miércoles, 29 de julio de 2009

Tishá be Ab = El 9 de Ab

En esa fecha, la generación que había sido liberada de Egipto fue condenada a morir en el desierto sin alcanzar a ver la Tierra de Israel.

En Tisha beAv se recuerda la destrucción del primero y del segundo Templo ocurridas respectivamente en el año 586 antes de la era común por Nabucodonosor – Rey de Babilonia – y en el año 70 de la era común por Tito – general romano.

Continúa la serie de sucesos luctuosos con la caída de Betar – último reducto de Bar Kojba – en el año 120 de esta era. Un año más tarde Jerusalem fue destruida, y en Tishá be Av se comenzó a edificar en su lugar una ciudadela romana. El edicto de expulsión de los judíos de España fue dictado un 9 de Av (año 1492) y la Expulsión de los judíos de Gran Bretaña; y también un 9 de Av estalló la Segunda Guerra Mundial...

Leyes de Tishá be Av

Hay cinco cosas prohibidas en Tishá beAv:

1) comer y beber

2) lavarse

3) untarse el cuerpo con aceites

4) calzar zapatos de cuero

5) mantener relaciones íntimas.

No hay diferencia entre la noche de Tishá beAv y el día en cuanto a estas prohibiciones. Luego de la puesta del sol en la víspera de Tishá beAv ya se considera de noche y todas estas restricciones comienzan a regir desde entonces.

Todos están obligados a ayunar en Tishá beAv, incluso mujeres embarazadas y en período de lactancia. Sin embargo, un enfermo puede comer, aunque su enfermedad no ponga en peligro su vida, pero deberá abstenerse de comer manjares, ingiriendo sólo lo estrictamente necesario para su bienestar físico.

Si Tishá beAv acaece en domingo y la persona enferma necesita comer durante el ayuno, debe recitar la Havdalá antes de comer [pues no se recitó la noche anterior debido a Tishá beAv].

En Tishá beAv no se puede enjuagar la boca hasta luego de haber finalizado el ayuno. Pero si la persona siente una insoportable molestia por ello, está permitido.

Está prohibido bañarse tanto con agua fría como con agua caliente. Sin embargo, si las manos están sucias, se las puede lavar. Asimismo, está permitido lavarse las manos al levantarse por la mañana —netilát iadáim shajarit— al igual que todos los días, y también después de hacer uno sus necesidades. Sin embargo, en estos casos no debe lavarse toda la mano sino sólo los dedos, hasta los nudillos. En la mañana, mientras los dedos todavía están húmedos luego de haber hecho natilát iadáim, uno puede refregarse los ojos con ellos, pero si están muy sucios puede enjuagárselos con agua como de costumbre.

Al cocinar y preparar comida, la mujer puede lavar los alimentos como de costumbre, pues su intención no es lavarse las manos.

La prohibición de calzar zapatos rige solamente para aquellos confeccionados con cuero. Los zapatos de lona, goma o plástico se pueden utilizar. Sin embargo, si están cubiertos de cuero o tienen suela de cuero, no se pueden calzar. Si uno debe atravesar un sendero lleno de espinas, o se encuentra en una zona poblada por gentiles [que se burlarían de su apariencia], puede calzar zapatos comunes en ese lugar.

En Tishá beAv está permitido bañar a un bebé y untar lociones y aceites sobre su piel tal como se hace habitualmente.

Todas las prohibiciones mencionadas rigen a partir de la puesta del sol de la víspera de Tishá beAv y se extienden hasta la finalización del ayuno con la salida de las estrellas el día siguiente.

En Tishá beAv se prohíbe el estudio de Torá ya que éste trae alegría a la persona. Sin embargo, ciertas partes sí se pueden estudiar, como ser:

— El tercer capítulo del tratado Moéd Katán, que habla de las leyes del duelo y la excomulgación [sin profundizar en su análisis].

— El comentario del Midrash sobre el Libro de Lamentaciones, además de la interpretación de otros exegetas.

— El Libro de Job (Iyov) con sus comentarios, pues, al igual que Lamentaciones, despierta un sentimiento de pena y dolor en el lector.

— Los capítulos de admonición y tragedias registrados en Jeremías —salteando aquellos versículos que hablan de consuelo—.

— Las agadot sobre la destrucción del Gran Templo que se encuentran registradas en el tratado talmúdico de Guitín.

En Tishá beAv no se debe saludar a un amigo y preguntarle cómo se encuentra; ni siquiera decirle “buenos días”. Sin embargo, si alguien nos saluda, debemos responderle para evitar que se moleste, pero en voz baja.

En este día no se debe enviar regalos a familiares y amigos.

En Tishá beAv se acostumbra no realizar cualquier tipo de trabajo que demande un período prolongado de tiempo, pues ello distrae a la persona y la aparta del sentimiento de duelo. Lo antedicho se aplica sólo hasta el mediodía [de Tishá beAv], luego de este tiempo está permitido; sin embargo, es adecuado que cada uno sea riguroso consigo mismo y se abstenga de realizar estos trabajos hasta que finalice el ayuno.

En la noche de Tishá beAv, y hasta el mediodía, uno debe sentarse siempre sobre el suelo o sobre una banqueta baja de menos de tres palmos [24 cm.] de alto.

Se debe evitar caminar por las calles o mercados para no llegar a tener conversaciones vanas que distraigan a uno del sentimiento de duelo que caracteriza a este día, y la persona también debe abstenerse de realizar actividades que conducen a la frivolidad.

Algunos acostumbran a no dormir en una cama en Tishá beAv; en cambio, duermen sobre colchones colocados sobre el piso. De cualquier modo, uno debe cambiar [aunque sea un poco] sus hábitos en el dormir; por ejemplo, quien habitualmente duerme con dos almohadas, debe utilizar sólo una.

Algunos colocan una piedra debajo de la almohada o el colchón, en recuerdo de la destrucción del Gran Templo.

Se acostumbra a comenzar a preparar la comida para el final del ayuno sólo después del mediodía.

No se deben oler fragancias o especias en Tishá beAv, ni tampoco fumar en público [sólo en privado, en caso de necesidad].

No se deben vestir ropas finas en Tishá beAv, aunque no sean nuevas.

Muchos acostumbran lavar los pisos y limpiar sus casas luego del mediodía de Tishá beAv, en anticipación a la redención mesiánica que esperamos. Además, según la tradición, el Mashíaj nació en Tishá beAv.

Se dice que aquel que come o bebe en Tishá beAv, y ello no se debe a motivos de salud, no tendrá el privilegio de ver el regocijo de Jerusalén. Y todo aquel que llora y guarda duelo por Jerusalén merecerá ver su alegría, como asevera el versículo (Isaías 66:10): Regocijaos en ella todos los que la lloráis.

Gentileza de Editorial Kehot Lubavitch Sudamericana “Nosotros en el Tiempo”

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