Los Angeles de la Paz
Nuestros Sabios del Talmud nos dicen:
Dos ángeles acompañan a cada judío que regresa de la sinagoga en la noche del Shabat: un ángel bueno y un ángel malo. Al entrar a la casa y encontrarse con las velas encendidas, la mesa tendida y que en la casa se observa la belleza y la paz del espíritu del Shabat, el buen ángel dice, "¡Qué sea así también el próximo Shabat! " y el ángel malo a regañadientes dice "¡Amén!" Pero si se encuentran con una casa que no está preparada para el Shabat, faltando todas esas cosas tan hermosas, el ángel malo dice, "¡Que sea así también el próximo Shabat!", y el buen ángel, muy a su pesar, dice "¡Amén!"
Citando esta fuente Talmúdica, el Tur y el Shulján Aruj enfatizan la importancia de los preparativos finales del hogar en honor a la Reina Shabat, es decir, poner la mesa de Shabat.
Como las velas de Shabat deben encenderse a tiempo (no menos que 18-20 minutos) antes de la puesta del sol, la mesa se pone antes de ese horario. Sobre la mesa se coloca un mantel sabático impecable, con dos jalot (panes sabáticos) ubicadas en la cabecera (así como para los demás varones de la familia, y para los invitados, si los hubiese). Las jalot se cubren con un mantelito. Una de la causas por las que se colocan dos panes - llamados léjem mishné, "pan doble", es para recordarnos la doble porción de maná que cayó el viernes, también para Shabat. Por ese mismo motivo las jalot se cubren, porque el maná cayó sobre una capa de rocío y se cubrió de rocío para que se mantuviera fresco, como nos dicen nuestros Sabios. Otra razón por la cual se cubren las jalot es para no "avergonzarlas" cuando se recita el kidush sobre el vino (ya que la bendición por el pan, debido a la importancia de éste, debería pronunciarse antes que la del vino).
Después de colocar las jalot sobre la mesa y cubrirlas con un mantel de Shabat, se disponen las velas que encienden la madre y las hijas, ya vestidas con su ropa de Shabat, así como los hombres visten su ropa de Shabat en honor al Shabat. Después de encender las velas, las mujeres se cubren la cara y recitan la bendición, "...Que nos ha santificado con Sus mandamientos, y nos ha ordenado encender la luminaria del sagrado Shabat".
El motivo de cubrirse la cara al recitar la bendición es el siguiente: En todos los casos, la bendición debe recitarse antes de ejecutar la mitzvá. En este caso, si se dijera la bendición primero, introduciendo con ello el Shabat, el encendido de las velas sería profanar el Shabat. Por lo tanto, se deben encender las velas primero. Al cubrirse la cara no se las ve, mientras se recita la bendición, y mirarlas luego por primera vez como las luces sagradas de Shabat después de haber recitado la bendición equivale a recitar la bendición antes de la mitzvá. Este es también un buen momento para que la madre murmure una plegaria personal a Di-s, que bendiga a su hogar y su familia, su esposo y sus hijos, dándoles buena salud y felicidad, y verdadero ídishe najas (satisfacciones al mejor estilo judío).
También es costumbre que las mujeres y las niñas pongan algo de dinero en una alcancía para tzedaká, antes de la ceremonia de encendido de velas.
Así, cuando el esposo y los niños regresan a casa de la Sinagoga el viernes a la noche, acompañados por los ángeles, encuentran la atmósfera de calidez y alegría del Shabat, y todos los miembros de la familia se saludan entre sí con afecto con un "¡Shabat Shalom! " para deleite de los ángeles que los han acompañado.
En el Zohar se cita la fuente Talmúdica previamente mencionada con detalles adicionales: cuando el judío regresa de la Sinagoga a su casa el viernes a la noche, la Shejiná (Divina Presencia), con un conjunto de ángeles, lo acompañan. Al encontrar las velas encendidas, la mesa puesta, y que el esposo y la esposa se saludan con afecto, la Shejiná declara: "¡Este es Mi hogar - "Israel", del que Me enorgullezco. De no hallar este ambiente, la Shejiná se va y los ángeles se van con ella. El Iéitzer hará (la Inclinación al Mal) y sus huestes malvadas toman su lugar, y el Ieitzer declara: "¡Este es mi hogar; esta gente me pertenece!" y un espíritu de tumá (impureza) se acomoda.
La nota clave del Shabat -como hemos podido observar- es paz y armonía, alegría y santidad.
El Tikunéi Zohar, señala además, que si una persona mantiene una diferencia o está peleado con su esposa, o con otra persona, durante la semana, debe asegurarse de arreglar el asunto antes de Shabat, para que esté en paz con todos cuando llega el Shabat. Y si ha estado en paz con todos durante la semana, deben demostrarse más buena voluntad y más amor entre sí, reflejando la paz y la armonía que reina en lo Alto en este día sagrado.
Bendiciendo a los Hijos
En muchos hogares es costumbre que el padre bendiga a los hijos el viernes a la noche, ya que es un momento muy propicio, como se ha explicado previamente, y tanto el que bendice como el bendecido están en un nivel espiritual más alto. Según algunas autoridades también hay otra explicación adicional a esta costumbre. Ocurre a veces que durante la semana el padre ha debido usar la "vara" para disciplinar al niño, cuando la mala conducta del niño requirió una zurra o una palabra dura. Por lo tanto, es éste el momento de reencauzar su amor mutuo mediante una bendición paternal, a la que también los ángeles dirán "Amén".
La manera en que un padre bendice a sus hijos es la misma en que nuestro padre Iaacov bendijo a sus nietos Efráim y Menashé. Se recordará que puso sus manos sobre sus cabezas y los bendijo,
diciendo: "Con ustedes bendecirá Israel (a sus hijos), diciendo: "Que Di-s te haga como Efráim y Menashé. De la misma manera, el padre coloca sus manos sobre la cabeza de su hijo y lo bendice, diciendo: "Que Di-s te haga como Efráim y Menashé".
Al bendecir a una hija, dice "Que Di-s te haga como Sará, Rivká, Rajel y Leá". Luego, en ambos casos, recita la triple bendición sacerdotal, "Di-s te bendiga y te cuide; haga Di-s resplandecer Su rostro sobre ti y te muestre gracia; vuelva Di-s Su rostro hacia ti, y te conceda paz" .
El motivo por el cual se bendice a los niños judíos para que sean como Efráim y Menasbé es que ellos eran realmente niños modelo, de quienes su padre Iosef y su abuelo Iaacov se enorgullecían justificadamente, seguros de que iban a continuar con la gran tradición y herencia del pueblo judío. Además, merecían el mayor reconocimiento, ya que aunque habían nacido y se habían criado en Egipto eran niños judíos maravillosos.
En cuanto a las niñas, no podría haber mejor modelo para ellas que las madres de nuestro pueblo, Sará, Rivká, Rajel y Leá.
Y para padres y abuelos judíos no hay mayor alegría que la de ver a sus hijos y nietos, niños y niñas, creciendo en las sendas de la Torá, estudiando la Torá y haciendo mitzvot y, en su debido momento, ver que ellos educan a sus propios hijos de la misma manera. Este es el verdadero Idishe najas.
Shalom Aleíjem
El himno Shalom Aleijem consiste de cuatro estrofas, cada una de las cuales se repite tres veces. Dice:
La paz sea con vosotros, ángeles servidores, mensajeros del Altísimo, del Supremo Rey de reyes, el Santo, bendito sea.
Que vuestra venida sea en paz, ángeles de la paz, mensajeros del Altísimo, del Supremo rey de Reyes, el Santo, bendito sea.
Bendecidme con paz, ángeles de la paz, mensajeros del Altísimo, del Supremo Rey de reyes, el Santo, bendito sea.
Que vuestra partida sea en paz, ángeles de la paz, mensajeros del Altísimo, del Supremo Rey de reyes, el Santo, bendito sea.
Este hermoso himno, recitado o cantado al regresar de la Sinagoga el viernes a la noche, fue compuesto por un poeta desconocido, muy probablemente un cabalista santo, hace varios cientos de años. No aparece en el texto de los Sidurím de antaño ni en el Sidur de los judíos yemenitas. Sin embargo, este himno se ha vuelto parte de la tradición judía, tanto de los judíos Ashkenazíes como de los Sefaradíes.
El último verso "Que vuestra partida sea en paz...... parece algo extraño. ¿Por qué le hemos de decir a los ángeles que se vayan? Una probable explicación es que como estamos por sentarnos a comer la primera comida de Shabat, y no podemos invitar a los ángeles a que se unan a nosotros, porque los ángeles no comen, los despedimos amablemente y con honor.
Después del himno es costumbre recitar dos versículos apropiados del Tehilím:
Pues El encomendará a Sus ángeles en tu beneficio, para cuidarte en todas tus sendas.
Di-s cuidará tu ida y tu venida desde ahora y para siempre .
Eshet Jáil
A continuación se recita el hermoso himno, Eshet Jáil (una mujer virtuosa). Este himno alfabético (cada verso comienza con una letra del alef-beit, de alef a tav) es la finalización del Libro de Proverbios compuesto por el Rey Salomón. Aquí sólo citaremos los primeros dos y los últimos dos versículos:
¿Quién puede encontrar una mujer virtuosa? Su valor excede en mucho al de las joyas. En ella confía el corazón de su marido, no le ha de faltar beneficio... El encanto es engaño y la belleza no vale nada; una mujer temerosa de Di-s es la que debe ser alabada. Elogiadla por sus logros y que sus obras la alaben en los portales.
Es un gran tributo a la esposa y madre judía. Enumera sus numerosas virtudes; ella hace el bien y nunca el mal, todos los días de su vida; ella cuida de su hogar, su esposo y sus hijos; ella es bondadosa con el pobre y el menesteroso; ella habla con sabiduría y bondad y, por sobre todo, su mayor virtud es que es una mujer temerosa de Di-s.
Sin embargo, en un sentido más profundo, dicen nuestros Sabios, Eshet Jáil es la Torá misma, con quien está "casado" el pueblo judío. La Torá es la "esposa"; el pueblo judío - el "esposo". El judío confía en la Torá y la Torá cuida al judío. La Torá no puede ser estimada en términos de oro y plata y piedras preciosas. Es toda virtud y bondad ("Torat-Jesed"), y el origen de todas las bendiciones.
Otra interpretación alegórico considera que Eshet Jáil es una alusión al pueblo judío, en quien "confía el corazón de su esposo (HaShem)"; y así sucesivamente en este sentido.
(Selección extraída del libro "Mi Plegaria II", por Nissan Mindel, ©Editorial Kehot Lubavitch Sudamericana)
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