jueves, 27 de mayo de 2010

HISTORIAS PARA CONTAR EN FAMILIA (IV)

11. Jesed

Rabí Naftalí Amsterdam, el Rab de Alcsot, relató que poco después de que se casó, su Rab, el Rab Israel de Salant, se acercó a él y le formuló la siguiente pregunta: "Reb Naftalí, dígame por favor, ¿se está ocupando de hacer jesed (actos de bondad)?".

Él respondió: "Mi querido Rab, yo no tengo dinero con el cual hacer jesed".

"Eso no es lo que quise preguntar", explicó el Rab Israel, "Yo quise preguntar si usted hace jesed dentro de su casa, con su esposa? Usted debe saber que no ha tomado a su esposa como una esclava para que ella lo sirva. Su esposa es como su propio cuerpo, y usted debe ayudarla".

La actitud del Rab Amsterdam respecto de hacer jesed con su esposa fue especialmente aparente cuando se casó por segunda vez. Él se volvió a casar a una edad avanzada, después de la muerte de su primer esposa. Poco después de que se casó, su nueva esposa se enfermó, y él tuvo que cuidarla. Era una imagen increíble ver al envejecido y débil Reb Naftalí sirviendo a su esposa. Él solia limpiar la casa, lavar y secar la vajilla, encender el hogar, y hacer todos los difíciles trabajos de una ama de casa. Él los hacía con amor y felicidad, pues había llegado a su vida una gran oportunidad de hacer jesed.

Una vez, un hombre le preguntó a su Rabino la siguiente pregunta: "¿Cómo es posible que una persona cumpla con lo que nuestros Sabios dijeron en el Talmud: 'una persona debe agradecer a D'os por lo malo de la misma manera que lo hace por lo bueno'(Berajot 33b)? ¿Cómo es que una persona que no tiene comida para él o para su familia, que no tiene ropa para vestir y que no tiene ningún lugar para vivir puede agradecer a D'os como lo hace un hombre rico, cuya casa está llena de todo, y que puede tener todo lo que desee?".

El Rabino le contestó: "Yo tampoco entiendo completamente las palabras de nuestros Sabios. Pero nosotros tenemos en nuestra ciudad un verdadero tzadik (justo), alguien que casi no tiene que comer, que duerme sobre un banco duro en la sinagoga local y que no tiene zapatos para vestir y su mujer e hijos reciben ayuda de la comunidad; sin embargo, él sirve a D'os con felicidad. Él bendice a D'os cada día, y siempre está agradecido y lleno de alabanzas hacia Él. Yo creo que esa es la persona que le podrá decir cómo uno puede agradecer a D'os por lo malo así como lo hace por lo bueno".

El hombre escuchó el consejo del Rabino y fue a buscar a este tzadik para pedirle que le explique las palabras de los Sabios. Para su sorpresa, el tzadik le respondió: "Usted sabe, yo tampoco entiendo completamente las palabras de nuestros Sabios. Yo no soy el indicado para contestar su pregunta, pues a mi me parece que nunca tuve un mal día en toda mi vida; no me falta nada y D'os ha sido bueno conmigo siempre!".

12. Ser Agradecido

Una vez, un hombre le preguntó a su Rabino la siguiente pregunta: "¿Cómo es posible que una persona cumpla con lo que nuestros Sabios dijeron en el Talmud: 'una persona debe agradecer a D'os por lo malo de la misma manera que lo hace por lo bueno'(Berajot 33b)? ¿Cómo es que una persona que no tiene comida para él o para su familia, que no tiene ropa para vestir y que no tiene ningún lugar para vivir puede agradecer a D'os como lo hace un hombre rico, cuya casa está llena de todo, y que puede tener todo lo que desee?".

El Rabino le contestó: "Yo tampoco entiendo completamente las palabras de nuestros Sabios. Pero nosotros tenemos en nuestra ciudad un verdadero tzadik (justo), alguien que casi no tiene que comer, que duerme sobre un banco duro en la sinagoga local y que no tiene zapatos para vestir y su mujer e hijos reciben ayuda de la comunidad; sin embargo, él sirve a D'os con felicidad. Él bendice a D'os cada día, y siempre está agradecido y lleno de alabanzas hacia Él. Yo creo que esa es la persona que le podrá decir cómo uno puede agradecer a D'os por lo malo así como lo hace por lo bueno".

El hombre escuchó el consejo del Rabino y fue a buscar a este tzadik para pedirle que le explique las palabras de los Sabios. Para su sorpresa, el tzadik le respondió: "Usted sabe, yo tampoco entiendo completamente las palabras de nuestros Sabios. Yo no soy el indicado para contestar su pregunta, pues a mi me parece que nunca tuve un mal día en toda mi vida; no me falta nada y D'os ha sido bueno conmigo siempre!".

13. Grandeza

Efraim Lebowitz, uno de los estudiantes de la Ieshivá del Jafetz Jaim en la ciudad de Radin, fue acusado de ser espía alemán, y fue llevado a juicio en Rusia. Su abogado no judío le pidió al Jafetz Jaim que atestigüe en favor de su cliente en la corte. El Jafetz Jaim aceptó y viajó a la ciudad de Whitbask, en donde el juicio tuvo lugar.

Después de la declaración del Jafetz Jaim, el abogado quiso demostrar la gran piedad de su testigo al juez, y relató la siguiente historia:

"Una vez, cuando el Jafetz Jaim estaba en Varsovia, un hombre se acercó a él con un billete de cinco rublos en su mano, y clamaba que él le debía al Jafetz Jaim un rublo por un libro que una vez le había comprado. El Jafetz Jaim rechazó el dinero, diciendo que él no recordaba esa deuda, y era mejor que se acerque a su contador, quien podía tener anotada la deuda. Después de recibir la contestación, el hombre cambió su tono, diciendo esta vez que quería dar el rublo como donación. El Jafetz Jaim dijo que él no aceptaba regalos, pero si él deseaba, podía donar el dinero a la Ieshivá de Radin.

La persona estuvo de acuerdo con eso, pero cuando el Jafetz Jaim sacó su billetera para darle el vuelto, él le arrebató la billetera y salió corriendo.

El Jafetz Jaim comenzó a correr detrás de él, gritándole mientras lo perseguía que él podía quedarse con el dinero y que lo perdonaba completamente. Más aún, él no permitió que nadie persiguiera a ese hombre".

El juez interrumpió al abogado diciendo: "Mi querido abogado, ¿realmente tú crees esa historia?".

"No, yo no la creo, yo creo que es una fábula", respondió el abogado.

El juez preguntó: "Si ese es el caso, ¿por qué tú traes esta historia como prueba?".

El abogado contestó: "Perdóneme, su señoría, pero ¿puede usted explicarme por qué historias semejantes no se cuentan sobre usted o sobre mí? ¿Usted no cree que la creación de estas historias sobre una persona atestiguan su grandeza?

14. Reconociendo Nuestros Errores

Después de su casamiento, Rabí Iaacov Lorberbaum, el famoso autor del libro Javot Daat, hizo un negocio con un socio. Una vez hubo un desacuerdo financiero entre los socios, y el asunto fue llevado ante el rabino local, quien era más joven que Rabí Iaacov y además era menos sabio que él. El rabino local escuchó los dos lados y dictaminó en favor del socio de Rab Iaacov, diciendo que Rab Iaacov tenía que pagarle a su socio por los daños causados.

Rabí Iaacov estaba convencido de que la decisión fue errónea y se fue enojado. En la noche su socio fue a visitarlo, y lo reprendió por su comportamiento, diciendo que él debía haber aceptado la decisión del rabino.

Rabí Iaacov respondió: "¿Cómo yo puedo aceptar una decisión que es errónea?".

"Bueno, si eso es lo que tú piensas - lo desafió el socio - saquemos el Shulján Aruj y fijémosnos allí. Entonces veremos si él estaba equivocado o no".

Después de buscar en la sección de Joshen Mishpat del Shulján Aruj, Rabí Iaacov encontró - para su sorpresa - que el rabino local había tomado la decisión correcta, y él era el que había cometido el error.

"Tú ves", le dijo el socio, "ahora yo creo que es apropiado que vayas y pidas perdón al rabino por la manera en la cual has actuado cuando él juzgó en tu contra".

"¿Sólo pedirle perdón?, respondió Rabí Iaacov, "Yo tengo que pedirle a él que me dé una amonestación (nezifá) por mi despreciable comportamiento".

Entonces Rabí Iaacov fue a ver al rabino local. Cuando él llegó allí, se sacó sus zapatos, y admitió que el rabino estaba correcto en su decisión, y luego le pidió que lo amoneste oficialmente.

Este incidente dejó una gran impresión en las personas del pueblo, puesto que Rabí Iaacov, un reconocido sabio en su generación, tuvo la suficiente humildad para admitir que se había equivocado e insistió en que el joven rabino lo amoneste. Como resultado de este incidente los dos rabinos se hicieron amigos y se respetaron mucho mutuamente.

http://www.judaismohoy.com/

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