lunes, 11 de mayo de 2009

Parashá Behar - (En el Monte) - Bejucotai - (En Mis Leyes) - 22 Iyar 5769 - 16 Mayo 2009

Resumen de la Parashá Behar

Estando el Pueblo de Israel en el Monte Sinai, el Todopoderoso dijo a Moshé que les dijera que cuando tomaran posesión de la tierra de Canaán, debían dejar descansar la tierra un año luego de cada seis años de siembra. El séptimo año sería Shabat para la tierra (shemitá), y no se debían sembrar los campos ni desmochar los viñedos.

También dijo el Eterno que cada cincuenta años, los Benei Israel debían observar el jubileo (iovel), que comenzaba en Yom Kipur, y durante ese año no se sembrarían los campos, y asimismo se dejaría en libertad a los esclavos hebreos y todas las tierras debían ser devueltas a los dueños originales.

Si un propietario vendiera la tierra por razones de pobreza, la hacienda podía ser redimida por un pariente del dueño original o por éste mismo.

Si alguien debía vender una propiedad ubicada en una ciudad amurallada, para redimirla tenía que esperar un año, mientras que si estuviera ubicada en aldeas o ciudades apartadas para los levitas, volverían a sus dueños durante el período de jubileo.

Si un judío prestara dinero a otro judío pobre, no debe cobrarle intereses. Si el necesitado se veía necesitado de venderse como siervo, el amo judío debía considerarlo como un criado contratado, tratándolo con respeto y poniéndolo en libertad durante el iovel. Un pariente adinerado podía redimir al siervo judío, pagando al amo una cantidad de dinero sobre la base de los años que faltaban hasta el jubileo.

Resumen de la Parashá


En esta parashá, la última del libro Vayikrá, el Eterno advierte al Pueblo de Israel que si obedecieran las leyes y preceptos que Él ordenó, habrá lluvias y verían el fruto de la tierra y de los árboles y plantaciones. La tierra produciría abundantemente, y no habría ni animales ni enemigos que atacaran a los judíos. Los Benei Israel vivirían en prosperidad y paz.

Pero si no escucharan ni cumplieran los mandatos del Todopoderoso, la revelación contra Hashem traerá el terror sobre el Pueblo de Israel, castigándolo con hambre, enfermedades y el ensañamiento de los enemigos, lo que conllevará a un exilio de la nación. Si aún persistiere esta terquedad contra el Eterno, todas estas heridas serán siete veces más poderosas. Bestias salvajes del campo, destrucción del ganado, reducción de la población y los caminos del judío quedarán desolados.

En cambio, si los Benei Israel se arrepintieran de sus mala actitudes, Hashem recordará Su pacto hecho con los patriarcas Abraham, Itzjak y Yaacob, y nuevamente volverán bajo su manto, pues Él nunca los abandonará totalmente.

La parashá continúa con la contribuciones para el mantenimiento del Santuario, la valuación de la misma estará determinada por la edad y el sexo de quien la consagra.

Quien ofrece un animal para el sacrificio, no podrá cambiarlo por otro. Si el animal fuera defectuoso, lo podrá redimir pagando al Cohén el valor monetario más un quinto de ese valor.

Si alguien redimiera una parte de la tierra entregada, la redención debía estimarse según el número de años que restaran hasta el próximo jubileo (iovel).

Un animal primerizo, no puede ser ofrendado voluntariamente, ya que el primogénito es propiedad del Eterno.

Toda persona condenada a muerte, no podrá ser rescatada.

El diezmo de la tierra, podrá ser redimido pagando su valor más un quinto del mismo.

Todos estos mandatos fueron impartidos por el Todopoderoso a Moshé, en el monte de Sinai para cumplimiento de los Hijos de Israel.

No hay comentarios:

Publicar un comentario