Las numerosas
bondades del Todopoderoso para los que aún no han nacido
Hashem utilizó las
siguientes palabras como prólogo para comenzar a explicar las leyes
concernientes a las mujeres embarazadas, "Ishá ki Tazria/ Si una mujer
concibe la descendencia..."
Esta frase nos hace notar Su gran bondad incluso
para con aquellos que aún no han nacido. El crecimiento del feto en el útero
materno nos llena de gratitud hacia el Creador por haberlo protegido incluso en
ese momento. El Midrash emplea sus propios términos poéticos para describir ese
período:
El Angel encargado de la concepción se llama Laila. Cuando el
Todopoderoso desea que nazca un ser humano, El le pide al Angel Laila,
"¡Tráeme esta neshamá (alma) del Gan Eden (paraíso)!". Sin
embargo, la neshamá se resiste a que se la arranque de su fuente Divina,
y se queja al Todopoderoso, "Yo soy pura y sagrada, unida a Tu Gloria. ¿Por qué
es que debo ser degradada e introducida a un cuerpo humano? "No es como tú
dices", Hashem le corrige. "El mundo en el cual vivirás es mucho más hermoso que
el mundo del cual provienes. Fuiste creada con el solo objeto de que te
conviertas en parte del ser humano y seas elevada con sus acciones."
Posteriormente, el
Todopoderoso obliga al alma a que se una con la descendencia que le fue
destinada. Incluso antes de que el feto se forme, el ángel le pregunta a Hashem,
"¿Cuál será su destino?" En ese momento, todo el futuro de la criatura que está
por nacer está predestinado. El Todopoderoso determina si será un hombre o una
mujer, si él (o ella) será sano si sufrirá alguna enfermedad o incapacidad, su
aspecto, el grado de inteligencia que poseerá, como también sus capacidades
tanto físicas como psíquicas. Además, todos los detalles acerca de sus
circunstancias ya se decidieron- si será rico o pobre, qué poseerá, y con quién
contraerá matrimonio.
Podemos observar que
todos los acontecimientos de la vida del hombre están predestinados. Sin
embargo, hay una excepción. Hashem no determina si alguien se convertirá en un
tzadik (justo) o en un rashá (malvado). Cada uno desea cómo
formarse a sí mismo con las facultades y capacidades que le fueron
preordenadas.
El profeta exclamó,
"Así dice Hashem, "No dejemos que el hombre sabio se jacte de su sabiduría,
ni el poderoso de su poder, ni el rico de sus riquezas, pero dejemos que aquél
que reza se jacte de ello - de que Me conoce, que Yo soy Hashem Quien hace
justicia y el bien en la tierra, éstas son las cosas que verdaderamente
aprecio", dice Hashem" (Irmeiau 9:22-23).
Nadie debe sentirse
orgulloso por su inteligencia, fuerza, o dinero, debido a que estas cualidades
no son logros personales; en realidad, D- s se los otorgó antes de que naciera.
Hay un sólo campo en el que los logros resultan del esfuerzo personal - si
estudia la grandeza de Hashem a través de la Torá y al seguir Su camino. Según
el grado de esfuerzo que realice para cumplir con éstos, así serán sus
verdaderos logros personales.
A los niños, se les
enseña la Torá desde que se encuentran en el útero materno. También, se les
muestra el Gan Eden y el Gueinom, y el ángel le implora,
"¡Conviértete en un tzadik! ¡No te conviertas en un rashá!" Cuando
el niño llega a este mundo, el ángel le toca los labios, y hace que olvide todo
el conocimiento relativo a la Torá que previamente se le había impartido. (Sin
embargo, ese conocimiento había sido absorbido por su subconciente, y podía ser
recuperado durante su vida.)
A menudo pensamos en keriat Iam Suf, la
separación de las aguas del Mar Rojo, como un milagro asombroso. En verdad, la
habilidad del feto de existir dentro del útero de la madre es un milagro de
proporciones no menores a la separación de las aguas del Iam Suf. Si no
fuera por la Providencia minuciosa de Hashem, el embrión no podría sobrevivir.
Nuestros Sabios citan varios ejemplos que ilustran de qué forma maravillosa
Hashem protege a los que aún no han nacido, entre ellos citamos los
siguientes:
- Todos sabemos que alguien que está sumergido, incluso por un
período corto, en una bañera llena de agua caliente sufre una agonía severa y
sale lastimado. Sin embargo, el feto se queda nueve meses en el clima cálido del
útero materno y sobrevive gracias a la Providencia Especial de Hashem.
- La
mujer que tiene un bebé en el útero se asemeja a un recipiente vertical cuya
abertura se encuentra en la parte de abajo. Sólo gracias a la grandeza de Hashem
el feto se mantiene en su lugar y no se cae.
- Si una persona come varias
comidas diferentes una atrás de la otra, cada una de ellas hace que la otra se
desplace en el estómago y que baje cada vez más. Gracias al diseño especial del
ser humano que Hashem realizó, no importa cuanto coma o beba la futura madre: el
feto no se desplazará.
- La grandeza de Hashem se refleja también al
determinar que todos los alimentos que la madre ingiere se transmiten
automáticamente a través de la placenta para nutrir al embrión.
- Es un
milagro que el embrión no excreta lo que consume. Si lo hiciere, el estómago de
la madre explotaría y ella moriría.
- Cuando nace el bebé no se lo extrae del
útero de manera repentina (lo cual lo lastimaría). Hashem, en cambio, dilata el
cuello del útero en forma gradual de la misma manera cuidadosa y lenta que
alguien abre la puerta de la prisión para dejar a un convicto en libertad quien
había estado capturado por un largo tiempo, y asegurándose de esta manera que su
transición a la libertad será tranquila.
Si bien el Todopoderoso designó a un
ángel que se encargue de los embarazos, El mismo supervisa directamente los
nacimientos. Las llaves de los tres puntos (que son claves para la humanidad) no
fueron confiadas a un ángel, sino que se quedaron en manos del
Todopoderoso:
1. El nacimiento
2. La lluvia (en este contexto, "lluvia"
también se refiere a la parnasá (sustento), ya que la mayoría de los
judíos se ocupaban de la agricultura, la calidad de la cosecha, y por
consiguiente sus ingresos, dependían de la lluvia.)
3. Tejiat Hametim
(la Resurrección de los muertos).
La Mitzvá del Brit
Milá/ Circuncisión
Junto con las leyes de
embarazo de las mujeres, la Torá menciona que el brit milá se le debe
realizar a los varones cuando tienen ocho días de edad.
Esta mitzvá
fue mencionada por primera vez en la parashat Lej Lejá, cuando Hashem le
ordenó a Abraham que se hiciera el brit milá a sí mismo. A partir de ahí,
Hashem ordenó que toda la descendencia masculina deberá ser circuncidada a los
ocho días de su nacimiento.
¿Por qué es que un brit milá no se puede realizar
antes de los ocho días?
Nuestros Sabios nos dan varias razones, entre
ellas:
1. Hashem nos ordenó que esperemos hasta el día en que El sabe que el
niño posee fuerza suficiente para soportar la operación.
2. Se considera que
la circuncisión es similar a un sacrificio debido a que el niño es llevado a
través de ésta bajo las alas de la shejiná (divinidad). Por lo tanto, se
requiere que el niño haya vivido al menos un Shabat para ser santificado y para
que su kedushá (santidad) sea elevada. Entonces, el niño está en
condiciones de ser un "korbán" para Hashem. (De manera similar, los
animales no son aceptados para sacrificios antes de que alcancen los ocho días
de vida.)
En una
ocasión en la que su amigo lo visitó, el rey le había organizado un gran
banquete de bienvenida. Cuando estaban a punto de sentarse para comer, el rey le
comentó, "No es apropiado comenzar a comer antes de que conozcas a la reina. ¡No
conoces absolutamente nada de este palacio si no visitas antes a la reina,
debido a que ella es tan bella que sería imposible describirla!"
De manera
similar, el Todopoderoso decretó, "A menos que el niño haya estado cara a cara
con una Reina Shabat, y absorbido su santidad, aún no está preparado para ser
sometido al brit."
Es costumbre reservar una silla especial para el
Angel del Pacto, el profeta Eliahu, quien está presente en cada brit
milá. Su presencia se requiere debido a que una vez él habló en forma
despectiva de los Bnei Israel.
El profeta Eliahu era un
gran fanático del Honor de Hashem. Le dijo al Todopoderoso de manera acusativa,
"Los Bnei Israel no han cumplido Tu pacto" (Melajim 19:10). El se refería
al pacto de milá que fue desatendido por los judíos debido a la
prohibición de realizar circunsiciones que decretó el malvado rey Ajav. A pesar
de que Eliahu hablaba para resguardar la Gloria de Hashem, el Todopoderoso
desaprobó la acusación contra Su gente. Le ordenó a Eliahu que ungiera a Elishá
como profeta en su lugar, y además, le ordenó que reaparezca en cada brit
milá para testificar el cumplimiento de la mitzvá por los
judíos.
El emperador romano
Turnus Rufus le preguntó a Rabí Akivá, "¿Qué es superior, la obra de D- s o la
del hombre?"
"La del hombre," respondió Rabí Akivá.
"Su respuesta me
sorprende," exclamó Turnus Rufus. "¿Trata de decir que el hombre puede crear
algo que se asemeje al cielo o la tierra?""No me refiero a las creaciones
que superen las habilidades manuales de los seres humanos," contestó Rabí Akivá,
"sino a aquellas que estén dentro de sus posibilidades.""¿Por qué es que
ustedes los judíos se circuncisan?" Turnus Rufus continuó con sus preguntas,
"¿Acaso ustedes presumen que el trabajo del Creador necesita ser mejorado?"
"Esta es precisamente la pregunta a la que yo me había anticipado," Rabí Akivá
explicó, "y yo por lo tanto sostengo que los logros humanos son superiores a los
del Creador.""Si esta es su opinión, pruébela," le exigió Turnus Rufus. Rabí Akivá regresó a su casa y le ordenó a su esposa, "horneá un delicioso
pan que esté compuesto con harina, aceite y especias."Al volver a ver al
emperador le llevaba, un pan en una mano y un puñado de granos de trigo en la
otra."Ahora dígame, Oh rey, ¿cuál de los dos es superior - el trigo o el
pan?" le preguntó. "El pan, por supuesto," respondió Turnus Rufus. "Ya
ve," replicó Rabí Akivá, "usted mismo confesó que el trabajo del hombre es mejor
que el del Creador. Cuando El diseñó el universo, le dejó al hombre la misión de
perfeccionarlo; el grano debe ser cortado y horneado para convertirse en pan, y
los vegetales deben ser cocinados y condimentados. Por lo tanto, al realizar la
milá en un niño perfeccionamos la obra del Creador.""Si Hashem quería que el
niño fuese circuncidado, lo pudo haber creado de esa forma," insistió Turnus
Rufus."¿Por qué es que hace esa afirmación sólo con respecto a la
circuncición?" respondió Rabí Akivá. "Se podría preguntar también por qué es que
Hashem dejó el cordón umbilical unido al recién nacido, dejando al hombre para
que lo corte."A pesar de que Rabí Akivá concluyó el debate con este
comentario, nuestros Sabios nos revelaron la verdadera razón por la cual los
niños llegan al mundo sin la circuncisión. Hashem hizo que el niño fuera
imperfecto para otorgarnos el mérito de realizar Sus mitzvot cuyo cumplimiento
nos purifica y nos eleva.
Lashón hará
(Difamación) Causa de Inmediato el Estado Final del Tzaraat
Si un judío cometía
alguna de las transgresiones pasibles de ser castigadas con la enfermedad de
tzaraat,(lepra) la enfermedad generalamente comenzaba con los síntomas
que requerían cuarentena y luego se los volvía a revisar. En Su misericordia el
Todopoderoso generalmente no provocaba de inmediato la aparición de señales
definitivas de tumá (impureza) porque El esperaba que durante el período
de la reclusión requerida el pecador se arrepentiría. Se le perdonaría el estado
final de tzaraat, a aquél que sólo necesitaba aislamiento.
Sin embargo, había
una clase de pecado que era diferente, y la persona culpable padecía de
inmediato los síntomas definitivos de la lepra. Ese pecado no era, según
nuestras posibles conjeturas, ni asesinato, ni idolatría, ni inmoralidad; sino
que era la ofensa de lashón hará, la acción de difamar al prójimo está
prohibida por la Torá.
Nuestra parashá nos muestra la gravedad de esta
ofensa:
"Zot tihié torat hametzorá / Estas son las leyes de la Torá
respecto de un leproso...(Vaikrá 14:1).
Nuestros Sabios explican que la
palabra leproso es un acróstico de difamador".
Debido a que lashón hará
es uno de los pecados más serios que se castiga con la enfermedad de
tzaraat, los síntomas definitivos de tumá aparecen sobre la
persona de inmediato. Esta debía llevar a cabo los procedimientos especiales de
purificación detallados en nuestra parashá, principalmente sacrificios y
rasuración, si los síntomas de tumá se aclaraban con posterioridad.
¿Por qué
es el pecado de lashón hará tan severo que debe ser castigado con la
enfermedad de tzaraat en su manifestación más extrema?
1. Si alguien
habla lashón hará se lo considera igual que alguien que niega al
Todopoderoso y transgrede la Torá en su totalidad. Con repecto a este individuo
Hashem dice, "¡Yo y él no podemos coexistir en el mundo!"
Todos los libros de la Torá
abogan por jesed, por la gentileza y la dedicación hacia el prójimo. Por
consiguiente, degradar a otro judío es ir por el camino diametralmente opuesto a
los principios fundamentales de la Torá.
2. El grado de maldad de esta transgresión sobrepasa a
otras debido a que ésta daña a todas las partes involucradas, al que habla, al
que escucha y a la víctima.
Como Combatir el
Deseo de Hablar Lashón Hará
La gente se enfrenta a
diario con innumerables ocasiones que dan lugar a hablar lashón hará. De
todas las extremidades y órganos, la lengua es el órgano que se mueve con menos
dificultad y mayor rapidez. Por consiguiente, lashón hará es uno de los
pecados que se comete con más frecuencia. Asimismo, los efectos de la palabra
hablada no son tangibles, como son los del pecado consumado con acciones, y por
eso tendemos a tratar a esta clase de agravios de forma menos dura que otras
prohibiciones de la Torá. El castigo de tzaraat ya no tiene efecto, y su
amenaza no nos detiene de hablar mal como lo hacía en la época del Beit
Hamikdash. ¿Cómo podríamos fortalecernos contra la tentación de hablar
lashón hará?
El Midrash ofrece varios pensamientos que sirven
como consejos valiosos.
1. Nuestros Sabios nos enseñan que cada palabra que
deja nuestra boca se graba en el Cielo. Algún día todas esas palabras nos las
van a hacer escuchar. Entonces, trataremos de excusarnos con frases tales como
"Yo no era conciente de la gravedad de la transgresión; no pequé
intencionalmente". No obstante, se nos responderá, "¡Demasiado tarde ahora! Era
tu deber darte cuenta de que tanto las cosas buenas como las malas que decías
quedaban registradas, así las dijeras de forma intencional o no.
La gente
debe darse cuenta de que una vez que uno pronuncia una palabra, ésta no se
evapora en el aire sin dejar rastro, y por lo tanto debe ser tomada con
seriedad. Cada palabra que uno pronuncia graba una marca que queda eternamente y
que no se puede borrar.
2. La gente debe considerar la posición especial que
el Todopoderoso le asignó a la lengua.
Hashem reprende a la lengua, "¡Oh,
lengua malvada! ¡¿Por qué es que te mueves constantemente a pesar de que te
coloqué en una posición diferente a la de todos los otros miembros y órganos del
cuerpo humano?! Coloqué a las otras extremidades en una posición vertical o
inclinada, mientras que tu yaces en la boca con posición horizontal para que
descanses (esto es para indicar que la posición natural de la lengua es la de
descanso; y que esta no debería estar en movimiento
permanentemente)."
"Además," le dijo el Todopoderoso a la lengua, "Te
encerré. Te cerqué con dos tapias (para advertirle a su dueño que no deje que te
pierdas), un cerco interno formado por dientes, y una barrera externa formada
por carne, los labios que te encierran. ¿Cuántas otras barreras acaso son
necesarias para impedir que hables mal?
Hashem le encomendó a
cada órgano una tarea especial y cada uno de ellos nos deberían alentar para que
los empleemos sólo para los usos benéficos que el Creador desea. La lengua fue
otorgada para que pronuncie las palabras de la Torá, tefilá, y para que
beneficie al prójimo.
Extraido de El Midrash Dice. Edit. Bnei Sholem
http://www.tora.org.ar/
No hay comentarios:
Publicar un comentario