Pensando Sólo en el Prójimo
Una vez, cuando el Jafetz Jaim era
el invitado en la casa del Rabino local, la Rabanit preparó una elaborada comida
en su honor, y puesto que estaba apurada olvidó mencionarle a la sirvienta que
ya había puesto sal a la sopa y es por eso que la sirvienta también le agregó
sal a la sopa, como solía hacerlo habitualmente.
Cuando la sopa salada fue servida
al Jafetz Jaim, él no expresó ninguna clase de insatifacción, sino que tomó la
sopa hasta la última gota. Por otro lado, el Rabino, al probar la sopa salada
mostró un gesto de mal gusto corriendo su plato hacia el medio de la mesa y miró
sorprendido al Jafetz Jaim, quien aparentemente no había percibido el fuerte
gusto de la sopa.
Calladamente, sin que nadie lo
notara, el Jafetz Jaim tomó al Rabino de la manga y le rogó que terminara la
sopa y no revelara que estaba muy salada. Él dijo: "Yo imagino que por el apuro
en cumplir con la mitzvá de hajnasat orjim (recibir invitados), la sirvienta le
puso sal dos veces a la sopa. Si ella se enterara de eso, se angustiará mucho y
por otro lado, la Rabanit también se enojaría y llegarían a entrar en una
desagradable discusión. No reaccione en absoluto, sino que por el contrario,
alabemos la sopa y digamos que estuvo muy rica!".
Ser Agradecido
Una vez, un
hombre le preguntó a su Rabino la siguiente pregunta: "¿Cómo es posible que una
persona cumpla con lo que nuestros Sabios dijeron en el Talmud: 'una persona
debe agradecer a D'os por lo malo de la misma manera que lo hace por lo
bueno'(Berajot 33b)? ¿Cómo es que una persona que no tiene comida para él o para
su familia, que no tiene ropa para vestir y que no tiene ningún lugar para vivir
puede agradecer a D'os como lo hace un hombre rico, cuya casa está llena de
todo, y que puede tener todo lo que desee?".
El Rabino le
contestó: "Yo tampoco entiendo completamente las palabras de nuestros Sabios.
Pero nosotros tenemos en nuestra ciudad un verdadero tzadik (justo), alguien que
casi no tiene que comer, que duerme sobre un banco duro en la sinagoga local y
que no tiene zapatos para vestir y su mujer e hijos reciben ayuda de la
comunidad; sin embargo, él sirve a D'os con felicidad. Él bendice a D'os cada
día, y siempre está agradecido y lleno de alabanzas hacia Él. Yo creo que esa es
la persona que le podrá decir cómo uno puede agradecer a D'os por lo malo así
como lo hace por lo bueno".
El hombre
escuchó el consejo del Rabino y fue a buscar a este tzadik para pedirle que le
explique las palabras de los Sabios. Para su sorpresa, el tzadik le respondió:
"Usted sabe, yo tampoco entiendo completamente las palabras de nuestros Sabios.
Yo no soy el indicado para contestar su pregunta, pues a mi me parece que nunca
tuve un mal día en toda mi vida; no me falta nada y D'os ha sido bueno conmigo
siempre
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