"Observa, yo pongo delante de ustedes hoy la bendición y la maldición. La bendición - si escucharán los preceptos de Hashem vuestro D'os que yo les ordeno a vosotros hoy. Y la maldición - si no escucharán los preceptos de Hashem vuestro D'os, y se desviarán del camino que yo les ordeno a vosotros hoy, yendo detrás de dioses extraños que no conocieron" (Devarim 11:26-28).
Estos tres primeros versículos de la parashá nos transmiten que quien se guía según la Torá y sus mitzvot, su vida es considerada bendición; mientras que quien vive según sus propias reglas, lamentablemente, la realidad le mostrará que está muy lejos de conocer lo que es vivir una vida de bendición, siendo esa realmente la maldición.
Pero al leer estos versículos, podemos llegar a sentir que la Torá es un poco extremista: "¿Por qué todo tiene que ser o bendición o maldición? ¿Acaso no existe quien no cumple con la Torá y de todas maneras su vida le da satisfacciones?".
Para poder responder a esta pregunta, tenemos que entender qué realmente es la bendición y qué es la maldición.
"Bendición" es un hecho que su acción es buena, así como también su consecuencia, pues si el hecho aparenta ser bueno mas su consecuencia es negativa, eso no puede ser considerado bendición. Es decir, que para definir lo que es bendición no nos podemos guiar solamente por el primer momento en el cual ocurre el evento, sino que debemos considerar también el balance final.
Por ejemplo: Un comerciante inaugura un negocio con el mayor de los deseos de poder afianzarse económicamente. Por momentos la venta es buena, pero no lo suficiente como para cubrir la inversión. Si él se guiará sólo por las entradas actuales, en poco tiempo, esa alegría del comienzo tropezará con la cruel realidad.
Sin embargo, lo contrario ocurre con quien cuenta tanto sus entradas como también sus salidas. Esta persona tiene muchas más posibilidades de prosperar, pues sus gastos estarán acordes a sus entradas. Para el primero, ese negocio que ahora parece una bendición, puede convertirse en una maldición, pero para el segundo su negocio tiene grandes posibilidades de ser una bendición completa.
Esto mismo nos quiere enseñar la Torá. Todos vivimos con muchos deseos y aspiraciones, y tal vez, el más grande de todos es tener la posibilidad de ver a nuestros hijos bien casados, y prosperando en todos los órdenes de la vida. ¡Cuánta energía y esfuerzo invertimos los padres en la educación y formación de nuestros hijos dentro y fuera del hogar!
Es por eso que D'os, sabiendo que la persona busca siempre lo mejor para él y su familia, le da un consejo muy claro: "Observa, yo pongo delante de ustedes hoy la bendición y la maldición. La bendición - si escucharán los preceptos de Hashem…". La única manera que el ser humano tiene para poder saber qué es bendición y qué es lo opuesto, es comprendiendo que si es una orden de D'os, seguro que eso es una bendición aunque no lo parezca, pero si es lo contrario a Su voluntad, seguro que no lo es, aunque parezca que sí lo es.
Un ejemplo: gran parte de la educación de nuestros hijos está basada en la ética. Nuestra escala de valores se mide según "la ética social", es decir que lo que la sociedad admite es considerado "ético", y lo que no, es "falta de ética". Y este es el gran peligro que corremos hoy en día, el cual puede llevarnos a fracasar en la educación de nuestros hijos, pues lo que hoy parece contrario a la ética a ojos de la sociedad, mañana posiblemente será visto con otros ojos...
Hay una diferencia abismal entre quien educa a sus hijos según la Torá, y quien los educa según lo estipulado por la sociedad. Por eso, nuestra parashá nos da la llave para entrar en el verdadero camino dentro del cual tenemos que guiar y educar a nuestra descendencia.
Todos recibimos el mensaje de D'os a través de la Torá, sabiendo que es perfecto. Y es por este motivo que por más de 3300 años seguimos transmitiendo el mismo mensaje, pues las leyes Divinas no tienen "épocas", son siempre las mismas, son duraderas, son eternas.
Sin embargo esto no ocurre con las leyes que fija la sociedad, y que van cambiando según la necesidad de la misma. Es por eso que hoy en día cada país fija su escala de valores según sus propias necesidades, denominando "ético" a lo que le parece conveniente. Sin embargo, lo que es ético para un país, no lo es para el otro. Y esta es la razón por la cual es tan difícil hoy en día definir qué es ético y qué no lo es.
Ahora podemos entender por qué la Torá nos dice que quien cumplirá sus preceptos recibirá la "bendición", mas quien no lo haga será acreedor a lo opuesto, pues la mejor manera de vivir es sabiendo que cada paso que damos en la vida es un paso correcto y firme en nuestro camino hacia el bienestar total, y no hay felicidad y bendición más grande que esa.
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