miércoles, 30 de diciembre de 2009

Parashá Vayejí - (Y vivió). 16 Tebet 5770 (2 de Enero de 2010).

Resumen de la Parashá

Después de vivir 17 años en Egipto, se aproximaba el final de los días de Yaacob y llamó a su hijo Yosef a quien pidió que le prometiera que lo sepultaría en la tierra de Canaán, junto a sus padres en la Cueva de Majpelá, el lugar donde estan Adam y Java, Abraham y Sara, Itzjak y Ribká. Yaacob se encontraba enfermo y Yosef junto a sus hijos Efráim y Menashé, fue hacia él. Yaacob expresó que ellos serían cabezas de tribus, al igual que sus propios hijos.

Mientras, recordó a su hijo Yosef sobre cuándo murió su esposa Rajel y que la sepultó en Bet Lejem. Luego, bendijo a sus nietos Efráim y Menashé. Yaacob eleva a Efráim y a Menashé al estatus de sus propios hijos, dándole así a Yosef una doble porción, lo que le saca el estatus de primogénito a Reubén. Como Yaacob es ciego por su edad, Yosef pone a sus hijos cerca del abuelo. Yaacob los besa y abraza. Yaacob colocó su mano derecha sobre la cabeza de Efráim (el más joven), y su mano izquierda sobre Menashé. Yosef creyó que su padre estaba equivocando al colocar la mano derecha sobre el menor y la izquierda sobre el mayor, cuando en realidad debía ser a la inversa, a lo que Yaacob sostuvo no estar equivocado ya que Menashé se convertiría en una gran nación, mientras que Efráim sería aún mayor. Yaacob le explica que su intención es bendecir a Efráim con su mano fuerte porque Yehoshúa descenderá de él, y también porque Yehoshúa será tanto el conquistador de Eretz Israel como el maestro de Torá del Pueblo Judío.

Cercano a su muerte, Yaacob llamó a todos sus hijos, quienes junto a su cama, fueron recibiendo uno a uno, las bendiciones. Profetizó sobre cada una de las tribus y describió las características de cada hijo suyo. Yaacob ordenó a sus hijos ser sepultado en la cueva de Majpelá, frente a Mamré, en el campo de Efrón en la tierra de Canaán. Allí estaban sepultados Abraham, Sará, Itzjak, Ribká y Leá.

Yaacob se va de este mundo a la edad de 147 años. Al fallecer Yaacob, Yosef se echó sobre él y llorando lo besó. Luego ordenó a los médicos egipcios que lo embalsamaran. Los egipcios lloraron a Yaacob durante sesenta días. Al cabo de ese tiempo, Yosef recibió el permiso del Faraón de subir a la tierra de Canaán para dar sepultura a su padre y así junto a sus hermanos y familiares cumplieron lo juramentado, inhumarlo en la cueva de Majpelá.

Al regresar todos a Egipto, los hermanos temieron que Yosef se vengara de todo lo que le habían hecho en el pasado, a lo que les contestó que no temieran y que los apoyaría a ellos y sus familias. Y residieron en Egipto y Yosef vivió ciento diez años.

Cercano a su muerte, Yosef hizo jurar a los hijos de Israel que sus restos serían conducidos a la tierra que el Eterno prometió a Abraham. Al morir su cuerpo fue embalsamado y colocado en un ataúd en Egipto.

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