes roles (hombre y mujer, judío y no-judío, Israelita, Levita y Kohén, erudito e iletrado) para abarcar la misión global de la humanidad.A ello se debe que la Torá esté asociada al número tres: una entidad única o una colección de entidades idénticas, pueden deletrear unanimidad, pero no paz. Si «uno» representa singularidad y «dos» implica divisibilidad, «tres» expresa el concepto de paz: la existencia de dos entidades diferentes, o incluso antitéticas, pero con la adición de un tercer elemento de unificación que los abraza y satura a ambos, abarcando sus diferencias como componentes diversos pero armoniosos de un entero mayor. El «tercer día» no deshace la división del segundo. Más bien, introduce un «tercer» elemento todo-trascendente a cuyo servicio aquella división aplica sus propias cualidades peculiares. Y es esta introducción de armonía en la diversidad lo que la «completa» y convierte en «buena».
Volviendo a Kóraj
En vista de esto, sintió Kóraj, ¿cómo podemos hablar de roles «superiores» e «inferiores» en el mundo de Di-s? ¿Cómo puede decirse que el Sumo Sacerdote sea más excelso que el obrero común? Cierto, la vida del Kohén Gadol está dedicada por entero a empeños espirituales en tanto que el Israelita «ordinario» debe lidiar con la mundanalidad del mercado. Pero «dentro de ellos está Di-s»; ellos sirven al propósito Divino con el cumplimiento de su rol para nada menos que el Kohén Gadol en el cumplimiento del suyo.
Kóraj no se oponía a la división de la comunidad según vocación, ni a la distinción entre lo espiritual y lo material. Todo lo contrario. El mismo anhelaba la senda espiritual del Sumo Sacerdocio, servir al Omnipotente estando totalmente apartado de los asuntos mundanos. Lo que sí disputó era la manera en que Moshé definía la división de roles dentro del pueblo.
«¿Por qué os alzáis vosotros por encima de la congregación de Di-s?», argumentó. ¿Por qué esta «escalera» de espiritualidad en la que los Moshés y Aharónes de la generación ocupan un peldaño más alto que el granjero que trabaja su tierra o el mercader absorto en sus cuentas? ¿Por qué se dice al judío «ordinario» que vea a Aharón como aquel que lo representa en el Santuario y facilita su relación con Di-s? ¿Está Di-s más cerca del cielo que de la tierra? ¿Es servirlo trascendiendo lo material una parte más importante de la misión de la humanidad que utilizar la existencia material para cumplir Su voluntad? Dame el Sumo Sacerdocio, dijo Kóraj, y yo eliminaré las connotaciones de «liderazgo» y «superioridad» que Moshé y Aharón le han conferido. Para mí, el estilo de vida más espiritual y el más ligado a lo material, y todas las graduaciones intermedias, todas son sendas distintas pero paralelas en nuestro empeño por servir al Omnipotente.
La visión de Kóraj parece el paradigma de la armonía: elementos diversos unificados por una meta común. Sin embargo, al descuidar la incorporación de un aspecto crucial de la concepción de paz de la Torá, se convirtió en fuente de toda discordia y rencilla.El mundo «separado pero igual» de Kóraj podría unir sus diversos componentes en el hecho de que todos sirven a una misma meta global, pero fracasa en la tarea de proporcionar conexión alguna entre ellos. Los senderos podrían converger en su destino, pero están separados por muros que los aíslan y dividen. Y sin una relación de da-y-toma entre ellos, sin ningún sentido de dónde se posicionan uno respecto del otro, su separación inevitablemente se desintegrará en partidismo y conflicto.
Si volvemos a la parábola del Midrash, la de romanos y sirios, podemos ver dónde se aparta la visión de Kóraj de la definición de paz de la Torá. La diferencia entre los dos planos (material y espiritual) es preservada, pero hay movimiento e interrelación entre ellos. Y su relación se define en términos de «superior» e «inferior»: lo celestial desciende a la tierra, y lo terrenal asciende al cielo.
Como es visto por la Torá, las gradaciones de espiritualidad de los diversos segmentos del pueblo asumen la forma de una «escalera» en la que el individuo ligado a lo material alza la vista hacia su hermano más espiritual, y lo más espiritual se traslada hacia abajo para proveer de dirección e inspiración a aquello ligado a lo material. El granjero da de su producto al kohén; considera este regalo como la parte más sagrada de su cosecha, representativa del foco espiritual de todos sus empeños. El comerciante mira al erudito como un modelo ideal; se siente atrapado y sofocado por las demandas de su vocación y vive para los pocos minutos diarios que logra dedicar al estudio.
Y el líder espiritual desciende para elevar a su comunidad. Di-s define el papel de Aharón como uno que «alza las lámparas»: además de (y a causa de) su servicio espiritual «personal» al Omnipotente, Aharón es la llama que enciende el «alma del hombre, una lámpara de Di-s»[16] convocando su potencial iluminador[17]. Todo esto no es porque quienes cumplen los roles más espirituales son más importante para el propósito Divino que aquellos que lo sirven mediante su involucración con lo material. Por el contrario, el propósito de Di-s en la Creación es, dicen nuestros Sabios, que «El deseó tener una morada en los planos inferiores»; que el plano inferior de lo material se transforme en un ambiente acogedor y receptivo de Su ser[18]. En la tarea de llevar esto a cabo, aquellos que se encuentran en «el peldaño más bajo» deben jugar el papel más central y crucial. Pero su especialidad radica precisamente en que ellos tratan con los más bajos elementos de la Creación (esto es, aquellos que expresan menos la realidad de Di-s de cualquier manera manifiesta) y los encaminan hacia el propósito superior de servir a su Creador.
En el momento en que el individuo ligado a lo material comienza a sentirse cómodo en su ambiente, en el momento en que cesa su afán de escapar a lo material, ya no puede verdaderamente sublimarlo más; él es ahora parte de éste. Sólo viéndose a sí mismo en el fondo mirando hacia arriba, sólo cuando su involucración con lo mundano se percibe como forzada por la convocatoria del deber en tanto que su alma anhela una existencia más espiritual, se está en posición de elevar verdaderamente el entorno.
Curiosamente, aunque Kóraj desconoció esta conexión «vertical» entre materia y espíritu, él mismo era un ejemplo primario de ella. Su deseo del Sumo Sacerdocio, su anhelo de ascender un peldaño espiritual más que el propio en la escalera, era una ambición positiva[19], y la máxima refutación de su propia «paz» divisiva.
Basado en Sijot de Shabat Kóraj 5718, 5724, 5727
Notas: 1. Números 17:5 2. Talmud, Sanhedrín 110a. 3. Números 16:2. 4. Midrash Rabá, Bamidbar 21:2. 5. Números 16:3. 6. «¿No os basta con que el Di-s de Israel os ha distinguido de la comunidad de Israel para aproximaros a Sí, para llevar a cabo el servicio del Santuario de Di-s, y para alzaros ante la comunidad… que también deseáis el Sacerdocio?» – ibíd. 5-10. 7. Génesis 1:6-7. 8. Midrash Rabá, Bereshit 1:8. 9. Najmánides, Génesis 2:3; así, tal como los seis días de la Creación culminan en un séptimo de retiro y descanso Divino, 6.000 años de logro humano resultan en «el día de Shabat y serenidad eterna», la era del Mashíaj. 10. Talmud, Guitín 59b; Mishné Torá, Leyes de Janucá 4:14. 11. Salmos 115:16. 12. Midrash Tanjumá, Vaerá 15. 13. La palabra hebrea empleada por el Midrash, guezerá, significa tanto «decreto» como «escisión». 14. Exodo 19:20. 15. Ibíd. 24:1. 16. Números 8:2. 17. Proverbios 20:27. 18. Midrash Tanjumá, Nasó 16. «De esto se trata el hombre», escribe Rabí Shneur Zalman de Liadí en su Tania, «éste es el cometido de su creación y de la creación de todos los mundos, superiores e inferiores: que Di-s tenga un lugar de morada en este mundo inferior» (Tania, Cap. 36). 19. Esto explica por qué toda una sección de la Torá (Números 16-18) lleva el nombre de «Kóraj» – el nombre de un pecador. Porque debemos derivar los aspectos positivos del acto de Kóraj, su anhelo de una existencia más espiritual que la propia, y aplicarla a nuestras vidas.
TODO LO REFERENTE A ESTA PARASHÁ HA SIDO OBTENIDO DE: https://www.tora.org.ar/
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PARASHÁ DE LA SEMANA: JUKAT (II)

 

Estudiando algunos midrashim
Extraido de El Midrash Dice. Edit. Bnei Sholem
Las Leyes de Pará Adumá / La Vaca Roja
En el primero de Nisán, de 2.449, el último Día de Inauguración del Mishkán, Hashem le reveló a Moshé las leyes relativas a las personas impuras que son expulsadas del Campamento y las leyes de pureza de los cohaním. Hashem le enseñó cómo es alcanzada la purificación de los diferentes tipos de impurezas (o por inmersión en una mikvá (pileta de inmersión) o en manantial surgente, y así sucesivamente), así como los sacrificios que consuman el procedimiento de purificación. Cuando Hashem le enseñó a Moshé que un judío se vuelve tamé por tocar un cuerpo muerto, Moshé preguntó, «¿Cómo se purifica de su tumá?»
El Todopoderoso no contestó su pregunta, y el rostro de Moshé se oscureció de pena y vergüenza. (No puede haber más gran dolor para un talmid jajam (erudito de la Torá), cuyo objetivo de vida es perfeccionarse a sí mismo en el conocimiento y cumplimiento en Torá, que ser negado el conocimiento que él busca.)
Más tarde aquel día Hashem resumió el tema, explicándoles a Moshé y a Aarón ,»Si alguien se volvió impuro por contacto con un cadáver, debe ser salpicado con una mezcla especial de agua y cenizas de una vaca roja.»
El Todopoderoso los instruyó en las leyes de la pará adumá:
– La pará adumá es adquirida del tesoro del Beit Hamikdash, de un fondo conteniendo las donaciones anuales de medio shekel de cada judío.
– Para calificar como una pará adumá, una vaca debe tener al menos tres años (suficientemente madura para tener cría).
– Su color debe ser completamente rojo; aún dos pelos de otro color la descalifican.
– El animal también es descalificado si fue alguna vez enjaezado a un yugo, aún si no realizó labor.
Habiendo buscado por todas partes una vaca completamente roja, al Sanhedrín (la Asamblea) le fue finalmente informado que tal vaca era propiedad de cierto no- judío.
Se enviaron delegados para intentar adquirirla.
El propietario dijo, «Por un buen precio estoy dispuesto a vender el animal. Dádme cuatrocientas piezas de oro.»
«Vos las tendréis,» prometieron los jajamím. «Nosotros retornaremos con el dinero.»
Ellos partieron para obtener del Sanhedrín los fondos necesarios. Mientras tanto, no obstante, el no- judío contó a sus amigos acerca de la venta potencial, y descubrió cuán extraordinario y precioso era su animal.
Cuando los delegados retornaron con la suma acordada, el gentil les dijo, «He cambiado de opinión; no vendo mi vaca.»
«Nosotros estamos dispuestos a pagar un precio más alto,» replicaron los jajamím. ¿Queréis otras cinco piezas de oro?»
«No la venderé,» insistió el no- judío.
«Tomád diez piezas de oro más,» ofrecieron ellos.
«Vosotros no podéis tenerla,» repitió él.
«Os pagaremos veinte piezas de oro extra,» dijeron ellos.
«Fuera de la cuestión,» replicó él.
Los miembros del Sanhedrín elevaron su oferta, hasta que el hombre finalmente accedió a la venta por un adicional de cien piezas de oro. ( Algunos dicen, un adicional de mil.)
Los Sabios le dijeron que retornarían con la cantidad total e irían por el animal al día siguiente.
Después de que hubieron partido, el gentil dijo riendo a un vecino, «¿Sabéis vos por qué estos judíos insistieron en adquirir esta vaca particular? Ellos la necesitan para sus ritos religiosos porque nunca fue enjaezada a un yugo. No obstante, les jugaré un pequeño truco.»
Aquella noche el rashá (malvado) tomó su vaca roja, la enjaezó, y aró con ella.
A la mañana siguiente los jajamím retornaron. Antes de pagar, examinaron al animal. Ellos sabían que una vaca que no fue nunca enjaezada a un yugo es reconocible por dos cosas: 1. Dos pelos determinados sobre su cuello están derechos mientras no fueran tocados por un yugo, pero se doblan una vez que un yugo es puesto sobre el animal. 2. Los ojos de un animal no uncido están fijos. Después de que fue uncido parpadean porque el animal tuerce los ojos para ver el yugo.
Esta vaca, inmediatamente se dieron cuenta, tenía los signos de un animal uncido.
«Quedarás con la vaca,» le dijeron al gentil. «Nosotros no la necesitamos.»
Aún la boca blasfema de este rashá reconoció, «Bendito es El Quien escogió esta nación.»
Abatido al perder la fortuna que él podía haber ganado, el gentil se ahorcó.

– El cohén sacrifica la vaca «fuera del Campamento.» Durante los años en el desierto era sacrificada fuera de todos los tres Campamentos, y en el tiempo del Beit Hamikdash sobre el Monte de los Olivos, dado que esta montaña es considerada «fuera de Ierushalaim.»
– El colecta algo de la sangre de la vaca en su mano izquierda, sumerge su índice derecho dentro de ella, y la salpica en la dirección de la entrada al Heijal, la cual él puede ver desde la montaña.
– Un fuego es encendido, y el cohén supervisa la quema de la vaca.
– Con una cuerda de lana roja ata juntos una vara de cedro y algo de hisopo y pregunta a todos los presentes,
«¿Es ésta una vara de cedro?»
«Sí,» replican ellos.
«¿Es ésta una vara de cedro?» pregunta él una segunda y una tercera vez.
El recibe réplicas afirmativas a las tres preguntas. También pregunta tres veces, «¿Es ésta lana roja?» y se le responde cada vez afirmativamente.
¿Por qué esta ceremonia?
No todos los tipos de hisopo, cedro, y tintura roja son casher para la pará adumá. A menos que todas las especies utilizadas satisfagan requerimientos halájicos (de ley), la mitzvá entera es inválida. De ahí que, el cohén enfatiza que ellas están todas de acuerdo con los mandamientos de la Torá.
– Mientras la vaca está ardiendo, el atado conteniendo la vara de cedro y el hisopo es arrojado en su cadáver.
– Las cenizas de la vaca son divididas en tres partes: una es colocada en una cierta sección del patio del Beit Hamikdash, donde es preservada a fin de cumplir la mitzvá de que las cenizas de la pará adumá deben ser mantenidas para todas las generaciones. Una segunda parte es dividida entre los grupos de cohaním que sirven en el Mishkán, para estar a mano para purificar a un cohén quien se volvió tamé. La tercera parte es colocada en un lugar en el Monte de los Olivos para la purificación de Benei Israel.
– Quienquiera que fue comprometido en la preparación de las cenizas – por ejemplo, la persona que quemó la vaca, quien arrojó el atado dentro del fuego, quien recogió madera, quien tocó o transportó las cenizas – se vuelve tamé.(impuro)
– Las cenizas de la vaca son mezcladas con agua fresca de manantial en un utensilio.
– Las aguas mezcladas con cenizas de la pará adumá son salpicadas por alguien que está él mismo puro de tumat hamet (impureza por contacto con un muerto) sobre el judío que se purifica. Lo salpica en el tercer y séptimo día de la purificación del individuo. Más aún, durante el séptimo día la persona que está siendo purificada debe sumergirse ella misma en una mikvá para consumar su purificación.
Hasta este día, nueve Vacas Rojas han sido quemadas.
La primera fue preparada por Elazar ben Aarón bajo la supervisión de Moshé en el segundo día de Nisán, de 2.449. (Moshé dirigió los pensamientos apropiados hacia ella, porque Elazar no comprendía sus razones.) Algunas de las cenizas de la pará adumá de Moshé fueron mezcladas con las cenizas de cada una de las posteriores (dado que la vaca de Moshé fue la única preparada con los pensamientos apropiados).
Una bendición descansó sobre la porción de las cenizas de Moshé reservadas para purificación; ellas duraron hasta el tiempo de Ezrá. Bajo la supervisión de Ezrá, una segunda pará adumá fue quemada; una tercera y una cuarta bajo la guía de Shimón HaTzadik, y dos más en el tiempo de Iojanán Cohén Gadol. Desde entonces hasta la destrucción del Segundo Beit Hamikdash tres parot adumot adicionales fueron quemadas. La décima será preparada por Mashíaj, que él venga pronto.
El Fallecimiento de Miriam y la Desaparición del Manantial de Miriam
En el diez del mes de Nisán del cuadragésimo año en el desierto, ocurrió una tragedia nacional. Cuando los judíos arribaron al desierto de Tzin, la hermana de Moshé, Miriam falleció. Ella tenía ciento veinticinco años de edad. Miriam había enseñado y guiado a las mujeres, al igual que Moshé y Aarón habían enseñado a los hombres. Ella fue una de las siete profetisas conocidas. Miriam falleció sin dolor. La Shejiná (Divinidad) se le reveló, de ese modo atrayendo a su alma gozosamente de regreso a su fuente (mitat neshiká).
La narración de la muerte de Miriam sigue a las leyes de la pará adumá (a pesar de que su fallecimiento ocurrió en el cuadragésimo año en el desierto, mientras la pará adumá fue quemada en el segundo año). La Torá yuxtapuso estos dos eventos para enseñar que la muerte de un tzadik (justo) logra expiación para Kelal Israel, así como lo hacen las aguas de la pará adumá.
Tan pronto como Miriam falleció, Hashem provocó que el Manantial de Miriam desapareciera temporariamente, para que Benei Israel se dieran cuenta que su manantial de agua había sido dado en el mérito de Miriam. Así apreciando su grandeza, ellos harían duelo por esta tzadeket (justa) en una manera apropiada.
La generación del desierto recibió tres dones en mérito de sus tres grandes líderes:
– En el mérito de Miriam, un manantial
– En el mérito de Aarón, Nubes de Gloria
– En el mérito de Moshé, el man.
¿Por qué están estos tres líderes asociados con estos particulares dones?
Ellos personificaron los tres pilares que sostienen el mundo- Torá, avodá (servicio), y actos de bondad.
– Moshé fue el dador de la Torá y su maestro por excelencia. Por consiguiente, en su mérito los judíos recibieron el man, cuya entrega diaria aliviaba la necesidad de ganarse la vida y cuya ingestión los asistía en el estudio de Torá.
– Aarón personificó la avodá. Su devoción al Servicio de los sacrificios trajo la Shejiná (Divinidad) a Kelal Israel. Las Nubes de Gloria fueron por lo tanto provistas en su mérito, porque ellas representaban la Shejiná que moraba con el pueblo judío.
– Miriam sobresalió en el tercero de los tres fundamentos, bondad.
Desde su juventud se dedicó al bienestar de su pueblo. Aún como una niña pequeña, asistió a su madre como partera y llevó comida a los pobres.
A causa de su atributo de jesed (bondad), Hashem proveyó a los judíos de agua, una necesidad vital.
Mei Merivá / Moshé y Aarón Pecan en las Aguas de Merivá
Hashem dijo a Moshé, «El pueblo será ahora testigo de un milagro que santificará Mi Nombre. «Reúne a los tzadikím (justos) y grandes personas ante la roca de la cual el agua fluía mientras Miriam estaba viva. Mándale proveer a los judíos de agua una vez más.
«Mientras estés parado con la santa congregación frente a la roca, enséñales a ellos una halajá (ley judía) o un pasaje de Torá. Luego ordena a la roca emitir agua. El mérito del estudio de Torá comunal causará que produzca agua, como hizo en el mérito de Miriam.» «Más aún, todos aquellos que atestiguen el milagro aprenderán la gran lección de que, `Si aún una dura roca obedientemente se vuelve un manantial a instancias de Hashem, nosotros los judíos estamos ciertamente obligados a obedecer a Hashem con felicidad y buena voluntad (¡y no porque nos sentimos compelidos a servirlo a El!)»
Hashem había advertido a Moshé llevar sólo a los tzadikím a la roca, pero Moshé (quien deseaba que todos vieran el milagro) reunió a la congregación entera de grandes a pequeños, incluyendo aún a los erev rav. Un milagro permitió a todo el pueblo pararse directamente delante de la roca, a pesar de que el área era demasiado pequeña para contener a todos.
A algunos de entre los erev rav se les escuchó burlarse, «¿Quién dice que Ben- Amram realizará un verdadero milagro? Debe haber una razón por la que él está determinado a dirigir la palabra a una roca particular. Quizás él sabe que la roca contiene humedad y puede por consiguiente producir agua. Moshé solía ser un pastor y está familiarizado con diferentes tipos de minerales. ¡Veamos si puede realizar esta hazaña sobre una roca de nuestra propia elección!»
La mofa de los burlones hizo impresión sobre el pueblo, llevándolo a dispersarse en todas direcciones. El jefe de cada Tribu alzó una piedra y demandó, «Moshé, ¡nosotros queremos agua de esta roca!»
Los erev rav proclamaron, «¡A menos que nos des agua de la roca de nuestra elección, no queremos nada en absoluto!»
Moshé estaba extremadamente afligido. El había esperado estudiar Torá junto a una solemne reunión de judíos delante de la roca. Ellos entonces experimentarían por medio del impactante milagro que su estudio de Torá tenía el poder para cambiar las mismas leyes de la naturaleza. En lugar de ello, él encaraba a una multitud de burlones que cuestionaba si un milagro real estaba a punto de suceder.
Más aún, Moshé se dio cuenta de que la Shejiná (Divinidad) estaba ausente. (En la primera ocasión, cuando se le mandó golpear la roca en Refidím, él había percibido la Shejiná.) La mofa del pueblo había causado a la Shejiná partir.
Moshé estaba inseguro de cómo proceder. La atmósfera no era conducente al estudio de Torá. ¿Cómo podía él enseñar a un pueblo que se rebelaba contra su maestro? ¿Y qué roca debía él escoger? ¿Debería ignorar la demanda del pueblo y traer agua del verdadero Manantial de Miriam? Si fuera así, los erev rav alegarían que él no realizó un genuino milagro. ¿O debería acceder a realizar el milagro por medio de una roca diferente? Si así fuera, él podría ser culpable de transgredir el mandamiento de Hashem. Más aún, Hashem podría juzgar al pueblo indigno de recibir agua de una roca diferente.
Moshé decidió que él debía reprochar incisivamente al pueblo por desafiar descaradamente a su rebe. Se dirigió a ellos estrictamente, «¡Oíd ahora, vosotros rebeldes y tontos! ¿Por qué vosotros pensáis que vuestro entendimiento es más grande que el de vuestro maestro?»
Al comienzo del liderazgo de Moshé, el Todopoderoso le había advertido en contra de encolerizarse con los judíos. Moshé se había guardado siempre a sí mismo cuidadosamente del enojo, no importaba cuán grandemente él fuera provocado. No obstante, ahora su reproche, a pesar de ser dicho para el beneficio del pueblo, traicionaba un sutil grado de enojo. Hashem no lo perdonó por esto.
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PARASHÁ DE LA SEMANA: KORAJ

ESTA PARASHÁ ES LA QUE SE LEE ESTA SEMANAB.H.  FUERA DE  ERETZ ISRAEL

Los Rebeldes en el Desierto son Tragados Vivos (KORAJ. BAMIDBAR 16 - 18)

“Rabino Moshé, si le place, ¡nos gustaría que resolviera este problema!”. Pidió Koraj el hijo de Yitzjar, que era primo-hermano de Moshé. En frente de él había 250 hombres vestidos con prendas azules de cuatro puntas. “¿Debemos poner tzizit con el hilo azul en este tipo de prenda?”, preguntó Koraj, haciendo ver que ya eran completamente azules.
“Tiene cuatro puntas, ¿cierto?”, contestó Moshé de manera afirmativa.
Ante esto, todos los 250 hombres se rieron a carcajadas: “Si la prenda es de cualquier otro color, un hilo azul cumple la obligación”, dijeron los hombres de Koraj, “entonces, ¿por qué una prenda azul no queda liberada de la obligación?”.
Luego Koraj continuó: “Otra pregunta, Rabino Moshé. ¿Un cuarto lleno de Torot, necesita una Mezuzá en su puerta?”.
“Definitivamente”, respondió Moshé y nuevamente la multitud se rió: “¡Si un pequeño pergamino puede liberar a un cuarto de su obligación, ciertamente un cuarto lleno de rollos de Torá debe ser suficiente!” (Midrash).
Rebelión en el Desierto
Nuestra parashá cuenta la historia de la primera rebelión. Koraj un gran hombre, pero sumamente ambicioso, se atrevió a desafiar el liderazgo de Moshé. Es importante aclarar de qué cosa "no" se trataba esta rebelión. A pesar de que Koraj buscaba quitarle el poder a Moshé, él nunca negó que Moshé los hubiera sacado de Egipto, ni que hubiera abierto el Mar Rojo, ni que hubiera bajado las tablas ni que fuera un gran profeta. Estos hechos eran de conocimiento popular en esa época y eran imposibles de negar. Koraj sólo afirmaba que no todo lo que decía Moshé venía directamente de Dios.
Agitador De Multitudes
Koraj, de la familia de Kehat, se unió a sus vecinos de la tribu de Reuven, (llevando al Talmud a exclamar: “¡Desgracia para el malvado y desgracia para su vecino!”) que estaban enojados por que su tribu había perdido el privilegio de ser considerados los “primogénitos”. Además, los 250 hombres a los que nos referimos anteriormente eran malhumorados “hijos primogénitos” que habían perdido su estatus después del Becerro de Oro.
A pesar de que dicen que la política forma extrañas parejas, esta era una coalición bastante peligrosa, cada uno con su propia hacha para destruir. Dice el Talmud que Koraj también tenía una segunda intención. Él estaba celoso de Elitzafan, el hijo de Uziel, que había sido nombrado príncipe de la familia de Kehat.
El razonamiento de Koraj fue el siguiente: El hermano mayor Amram tuvo dos hijos, Aarón y Moshé en posiciones de alto liderazgo. El padre de Koraj, Yitzjar, era el siguiente en la línea de Amram, entonces Koraj (como hijo primogénito de Yitzjar) debía haber recibido la siguiente posición disponible, que era la de príncipe. Pero en vez de eso, fue saltado y resultó elegido Elitzafan (el hijo del hermano menor, Uziel).
¡El plan de Koraj era anular los nombramientos de Moshé para tener la oportunidad de convertirse en príncipe! Entonces empezó a agitar a la multitud, declarando que Moshé estaba actuando por su propia cuenta y que estaba asumiendo todo el poder para si mismo.
Cumplir con Tu Obligación
Koraj desarrolló una filosofía que todavía es común hoy en día. Koraj alegó, “Toda la congregación es santa, entonces, ¿por qué ustedes se elevan por sobre la nación de Dios?” (Números 16:3) (De hecho, todos los judíos “deben ser santos”, como vimos la semana pasada - “Deben ser santos” (Números 15:40) - pero la nación aún no alcanza el nivel de santidad que Dios espera. El libro de Números es una larga historia de la distancia entre la que el pueblo estaba y donde se suponía que debía estar). (Rabino Hirsch)
Sigamos el razonamiento de Koraj. Los ejemplos de "la prenda azul" y del "cuarto lleno de Torot" tenían la intención de demostrar un principio. Todos tenemos obligaciones que preferimos no cumplir. Muchas personas tienen la actitud de: “Déjame sólo cumplir con mi obligación mínima, tan fácil y rápidamente como pueda. Si el rabino es piadoso, tanto mejor. Él puede ser designado para cumplir con nuestras obligaciones en lugar de nosotros. Así que asegurémonos de que el rabino sea santo y así podremos disfrutar su mérito”.
En otras palabras, en el caso de los Tzizit, idealmente toda la prenda debía ser confeccionada de tela azul, sin embargo, un solo hilo azul cumple con la obligación. En relación a las Torot, idealmente todo el cuarto debe estar lleno de rollos de Torá y a pesar de eso, una sola mezuzá cumple con la obligación. Entonces, toda la nación debe ser santa, sin embargo, un solo rabino cumple la obligación de toda la comunidad. Por lo tanto, Koraj pensó que si toda la prenda es azul, entonces no se necesitan los Tzizit; si todo el cuarto está lleno de Torot, entonces no necesitamos la Mezuzá y si toda la congregación es santa, ¡entonces no necesitamos al rabino! Conclusión: ¡No necesitamos a Moshé! (Rabino Shlomo Wolbe)
(Esta lógica era incorrecta porque sin importar cuán grande es el grupo de personas, aún así necesitan un líder).
Desafío a un Duelo
Después de tratar de apaciguar a Koraj y sus hombres sin resultado, Moshé los desafió a un “duelo espiritual”. Les presentó una oportunidad para cumplir con sus deseos de convertirse en Sumos Sacerdotes. Ellos tenían que llevar incienso al Tabernáculo y Aarón llevaría también. El incienso que fuera aceptado por Dios sería el que determinaría quién estaba en lo correcto.
El incienso era la ofrenda más sublime en el servicio del Templo, quemado completamente casi sin dejar residuo, simbolizando la devoción total a Dios. En Iom Kipur, el Sumo Sacerdote debía entrar al Santo Sanctorum con el incienso en la mano para ofrecerlo a Dios. Sin embargo, había un gran riesgo. De hecho, los hijos de Aarón murieron al ofrecer un incienso no autorizado. ¿Acaso estaban Koraj y sus hombres preparados para arriesgar sus vidas por convertirse en “Sumos Sacerdotes”?
El Punto Controversial
Moshé alegaba que todas sus decisiones – desde designar a Aarón como Sumo Sacerdote, hasta la elección de Elitzafan como príncipe – eran tomadas por Dios. Koraj reclamaba que Moshé estaba influenciado y que era responsable por sus decisiones. La controversia se decidiría al día siguiente y sólo uno sobreviviría. ¡Este era un duelo a muerte!
El Error de Koraj
Los rabinos preguntan ¿cómo pudo Koraj, un hombre grande y sabio, estar tan equivocado? La respuesta es que su propia grandeza lo engañó. A través de profecía, Koraj fue capaz de ver que tendría eminentes descendientes. Los famosos Levitas, que posteriormente cantarían en el Templo y que compondrían Salmos que comienzan con las palabras: “Una canción a los hijos de Koraj”, eran de su progenie. El famoso profeta Shmuel, quien es igualado a Moshé y a Aarón (en el Salmo 99), también era descendiente de Koraj. Koraj pensó: “¡Con toda esta grandeza reservada para mí, debo ser yo el que sobrevivirá!”.
Sin embargo, Koraj cometió un error fatal: él se equivocó al no considerar que sus hijos, que al comienzo también estaban involucrados en la controversia, posteriormente se arrepentirían y por eso sobrevivirían y alcanzarían grandeza. En la mente de Koraj el concepto de arrepentimiento no existía.
El Momento Oportuno
Koraj programó su insurrección para hacerla calzar con el momento de descontento del pueblo por tener que pasar 40 años en el desierto y morir en él. La designación de Eliztzafan había ocurrido mucho antes de la rebelión, sin embargo, Koraj había esperado por el momento adecuado para empezar su demagogia, cuando pensó que la gente lo seguiría. Koraj y sus seguidores instigaron: “Nos prometiste una tierra de leche y miel, pero ahora dices que moriremos en el desierto” (Ver Números 16:14)
Psicología de Koraj
Un juego político de poder usualmente comienza con una segunda motivación. Esta motivación frecuentemente produce que haya un plan escondido y una ideología racional, que generalmente está basada en la realidad. La constitución de regímenes brutales como el de Rusia o China esta repleta de lenguaje diplomático con promesas de igualdad y derechos para los ciudadanos. (Por supuesto, si eres miembro del partido, ¡eres un poco más igual!)
En la parashá de la semana pasada, los espías también tenían segundas intenciones. Ellos temían que perderían sus posiciones cuando los judíos entraran a la tierra. Este miedo los llevó a crear una ideología racional (“no estamos en el nivel espiritual que se requiere para entrar a la tierra”) a lo que se agregaron algunas cosas verdaderas (“de la tierra mana leche y miel”).
Así también, Koraj tenía una segunda intención (celos) que llevó a desarrollar una ideología (la no necesidad de Moshé), con un pequeño agregado de verdad (sus eminentes descendientes). (Escuchado del Rabino Shlomo Wolbe).
Un Reto Abierto
Moshé continuó persiguiendo su plan de paz y convocó a los problemáticos Datan y Aviram. Ellos se negaron a asistir de manera desafiante. Ellos dijeron: “Incluso si él decreta cegarnos (al quitarse el velo que cubre su brillante rostro), nosotros no iremos a él” (Números 16:14).
Dice el Midrash que en ese momento, ellos sellaron su veredicto. “Ellos no iban a ascender nunca más, ¡sólo descender!”.
El Castigo de Koraj
Moshé proclamó: “Si estos hombres mueren una muerte natural (Su Alteza, ¡yo elijo morir a una edad avanzada!) eso probaría que estas fueron mis propias decisiones. Sin embargo, si yo [sólo] seguí las instrucciones de Dios, que la Tierra se los trague vivos” (Números 16:29).
Este fue un castigo “medida por medida” porque ellos habían acusado a Moshé - “el más humilde de todos los hombres” - de ser arrogante. Dado que Moshé estaba a nivel del suelo, ¡el castigo de ellos debía ser más bajo que eso! En ese momento, la Tierra abrió su boca (que había sido creada en el amanecer de la creación – Avot 5:8) y se tragó a Koraj y a sus hombres de en medio del pueblo. Al mismo tiempo, un fuego devoró a los 250 hombres que habían aceptado el desafío de Moshé de ofrecer un incienso. Los rabinos dicen que Koraj fue consumido por las llamas y tragado por la tierra.
Sus hijos reconsideraron sus acciones y se arrepintieron en su camino hacia abajo y una escalinata permitió que salieran. Durante ese tiempo compusieron un salmo.
Deja el Fuego Ardiendo
Dios le dijo a Moshé que le ordenara a Eleazar, hijo de Aarón, que recolectara y vaciara el incienso de los utensilios y que los batiera para hacer un cobertor para el altar para que todas las generaciones recordaran este evento.
Debemos apreciar la grandeza del pueblo judío. Estos rebeldes deseaban sinceramente servir como sacerdotes del Templo. Si su intención no hubiera sido sincera, sus utensilios no se habrían considerado santos. A pesar de que se desorientaron y pagaron por sus errores con sus vidas, su motivación básica era acercarse a Dios. Pero debemos recordar, además, que Dios es quien nos enseña cómo acercarnos a Él adecuadamente. (Rabino Shlomo Wolbe)
Detén al Ángel de la Muerte
El pueblo aún se quejaba de que Moshé causó un derramamiento de sangre. Ellos dijeron que él podía simplemente haber ignorado la ofensa y no haber causado tanta muerte. Ellos exclamaron: “¡Mataste al pueblo de Dios!” (Números 17:6).
Esta actitud hizo que ellos perdieran todo el punto de la controversia. Ellos debieron haber entendido que todo lo que hace Moshé es 100% por Dios. La responsabilidad comunitaria entró en efecto y Dios decretó eliminar a toda la nación. Esta vez Moshé no tenía nada que decir en defensa de ellos.
Luego, mientras el ángel de la muerte empezó su atroz tarea, Moshé recordó la información que el ángel le había enseñado en Sinai sobre el poder del incienso e inmediatamente mandó a Aarón con incienso para detener la plaga. Esto le enseñó al pueblo que no era el incienso el que era tan mortal, sino el poder del pecado.
Aarón detuvo al ángel en la mitad de su camino al exigir el cese de la matanza. El ángel anunció que estaba siguiendo órdenes Divinas. Aarón argumentó que todo lo que dice Moshé es la voluntad de Dios – ¡anda a preguntarles! Esto detuvo la plaga y salvo la situación.
El Bastón de Aarón
Finalmente, la singularidad de Aarón fue probada de una manera pacífica. Moshé le ordenó a cada jefe de tribu que escribiera su nombre en su bastón y que se lo enviara a él. La tribu de Levi estuvo representada por el bastón de Aarón. Moshé puso todos los bastones en el Santo Sanctorum, ubicando el bastón de Aarón en el centro. A la mañana siguiente, el bastón de Aarón había florecido con almendras para que todos lo vieran. Luego cada jefe de tribu tomó su bastón y así se estableció para siempre que Dios había elegido a Aarón y a sus descendientes como los sacerdotes de Israel
Pregunta: ¿Por qué almendras?
Respuesta: Los almendros son los primeros árboles que dan fruto en su temporada. Esto significa que los Cohanim son energéticos como las almendras, realizando sus obligaciones en el Templo de forma veloz. Además, ¡cualquiera que desafíe a los hijos de Aarón será rápidamente castigado como el veloz crecimiento de las almendras!
El bastón de Aarón fue colocado en al Arca junto con las tablas, la jarra con maná y la Torá de Moshé, para recordarle al pueblo que la familia de los Cohanim fue elegida para siempre.
OBTENIDO DE: https://www.aishlatino.com/

 

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PARASHÁ DE LA SEMANA: JUKAT

 
ESTA PARASHÁ ES LA QUE SE LEERÁ B.H. ESTA SEMANA EN ERETZ ISRAEL, FUERA DE ISRAEL SE LEERÁ LA PARASHA KORAJ

Resumen de la parashá

Una ceremonia especial de purificación fue establecida para aquellos que habían tocado un cadáver o habían estado bajo el mismo techo. Como parte de los ritos fue sacrificada una pará adumá (vaca roja) sin defectos fuera del campamento, y quemada junto con madera de cedro, hisopo y un hilo escarlata. Sus cenizas fueron mezcladas con agua de una corriente y salpicadas sobre la persona impura en el tercero y el séptimo día de su impureza. Al finalizar este último, después de haberse lavado las ropas y sumergido en un mikvé, la persona afectada podía participar nuevamente en el culto del Santuario.
Durante treinta y ocho años los israelitas erraron por el desierto y en ese tiempo murieron todos los miembros de la generación mayor de entre veinte y sesenta años, con excepción de Iehoshua y Calev. A comienzos del cuadragésimo año del éxodo, el resto de la población regresó a Kadesh. Fue allí donde murió Miriam, la hermana de Moshé y Aharón.
A su muerte dejó de fluir el agua del pozo que había acompañado milagrosamente a los israelitas. El pueblo comenzó a murmurar nuevamente contra Moshé por la falta de agua. Hashem dijo a Moshé y Aharón que le hablaran a cierta roca, de la cual fluiría agua suficiente para satisfacer a todos. Pero Moshé estaba tan disgustado por la constante falta de respeto del pueblo que golpeó impacientemente la roca en lugar de hablarle. Por no haber cumplido las instrucciones de D´s y haberlo deshonrado delante del pueblo, no se permitió a ninguno de los dos hermanos entrar en Tierra Santa.
Se instruyó entonces a la gente a fin de que se preparara para las etapas finales de su largo viaje. La única ruta disponible para ellos se extendía a traves de la tierra de Edom, al sur del Mar muerto. Moshé envió mensajeros al rey de Edom solicitando permiso para atravesar su territorio y ofreciendo pagar por el agua que el pueblo y el ganado pudieran beber. El rey no sólo se rehusó, sino que además les obstruyó el paso ubicando una fuerza armada. En consecuencia, los israelitas se vieron obligados a hacer un rodeo por el camino de las fronteras sureñas de Edom. Cuando la congregación llegó al monte Hor, Aharón murió y fue sepultado allí. Moshé designó a su hijo Elazar como Cohén Gadol (sumo sacerdote)
Después de rechazar exitosamente un ataque del rey canaanita de Arad, los fatigados israelitas se quejaron amargamente de la falta de agua y alimento. Consiguientemente, fueron castigados con una plaga causada por las mordeduras fatales de feroces serpientes. Cuando el pueblo admitió su error, Moshé ubicó una serpiente de bronce sobre una vara. Quienquiera que la mirara se curaría.
La congregación que había deambulado por el sur, el este y luego el norte, pasando por las tierras de Edom y Moav, se detuvo cuando llegó al río Arnón, la frontera entre Moav al sur y Emor al norte.
Sijón, rey de Emor, no quiso permitir que los israelitas pasaran por su tierra y lanzó su ejército contra ellos. Empero, con la ayuda de Hashem, la batalla terminó con la derrota total de los emoritas. Volviendo hacia el norte, a las fértiles tierras de Guilad y Bashán, los israelitas derrotaron la resistencia de Og, rey de Bashán, y tomaron posesión de su territorio. La tierra al este del Jordán había sido conquistada y los israelitas acamparon finalmente en la frontera de Moav, frente a Jericó.
(Extraído del libro «Lilmod ULelamed» de Edit. Yehuda)
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domingo, 21 de junio de 2020

¿QUÉ ES LA PROFECÍA? ELIAHU HA NAVI

¿Qué es un profeta?
Un profeta es un individuo que recibe un mensaje de Di-s para ser transmitido a la gente. Maimónides lo cuenta como uno de los 13 fundamentos de la fe judía que “Di-s se comunica con el humano a través de la profecía”.
¿Qué hay en estos mensajes?
El propósito de los mensajes que se comunican a los profetas individuales no es revelar el propósito de la existencia o de legislar las leyes de la vida, ya que esto está contenido en la Torá y en sus 613 preceptos, aquellos que Di-s nos comunicó en el Monte Sinaí. Una vez que Di-s transmitió el mensaje con la revelación en el Sinaí, en cierto sentido, Él nos lo dejó a nosotros para que lo estudiemos y lo expliquemos. El Talmud incluso trae un caso en el que los Sabios de la Torá debatían un punto en la ley de la Torá y se oyó una Voz Celestial apoyando el punto de vista de la minoría; los Sabios no quedaron impresionados, y silenciaron a la Voz, citando la declaración propia de la Torá sobre ella misma “no está en los Cielos” (Deuteronomio 30:12).
El propósito de la profecía es corregir la dirección de la sociedad Judía, o la dirección de toda la sociedad. A veces viene un profeta para predecir el futuro, cuando Di-s considera necesario que debemos saber qué sucederá para poder incentivarnos en nuestra misión de la vida. Otras veces viene, para hacernos acordar que estamos “aflojando el ritmo” de lo que Él espera de nosotros, y nos advierte sobre las consecuencias terribles que esto traerá si no recapacitamos. A veces, Di-s usa a un profeta para enviar mensajes privados a un individuo (particularmente a un individuo cuyas acciones tienen un gran efecto, como por ejemplo un rey). Un profeta también puede transmitir una instrucción específica que no está contenida en la Torá como un mandamiento Divino “de una vez”, en tales casos, uno debe seguir las instrucciones incluso si van en contra del mandamiento universal de la Torá. Una profecía, sin embargo, nunca contenderá una nueva Mitzvá, ni anulará una Mitzvá; un profeta que clama tal comunicación de Di-s, es pues, un falso profeta.
Por ello, Isaías fue enviado para describir la Era Mesiánica que es la culminación y la recompensa de nuestros esfuerzos. Jeremías predijo la destrucción del Templo Sagrado. Ioná fue enviado a Ninvé para advertir a sus habitantes que la ciudad se destruirá a menos que ellos se arrepientan de sus caminos perversos. Samuel transmitió el mensaje Divinos al Rey Shaul para que batalle contra Amalek, y Elishá fue enviado para llevar a cabo el famoso desafío de los dos novillos en el Monte Carmel (incluso que esto implicó violar temporalmente la prohibición de la Torá de ofrecer sacrificios fuera del Templo Sagrado). Pero ningún profeta dijo alguna vez nada acerca que esto fuera producto de su propia mente. Hablaron y actuaron únicamente por mandato Divino.
¿Cómo se convierte uno en profeta?
Primero, uno debe ser meritorio. Maimónides trae la siguiente lista: uno debe ser sabio, tener una mente lúcida y clara; ser de carácter impecable, y estar en absoluto control de las pasiones y deseos de uno; ser de constitución alegre y tranquila; huir de la materialidad y de las frivolidades de la vida y dedicarse completamente al conocimiento y servicio de Di-s.
Todo esto, sin embargo, no trae la profecía, sólo hace que uno sea meritorio de recibirla. La recepción misma de la profecía viene de Arriba, por elección Divina. Mientras que la “escuela de profecía” en el antiguo Israel entrenaba a los aspirantes de profetas para poder recibir la profecía, a través de extensa meditación y forma de vida rigurosamente espiritual, el alumno de profecía no puede causar que una profecía venga a él a través de acciones específicas. La profecía se manifiesta de manera súbita, sin señales de advertencia o preparación por parte del profeta. Lo que sucedió fue que Di-s eligió a una persona a quien hablarle y transmitirle mensajes, no al revés.
¿Cómo se verifica a los profetas?
Primero, la persona debe ser conocida como alguien que posee atributos superiores.Luego, si una persona de tal calibre anuncia que recibió una profecía, se asume que está diciendo la verdad. Pero la última prueba es la veracidad de sus profecías;si lo que dijo que sucedería sucedió, sabemos que es un profeta; de lo contrario, no lo es.
(Esto, sin embargo, se aplica solamente a la predicción de un evento positivo, siendo que una vez que una promesa Divina sobre un bien es comunicada a través de un profeta, ésta nunca es retractada; sin embargo, si un profeta advierte, en nombre de Di-s que una calamidad está destinada a suceder, y no ocurre, esto no desaprueba su profecía, siendo que un mal decreto puede ser anulado a través de la plegaria y el arrepentimiento. Por supuesto, predecir el futuro sin poseer los caracteres de un profeta, no lo hace a uno profeta)
¿Cómo se siente experimentar la profecía?
Al igual que una señal de transmisión de un alto nivel de watts en un instrumento de bajo nivel de watts, la profecía generalmente sobrecarga el equipo mental del receptor. La profecía frecuentemente causa desmayos, demencia temporaria, convulsiones o espasmos musculares involuntarios. Algunos profetas podían recibir la señal durmiendo, teniendo sueños súper enigmáticos, en forma de acertijos que debían decodificar al despertarse. Los profetas no tenían conversaciones verbales o mentales con Di-s. La única excepción fue Moshé, quien hablaba con Di-s“como un hombre habla con su amigo”(Éxodo 33:11).
¿Cuáles son las reglas primordiales de la profecía?
De los 613 mandamientos de la Torá, algunos pertenecen a las profecías. Éstos incluyen:
1. Obedecer las instrucciones del profeta
2. No dudar ni probar las promesas de Di-s o advertencias transmitidas por el profeta
Y para el profeta:
3. Transmitir personalmente las instrucciones de Di-s.
4. No suprimir una profecía recibida (como intentó hacerlo Ioná).
5. No profetizar en nombre de otros dioses (incluso si el contenido es cierto)
¿Quiénes eran los profetas?
Hubo miles de profetas en la historia Judía. La gran mayoría, sin embargo, transmitieron mensajes que eran específicos al tiempo y a las circunstancias en las que se encontraban. Sus profecías, por ende, no fueron grabadas para más adelante, e incluso sus nombres nos son desconocidos. Muchos de estos profetas eran ciudadanos comunes (estudiantes, campesinos, artesanos), quienes por virtud de su justicia y sensibilidad por lo espiritualidad, fueron seleccionados para recibir una profecía Divina. A menudo no sabía qué les ocurría, y sólo luego se daban cuenta que habían recibido una profecía. Algunos, como Ioná, sí sabía de qué se trataba, y aún así intentó escaparse de ella.
El Talmud cuenta 55 profetas “históricos” cuyas profecías están grabadas en la Torá porque contienen un mensaje relevante para todas las generaciones. La mayoría eran figuras públicas que profetizaron frecuentemente y que se convirtieron en líderes de su gente. Esto incluye 15 profetas cuyas palabras fueron registradas en libros individuales que llevan sus nombres: Isaías, Jeremías, Ezequiel, y doce libros más cortos, incluyendo Amos, Hoshea, Najúm, y otros. Los otros 40, que pudieron no haber tenido profecías todo el tiempo, están mencionados en otros varios lugares en el Tanaj-Biblia- como Natán (en los Libros de Samuel), y Ido (Crónicas).
La profecía parece haber sido una experiencia para el público masculino mayoritariamente, 48 de los 55 profetas “históricos” fueron hombres, aunque no podemos saber si esto refleja la proporción de profetas y profetizas. Las siete profetizas más importantes fueron: Sara (Esposa de Abraham), Miriam (hermana de Moshé), Débora (la única mujer entre los Jueces), Jana (madre de Samuel), Abigail, Juldá y Ester (de la historia de Purim).
¿Existe la profecía hoy en día?
La era de la profecía oficialmente acabó hace unos 23 siglos. La última generación de profetas fue aquella que comenzó a profetizar antes que el Primer Templo Sagrado fuera destruido en el año 424 AEC, a pesar que un número de esa generación sobrevivió el exilio Babilónico que duró 70 años y vivió para ve la construcción del Segundo Templo. El más famoso, Ezequiel profetizó en Babilonia, y tres profetas Jagai, Zejaria y Malaji fueron miembros de la “Gran Asamblea”, que dirigió a la gente durante los primeros años luego de su regreso desde Babilonia. Mordejai y Ester también fueron miembros de la generación que sufrió la destrucción del Primer Templo y presenció la construcción del segundo. Con el fallecimiento de esa generación, “la profecía partió de Israel”.
Sin embargo, el principio que“Di-s se comunica con la humanidad a través de la profecía”permanece un fundamento de la fe judía. Una forma menos de profecía, conocida como Ruaj Hakodesh (Inspiración Divina), permanece la provincia de los Tzadikim, los hombres y mujeres justos de todas las generaciones. De acuerdo a la tradición, uno de los profetas más grandes, Eliahu, nunca murió, y anunciará la llegada del Mashiaj. El Mashiaj mismo es un profeta, y en la era mesiánica, la profecía se convertirá en un fenómeno universal, en las palabras del profeta Joel, “Y sucederá que volcaré Mi espíritu sobre toda carne, y tus hijos e hijas profetizarán; tus mayores soñarán, tus hombres jóvenes verán visiones”. Y en una carta para los judíos de Yemen, Maimónides cuenta una tradición antigua que “poco después de la era mesiánica, la profecía volverá al pueblo judío”.
 
Obtenido de: https://es.chabad.org/

Eliahu HaNavi – Elías el Profeta

Eliahu HaNavi fue uno de los más grandes profetas de la Historia y la Leyenda judía. Vivió en la época de Ierovam Ben Nevat, causante de que el Reino Judío se dividiera en dos: Israel y Iehudá, en la época del Primer Templo, cuando el pueblo de Israel estaba hundido en las profundidades de la idolatría. Sus principales adversarios fueron el rey Ajav (Ahab) y su esposa la reina Izebel (Jezebel), siendo el profeta Elisha (Eliseo) su principal discípulo.
Nuestro primer encuentro con Eliahu es cuando profetiza en nombre de Di-s a Ajav que no lloverá hasta que El Todopoderoso lo permita, a través de Eliahu.
 
Poco después, realiza un milagro a una viuda y a su hijo que se hallaban al borde de la inanición, ilimitando sus provisiones de harina y aceite. Pero sobreviene la tragedia, muriendo el hijo de la viuda. Eliahu reza para resucitar al niño, y el Creador responde positivamente su plegaria.
 
El hambre abatía fuertemente, y Di-s ordena a Eliahu que luche contra Ajav. Eliahu exige a Ajav reunir a los 450 profetas del Ba’al, y el competirá con ellos en presencia de toda la nación para ver quién puede hacer llover. Le dice al Pueblo: “¿Cuánto tiempo más seguirán parados en ambos lados del umbral? Si el Señor es el Di-s verdadero  -síganlo, pero si lo es el Ba’al - entonces síganlo a él. Y el Pueblo no pudo responderle” (Reyes I , 18:21). Eliahu deja que los falsos profetas vayan primero y recen a su ídolo todo el día, sin éxito. En uno de los pocos lugares de la Biblia donde encontramos burla, dice Eliahu a sus opositores: “Griten más fuerte… posiblemente esté en el baño o salió de la casa, quizás esté durmiendo, y puedan despertarlo” (Reyes I, 18:27).
 
Después del fracaso de los falsos profetas, Eliahu le grita a Di-s: “Escúchame Todopoderoso, escúchame, que este pueblo sepa que Tú eres el Di-s verdadero”… Luego cayó el fuego del Todopoderoso consumiendo el sacrificio, quemando la pila de madera y las piedras. Y cuando el Pueblo vio esto, cayeron todos de cara al suelo; y dijeron: "¡El Señor es Di-s, el Señor es Di-s"’ (Reyes I, 18: 37-39). Entonces encima del mar apareció una pequeña nube, no más grande que una mano de hombre, y pronto: “…el cielo se oscureció con nubes y viento, cayendo una fuerte lluvia…", (Reyes I 18:45).
 
Cuando Eliahu fue llevado al Cielo se encontraba con Elisha caminando junto a él: "Y he aquí que apareció un carro de fuego, y caballos de fuego, que los separaron, y Eliahu fue levantado hasta el Cielo por un fuerte viento. Y Elisha lo vio y gritó: ‘¡Padre mío, padre mío!, los carros de Israel y sus jinetes’". (Reyes II, 2:11-12)
 
Eliahu HaNavi fue uno de los pocos hombres que subieron al Cielo sin morir. Es conocido como el “Ángel del Pacto”, y según la tradición Judáica, está presente en cada circuncisión, cuando una nueva alma judía es traída al mundo. Generaciones de niños han escuchado la canción de cuna que comienza así:
 
“Eliahu HaNavi, Eliahu HaTishbi, Eliahu HaGiladi…” Eliahu el profeta, Eliahu, el tishbita, Eliahu el giladita…” “Bi’mhera Yavo Eleinu, im Mashiaj ben David”… “Que pronto llegue, acompañado del Mesías, hijo de David".
 
Eliahu es el precursor del Mesías, y será él quien "restablecerá los corazones de los padres en los hijos, y los de los hijos en los de los padres", uniendo las generaciones del Pueblo Judío de todas las épocas.
 
Obtenido de: https://www.breslev.co.il/
 

¿QUIÉN ES ELIAHU HA NAVÍ?

Un discípulo del baal shem tov, un distinguido jasid, había escuchado decir que ciertos místicos y cabalistas tuvieron el privilegio de ver a Eliyáhu hanaví,
al profeta Elías. Le habían dicho que haciendo ciertos ejercicios espirituales podría llegar a verlo realmente. Por lo tanto se fue a ver a su Rebe el Baal Shem Tov, para pedirle que posibilitara el encuentro con el profeta.
El Baal Shem Tov trato de disuadirlo pero por muchos meses el jasid siguió con su petición de ver al profeta Elías.
Finalmente unos días antes de Pésaj, el Baal Shem Tov le dijo que le permitiría ver a Eliyáhu hanaví pero con la condición que siguiera todas sus instrucciones sin desviarse de ellas en lo mas mínimo. El jasid aceptó.
"De acuerdo" dijo el Baal Shem Tov, "si quieres ver al profeta tienes que hacer lo siguiente: Consigue nueve cajas y llénalas de gran cantidad de comida: pescado, carne, matzá, vino etc. Luego el día anterior a Pésaj viajarás a tal pueblo y en las afueras antes de llegar al bosque verás una casa destartalada. Poco antes del comienzo de Pésaj, tocarás la puerta y preguntarás si puedes pasar la fiesta allí". El hombre emocionado hizo exactamente lo que le había señalado su maestro.
Cuando tocó la puerta, le abrió una mujer que le respondió:
"Como podría recibirte si no tengo nada de comida en la casa, somos una familia muy pobre" dijo llorando "Yo traigo unas cajas con comida" contestó "tengo suficiente comida para todos". Entró, los niños cargaron las cajas saltando con gran alegría, los pobres, nunca habían visto tanta comida en toda su vida. Fueron los niños más felices del universo. David estuvo allí dos días celebrando Pésaj con la familia mientras esperaba ansioso ver al profeta Eliyáhu.
Pero todo fue en vano el profeta Eliyáhu no apareció.
Frustrado regresó donde el Baal Shem Tov y le dijo:
"Rebe, estuve por dos días en esa casa y no vi al profeta, ¿por qué me engañó?"
"¿Hizo todo lo que le dije?"
-"¡Si lo hice!" respondió
"¿Y no lo vio?"
-"No."
"En este caso" dijo el Baal Shem Tov, "regresa a la misma casa pero esta vez quédate afuera, párate cerca de la ventana y escucha. A David le sorprendieron tan extrañas instrucciones pero igual las cumplió. Regresó a la casa, y a través de la ventana escuchó la siguiente conversación entre los esposos: "Sara", dijo el marido "estoy muy preocupado, porque no sé como vamos a conseguir la comida para los dos últimos días de Pésaj".
A lo cual su esposa respondió: "¿Por qué estás preocupado David?" viste que los primeros días de Pésaj, Di-os nos envió a Eliyáhu el profeta que nos trajo toda la comida y bebida que hacia falta? Seguramente Di-os nos lo enviará otra vez para los segundos días de la festividad".
De repente David entendió lo que el Baal Shem Tov le había dicho. ¿Quieres ver a Eliyáhu? No lo busques en el cielo, o en las personas santas que están en las cuevas o en la cima de las montañas. ¡No! ¿Quieres ver a Eliyáhu? Llena unas cajas de comida, alimenta a niños hambrientos, haz una buena acción y luego mírate al espejo, y verás a Eliyáhu. Verás a Eliyáhu en ti mismo".
Contado por el Rabino M.M Gluckowsky de Rejovot, Israel

Obtenido de: https://es.chabad.org/
 
 
 
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