"Cuando te dijeres a ti mismo: Son numerosos los pueblos estos, más que yo; ¿cómo podré desterrarlos? No habrás de temer de ellos; recordar habrás de recordar lo que ha hecho Hashem tu Di-s, a Paró y a todo Egipto." (Devarim 7:17-18)
En otras palabras: Solo cuando entiendan que a través de su propia habilidad y sin la ayuda de Di-s no podrán sobrepasar a las naciones, entonces no tendrán nada que temer.
Pero si imaginan que van a poder sacar a las naciones con su propio poder, entonces deben empezar a preocuparse, porque Di-s no les dará la ayuda necesaria.
(Maase Hashem)
"No te quebrantes ante ellos, pues Hashem tu Di-s está en tu seno, Di-s Magno y Temible" (Devarim 7:21)
Si una persona ama a su prójimo y lo respeta, de ninguna manera esto desvirtúa su amor y respeto por Di-s. Si una persona teme solo al ser humano, esto es una señal de que sus sentimientos de veneración por Di-s son muy bajos, pero si alguien es genuinamente "veneradora de Di-s", entonces no teme a ningún hombre. Por eso la Torá nos dice aquí " No te quebrantes (no tengan miedo) ante ellos" - frente a las naciones - "pues Hashem es Magno y Temible". Solo Di-s es grande e imponente, y si temen a ellos, no pueden ser "temerosos de Di-s".
(Maharil Mangolios z"l)
"Comerás y te saciaras y bendecirás a Hashem tu Di-s por la tierra buena que te ha dado." (Devarim 8:10)
Rabí Levi destacó una contradicción entre dos versículos de Tehilim (Salmos): En uno dice "El mundo y su plenitud son de Hashem" y en el otro dice "El mundo que Él le ha dado al hombre". Realmente no hay contradicción: el primer versículo se refiere a la situación antes de que una persona diga una berajá (bendición), mientras que el segundo se refiere al momento después de decir la berajá (bendición). Dijo Rabí Janina "Quien tiene placer del mundo físico sin hacer una berajá primero es como si le robaría a Di-s..."
(Talmud Tratado Berajot 35a)
"Cuando digas en tu corazón `estas naciones son muy numerosas para mí, cómo voy a poder sacarlas' No les temas" (Devarim 7:17-18)
En otras palabras, solo cuando comprendas que si dejado a tus propias habilidades, y sin la ayuda de Hashem, no podrás ganarle a las naciones, entonces no tienes nada que temer. Pero si piensas que vas a poder expulsar a las naciones por tu propia fuerza, ahí es cuando debes empezar a preocuparte, porque entonces seguramente Hashem no proveerá la ayuda requerida.
(Ma'ase Hashem)
"No serán derrotados ante ellos, pues Hashem, tu Di-s, está entre ustedes, un gran y asombroso Di-s" (Devarim 7:21)
"No serán derrotados ante ellos, pues Hashem, tu Di-s, está entre ustedes, un gran y asombroso Di-s" (Devarim 7:21)
Si una persona ama a su prójimo y le da respeto, en ningún modo esto reduce su amor y respeto a Hashem. Sin embargo, si alguien les teme a meras personas de la carne y sangre, esta es una señal segura de que su sentimiento de asombro a Hashem es poco menos que perfecto. Si una persona es genuinamente `temerosa de Di-s', entonces no le teme a ningún hombre.
(HaKtav V'HaKabalah en nombre de Maharil Margoliot z'l)
"Pues el hombre no vive de pan solamente, sino de todo lo que sale de la boca de Hashem el hombre vive" (Devarim 8:3)
"Pues el hombre no vive de pan solamente, sino de todo lo que sale de la boca de Hashem el hombre vive" (Devarim 8:3)
¿Cómo es posible que el alma, cuya esencia es espiritual, sea sostenida por algo tan físico como la comida? La respuesta es que en realidad la totalidad de la Creación existe solo como resultado del poder del pronunciamiento original de Hashem al momento de la Creación (como está escrito en Bereshit "Por la palabra de Hashem, los Cielos fueron creados").
Es este mismo poder de la palabra de Hashem envuelto en la comida la que nutre al alma. Cuando un judío toma una manzana y hace una bendición sobre ella, despierta el poder espiritual latente en la fruta desde el momento de la Creación, y viene a ser alimento para el alma.
(Adaptado del Arizal)
"Lábrate dos Tablas de piedra iguales a las primeras..." (Devarim 10:1)
"Lábrate dos Tablas de piedra iguales a las primeras..." (Devarim 10:1)
Puede ser que Michelángelo haya tenido más o menos idea de lo que es la pintura, pero en lo que se refiere a la anatomía judía, le erró de lejos...
Al pintar a Moshé, le hizo cuernitos. La confusión de Michelángelo provenía de una mala traducción de la palabra hebrea "keren", que, sí, significa "cuerno", pero también significa "rayo de luz". Muy probablemente, la palabra corona, en el sentido de "aureola" provenga de la palabra hebrea "keren".
¿Cómo fue que Moshé recibió "cuernitos"? Después de que el pueblo judío oyó los Diez Mandamientos en el Sinaí, Moshé subió a la montaña el 7 de Sivan, para recibir el resto de la Torá. Descendió el 17 de Tamuz, y fue recibido por la triste imagen del becerro de oro. Moshé rompió las dos Tablas de la Torá, arrojándolas al suelo.
Esas primeras tablas fueron hechas por Hashem y fueron talladas por Hashem. En ellas estaba comprendida toda la Torá: las guemarás, las agaditas, etc. Todo lo que hacía falta para llevar a cabo las instrucciones del Hacedor. Por ejemplo, las primeras tablas contenían todos los detalles de cómo hacer tefilín: que tenían que ser cajas negras perfectamente cuadradas hechas de cuero de un animal kasher... Asimismo, en esas dos tablas Hashem inscribió todos los minúsculos detalles de las leyes del Shabat. Pero cuando Di-s le dio a Moshé las segundas tablas, ellas solo comprendían la Torá escrita. Las instrucciones detalladas, vale decir, la Torá Oral, le fue dada en forma verbal.
Después de que Hashem le perdonó al pueblo judío su infidelidad con el Becerro de Oro, Moshé subió a la montaña nuevamente, el primero de Elul, para recibir las segundas tablas. Y descendió cuarenta días mas tarde, en Yom Kipur. Cuando los Hijos de Israel vieron a Moshé, su rostro resplandecía con una corona radiante.
¿Por qué el rostro de Moshé no brilló antes? El Midrash dice que cuando Moshé terminó de escribir la Torá, un poco de la tinta que quedó de su pluma le tocó el rostro, y de allí provenía todo el brillo. Sin embargo, la Torá misma afirma que los rayos de luz provenían del hecho de haber hablado con Hashem. Pero si Hashem habló con Hashem varias veces con anterioridad, ¿por que recién ahora su rostro se volvió luminoso?
Y... ¿cuál era la verdadera causa del aura? ¿La tinta de la pluma o el hecho de haber hablado con Hashem?
>Uno podría pensar que la segunda entrega de la Torá fue un acontecimiento de segunda clase. Después de todo, las primeras tablas fueron escritas por Hashem, en una roca que fue tallada por Hashem, mientras que las segundas tablas eran obra de un mortal, y únicamente lo que estaba escrito era de origen Divino.
Daría la impresión de que la primera entrega fue de un nivel superior, ¿no? Pero en realidad, es al revés. Cuando Hashem dio por primera vez la Torá, el pueblo judío iba a ser la vasija que contendría la Torá. Igual que el Arca Sagrada, contendríamos a la Torá, pero no seriamos parte de la Torá, así como la caja simplemente contiene lo que hay adentro, pero no es lo que hay adentro.
Pero con las segundas Tablas, el pueblo judío se transformó en la Torá misma.
Los rayos que provenían de la tinta que quedaba en la pluma de Moshé eran la Torá Oral. Todas las instrucciones verbales que originalmente habían sido escritas en las primeras Tablas ahora habían sido grabadas en la mente de Moshé. Todo lo que tiene la capacidad de ser entendido por una mente humana fue escrito en la mente de Moshé. La tinta de la eternidad de la pluma de Moshé era exactamente como que Hashem le hablara.
Así fue como el pueblo judío se hizo socio de la Torá. Nos transformamos en el pergamino en el que escribió Hashem, usando la tinta de la eternidad.
(Beit ha Levi)
"Él os afligió y dejó que conocieseis el hambre, y luego os alimentó el maná, que no conocíais" (Devarim 8:3)
Una de las características más típicas del hogar judío es el encendido de las velas en honor al Shabat. El versículo antedicho es la fuente de este concepto.
Es verdad que no resulta fácil ver la conexión entre el maná, el alimento milagroso que comió el Pueblo Judío en el desierto y el encendido de las velas del Shabat. Pero ¿cuál es la conexión?
El hombre es un animal relativo. Nuestra percepción opera en términos de contraste. Sabemos lo que es el día porque al anochecer el cielo se oscurece y se ennegrece. Si no hubiera noche, no solo que no tendríamos concepto de la noche, sino tampoco concepto del día.
Las palabras delinean. Las palabras separan una cosa de otra. "Es esto, no aquello". Si todas las partes del mundo todo el tiempo estuviesen bañadas con la luz del sol, no sabríamos lo que es el día, ni tampoco tendríamos palabras con que definirlo.
Cuando los Hijos de Israel estaban en el desierto, Di-s les proveyó un alimento milagroso llamado "man". El man podía tener el sabor de cualquier comida, pero de todos modos los Hijos de Israel se hartaron de él y se quejaron ante Moshé, diciendo que no tenia ningún sabor. ¿Cómo es posible que algo que podía tener cualquier sabor no tuviera sabor a nada?
Nuestra apreciación de la comida no es producto únicamente de las papilas gustativas. La satisfacción de comer viene también de ver lo que estamos comiendo. El Talmud nos enseña que el ciego no se satisface con lo que come porque no puede experimentarlo visualmente. La presentación visual de la comida es un arte en sí mismo y parte integrante de la satisfacción de comer.
En cierto sentido, la generación del desierto era como gente ciega, porque aunque el maná podía tener cualquier gusto que se desease, visualmente no se modificaba. Siempre tenía el aspecto del maná.
Gastronómicamente, la variedad era infinita. Visualmente, era monótono. A través de esta idea podemos entender cómo es que los Sabios deducen del versículo antedicho el concepto de las velas del Shabat. El Shabat se le dio al Pueblo Judío como un deleite y un placer. Parte del placer son las tres comidas que se comen durante el Shabat. Si comiésemos la comida de noche, a oscuras, no experimentaríamos el goce máximo de la comida. Y entonces habría un defecto en el Shabat. Por eso, a fin de poder disfrutar al máximo de la comida, tenemos que ser capaces de verla, porque si no pudiésemos ver la comida, sería como el maná de los Hijos de Israel en el desierto.
(El Jida en Maiana shel Torá)
Shabat Shalom.
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