jueves, 21 de marzo de 2013

HISTORIAS PARA CONTAR EN SHABAT (XXVIII): ¿Qué es lo importante?

En una hostería a la salida de la ciudad, el llanto de uno de sus huéspedes era tan fuerte que despertó a Berl el dueño de la pensión y au esposa de sus profundos sueños.

Su mujer preocupada le preguntó: - ¿por qué nuestro huésped llora tan amargamente en medio de la noche?, ¡algo le debe suceder!


Berl, subió a la habitación del huésped y encontró a un judío, vestido con ropas de granjero descalzo, sentado en el suelo, llorando y con lágrimas en los ojos (esta persona era una de las figuras más prestigiosas del mundo jasídico, que viajaba de incógnito para ver de cerca la situación en la que se encontraba el mundo), y todas las noches (a excepción de los sábados y días festivos) se levantaba a medianoche a llorar y lamentarse por la destrucción del Sagrado Templo.

- ¿Por qué lloras?, ¿qué desgracia te ha sucedido? - Le preguntó Berl.
- El huésped contestó: - lloro por la destrucción del Sagrado Templo y ruego al Santo bendito es, que traiga al Mashiaj para que nos lleva a Eretz Israel.

Berl, tranquilizado dijo: - ¿es todo?, por favor llora menos fuerte, para que no molestes a los otros huéspedes y diciendo estas palabras volvió a su cuarto y explicó a su mujer la razón de tal llanto.

Cinco minutos después se escuchó que golpeaban en la puerta del huésped, era nuevamente Berl, quien le formuló la siguiente pregunta: Mi esposa quiere saber, ¿Cuándo el Mashiaj venga, y nos devuelva a Eretz Israel, nos permitirá llevarnos las gallinas?
El huésped se sorprendió por aquella pregunta ¿gallinas? respondió; según mis conocimientos no hay nada escrito sobre las gallinas. Puede que tendrá que dejarlas, cuando venga el Mashiaj.
También esta vez Berl transmitió la información a su mujer.

No pasaron cinco minutos, cuando nuevamente se escuchó que golpeaban en la puerta, al abrir vio a Berl quien le dijo, mi esposa pregunta si puedes dejar de rezar, por favor, para que venga el Mashiaj. Nosotros nos arreglamos aquí bastante bien y preferimos quedarnos con las gallinas.

A estas alturas el huésped no se pudo aguantar más y le respondió que significa “bastante bien”, ¿acaso tu no sabes cuan peligroso es nuestro Galut, en el lugar donde vivimos? A cada momento los cosacos pueden llegar, y tomar tus gallinas, tu mujer, todo tu dinero y también tu vida. ¿No es mejor que dejemos este lugar y vayamos a la Tierra Prometida?
Para Berl aquellas palabras eran bastantes lógicas, pero todavía tenía la obligación de informarle a su esposa.

Pasado varios minutos, se escucha tocar la puerta, era nuevamente Berl quien dijo: Mi esposa dice, que mejor reces para que venga el Mashiaj y lleve consigo a los cosacos a Israel, y así nos podremos quedar aquí con las gallinas.







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