jueves, 17 de diciembre de 2009

Haftarat Parashá Miketz

Melajim I (I Reyes) 3:15 - 4:1

Así como la parashá de la semana, la sección que ha sido escogida para la haftará de parashat Miketz, habla sobre los sueños de realeza y sus consecuencias.

En la parashá, habíamos visto que el Faraón tuvo un sueño portentoso, e Iosef aplicó su sabiduría Divina para interpretárselos, resultando de eso su nombramiento para el puesto más calificado en el gobierno egipcio después del Faraón.

"Y se despertó Shelomó y he aquí un sueño! Fue a Ierushalaim y se paró delante del arca del pacto de D'os; ofreció distintos sacrificios e hizo una fiesta para todos sus servidores" (3:15).

La haftará comienza diciendo que Shelomó se despertó de un sueño que le puso el tono a su reinado y tuvo implicaciones para el futuro del pueblo judío. En su sueño profético, D'os le había preguntado al recién coronado Shelomó - de tan sólo doce años de edad, qué bendición deseaba por su nueva posición.

Shelomó le pidió a D'os sabiduría para así poder juzgar correctamente a su pueblo. Y complacido de que Shelomó sólo pidió sabiduría, sin pedir egoístamente longevidad, riqueza o poder, D'os le prometió otorgarle no sólo una sabiduría sin precedentes, sino también la riqueza y el honor que él no pidió.

Poco después de aquel sueño llegó la prueba de su cumplimiento en forma de un aparente dilema irresoluble:

"Entonces, vinieron dos mujeres prostitutas hacia el rey, y se pararon delante de él. Dijo la primer mujer: 'Por favor señor mío: yo y esta mujer estábamos viviendo en la misma casa, y he dado ha luz estando con ella en aquella casa. Y en el tercer día después de mi parto, esta mujer también dio a luz, y nosotras estábamos juntas; no había nadie extraño con nosotras en la casa, excepto nosotras dos. Y ocurrió que murió el hijo de esta mujer por la noche, por cuanto que ella se acostó sobre él. Entonces ella se levantó a la mitad de la noche y tomó a mi hijo de mi lado - y tu servidora estaba durmiendo - y lo recostó junto a ella, y a su hijo muerto lo puso junto a mí. Cuando yo me desperté por la mañana para amamantar a mi hijo, me he dado cuenta de que había fallecido, pero al prestarle atención por la mañana noté que no era mi hijo, a quien yo había dado a luz'.

Dijo la otra mujer: 'No! Mi hijo es quien vive y tu hijo es quien está muerto!'.

Y siguieron discutiendo delante del rey.

Pensó el rey: 'Una dice que su hijo es quien vive y el hijo de la otra es quien ha fallecido, pero la otra dice que no, pues el hijo de la otra es quien está muerto y su hijo es quien vive'. Dijo el rey: 'Traigan para mí una espada' - y trajeron la espada delante del rey. Dijo el rey: 'Corten al niño que vive en dos y denle una mitad a una y la otra mitad a la otra'.

Habló la mujer, quien su hijo era el que vivía, por cuanto que se había llenado de compasión por su hijo, y le dijo al rey: 'por favor señor mío, denle a ella el niño que vive, y que no sea matado'.

Mas la otra dijo: 'Ni mío ni tuyo será. Que sea cortado!'.

Contestó el rey diciendo: 'Denle a ella (a la mujer que pidió que sea dejado con vida) el niño que vive y no lo maten, pues ella es su madre'.

Escucharon todo Israel el juicio que había juzgado el rey, y reverenciaron al rey, porque entendieron que la sabiduría Divina residía en él para hacer justicia. Y el rey Shelomó reinó sobre todo Israel".

(3:16 - 4:1)

El veredicto de Shelomó ganó la admiración y el respeto de toda la nación, y mostró un grado de sabiduría que se convirtió en el sello de distinción de su reinado, y en un augurio de los tres inspiradores libros con los que él contribuiría a las Escrituras: Mishlé - Proverbios, Shir Hashirim - Cantar de los Cantares y Kohelet - Eclesiastés.


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