"Cuando un hombre entre ustedes traiga una ofrenda" (Vayikrá
1:2)
La raíz de la palabra `traer una ofrenda' en Hebreo es la misma que
la palabra `cercanía'. Cerca y lejos son
distancias no necesariamente medidas en metros o millas. Las personas pueden estar muy cerca aún
cuando están en dos lugares del mundo diferentes, y pueden estar muy distantes
aún si se sientan juntas en un autobús o si viven en la misma casa. La espiritualidad del Bet HaMikdash creó una
cercanía palpable que cada persona sentía al traer las ofrendas. El reino físico está dividido en 4
partes: Mineral, Orgánico, Animal y el
Hombre. El mundo Mineral esta
desprovisto de vida, crecimiento y movimiento; el mundo Orgánico es el que crece
y está activo; el mundo Animal -de instinto y conocimiento. El Hombre es el `locutor' - es el poder del
intelecto y la razón. El propósito de
los Korbanot (ofrendas) es acercar a todas estas partes de la Creación y
elevarlas. Cuando un animal era ofrecido
-acercado– esto acercaba a toda la vida animal en el
mundo.
Similarmente, la ofrenda de los menajot y los nesajim -la ofrenda
de harina y libaciones de vino- acercaban toda vida orgánica. Y con cada ofrenda tenía que haber sal -la
representación del mundo Mineral- que elevaba y acercaba a la vida
inorgánica. En el versículo nombrado, la
expresión "un hombre entre ustedes traerá una ofrenda" puede significar también
"un hombre traerá una ofrenda de sí mismo".
El hombre mismo se ofrece, acercándose, poniendo su alma en su
ofrenda. Hoy que no tenemos la cercanía
con Di-s que el Bet HaMikdash nos daba, tenemos un sustituto, el rezo. Cuando desbordamos nuestro corazón en el
rezo, cuando nos ofrecemos a Di-s, acercamos al mundo y a nosotros mismos a
nuestro Padre en los Cielos.
(Rabí Shelomo Yosef Zevin)
"Vayikrá..." (Vayikrá 1:1)
La primera palabra del Libro de Vayikrá-Levítico es "Vayikrá" (Y Él
llamo). Está escrito en la Torá con una
alef pequeña. La Alef es la letra que
representa la voluntad, el ego. Es la
primera letra de la palabra "Anoji" (yo).
Cuando una persona se ve a sí misma muy pequeña, como la alef pequeña, da
lugar a que la Presencia Divina more en ella.
Moshé Rabenu fue el hombre más humilde; solo él, como ningún otro hombre
ni antes ni después, vio que hay una sola Alef en toda la Creación - Hashem
(Di-s). Moshé hizo que su ego -su Alef-
sea tan pequeño, que fue merecedor de ser el portador de la
Torá.
(Rabi Bunim
de Peshisja)
"Vayikrá..." (Vayikrá 1:1)
La palabra "Vayikrá" implica que Di-s llamó a Moshé con afecto, asi
como los ángeles se llaman unos a otros.
Di-s lo llamó y Moshé fue. Pero
cuando Bilam, el profeta midianita, quiso maldecir al Pueblo Judío, la Torá dice
que Di-s fue a él. Si Moshé fue hacia
Di-s, seguro que Bilam tenía que haber ido hacia Di-s. Cuando recibimos un invitado importante, se
lo invita al salón principal, pero cuando el basurero se acerca a la puerta,
salimos hacia él para que la casa no se impregne de olor.
La primera
palabra del Libro Vayikrá / Levítico es Vayikrá (Y llamó...). En la Torá, esta palabra aparece escrita con una
Alef pequeña. La Alef es la letra que simboliza la voluntad, el ego. Es la
primera letra de la palabra hebrea que significa "yo": aní. Cuando el individuo se empequeñece a sí
mismo, como la alef pequeña, crea un lugar para que la Presencia Divina repose
en él. No tiene la cabeza hinchada con
ilusiones de grandeza. Moshé Rabenu fue
el más humilde de todos los hombres. Y
se hizo a sí mismo tan pero tan pequeño que apenas sí ocupaba lugar en este
mundo. Como ningún otro hombre antes o después de él, Moshé percibió que en la
Creación hay una sola Alef, un solo Numero Uno: Hashem. Moshé hizo que su propia alef, su ego, fuera
tan pequeña que tuvo el mérito de que la Torá fuera entregada por su intermedio.
Hashem llamó a Moshé: "Vayikrá..."
(Rabí Bunim
de Peshisja)
"Cuando
alguno de ustedes traiga un korbán..." (Vayikrá 1:2)
La cercanía y
la distancia no necesariamente se miden en kilómetros o millas, puesto que las
personas pueden estar muy cerca, inclusive estando en los confines opuestos del
mundo, o pueden estar muy lejos, a pesar de estar sentadas una al lado de la
otra, en el autobús o viviendo en la misma casa. La cercanía es un concepto
espiritual, parte de la vida interna.
En castellano
no existe una palabra que pueda expresar el significado de los korbanot que se
ofrecían en el Beit haMikdash. La
palabra "sacrificio" implica que renuncio a algo que para mi tiene mucho valor,
para que pueda beneficiarse otra persona.
Es obvio que Hashem no puede beneficiarse con los "sacrificios", pues a
El nada le falta. Por otra parte, el
término "sacrificio" implica que se trata de algo de valor. A decir verdad, lo que nosotros obtenemos del
"sacrificio" es infinitamente más valioso que el "sacrificio" mismo. La palabra "ofrenda" tampoco es adecuada,
pues la "ofrenda" sirve para apaciguar o aplacar a la persona a quien se la
trae.
Es
como "comprar a alguien". Una especie
de soborno. El motivo por el cual nos es
tan difícil traducir la palabra "korbán" al castellano es que nuestras ideas de
"sacrificio" y "ofrenda" derivan de culturas paganas. En efecto, en esas culturas, las expresiones
"sacrificio" y "ofrenda" resultaban adecuadas y hasta
aptas.
En hebreo, el
termino "korbán" posee la misma raíz que la palabra "cercano". Y es una palabra que se emplea en forma
exclusiva para la relación del Hombre con Hashem.
Cuando una
persona traía un korbán, es señal de que deseaba acercarse a Di-s. La cercanía a
Di-s es el unico "bien" verdadero que existe. Todos los demás "bienes" no son
mas que meras imitaciones, falsificaciones sin ningún valor, cuando se las
compara con el Bien real que significa estar cerca de Di-s. En la antecámara del
Cielo, los problemas de la vida se solucionan por sí solos. La felicidad es un
barómetro que sube y baja según la cercanía que uno tenga con Di-s. Para la
persona que ha alcanzado un cierto nivel de pureza, hasta el sufrimiento puede
transformarse en alegría si se siente cerca de Hashem.
Hoy en día,
en que ya no contamos con la cercanía a Hashem que nos proporcionaban los
korbanot, seguimos teniendo un substituto: la plegaria. Cuando volcamos nuestros
corazones en el rezo, cuando nos ofrecemos nosotros mismos a Hashem, podemos
lograr acercarnos, y acercar al mundo junto con nosotros, a nuestro Padre del
Cielo.
(Basado en
Rabí S. R. Hirsch, Rabí Shlomó Yosef Zevin)
"Y Él llamó a
Moshé..." (Vayikrá 1:1)
Moshé tenía
diez nombres: Moshé, Yered, Javer, Yekutiel, Avigdor, Avi Sojo, Avi Tzanúaj,
Tuvia, Shemaya, Helevi.
¿Por qué no
bastaba con un solo nombre?
Y de todos
sus nombres, el único que empleó Hashem fue "Moshé", el nombre que le había dado
Batia, la hija del Faraón.
Otra pregunta
más: si Hashem lo llamó por el nombre "Moshé", debe ser que ese nombre lo
definía más que cualquiera de sus otros nombres. ¿Por qué?
Cuando Hashem
creó al primer hombre, los ángeles servidores Le preguntaron: "Este `Hombre',
¿cuál es su naturaleza?". Hashem les
respondió: "Su sabiduría es mayor que vuestro intelecto".
Entonces
Hashem trajo varios animales ante los ángeles.
Y les dijo a los ángeles: "¿Cómo se llaman? Los ángeles no supieron responder. Entonces Hashem le mostró los animales al
Hombre. "¿Cómo se llaman?",
interrogó. El Hombre respondió: "Este se
llama `buey', ese se llama `burro'. Este
se llama `caballo' y ese se llama `camello'".
"Y tú, ¿cómo
te llamas?", preguntó Hashem.
"Yo me tengo
que llamar `Adam', pues fui creado de la tierra" (En hebreo, "tierra" es "adama").
"Y Yo, ¿cómo
Me tengo que llamar?", interrogó Hashem.
"Tú debes
llamarte Adon-ai. Pues Tu eres el Señor
(En hebreo, "adon"), el amo de todo".
El
Santo Bendito Sea dijo "Yo soy Adon-ai. Ese es Mi
Nombre. Porque asi me llamó el primer
hombre".
El nombre es
mucho más que una manera de atraer la atención de una persona. El nombre es mucho más que un método
convencional de referencia. La sabiduría
de ser capaz de darle el nombre a algo es superior a los ángeles, pues el nombre
define y describe la esencia misma del ser.
Por esa
razón, a Moshé no le bastaba con un solo nombre. Para poder definirlo, para poder restringir
su grandeza con palabras, hacían falta diez nombres.
Sin embargo,
Hashem le dijo a Moshé que de todos sus nombres, solamente lo llamaría por el
nombre que lo llamó Batia. ¿Que tenia de
especial aquel nombre?
El nombre
"Moshé" proviene de la raíz "ser atraído, ser sacado, ser extraído", pues Batia
lo sacó del agua.
Al sacar del
río a Moshé, Batia se burlaba de la voluntad de su padre. El Faraón quería asesinar a todos los niños
judíos. Al salvar a Moshé, estaba arriesgando la vida.
Batia
arriesgó la vida para salvar a Moshé; por lo tanto, esa característica quedó
grabada en la personalidad y en el alma de Moshé. Esa cualidad de auto-sacrificio fue la que
tipificó a Moshé más que ningún otro rasgo, y por ese motivo Moshé fue el nombre
con el que lo llamaba Moshé.
Esa fue la
característica que hizo de Moshé el líder del pueblo judío. Porque más que
ningún otro rasgo, el líder del pueblo judío necesita auto-sacrificio, a fin de
atender y ocuparse de cada una de las ovejas de su rebaño.
(Rabí Jaim Shmuelevitz,
Rabí J.C. Senter)
"Cuando un alma pecare por error...” (Vayikrá 4:1)
Luz
roja. Frene. Atrás de mi, oigo el chirrido del freno. Me doy vuelta y veo un auto que se sale del
camino, se sube a la vereda, por poco no atropella a dos personas y, al mejor
estilo de las películas de los cuarenta, va a parar contra un puesto de
verduras, haciendo subir una columna de humo y vapor. En el capó queda incrustado el cartel:
"¡Fruta Tropical, de la Selva a su Mesa!", entre adornos de papaya y
ananás. Mire a ver quien habia sido el
tonto que causo tanto desastre, y vi el inconfundible rostro de un chimpancé,
que me hacia caritas...
Cuando
dejamos que nos domine el lado físico, estamos dándole permiso al mono para que
se siente al volante...
Los monos son
excelentes mascotas. Son divertidos, se
la pasan sonriendo... pero no se los puede dejar manejar el
auto.
El ser humano
es una combinación milagrosa de cuerpo y alma.
El cuerpo proviene de los elementos más bajos. El alma viene de
arriba. A partir de
estos dos elementos tan dispares, Hashem crea la milagrosa coexistencia
denominada "Hombre".
El Hombre no
puede existir en este mundo sin un cuerpo, pero si deja que el cuerpo ocupe el
primer lugar, y domine al alma, se queda sin el segundo y principal capítulo de
su vida: el Mundo Venidero, y la vida eterna donde el cuerpo y el alma habrán de
unirse en forma eterna.
¿Cómo se
puede retomar el control, después de habérselo traspasado al
mono?
Trayendo una
ofrenda al Mishkán.
El Mishkán
era un sitio absolutamente espiritual. Un lugar que no era un "lugar" en el
sentido físico. Y por ser totalmente espiritual, el alma podía existir sin
necesidad de recurrir a un marco físico.
En Yom Kipur,
cuando el Kohén Gadol ingresaba al Santo de los Santos, estaba completamente
separado del mundo físico. Era como un ángel más, que obtenía toda su existencia
de este lugar Santo.
Pues habia un
lugar en la tierra en el que el alma podía existir sin el cuerpo. Ese es el lugar dónde Hashem "habitaba" en la
tierra. En el lugar Santo. El Mishkán.
¿Qué
significa que uno comete un pecado "inintencional"?
"Uy...
discúlpeme... parece que le robé la billetera... ¡No puedo entender cómo fue a dar a mi
bolsillo!"
¿Un pecado
"inintencional"?
No. El pecado
inintencional es aquel en el que transgrede la parte física de la persona. Pero
el intelecto, su neshamá, no quiere tomar parte. El mono agarra las llaves del
auto.
Cuando peca el cuerpo, resigna su derecho a la sociedad eterna con el
alma. Pierde su
pasaporte para unirse al alma en su futura reunión en el Mundo
Venidero.
Por ese
motivo, cuando una persona peca, tiene la obligación de traer un animal como
sacrificio, para que comprenda que el cuerpo solo, sin el intelecto, sentado al
volante, es como el animal que esta sobre el Altar, privado de una existencia
eterna.
Cuando el
individuo traía un sacrificio, debía visualizar su propio cuerpo quemándose en
el Altar.
Pero si la
persona ofrenda su propio cuerpo, entonces lo único que le queda es su neshamá.
Y..
¿cómo puede
existir en este mundo físico como un alma sin un cuerpo?
Habia un solo
lugar donde la neshamá podía existir sin el cuerpo. El
Mishkán.
Por ese
motivo, el único lugar donde se podía traer un sacrificio era en el Mishkán.
Porque el Mishkán era un lugar de espiritualidad pura. El único lugar donde la neshamá podía existir
sin el cuerpo, igual que el Kohén Gadol en Yom Kipur. Cuando el individuo
presenciaba la escena del animal ofrendado subiendo como humo, internalizaba el
concepto de que, en realidad, era su cuerpo el que debería haberse quemado en el
Altar. Y eso lo conducía a pensamientos de teshuvá, de retornar a Hashem. Y
decidía ser una nueva persona.
Cuando el
individuo experimenta un arrepentimiento verdadero, se transforma en una
creación absolutamente nueva.
Por eso, la
ofrenda del sacrificio le proveía una nueva "encarnación". Era como si se le
hubiera dado un cuerpo nuevo, que ahora se encontraba bajo el control de la
neshamá.
Y asi podía
reingresar al mundo físico afuera del Mishkán, como una nueva
creación.
Dime...
¿dónde dejaste las llaves de tu auto?
(Rabí Simja Waserman zt''l; Raíi Yaakov Niman, Rabí Mei
Jadash)
Shabat
Shalom
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