miércoles, 19 de enero de 2011

Parashá Shavua: (Itró - Jetró). 17 de Shevat 5771 (22 de Enero de 2011).Millones de Testigos


La pura verdad es aquello con que la mayor parte del mundo está de acuerdo. Y cuantas más personas atestiguan una cosa, más aceptada es por los oyentes. Y si loa testigos son pocos, para los inteligentes la cosa empieza a ser un poco menos segura. Esto está tan aceptado en todos los pueblos que decretaron en sus leyes que solo se puede condenar a muerte si existe el testimonio de tres personas.

También están todos de acuerdo, justamente por ese mismo motivo, a aceptar lo que cuentan oralmente sus padres, sobre lo que sucedió en sus días o en los de sus abuelos. Cuando los padres que testimonian son muchos y aquellos en cuyas épocas se desarrolla el suceso que ellos vieron, con sus propios ojos, también son numerosos, no cabe ninguna duda que el acontecimiento es seguro y un hecho aceptado por los hijos que los escuchan.

Por eso, cuando D-s quiso dar su Torá al pueblo de Israel, la dio ante los ojos de seiscientos mil hombres adultos, aparte de las mujeres y los niños, para que todos ellos sean testigos confiables de ese acto. Para que el testimonio sea más fuerte y creíble, tuvieron todo el privilegio de ascender al nivel de la profecía. Porque sobre aquello se sabe que mediante la profecía jamás puede haber duda.

Y dijo D-s a Moshé: “Para que el pueblo escuche que Yo hablo contigo y también crea en ti eternamente”

Esto significa que ellos y sus hijos, hasta la eternidad creerán en ti y en tu profecía, porque ellos sabrán con certeza que D-s habla con una persona y ésta queda con vida, y que toda la Torá es cierta.

Pero si ellos no hubieran tenido el privilegio de la profecía y de todos los milagros que Moshé realizó ante el Faraón y a la vista de todos, otros podrían disentir y decir: “¿Quién sabe? ¡Quizás Moshé hizo todo con magia o ilusiones, con sabiduría diabólica c con la fuerza de los nombres de los ángeles! Cierto, los sabios egipcios y sus hechiceros, que eran los de mayor práctica en el mundo, tuvieron que reconocer ante Moshé y le dijeron al Faraón, que todo lo había hecho con ayuda de D-s, como dice la Torá: “Este es un dedo de D-s Todopoderoso”.

Sin embargo, el que quiera encapricharse va a decir que la inteligencia de Moshé era mayor que la de ellos. Pero mediante la profecía no les quedó ninguna duda sobre esto y supieron con certeza que todo esto se hizo según lo había enunciado el Altísimo y que todo había llegado de su mano.

Y ellos, lo vieron con sus propios ojos y lo supieron de forma cierta y clara, imposible para las personas tener una verdad más fuerte que esa, atestiguaron ante sus ojos que todas las palabras de la Torá, que recibieron a través de Moshé desde “Breshit” hasta “Leene Kol Israel” son ciertas y claras sin lugar a dudas. Y Los hijos volvieron a testimoniar ante sus hijos, y estos antes los suyos hasta llegar a nosotros. De eso vemos que nuestra Torá es verdadera de acuerdo al testimonio de 600.000 testigos confiables, un cálculo que reúne todas las ideas humanas, aparte de mujeres y niños.

A través de nuestra investigación nunca podremos comprender el sentido de la Divinidad, pues ningún científico pudo llegar al fondo del mundo terrenal, porque… ¿Quién puede con el conocimiento de la investigación descubrir por completo la capacidad oculta de las hierbas, los frutos y las piedras preciosas?

Si ante eso se quedan asombrados todos los científicos y toda la gente culta, ¿Cómo podemos nosotros aprender de ellos la elevada sabiduría y conocimiento sobre D-s?

Ahora, si un extraviado, cuyo corazón se aparta de nuestro D-s argumenta: “¿De qué te sirve a ti judío, tu tradición? ¿De qué te sirve preguntarles a tus padres y a tus abuelos? Busca e indaga en tu propia inteligencia. Profundiza con tus propias opiniones, abre tus ojos y mira lo que ocurre en tu mundo. Piensa en los movimientos del cielo y la tierra, en ellos verás y comprenderás lo oculto de la ciencia.

D-s libre que nosotros vayamos a arrastrarnos por las alturas y nos dediquemos a cosas que son mucho más elevadas que nuestra inteligencia y pensamientos. Nosotros no necesitamos esos caminos. Porque nuestros antepasados nos dejaron la mesa servida. Ellos ya profundizaron en esas interrogantes y llegaron al fondo de la ciencia verdadera. Ellos llegaron a saber que D-s puede hablar con una persona y que ésta puede quedar con vida ¿Para qué tenemos que investigar y rebuscar en sus palabras para ver si son verdad? Solo hay que beber sedientos sus palabras tal como fueron escritas y dichas. Por ejemplo: si uno recibiera el testimonio de millones de personas de no beber el agua de un río, porque vieron que el agua mata a quienes la beben y que lo comprobaron mil veces en distintas épocas y con personas de diversos países y después se le acercara un sabios, un famosos doctor y le dijera: “No le creas a todos ellos, científicamente, yo te digo que esta agua no es capaz de matar. Es agua clara y liviana e incluso la arena que corre por ella es buena. Bebe de la misma cuando desees. ¿Esa persona, acaso va a dejar el testimonio de la mayoría y va a hacer lo que le dice el sabio? Una persona con juicio no le va a hacer caso. Esto es el sentido de lo que dijimos antes, que la veracidad de los asuntos mundanos es conocida por el hecho de que muchas personas la testimonian y son más aquellas que la quieren demostrar mediante su investigación y entendimiento. Porque como las personas están lejos de la perfección, su inteligencia no alcanza el sentido y el fondo de las cosas.

Por eso el camino está elegido para la persona: Haz todo lo que ordena la Torá, que fue recibida a través de testigos confiables, entregada por el Amo de la Sabiduría, a los seres humanos y ella están incrustados los más preciados conocimientos y la más celebre sabiduría.

(Extraído del prólogo del Sefer Hajinuj)

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