Comúnmente lo asociamos con la tradición de comer diversos tipos de frutas, especialmente frutas de Israel y variedades nuevas o inusuales. A muchos niños judeo-americanos se les enseña a dar tzedaká (caridad) y plantar árboles en Israel.
Sin embargo, el hecho del nombre que recibe la festividad, Rosh HaShaná, Cabeza del Año, indica que tiene una significatividad más profunda, a saber, que este día debe operar como una cabeza para el resto del año, parecido al efecto de la cabeza de la persona sobre el cuerpo; influenciándolo a llevar a cabo la acción concreta.
Tenemos el deber de preguntarnos qué podemos
aprender de Tu BiShvat, algo que se aplique prácticamente a la vida
personal de cada judío.
Las respuestas que proporciona la filosofía jasídica señalan, todas, a la festividad como una celebración del potencial de cada judío. Tu BiShvat nos da a cada uno de nosotros la oportunidad de reflexionar acerca de cómo concretar de la mejor manera el tremendo poder latente dentro de nosotros.
En Tu BiShvat es costumbre comer de los siete tipos de producto con los cuales es especialmente bendecida la tierra de Israel, enumerados en el versículo: "Una tierra de trigo y cebada, y viñas, granados e higueras, una tierra de olivos y miel (de dátiles)" (Deuteronomio 8:8).
La filosofía jasídica comenta que dos de estos siete, trigo y cebada, son granos, y los otro cinco son frutos.
El pan se hace de trigo y cebada, un artículo de la dieta humana. La fruta, en contraste, no es esencial para la existencia, sino que generalmente se come por placer.
El grano, entonces, representa necesidades, y la fruta, placer. Estas distinciones tienen su paralelo en la Torá, correspondiéndose con los niveles exotéricos (manifiestos) y esotéricos (místicos).
La
Torá es a veces comparada a pan y agua, y otras a vino, aceite o miel. El nivel
exotérico, "pan y agua", es necesario para la vida judía y debe ser estudiado
por todos los judíos en todo momento, bajo toda circunstancia. El nivel
esotérico, "vino, aceite y miel", de la Torá, es comparable a los lujos porque
su estudio no fue considerado siempre apropiado para todos los judíos. En
generaciones anteriores sólo los de elevada estatura espiritual, capaces de
apreciar plenamente su profundidad, estudiaban la mística judía. Esas eran
generaciones en las que "pan y agua" eran suficientes para mantener saludable al
pueblo judío.
Hoy, a causa del cambio en la atmósfera
espiritual, se necesitan alimentos adicionales para dar fortaleza al pueblo
judío. Ese alimento es la filosofía jasídica, la "fruta" que provee
placer.
De hecho, Rabí Shneur Zalman de Liadí, el Alter Rebe, reglamenta en su Código de Ley Judía, que cada hombre y mujer judíos tiene el deber de estudiar lo esotérico. Al reglamentar así, el Alter Rebe otorga también un voto de confianza a la altura de cada alma judía y su capacidad para apreciar suficientemente la enseñanza judía esotérica y beneficiarse con ella.
De hecho, Rabí Shneur Zalman de Liadí, el Alter Rebe, reglamenta en su Código de Ley Judía, que cada hombre y mujer judíos tiene el deber de estudiar lo esotérico. Al reglamentar así, el Alter Rebe otorga también un voto de confianza a la altura de cada alma judía y su capacidad para apreciar suficientemente la enseñanza judía esotérica y beneficiarse con ella.
Tu BiShvat no es una festividad
ordenada por la Torá Escrita como lo son Pesaj, Shavuot y Sucot, por
ejemplo. Ni es bosquejada en la Ley Oral, a diferencia de Janucá y Purím.
La Mishná menciona el día como "Rosh HaShaná para los árboles" pero no la
llama "festividad". Así, su celebración es enteramente costumbre.
Hay un importante paralelo entre su condición de costumbre y nuestra conmemoración del día comiendo frutas. Cumplir una costumbre provee un placer especial al alma, más aún que una ley de la Torá Escrita u Oral que es un deber, una "necesidad". Cumplir un mandamiento es el mínimo requerimiento de la ley judía; cumplir una costumbre es sumar al requerimiento mínimo. Cuando un judío se conduce más allá del requerimiento mínimo, Di-s recibe placer especial, y de la conciencia de causar placer al Creador, el alma judía, a su vez, deriva un tremendo placer. La fruta representa placer. Dado que la observancia de Tu BiShvat es una costumbre, se celebra específicamente comiendo frutas, pues ambos, costumbre y fruta, expresan el mismo concepto de placer.
Hay un importante paralelo entre su condición de costumbre y nuestra conmemoración del día comiendo frutas. Cumplir una costumbre provee un placer especial al alma, más aún que una ley de la Torá Escrita u Oral que es un deber, una "necesidad". Cumplir un mandamiento es el mínimo requerimiento de la ley judía; cumplir una costumbre es sumar al requerimiento mínimo. Cuando un judío se conduce más allá del requerimiento mínimo, Di-s recibe placer especial, y de la conciencia de causar placer al Creador, el alma judía, a su vez, deriva un tremendo placer. La fruta representa placer. Dado que la observancia de Tu BiShvat es una costumbre, se celebra específicamente comiendo frutas, pues ambos, costumbre y fruta, expresan el mismo concepto de placer.
De
aquí derivamos una lección en el servicio a Di-s de cada judío. Esta adicional,
por pura costumbre, festividad de Tu BiShvat, nos enseña que un judío no
debe limitarse a lo que es puramente obligatorio cuando sirve a Di-s, y no debe
permitir que el cumplimiento de los mandamientos llegar a volverse rutinario o
habitual. El judío debe --y puede-- verse tan enteramente absorbido por la Torá
y las mitzvot que cumplirlas es puro placer, tanto para el individuo como
para Di-s.
Cuando los judíos deambulaban por el
desierto después del éxodo de Egipto, su alimento era el maná.
Milagrosamente, este maná poseía la propiedad de tener el gusto de
cualquier alimento que la persona que lo consumía deseara saborear. Asimismo, la
Torá y las mitzvot pueden proveer muchos tipos diferentes de placer,
representados por los cinco sabores diferentes de las frutas con que la Tierra
de Israel fue bendecida.
Cuando el individuo aplica su imaginación y deseo (pone, para decirlo de alguna manera, su propio monograma personal, en cada mitzvá que realiza) la observancia de Torá y mitzvot se volverá una mayor fuente de placer tanto para la persona como al Creador.
Cuando el individuo aplica su imaginación y deseo (pone, para decirlo de alguna manera, su propio monograma personal, en cada mitzvá que realiza) la observancia de Torá y mitzvot se volverá una mayor fuente de placer tanto para la persona como al Creador.
Por ejemplo, se ha dicho en la enseñanza jasídica que cada judío descansa en Shabat de una manera enteramente única. Cada uno de nosotros tiene el potencial para descubrir (o re-descubrir) sus propios medios especiales --siempre de acuerdo a los criterios básicos estipulados por el Creador y enunciados en el Código Judío de Leyes-- mediante los cuales disfrutar del Shabat. Por supuesto, una fuente principal de satisfacción pueden ser las actividades espirituales de estudio de Torá, la plegaria, y llenar la propia mente con pensamientos de inspiración que harán que uno se sienta más cerca de Di-s. Uno puede intentar lograrlo con ropa hermosa (algunas mujeres poseen un vestido especial que usan exclusivamente para la mitzvá de encender las velas de Shabat); lindos objetos ceremoniales y decoraciones; comidas deliciosas; una variedad de actividades como cantar y pasear en Shabat; la delicia de amigos o la soledad; uno puede dar de sí mismo invitando amistades amenas o visitar al enfermo o al menos afortunado.
Finalmente, hay muchas maneras a explorar preparándose para el Shabat durante la semana precedente y aguardando ver los efectos que estos tendrán sobre el propio deleite de Shabat.
Otro ejemplo: las palabras del Sidur
o los Salmos pueden parecer inmóviles sobre la página impresa. Sin embargo,
cobran vida cada momento de todos los días cuando judíos en todo el mundo las
llenan con la calidez de sus sentimientos más profundos. Cada uno de nosotros,
como una creación de Aquel que conoce todos los pensamientos, puede volverse un
miembro de aquel grupo en cualquier momento.
Como el Rosh HaShaná de los Arboles, Tu BiShvat es el día en que comienza la maduración de las frutas -- el día en que aparecen los primeros brotes. Uno puede sorprenderse, entonces, en cuanto a nuestra costumbre de comer la fruta madura en el primer día en que brotan, cuando las frutas no estarán maduras todavía por algunas semanas o meses. Esto, sin embargo resalta nuestra confianza en que, aunque el clima de Tu BiShvat pudiera verse nublado (particularmente en el hemisferio boreal!), los brotes se desarrollarán en hermosas frutas comestibles.
Así
es dentro de cada ser humano. No importa qué puedan parecer externamente, las
frutas espirituales ya existen y están potencialmente maduras. Celebramos
nuestro potencial interior que puede concretarse más rápido que lo que alguna
vez hubiéramos soñado posible. Aguardamos con anticipación el tiempo en que
disfrutaremos de los frutos de todos nuestros esfuerzos, físicos y espirituales,
en el mayor festín de la historia -- con el Mashíaj (Mesias).
Jana Shlous de Wellsprings (NY) .http://www.tora.org.ar/
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