jueves, 18 de junio de 2009

Las Mitzvot(II)

Guezerá: Un cerco en torno a la Torá (Avot 1)

Un Guezerá es una ley instituida por los jajamim para impedirles a las personas accidentalmente violar alguna mitzvá de laTorá. Por ejemplo, la Torá prescribe la abstinencia de labor en el día de Sabbat, una Guezerá (en el caso particular de Shabbat se denominan Shvut) nos ordena no tocar cualquier herramientas, utensilios, elementos o instrumentos con los que se acostumbra a realizar trabajo prohibido de hacerse en Shabbat (tales como lápiz, dinero, martillo), por si alguien que estuviera sosteniendo el objeto se olvidara de que es Shabat y realizara el trabajo prohibido.

Es importante anotar que desde el punto de vista práctico, no hay ninguna diferencia entre un Guezerá y una mitzvá de la Torá. Las dos son obligatorias por igual y no puede desatenderse según antojo. La diferencia generalmente está en el grado de castigo: una violación del Shabbat era pasible de sentencia a muerte según ordenanza de la Torá, mientras una violación de una Guezerá produciría un castigo menos severo.

Otra diferencia entre una Guezerá y una mitzvá es que los rabinos pueden, en circunstancias apropiadas modificar o abrogar una Guezerá.

Takaná: Ley de los Rabinos

La Halajá también incluye algunas leyes que no se derivan de las mitzvot escritas en la Torá, pero sí de su espíritu. Una takaná es una ley que fue instituida por los jajamim. Por ejemplo, la "mitzvá" de no desposar más de una mujer simultáneamente, o las fiestas postbíblicas, o la lectura de la Torá los lunes y jueves son takanot.

Algunas takanot varían de comunidad en comunidad o de una región a otra. Por ejemplo, alrededor del siglo décimo de la corriente era, un Rabbenu Gershom Meor HaGola instituyó una takaná que prohibe la poligamia, que era una práctica ampliamente permitida tanto por la Torá y el Talmud. Esta takaná fue aceptada por los ashkenazim residentes en los países cristianos, en donde la poligamia no era permitida, pero en aquellas épocas no era aceptada por los sefardim, puesto que de acuerdo a las leyes ty costumbres islámicas al hombre le era permitido desposar simultáneamente hasta cuatro esposas.

Una takaná, como una Guezerá, tiene similar valor práctico talcomo un mitzvá de la Torá.

Minhag: La Costumbre transformada en Ley

Un minhag es una costumbre que, sin ser contraria a letra y espíritu bíblico, ha sido convalidada por el uso y el tiempo por un gran numero de judíos, y que obtiene por lo mismo peso religioso. por las razones religiosas Por ejemplo, el que en la actualidad se siga preservando el Iom Tov Sheini (segundo día consagrado de las festividades) fuera de Israel, cuando la Guezerá que lo instituyó perdió vigencia, desde la existencia de calendarios exactos y prefijados, es un minhag.

La palabra que "minhag" también se usa en un sentido más libre para indicar un procedimiento de una comunidad o la manera o proceder de un individuo de hacer alguna cosa religiosa. Por ejemplo, puede ser los minhag en una sinagoga estar de pie mientras recitando una cierta oración, mientras en otra sinagoga es el minhag sentarse durante esa oración. Incluso en este sentido más libre, generalmente se recomienda que una persona siga su propio minhag, incluso al visitar otra comunidad.

Minhag es también la pronunciación de las tefilot con una u otra entonación, o pronunciación.

El minhag en muchas ocasiones ha tomado una relevancia tal, que el judío se pierde en marasmos de costumbres llegando a pervertir o prostituir alguna mitzvá de la Torá.

¿Cómo se clasifican las mitzvot?

La manera primordial es entre positivas (de acción) y las negativas (de abstención). Hay trescientas sesenta y cinco para abstenerse de realizar alguna acción; y doscientas cuarenta y ocho de acción efectiva.

De los primeras un ejemplo sería "No asesinarás"; de los segundas, "Honra a tu padre ya tu madre".

Según nuestros jajamim (Tanjuma Hakadum, Tetzé; Talmud Bablí Makot 23b), el número de las negativas coincide con el número de tendones en el cuerpo humano, o la cantidad de días en un año solar. Mientras que la cantidad de las positivas coinciden con el número de miembros y órganos humanos. De tal manera que podríamos decir, simbólicamente, que toda la persona se involucra en apartarse del mal, para hacer lo bueno todos los días del año.

Las mitzvot también pueden ser clasificadas de acuerdo al destinatario de la acción de la misma, tal como por ejemplo estudiamos en la última mishná de Iomá, así hay mitzvot bein adam lajavero (entre hombres) y mitzvot bein adam lamakom (entre el hombre y H'). Aunque es muy difícil distinguir en algunas mitzvot quién es realmente su destinatario principal (por ejemplo, el Shabbat).

¿Por qué cumplirlas?

Las respuestas pueden ser variadas, la más simple y difícil de aceptar y actuar es decir que deben ser cumplidas porque son órdenes emanadas directamente de H’.

¿Tienen motivo las mitzvot?

Obviamente que sí, aunque no interesa conocerlo, si es que está a nuestro alcance el hacerlo.
* Hay algunas que tienen explicación dada en la Torá, por ejemplo, la mitzvá que establece que el rey hebreo no debe tener muchas esposas, porque en ese caso, ellas perturbarían su dignidad y extraviarían su corazón y entendimiento.

*Otras mitzvot son explicados por los jajamim (sabios), por ejemplo, algunos explican que todas las leyes relativas a la kashrut (aptitud de los alimentos para ser ingeridos) tienen como finalidad la de educar al hombre en la autodisciplina, en la trascendencia de las apetencias y pulsiones que nos aproximan a los animales. Al respecto podemos citar Bereshit Rabá 44:1, donde Rav enseña que: "...las mitzvot fueron instituidas únicamente para disciplinar y refinar a los hombres. ¿Qué más le da a H’ si un animal es sacrificado de una manera más bien que de otra? Las leyes respectivas son medidas disciplinarias, para refinar a los que las cumplen".

*Otras mitzvot pueden ser entendidos con la lógica humana, sin recurrir a grandes elaboraciones, por ejemplo, no robar, porque si lo hago, ¿quién me protege de que a otro se le ocurra robarme?.

*Pero hay varias mitzvot que sus fundamentos permanecen en secreto para los hombres, por ejemplo, la purificación por intermedio del ritual de ‘La vaca roja’.

Todos los que son fieles a la Torá aceptan que sean comprensibles o no, sean ‘fáciles’ de hacer o en extremos complicadas, igualmente (si es posible) deben ser respetadas. En definitiva, el entendimiento humano jamás podrá expresar la Realidad de H’, ni comprender todas Sus acciones, por lo cual, aunque creamos conocer el fundamento de las mitzvot, eso no nos libra de permanecer en la incertidumbre, y en la obligación de su cumplimiento.

¿La meta de las mitzvot es tener presente constantemente a H’?

Sí, pero no.

Puede ser que la meta última sea presentificar al Eterno a cada instante, haciendo todos nuestros actos en Su nombre, dedicando nuestra existencia a Él.

Pero, de ser así se podría argumentar que ‘pensando’ en Él, ‘sintiendo’ Su presencia, ‘teniendo’ fe es suficiente (tal como argumentan cristianos y judíos adherentes a la Reforma).

Sin embargo, la Torá (y los jajamim) establecen claramente que no nos interesen en sí los objetivos, sino el correcto y adecuado cumplimiento de las mitzvot. No con la intención de embotar y embrutecer el conocimiento humano, sino, todo lo contrario, para permitir que aquellos que no han sido favorecidos con sabios pensamientos, hondos sentimientos o sólidas creencias igualmente puedan aproximarse al Eterno.

Hacer (en tanto posible) entra dentro del radio de acción de todas las personas, por lo tanto, las mitzvot igualan a las personas en su cumplimiento. Además, pensamientos, sentimientos, creencias, son llevadas por el viento de la moda, por los avatares de la ocasión. Un día siento amor por Dios, al otro ya no. Un día pienso que Dios es inmenso y al otro no tengo ese pensamiento. H’, en Su inmensa sabiduría, comprende a las personas, sabe que somos volubles y variantes, por lo cual nos establece un marco semirígido, dentro del cual vivir acorde a nuestra elevada naturaleza humana, ni animal ni espiritual. A través del cumplimiento de las mitzvot, aun si no las comprendemos, o a pesar de no tener ‘ganas’, podemos educar nuestros corazones a sentir, nuestras mentes a razonar, nuestro ser a creer, aunque en un principio nada de eso estuviera en nuestras intenciones. (Esto de acuerdo a Rav Aarón HaLeví, en la mitzvá de no quebrar ningún hueso del Korbán Pesaj (mitzvá 16ª), en su Sefer HaJinuj).

A este respecto dijeron los jajamim (Talmud Bablí, Makot 23b): "Quiso H’ que el Pueblo de Israel fuese meritorio, por eso le encomendó mucha Torá y muchas más mitzvot, para marcar con ellas todos nuestros pensamientos y que sea la voluntad de Hashem nuestra principal meta".

Es decir, el pensamiento, las buenas intenciones no son suficientes, es imprescindible la acción, la praxis sobre la realidad; al respecto Shimón el hijo de Raban Gamliel, solía enseñar: "No es el estudio lo esencial, sino la práctica" (Avot 1:17). Quizás, por intermedio del cumplimiento de las mitzvot se pueda llegar a profundizar, a amar a H’ intelectualmente, pero, no sin antes haber cumplido las mitzvot.

Y, cuantas más mitzvot y más regularmente se cumplan, podemos confirmar lo enseñado por Rav Luzzatto en su ‘Mesilat Iesharim’, cuando en la introducción nos dice que la constancia, y el esfuerzo por todos los medios nos llevan al amor y a adherirnos al Eterno. Es decir, esfuerzo constante y material, para domeñar las inclinaciones perversas y elevar las pulsiones positivas.

Y, si bien es cierto el cántico de Rabbí Shelomó HaLeví, con que el cual recibimos el Shabbat, Leja Dodi, expresa: "La finalidad es el acto, pero el pensamiento está primero"; lo que se indica es que tampoco el cumplimiento de las mitzvot por costumbre o por que así le fue enseñado es suficiente, sino que la educación debe incluso adentrarse hasta permitir que sea el conocimiento, la consciencia la que guíe los actos, las mitzvot, y no una especie de instinto a cumplir con las mitzvot. Esto no es que indiquemos que es necesario filosofar y meditar profusamente antes de cada mitzvá, muy por el contrario, a veces está por demás el pensar o razonar, cuando lo que se hace perentorio es el cumplimiento adecuado de la mitzvá. Pero, la falta de intención puede ser peor que pecar directamente, al respecto decía Rav Najmán bar Itzjak, (Talmud Bablí, Nazir 23b): "es preferible una transgresión resultado de una buena intención, que una mitzvá sin ella." ¿Por qué hasta este extremo? Pues, el acostumbramiento y la falta de motivación consciente nos devuelven a la condición de animales, pero en vez de animales ‘naturales’, bestias condicionadas a actuar según fueran adiestradas. Y no es para eso que el Eterno nos confirió alma eterna...

Aunque, bien es cierto que en el mismo lugar del Talmud otro jajam, Rav Yehuda, expresó que es mejor cumplir con las mitzvot, aunque no se tenga toda la intención de realizarlas, ya que de cumplirse, se presentará la ocasión para profundizar en el amor hacia ellas.

http://www.masuah.org/

1 comentario:

  1. luz!!...en esencia pura...esto es magnifico es un blog increíble, verdaderamente un hermoso blog.

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