viernes, 16 de abril de 2010

Parashá Tazría (Concibiere) - Metzorá (Leproso). Shabat 3 de Iyar 57 (17 de Abril 2010).Enfoques sobre la Parashá


“...Una mujer cuando engendrare y diere a luz a un varón...” (Vayikrá 12:2)

Después de las leyes de pureza espiritual respecto de los animales, la Torá se dirige a las leyes de pureza espiritual en el hombre. Así como la creación del hombre viene después de la creación de los animales, asi tambien sus leyes son explicadas después de las de los animales.

Si un hombre es merecedor, si él hace que su alma sea la esencia de su ser, entonces él precede a toda la creación, porque fue su espiritu que flotó sobre las profundidades aún antes de la creación de la luz; pero si no es merecedor, si se glorifica en su dimensión física, entonces en términos de precedencia física, aun el mosquito lo precede...

(Basado en el Midrash y Rashi)

“Y en el día octavo, habrá de ser circuncidada la carne de su prepucio” (Vayikrá 12:3)

La costumbre en un Brit Milá es decirle a los padres "Que así como el hijo ha sido llevado al Pacto (Brit), asi sea llevado a la Torá, al matrimonio y los buenos actos". En otras palabras: Que así como se lo ha llevado al Brit, que es ahora una parte inseparable de él, también todas las otras Mitzvot de la Torá formen una parte inseparable de su persona.

(Iture Torá)

“Cuando una mujer concibe...” (Vayikrá 12:2)

Si el Hombre es digno, si hace que el alma sea la esencia de su ser, entonces antecede a toda la Creación. Pues era el espíritu del Hombre el que flotaba por sobre los abismos antes de que se creara la luz.

Pero si no es digno, si glorifica su dimensión física, entonces, en términos de precedencia física, hasta el mosquito lo antecede... Es por eso que la Torá trata de las leyes de pureza del Hombre luego de las leyes de pureza de los animales: asi como la creación física del hombre vino después de la de los animales, sus leyes se explican con posterioridad a las leyes de los animales. Esto ocurre únicamente cuando el hombre se comporta como nada más que un animal sofisticado. Sin embargo, si él relega su lado físico al alma, si cumple con el propósito de la Creación, reconociendo y sirviendo a su Creador, entonces es el que antecede a toda la Creación.

(Basado en el Midrash y Rashi)

“Y al octavo día, la carne del prepucio será circuncidada” (Vayikrá 12:3)

La grandeza del Shabat puede apreciarse a partir del hecho de que no se realiza el Brit Milá al niño hasta que no cumple ocho días de vida, vale decir, hasta que no pasa su primer Shabat. En otras palabras, la razón por la cual el Brit Milá se realiza recién al octavo día de vida es para que el bebé pueda experimentar el Shabat antes que el Milá. Únicamente al sentir la santidad del Shabat, puede alcanzar el nivel en que es apto de ingresar en la santidad del Pueblo Judío, a través del Brit Milá.

(Yalkut Yehudá)

“El Cohén mirará y he aquí que la mancha no cambió de color” (lit. no cambió su ojo) (Vayikrá 13:55)

Denme una palabra en castellano que equivalga a "chic" en francés. Chic es algo tan pero tan francés que para traducirlo al castellano haría falta un cargamento entero de adjetivos. Los rasgos de un país se evidencian en su idioma. En cada idioma hay palabras que no pueden traducirse directamente a ninguna otra lengua.

En Yidish (y en hebreo) hay una palabra: fargin. Fargin significa sentir placer cuando a otra persona le va bien, sin sentir ni una pizca de celos.

La felicidad depende del modo en que se mira la vida.

El vaso puede parecernos medio lleno o medio vacío. Depende de cómo uno utilice los ojos.

En la parashá de esta semana hay una detallada descripción de una enfermedad espiritual denominada tzaraat. Una de las faltas que produjo está aflicción fue no saber fargin; el ojo angosto, la constricción de la visión.

Cuando una persona enfoca la realidad del modo correcto, se da cuenta de que no hay nada en este mundo que sea mera coincidencia. Por ejemplo, pongamos por caso que mi vecino y yo compramos billetes de lotería. El compró el No. 17756233/a/th/567 y yo compré el No. 17756233/a/th/568. Dos semanas más tarde me levanto y oigo que mi vecino grita con todos sus pulmones: "¡¡¡Me gané diez millones!!! ¡¡¡Me gané diez millones!!!".

Si mis ojos enfocan en la realidad del modo correcto, de inmediato voy a sentir una inmensa felicidad por mi vecino, porque yo no tenía ninguna chance de ganar la lotería. Aunque yo tenia el billete siguiente, hubiera dado exactamente lo mismo si hubiese tenido el billete 0001. La misma diferencia. La felicidad es entender que lo que Hashem decreta para una persona es de esa persona y siempre fue suyo.

No hay "cerca" de lo que les toca a los demás. El que piensa lo contrario se está engañando a sí mismo. Y darse cuenta de eso es uno de los secretos de la felicidad en este mundo. Cabe destacar que en hebreo, las palabras "aflicción de tzaraat" (nega) y "placer" (oneg) se escriben exactamente con las mismas letras: nun, guimel, ain. La única diferencia entre ambos términos es donde se coloca la letra ain. En hebreo, ain significa "ojo". Si uno coloca el ojo en el sitio equivocado, termina sufriendo una enfermedad espiritual, nega. Pero si coloca el ojo en el lugar adecuado, uno siente placer, oneg. El placer que viene de "farginear". El placer que viene de mirar el mundo a través de la lente de la realidad.

(Mesilat Yesharim, Jidushei ha Rim)

“Una mujer, cuando diere a luz...” (Vayikrá 12:2)

Cuando un primogénito viene al mundo, ocurren dos creaciones: el niño, y los padres. El equipo de tres socios que conforman Hashem y los dos padres crean al niño, pero el niño tambien "creo" a los padres. Hasta ahora eran simples personas. Ahora son padres. El Midrash dice que si el hombre es digno "precede a toda la creación". ¿Cómo el hombre va a preceder a toda la creación, cuando fue creado último, el sexto día?

En la ley judía, el padre le lega a su primogénito una porción doble. ¿Por qué? Porque ese hijo fue el que lo convirtió en padre.

El Pueblo Judío es llamado "Mi hijo, mi primogénito, Israel", porque el Pueblo Judío fue el que, por decirlo de alguna manera, "convirtió a Hashem en el Padre del mundo". Ellos son los que atestiguan Su existencia.

Todos los israelitas son los primogénitos de Hashem. Si, a causa de nuestras acciones, hacemos que el nombre de Hashem sea querido en este mundo, si la gente nos mira y ve que hay un Di-s que rige el mundo, entonces somos considerados dignos. Y entonces "precedemos a toda la Creacion". Cuando hacemos a Hashem el Padre del mundo, nos hacemos dignos de ser los "primogenitos".
(Meshej Jojmá)


“Esta es la ley que rige para el Metzorá” (Vayikrá 14:2)

Metzorá: Motzí - sacar, (shem) ra - (un) mal (nombre): Hablar mal sobre alguien.

Hubo una vez un vendedor ambulante que viajaba de ciudad en ciudad. Él llamaba a las personas diciendo "¿Quién quiere comprar la esencia de la vida? ¿Quién quiere comprar la esencia de la vida?. Rabí Ianai lo escuchó y quiso comprar un poco de su poción. "Usted no necesita mi esencia, ni aquellos que son como usted"-contesto el vendedor. Pero Rabí Ianai presiono al vendedor y finalmente el vendedor saco un "Libro de Tehilim"(Salmos), y le leyó a Rabí Ianai: "Quien quiere vida..."- "Cual es la siguiente línea?" - pregunto el vendedor. Contesto Rabí Ianai "Cuide su lengua del mal!... Yo he leído este versículo toda mi vida y nunca me di cuenta de su significado hasta que este vendedor me lo enseñó!!".

(Midrash)

“Y será traído al Cohén” (Vayikrá 14:3)

Cuando una persona habla lashón hará (malas lenguas), demuestra que no tiene idea del poder del habla. Demuestra que para él las palabras son insignificantes en comparación con los actos. Al hablar las malas lenguas, se despierta a un acusador en el Cielo, no solamente contra el objetivo de su lashón hará, sino también contra sí mismo. Un ángel, provisto de un "grabador stereo" se para al lado de cada uno de nosotros y graba cada una de las palabras que pronunciamos. Y para enseñarles a los que hablan lashón hará el poder que tiene hasta una sola palabra, la Torá ordena que el trasgresor sea traído al Cohén. Pero, inclusive cuando va a ver al Cohén, con todo el cuerpo lleno de tzaraat, para que todos lo vean, y hasta que el Cohén pronuncie la palabra "Impuro", se lo sigue considerando totalmente puro. Del mismo modo, no puede retornar a su antigua situación, a pesar de que la enfermedad se haya curado por completo, hasta que el Cohén pronuncie la palabra "Puro". Así, el trasgresor aprende el poder que tiene hasta una sola palabra. Porque con una sola palabra, se lo segrega, y con una sola palabra, se lo redime.

(Basado en Ohel Yaacob)

“Hashem le habló a Moshé, diciendo: Esta será la ley del Metzorá” (Vayikrá 14:1)

Metzo-ra ---Motzi-(shem)-ra----hablar mal de alguien (lit. "sacar un mal nombre", implica mentir).

Sobre gastadas ruedas de acero, las puertas de la fábrica se abrieron de par en par. Allí, bajo la luz gris del alba, estaban las máquinas. Una detrás de la otra, en una larguísima fila cuyo fin se encontraba lejos, muy lejos. Eran grises y azul opaco. Majestuosas. Maravillosas. Las 248. Una máquina tras otra máquina tras otra máquina. El supervisor condujo a su nuevo empleado por el pasillo central. Pasaron junto a todas ellas en reverente silencio. Después de lo que pareció como un siglo, llegaron al final. Y allí se pararon, juntos, al final de este vasto despliegue de poder industrial, contemplándolo.

Allí estaba, diferente del resto de las maquinas igual que Moby Dick era diferente del resto de las ballenas. Enorme, imponente, sola, formidable. "Es esta" dijo el supervisor. "Esta. Sin esta máquina, todas las otras máquinas no valen absolutamente nada. Nada de nada. De esta máquina penden la vida y la muerte".

La lengua es la máquina más poderosa del mundo entero.

En esta vasta fábrica llamada el Hombre, hay doscientas cuarenta y ocho máquinas, cada tendón corresponde a una Mitzvá. Pero la lengua tiene un poder mayor que el resto.

Una palabra puede matar a distancias que ni siquiera el más poderoso cohete puede alcanzar. Una palabra puede causar una plaga más nociva que el ántrax. Y aún así, una palabra puede curar con más poder que una cirugía a corazón abierto. Una palabra puede decir más que el más brillante y colorido ramo de flores.

El mundo fue creado con palabras: "En el comienzo Di-s creó los Cielos y la Tierra...". Él creó toda la existencia con las dos veintidós letras del alfabeto hebreo. Y le dio al hombre esa máquina tan increíblemente poderosa: la lengua. No hay ningún animal en el mundo que pueda hablar. Podrán hacer ruidos, si. Pero hasta la fecha, ninguna ballena publicó un libro de poemas.

El Hombre es el único Hablador de toda la existencia. A él se le confió una máquina muchísimo más poderosa que el átomo, y además, mucho más peligrosa. Porque con una sola palabra se pueden destruir mundos y con una sola palabra se los puede crear.

(Jafetz Jaim)

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