De las 613 mitzvot de la
Torá, la mujer está exenta sólo de siete que todo hombre debe cumplir. (Hay
otros mandamientos que sólo son para ciertos individuos o grupos como los
cohanim, el primogénito, levitas, reyes, hombres casados, etc.). Estas siete
mitzvot positivas están sujetas al tiempo y requieren que el judío diga el rezo
de la Shemá, lleve Tefilín, Tzitzit, cuente el Omer (los días entre las
festividades de Pesaj y Shavuot), escuche el toque del Shofar (cuerno de
carnero) en Rosh HaShaná (año nuevo judío), se siente en una Sucá en la
festividad de Sucot (Tabernáculo) y tome un Lulav (una palma hecha de atado de
mirto y sauce) y un Etrog (toronja) el primer día de Sucot. Con la exención de
llevar Tefilín, la mujer ashkenazita no tiene prohibido realizar estas mitzvot.
De hecho ellas asumen con frecuencia el cumplimiento de estas últimas cinco con
exención de la puesta del Tzitzit (las mujeres sefaraditas no acostumbran
cumplir estas mitzvot).
Una de las razones
expuestas del por qué los hombres deben observar las mitzvot ligadas al tiempo,
más que las mujeres, es que el hombre necesita más de algo externo que le
recuerde lo precioso del tiempo, y necesitan de refuerzos extras para hacer uso
de esto con fines espirituales. Algunas formas de recordar el tiempo son
superfluas para la mujer, ya que poseen relojes biológicos internos que corren
según los días, meses y años (N. Lamm, A Hedge of Roses, Jerusalem; Feldheim,
1977, p. 76)
La Torá nos enseña que
el tiempo es potencialmente sagrado. Cada instante tiene su propio significado,
y cada momento del día es propicio para cumplir una meta espiritual. Las mitzvot
ligadas al tiempo sirven para mantener al judío en constante alerta del
potencial de la santidad del tiempo, lo que se logra mediante nuestras acciones.
Los hombres al no estar ligados al reloj biológico, necesitan rodearse de
mitzvot al comienzo de cada día, como una forma de tomar conciencia del tiempo.
Se ponen durante todo el día el Tzitzit (vestimenta interna con flecos en las
cuatro puntas), rezan el oficio matutino, se ponen el Talit (manto para el rezo
con flecos en las cuatro puntas) y los Tefilím (filacterias). Cada mes,
refuerzan conciencia del tiempo, santificando el nuevo mes y estableciendo
nuevas metas cada año y se proponen mantener vívida su espiritualidad en el
intervalo de una festividad a otra.
Como los hombres poseen
más daat, tienden a apegarse más a los detalles de lo secular del mundo externo.
Es por ello que necesitan advertencias externas que les recuerden la importancia
de la santidad del tiempo. La mujer tiene ritmos biológicos internos que sirven
al mismo propósito. Los judíos no consideran al ciclo menstrual de la mujer como
un accidente de la naturaleza. Di-s lo creó deliberadamente para enseñar una
específica lección espiritual.
Una de las formas por la
que la mujer refuerza el mensaje de su ciclo menstrual es cuidando las leyes de
pureza familiar, las que enaltecen su conciencia de la santidad del tiempo.
Tanto el hombre que cumple los mandamientos ligados al tiempo y presta atención
en santificar el mundo externo, como la mujer que cuida la pureza familiar y
atiende el mundo interior, pueden imitar a Di-s y santificar la vida. sin
embargo ambos logran el mismo objetivo por diferentes vías, las que son propias
a cada sexo.
Prioridades
diferenciales
Otra razón que ha sido
propuesta acerca de por qué las mujeres están exentas de cumplir con ciertas
mitzvot que únicamente pueden ser efectuadas en su tiempo definido, es porque
este requerimiento crearía mucha tensión para ellas. A pesar de que las mujeres
no están obligadas a casarse o a tener hijos, el judaismo reconoce la
posibilidad de que ellas probablemente optarían por las dos. Para poder
facilitar estas elecciones, la Torá no las obliga a cumplir ciertos mandamientos
sujetos a un tiempo definido. esto es porque las responsabilidades principales
de una mujer casada ( especialmente si tiene hijos), son sus familias y hogares
y si tuvieran otras responsabilidades sobre sus cabezas injustamente las pondría
bajo presión. Aquello que es requerido que las mujeres hagan es algo tan
criticamente importante para poder garantizar la eternidad del pueblo judío, que
sobrepasa la obligación de cumplir con mitzvot sujetas al tiempo.
Debido a que a los
hombres les corresponde refinarse a si mismos frente al mundo externo, el
judaismo supone que es probable que a traves de su interacción con el mundo
externo, se aparten de sus verdaderos objetivos espirituales. por eso los
mandamientos que están sujetos al tiempo y que gobiernan el comportamiento y el
tiempo del hombre, les enseñan cada mañana al despertarse que su principal
prioridad es la de consagrar su corazón y mente para servir a Di-s durante el
resto del día. Esto previene que el hombre sea capturado por el comer, trabajar,
o ser egocentrista, lo cual lo llevaría a ver el mundo secular como un fin en si
mismo.
Ya que las mujeres deben
realizarse desarrollándose en formas internas, sus mentes no deben ser apartadas
a través de distracciones externas, así como los hombres, para poder enfocarse
en su relación con Di-s. Existe una suposición de que las mujeres se encuentran
innatamente mucho más enfocadas en sus estados internos de lo que los hombres lo
están, y que las mujeres están más concientes de las necesidades de los otros.
Debido a esto, su terreno de realización personal les permite tener que cumplir
menos rituales. Esto es porque la Torá asume que las mujeres utilizarán su biná
para poder dar de ellas mismas hacia los otros, en vez de ser distraidas por el
mundo externo.
Así, por ejemplo, cuando
cada mañana la familia se despierta, inmediatamente la mujer comienza a ocuparse
de las necesidades de los otros, si tiene niños pequeños, lo primero que hará es
darle de comer al bebe, preparar el desayuno para otros niños y mandarlos a la
escuela; si le fuera exigido asistir tempranamente en la mañana a un minian,
sería contraproductivo para el mantenimiento de la familia. Su prioridad
esencial es la de imitar a Di-s a traves de atender a sus hijos, una vez que
esto ha sido realizado, su atención debe de estar directamente enfocada a Di-s.
si ella estuviera obligada a cumplir las mitzvot sujetas a tiempo definido,
continuamente interferirían en su capacidad de ocuparse de las necesidades de su
familia, las cuales son principales (Avudraham).
Las mujeres no están
obligadas a asistir a los rezos en la sinagoga; sin embargo aquellas mujeres que
no afectarían las necesidades de sus familias son alentadas a desarrollar su
conexión con Di-s a través de rezar diariamente, incluyendo el asistir a la
sinagoga si así lo desean. También deben de tratar de dar su tiempo para dar
caridad y ocuparse de los otros; por ejemplo si tienen ingresos pueden dar el
diez por ciento de ellos a gente necesitada, pueden voluntarizar su tiempo libre
o el profesional para aquellos que necesitan ayuda o demostrarles preocupación y
consuelo. Adicionalmente las mujeres son incitadas a estudiar Torá de la manera
que les sea más relevante para ellas.
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