En la ciudad de Sherba, Tunez,
habia un gran sabio llamado Rabi Califa Cohen.
Eran muy grandes sus conocimientos de la Tora
y descendia por parte paterna del gran erudito Rabi Rajamim Cohen que sirvio
como jefe del Tribunal Rabinico de Sherba.
Rabi Califa la mayoria del tiempo
estudiaba Tora en la ieshiva y en una pequena parte del dia comerciaba con
telas para su propia manutencion y la de su familia.
Tenia vinculos comerciales con un
judio de la ciudad Gabas, que le enviaba telas para vender en Sherba.
Pidio el rabino del comerciante,
anotar estrictamente todo paquete de telas que le enviaba y el precio de origen
de las mismas, para evitar errores, malentendidos y tener una pequena ganancia
sobre el precio original.
El rabino intentaba agregar al
precio de las telas, la suma mas pequena posible, segun fijaron nuestros
sabios, para evitar aprovecharse de los clientes.
Un dia se le presento al
comerciante una gran oportunidad, compro una gran partida de telas de seda y de
lana, de muy buena calidad a un precio muy reducido. Estaba seguro de poder
hacer una gran ganancia con las telas.
Penso el comerciante, que en caso
de registrar el verdadero precio y enviarle las piezas a Rabi Califa, la
ganancia seria minima. Por 10 tanto decidio agregar al precio de cada pieza
tres reales, para obtener un maximo provecho de la operación.
Se apresuro el comerciante a
preparar los paquetes, anoto los precios "inflados" de la compra
original, frotando las manos de regocijo al pensar en la gran ganancia que
obtendra de la venta de las telas.
Despues de varios dias adquirio
nuevas piezas de tela, que tambien envid a Rabi Califa, esta vez sin aumentar
en el registro al precio original, debido que fueron compradas según el valor
normal de las mismas.
El comerciante ansioso, esperaba
la respuesta del rabino. La respuesta llego, despues de un tiempo, mas grande
como era su esperanza, grande fue su dececpción.
En la carta se trataba del ultimo
envio, que mandó de acuerdo el precio original, mis el porcentaje de ganancia y
envio el rabino al comerciante, la ganancia que le corresponde por lacompra y
envio de las telas.
Junto con esto no escribio el
rabino absolutamente nada acerca del primer paquete. Sorprendido el comerciante
decidió viajar a Sherba a verificar que paso.
El hombre viajo a Sherba y se
dirigio enseguida al negocio de Rabi Califa.
Junto con el, ingresd al negocio
un arabe para comprar telas.
Pudo observar el comerciante un
hecho curioso: el árabe bused entre las piezas de tela y despues de elegir
varias de ellas, ofrecid comprarlas por un precio determinado.
Escucho el rabino la oferta, pero
no pudo contestar porque estaba bendiciendo Bircat Hamazdn (la bendicion que se
bendice al finalizar de comer) con gran concentration.
El arabe penso que el vendedor
callaba porque no aceptaba su oferta, asi que fue subiendo la suma ofrecida,
hasta llegar a un punto varias veces mas alto que el ofertado en primeras instancias.
Cuando termind Rabi Califa de
bendecir Bircat Hamazón, saludd calurosamente al comerciante: ¡Bienvenido! jLa
paz sea contigo!"
Luego se dirigio al arabe y le
dijo: sabe, que acepte el precio que ofertaste en un principio, solo que no
pude contestar, porque estuve bendiciendo. Por lo tanto, paga el primer precio ofrecido
y toma tu mercaderia.
Despues de saludarse y hablar
palabras formales, pregunto el comerciante a Rabi Califa: rabino, hace varias
semanas le mande un gran paquete con telas finas, que estuve seguro quese
venderian facilmente obteniendo una apropiada ganancia y me resultó extraño no
recibir ninguna information sobre ellos.
— A mi tambien me intriga ese
paquete contesto el rabino — no se porque no se venden esas telas. Coloque
retazos sobre el mostrador, pero nadie se interesd por ellas. Al no obtener respuesta
por parte del comerciante, Rabi Califa prosiguid: ¿quizas esta operation no es
limpia por completo? Cumpliste mi pedido de no aumentar al precio original.
El sorprendido comerciante
confeso enseguida, que esta unica vez mintió ante la tentación de hacer una
gran ganancia.
Bueno, se revelo el misterio,
proclamd el rabino con tono de reproche y cuando le acerco el paquete con las
telas vieron que las polillas habian empezado a actuar, dejando sus senales enlas
preciadas telas.
Se lamentd el comerciante y
pregunto al rabino: ¿Qué haremos ahora? todo el dinero invertido en las telas
esta perdido.
— jNo te
preocupes! — 10 tranquilizd — debemos borrar el precio marcado y colocar el
original, en un par de dias se venderan todas las telas.
Borrd el comerciante el precio
marcado y colocd el original y en pocos dias se vendieron todas las telas
obteniendo una apropiada ganancia.
Dcsde ese dia, el comerciante,
puso todo su cuidado de colocar el precio exacto sobre las telas, sin agregar
un solo franco por encima del precio
original y D-s lo bendijo y ayudó en todos sus acciones y continuo sus vinculos
comerciales con Rabi Califa toda su vida.
Fuente: traducido del judeo-arabe
del libro "Shairei Minja" de Rabi Rajamim Jai Javita Hacohen.
Un
caso similar al de Rabi Califa que no quiso aumentar al precio de la tela ofrecido
por primera vez, encontramos en el Talmud, Tratado de Macot, en una acotacion
al versiculo "y habia verdad en su corazon" como Rav Safra y explica
Rashi en el lugar, que que
Rav Safra decia une
oracion, cuando un hombre oferto una suma de dinero por cierto objeto y
pensando que Rav Safra se nego a venderselo a ese precio aumento. Cuando Rav Safra
termino su oratcon pidio el primer precio que escucho.
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