martes, 25 de enero de 2011

¿CUANTO VALES TU?


Un rey se aproximó cierta vez al famoso Barón Rothchild y cándidamente le preguntó "cuánto valía él". El Barón contestó que tenía un valor de 50 millones de monedas. El rey sintió que la respuesta le daba una cifra mucho menor que la que estimaba serían las posesiones del Barón, de modo que realizó algunas investigaciones.

Cuando descubrió que realmente tenía 500 millones de monedas, se sintió engañado y decidió encarar nuevamente al Barón. "¿Por qué me has mentido violando nuestra mutua relación de confianza?". El Barón respondió humildemente que era verdad que sus bienes ascendían a 500 millones pero que el rey había preguntado: "¿Cuánto vales?", y a eso él se vio obligado a decir la verdad: "Lo que yo doy para tzedaká (caridad) es unos 50 millones, y eso, lo que logré sacar de mi bolsillo, es lo que realmente constituye "mi valor". Eso es lo que me llevo conmigo. Está encerrado en mi cofre de mitzvot para siempre. Lo que vaya a suceder con el resto de mi fortuna es incierto. No lo cuento como parte de mi "valor" personal.

Si uno tiene una profunda relación con el Todopoderoso, entonces puede de verdad decir que tiene todo, aun si materialmente está necesitado. Cualquier pequeño numerito multiplicado por infinito da infinito y cualquier número grande multiplicado por cero será cero.

Cuando el Rey de Reyes nos pregunte acerca de nuestro "valor" neto, ¿mirarán nuestros ojos hacia adentro o hacia afuera? ¿Responderemos "yo soy" o "yo tengo"? ¿Nos dejaremos engañar por la mano codiciosa de Esav o estaremos alertas al eco eterno de esa voz que resuena tan profundamente en nuestro interior, la voz de Yaakov? ¿Cómo contestamos a la pregunta "cuánto vales”?

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