A los Ojos del Hombre y de Dios
Los hijos de Gad y los hijos de Reuven vinieron y hablaron con Elazar el Cohén y los líderes de la asamblea, diciendo, “Las tierras de Atarot, Dibon, Jazer, Nimra, Heshbon, Eleale, Sebam, Nebo y Beon. Las tierras que Dios conquistó delante de la asamblea de Israel – son tierras aptas para ganado, y tus siervos tienen ganado”. (Números 32:2-4)
Tanto el pedido de Gad y Reuven de la tierra al lado este del Jordán y la respuesta de Moshé, son muy difíciles de entender por una variedad de razones. Ellos presentaron su pedido en un orden extraño. Primero le presentaron a Moshé la lista de las ciudades. Luego agregaron que la tierra era buena para pastar y finalmente que ellos tenían mucho ganado.
Esto es seguido por un párrafo cerrado (parashá stumá), como si ese tema particular hubiera terminado y uno nuevo comenzara. Sólo después de esa interrupción, ellos piden abiertamente lo que estaba en sus mentes aparentemente desde el principio: “Danos esta tierra y permite que nosotros nos quedemos en este lado del Jordán” (Números 42:5). Primero ellos deberían haber hecho su pedido, luego deberían haber explicado el porqué y sólo entonces deberían haber presentado una lista de ciudades.
La respuesta de Moshé también desafía el entendimiento. Primero, él parece asumir que ellos estaban asustados de entrar a la Tierra de Israel, así como los espías. Aparentemente no hay ningún intento de juzgarlos favorablemente; ellos son simplemente acusados sin ninguna exploración de sus motivaciones.
Sólo cuando ellos ofrecen dejar a sus esposas, hijos y ganado en las ciudades fortificadas en Transjordania, Moshé acepta la oferta. Esto también es desconcertante, ya que el miedo principal de los espías era que sus esposas e hijos murieran en la conquista de la tierra, y ahora Gad y Reuven estaban tratando de eximir a sus familias del peligro. Si Moshé sospechó que ellos compartían el espíritu de los espías, ¿por qué permitirles dejar a sus familias en la seguridad de Transjordania?
Efecto Desmoralizante
Me parece que la clave del entendimiento de esta secuencia radica en el lenguaje preciso de la respuesta de Moshé. Si Gad y Reuven cumplían su palabra de ir delante del resto de la nación a la guerra, Moshé les dijo, “Ustedes serán puros y libres de culpa ante los ojos de Dios y ante los ojos del pueblo judío” (Números 32:22). Los Sabios derivan de estas palabras que una persona no debe actuar de una forma tal que cause que otros sospechen que pecó. Todo el concepto de marit ayin está basado en esta fuente. A pesar de que un judío debe juzgar a los otros judíos favorablemente, eso no es una licencia para levantar sospechas innecesarias que causen que otros lleguen a falsas conclusiones.
A la luz de este concepto, todo el intercambio adquiere un enfoque completamente distinto. Las dos tribus se dieron cuenta que su pedido podía levantar sospechas. Por eso en un comienzo sólo le insinuaron su pedido a Moshé en vez de hacerlo expresamente. Ellos esperaron que Moshé por motivación propia hiciera la sugerencia de que ellos se quedaran en Transjordania y con eso los absolviera. Por eso ellos empezaron con la lista de las ciudades, con la esperanza que Moshé mismo reconocería la idoneidad de esas tierras para sus grandes rebaños.
Cuando Moshé permaneció en silencio, ellos fueron más explícitos, agregando que esas ciudades estaban rodeadas por tierras ricas para pastar y que ellos tenían grandes ganados. En ese punto ellos terminaron su presentación, tal como está indicado por el párrafo cerrado del cual hablamos anteriormente (parashá stumá). Sólo porque Moshé siguió en silencio, ellos no tuvieron otra opción que hacer su pedido final explícitamente.
Por su parte, Moshé entendió sus intenciones desde el comienzo. Pero sintió que sin importar quien verbalizara la sugerencia de permanecer en Transjordania, eso tendría un efecto desmoralizante. Él no pensó que sus intenciones reales eran malas, pero quería que Gad y Reuven entendieran cuán sospechoso parecía su pedido superficialmente. Dado que la aparente sospecha de cobardía era todo el problema que Moshé estaba combatiendo, fue suficiente que las dos tribus ofrecieran liderar el ejército judío en la batalla para remover esa sospecha.
Sospechas Injustificadas
Aprendemos de esta parashá cuán cuidadosos debemos ser para considerar el efecto de las propias acciones en relación a otros. El Maharil Diskin explica que nosotros juzgamos a otros favorablemente por nuestro bien tanto como por el bien de los otros. La mayoría de las personas están altamente influenciadas por el comportamiento que presencian. Cuando juzgamos lo que los otros hacen de una forma favorable, elevamos el nivel de nuestro entorno a nuestros propios ojos y prevenimos que nos influencie negativamente. Más allá de eso, uno no debe ser un obstáculo, causando que otros alberguen una sospecha injustificada.
La Mishná (Avot 2:1) nos dice que debemos escoger el camino de servir a Dios que trae gloria y aprobación tanto de Dios como del hombre. La Torá y las mitzvot no son un dominio privado propio; uno tiene la obligación de fortalecer la Torá y las mitzvot de otros al ser un buen ejemplo.
Tal vez ese es el significado del siguiente Midrash (Vaikrá Rabá 34:8):
Rav Itzjak dijo que la Torá nos enseña derej eretz (comportamiento adecuado). Cuando uno realiza una mitzvá debe hacerla con alegría. Porque si Reuven hubiera sabido que la Torá iba a registrar que él intentó salvar a Yosef de sus hermanos, él lo habría cargado sobre sus hombros y hubiera corrido a casa.
Y si Aarón hubiera sabido que la Torá registraría que él saludó a Moshé con un corazón alegre después de que (Moshé) fue elegido para ser un Redentor, él habría ido (hacia él) con tambores y platillos.
Y si Boaz hubiera sabido que la Biblia registraría que él le dio a Rut un trigo seco para comer, él le hubiera ofrecido un banquete.
Cuando uno hace algo para enseñar a otros, lo hace de una forma mucho más clara que si lo hiciera sólo por su propio beneficio. Si Reuven, Aarón y Boaz hubieran sabido que sus acciones no eran solamente de su interés privado, sino que serían registradas en la Torá como una lección para la posteridad, ellos las habrían realizado con mucha más intensidad y celo.
Derej eretz es cualquier cosa que promueve y fortalece la sociedad. Por eso las relaciones maritales, los negocios y el comercio y las buenas características del carácter son todos aspectos del derej eretz. La lección de Rav Itzjak es que debemos realizar la mitzvá de tal manera que nuestra alegría por la mitzvá sea obvia, porque de esa forma inspiramos y fortalecemos a otros en su observancia de las mitzvot.
El Midrash de Rav Itzjak concluye que incluso hoy en día el Profeta Eliahu y el Mashiaj están aún registrando cuentas sobre todas nuestras acciones para ser incluidas en futuros libros sagrados. Esos trabajos son sellados y firmados por Dios mismo. De esto aprendemos que nuestras acciones no son algo solamente entre nosotros y Dios, sino que deben ser de tal manera que despierten respeto y admiración de la sociedad para promover la observancia de la Torá.
No hay comentarios:
Publicar un comentario