Antes de que saliera el pueblo de
Israel de Egipto, D’os les ordenó dos preceptos para cumplir: La renda de Pesaj
y el Brit Milá (la circuncisión).
El pueblo de Israel estuvo
esclavizado 210 años en Egipto. Los egipcios sufrieron 10 plagas, una más
severa que la otra. Todo se encontraba listo para la liberación. Entonces, ¿por
qué fueron necesarias estas dos mitzvot? ¿Por qué no se podía esperar y cumplirlas
después de la salida de Egipto?
La orden de ofrecer el korban de
Pesaj merece otra observación: ¿Por qué D’os ordenó a cada persona tomar un
cordero y amarrarlo a las patas de su cama, por cuatro días, hasta el
sacrificio del animal, si generalmente los korbanot comienzan a tener
importancia a partir de su ofrecimiento, y los preparativos anteriores no son
importantes?
La respuesta a dichas preguntas
es que a través de estos preceptos, D’os nos transmitió un mensaje sumamente
importante con respecto a nuestro papel como yehudim, y es por ello que
precisamente antes de salir y formarnos como pueblo, es que D'os ordenó estas
mitzvot.
El mensaje es: la obligación del
yehudí es estar dispuesto a entregar todo, inclusive su alma, para tener el
privilegio de poder servir a D’os. Esto lo manifestamos dos veces al día en la
lectura del Shemá Israel: “Y amarás a tu D’os con todo tu corazón, con toda tu
alma y con todas tus posesiones”, lo que significa, que uno debe estar
dispuesto de sacrificar todas sus cosas, inclusive su vida si es necesario,
para demostrarle su amor a D’os.
Esto lo aprendemos de estos
preceptos. El hecho de amarrar el cordero a las patas de la cama, requería una
entrega absoluta de fe en D’os, ya que este animal era el dios de los egipcios
y lo natural era que éstos se vengaran por ofender a su dios.
Así también Moshé pensaba que
esto sería imposible de cumplir: “Y Moisés dijo: No es justo que lo hagamos
así, porque lo que adoran los egipcios es lo que hemos de sacrificar al Eterno,
nuestro D’os. He aquí que si sacrificáramos lo que adoran los egipcios delante
de sus propios ojos, ellos no dejarían de apedrearnos” (Exodo 8;22).
Sin embargo, D’os ordenó esta
mitzvá con intensión, para que los yehudim aprendan que ser un buen servidor de
D’os, significa poseer una disposición completa, hasta entregar la vida por la
fe. Asimismo, la mitzvá del brit milá transmite una idea similar. Esta mitzvá
representa diversas dificultades que pueden surgir a la hora de servir a D’os.
No obstante, nuestra obligación es cumplirla, a pesar de todas ellas. Cumplir
los preceptos Divinos es un privilegio más que una obligación, y por ello hay
que pagar.
Biografía del autor: Rabino Moshe
Walles. Rabino del Centro Comunitario Beth Itzjak y del Consejo
Comunitario Ashkenazi (Mexico City)
http://www.judaismohoy.com
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