Un judIo
acostumbraba todos los Shabatot antes de la oration de la tarde a escuchar la
predica del rabino de la ciudad. Este judio era bastante ignorante, pero
intentaba cumplir todos los preceptos al pie de la letra, a pesar de no
entender el sentido de le mayoria de los preceptos y la explication de las oraciones.
Desde el
comienzo de la predica hasta el final, el hombre prestaba toda su atencion a
cada palabra del rabino.
En uno de
los Shabatot escucho que el rabino menciono en su predica las palabras del rey
Shlomo: "Envia el pan sobre las aguas, dentro de un tiempo 10
encontraras" (Eclesiastes 11 — 9)
Entendio el
hombre que el rey Shlomo se refirio literalmente, es decir: hay que tirar pan
al agua y luego de un tiempo es posible recuperarlo.
¿Que hizo el
hombre?
Le conto a
su mujer, el consejo del rabino predicador y le orderno cocinar manjares y
hornear varios panes crocantes, para arrojarlos al agua de acuerdo al consejo
del hombre mas sabio de la humanidad.
Se apresuro
la mujer, que tambien era muy inocentc e ingenua, a preparar los manjares y los
panes, entrcgandolos una vez terminados, a su marido.
Caloco el
hombre 10 preparado por su mujer en una canasta y se dirigio a la costa. Dejo
la canasta sobre cl agua y las olas se encargaron de llevar la canasta el
interior del mar.
Asi comenzo
a hacer diariamentc, su mujer preparaba panes y comida y cl las traia al mar.
Todos los dias encontraba la canasta vacia flotando por las aguas.
Tenia el hombre
una fuerte confianza, que las palabras del rey Shlomo y del rabino eran ciertas
y que despues de un breve periodo, se cumpliria le parte final del versiculo:
"dentro de un tiempo 10 encontrards" y D-s le enviaria riqueza y
abundancia.
En esos
dias, un amargo suceso occurio en la corte real de ese pais. Vinieron testigos
y acusaron al hijo del rey de un severo crimen, castigado con la pena de
muerte. Investigo el rey en persona el asunto y encontro que el testimonio era
verdadero.
No pudo el
rey justificar a su hijo y liberarlo del duro castigo, ya que debia juzgarlo
objetivamente, de la misma manera que juzgaria a otra persona.
Por otro
lado, el rey que amaba en especial a su hijo, no podía presenciar su muerte y
en ese pais habia una ley que el rey en persona debia estar presente y observar
la ejecucidn del condenado a muerte.
Pidid el rey
a su Primer Ministro, hacer una exception con su hijo y le ordeno llevarlo a la
costa y arrojarlo en la profundidad del mar.
Tomo el
Primer Ministro al principe condenado a muerte y navegaron juntos hasta una
solitaria isla. El Primer Ministro decidio dejar al principe en la isla, al no
contar con cl coraje de hundirlo y matarlo con sus manos, confiando que D-s LO
salve y que no muera en el lugar de hombre a sed.
Un dia el
Primer Ministro debia organizar el casamiento de su hijo y fue a invitar al rey
a la fiesta. Le dijo el rey a su ministro, lo siento mucho, pero no podre estar
presente debido el pesado luto que llevo por mi hijo.
Pero de
todos modos, intenta convencer a la reina, si ella acepta participar de la fiesta, yo la
acompanare.
El primer
ministro se encamino a ver a la reina, para invitarle al casamiento de su hijo.
La reina se
negd a participar de la fiesta, por la misma causa que su esposo, la gran
tristeza por la desaparicion de su hijo no le permitiria presenciar ninguna
alegria.
Penso el
ministro, en volver al lugar donde dejó al principe, para ver si todavia estaba
vivo. Si asi fuera, su alegria seria completa y los monarcas aceptarian
participar en el casamiento de su hijo.
Grande fue
su sorpresa al ver que el principe se encontraba sano y salvo, sin que se vea
afectado, por lo menos exteriormente por el abandono. Pregunto el
ministro: ¿Cómo pudiste sobrevivir sin contar con alimentos?
— Desde el
dia en el que me dejaste en la isla, tuve aprovisionamiento diario de comida —
respondio el principe.
— ,Quien
proporciono el suministro? — siguió preguntando.
T
odos los dias llego un canasto con pan fresco y todo
tipo de manjares con los cuales pude deleitarme y sobrevivir — informo el hijo
del rey.
Se alegro mucho el ministro de lo ocurrido y se
apresuro informar al rey sobre la buena noticia. Conto el ministro a los monarcas,
que en su tiempo no pudo arrojar al joven al agua, para no provocar la muerte
directa de vuestro hijo y lo deje en una isla.
— Viendo la
tristeza del rey y le reina, decidi volver a la isla, quizas el principe
todavia estaba vivo — siguio con el relato y pude comprobar que gracias a D-s,
el principe se encontraba vivo y en buen estado de salud. Conto tambien acerca
de la "canasta maravillosa" con la que su hijo se alimento todos los dias
de permanencia en la isla.
Se dirigio
el ministro a su casa como una flecha, cambio las ropas del hijo y lo trajo
al palacio real. El rey y la reina lo abrazaron, lo besaron y
hubo una gran alegria en el reencuentro.
Despues del
reencuentro, el rey mando a investigar quien arroja un canasto con comida al
mar. Fue uno de los ministros a la playa y encontro al hombre, que inocentemente
dejaba el canasto sobre la superficie del agua.
Tomo al
hombre por sorpresa del brazo y lo condujo
al palacio. Trajo al hombre asustado y tembloroso frente al rey y dijo:
“este es el
hombre que arroja diariamente una canasta con panes y comida al mar.
Le pregunto
el rey: ¿porque, hijo mio, arrojas tu dinero y "alimentas al mar,
diariamente"?
Contesto el
hombre: Sepa Su Excelencia, que escuche del sabio predicador nuestro, que el
rey Salomon dijo: "envia tu pan sobre las aguas, dentro de un tiempo lo
encontraras." Por eso, desde hace un año dejo diariamente un canasto
llena de ricos alimentos y confio que dentro de poco D-s me envie la recompensa
como dijo el sabio en su predica.
Al escuchar
el rey las palabras del hombre, comprendio con seguridad que gracias a sus
envios de alimentos su hijo fue salvado.
— Las
palabras del rey Salomon son muy ciertas — proclamo el rey. Hoy te haras
acreedor de gran riqueza y exito, como pago a la comida que diariamente
arrojaste al agua.
Se tranquilizo
el hombre al escuchar las palabras del rey. El rey llamo al tesorero y ordeno
entregar al hombre, mil monedas de oro con las cuales pueda ser rico y feliz
todos sus dias.
Agradecio el
ingenuo judio al rey por el impresionante regalo y agradecio a D-s por todas
Sus bondades.
Al volver a
su casa repitio varias veces el versiculo de Eclesiastes: "Envia tu pan
sobre las aguas y dentro de un tiempo lo encontraras."
Fuente: traducido del judeo-arabe
del libro "Ohalei Shem" de Rabi Shimshon Maimon.
No hay comentarios:
Publicar un comentario