Los hebreos están ya en camino hacia la tierra Prometida, D-s
los conducía y los vigilaba: por orden del Señor se ponían en marcha, y he aquí
que en vez de estar contentos por haber salido de la esclavitud y de vivir una
vida de completa libertad sin problemas, los hebreos comienzan a añorar y ansiar
la esclavitud egipcia.
No es la primera vez, ya después del éxodo de Egipto, al ver
que los egipcios marchaban tras ellos, se olvidaron de todos los grandes
milagros que vieron con sus propios ojos, (el paso del mar rojo, etc.)
Todos los milagros son olvidados por los hebreos, y desde las
alturas espirituales a las cuales se elevaron descendieron a un profundo
pesimismo y descontento, y a pesar de haber ya probado el grano celestial (maná)
desearon la cebolla y el ajo.
Y así leemos en la Parashá:
Sucedió que el pueblo empezó a quejarse de su mala suerte a los
oídos del Eterno... (Bamidbar 11:1).
Cierto que no es fácil pasar por un desierto lleno de
escorpiones y serpientes, en medio de un calor agobiante, pero en vez de
reaccionar como personas maduras, viendo la meta ante ellos, reaccionaron con
palabras agresivas y quejas pesimistas, demostrando su fracaso.
Y si preguntas acaso ¿todo el pueblo se revelo o parte de
ellos? leemos en la Torá Oyó al Eterno y se encolerizó, ardió su fuego entre
ellos y devoró el extremo del campamento, y explica Rashi, sobre estas últimas
palabras, que los rebeldes se encontraban entre los más bajos de ellos esto es
la mezcla de gente, no hebreas (Erev- Rav) que salieron con los hebreos de
Egipto (11:1), pero su influencia cubría a todo el pueblo.
¿Y cual fue el final de este episodio?
Ardió su fuego entre ellos, y devoró en el extremo del
campamento, si no fuera por este pecado en tres días podían haber entrado a
Eretz Israel.
La primera crisis en el desierto terminó cuando el pueblo clamó
a Moshé, y este oró al Eterno y apagó el fuego.
Se apagó el fuego pero no se solucionó el problema ya que poco
tiempo después somos testigos de una segunda rebeldía de los hebreos hacia
D-s.
EL ANTOJO DE LA CARNE.
Y la chusma (que de Egipto venia en medio) del pueblo se dejó
llevar de su codicia vehemente, y también los hijos de Israel tornaron y
lloraron diciendo: ¿quién nos dará de comer carne?
Nos acordamos del pescado que en Egipto comíamos gratuitamente,
de los pepinos, las sandías, el puerro, las cebollas y los ajos.
Y ahora nuestra alma está seca, sin nada, solo hacia el maná se
dirige nuestra mirada (Bamidbar 11:4-6).
Al leer estos versículos tenemos la sensación que no concuerda
con la amarga realidad vivida por los hebreos en Egipto.
¿Acaso no trabajaron con arcilla y ladrillos he hicieron todas
las tareas del campo? ¿Dónde quedó la amargura por el trabajo duro, y las tareas
difíciles?
¿Se han olvidado de los niños que fueron arrojados despiadadamente a las aguas del Nilo?
¿Se han olvidado de los niños que fueron arrojados despiadadamente a las aguas del Nilo?
Y así escribe Rashi, citando al Sifri 5:
Nos acordamos del pescado, ¿es acaso posible que los egipcios
les proporcionasen pescado gratis? “Y ahora id, trabajad y no os dará paja”.
Paja no les daba gratuitamente ¡pescado acaso sí? Cual es el
significado entonces de la palabra gratuitamente, sin mandamientos. Y esto es
liberado el cumplimiento de los preceptos (Mitzvot).
EL PESCADO QUE COMÍAMOS GRATUITAMENTE.
Los Rabinos tratan de descifrar lo oculto en la palabra
gratuitamente. El Ramban (Rabí Moshé ben Najman) explica: los pescadores
egipcios se servían de ellos para recoger los peces de las redes y les
entregaban parte del pescado como es costumbre de los que tienen las redes.
Los pepinos, los puerros, las cebollas y el ajo eran en Egipto
muy abundante, ya que este era país fértil cual vergel y al trabajar en las
huertas, y en el campo comían de las verduras (Shmot 1:11).
El Ramban describe la vida de la pobreza y sufrimiento de los
hebreos en Egipto: Además decretaron trabajos duros de ladrillos y arcilla, ya
que en un comienzo los comisarios proporcionaban los ladrillos y los siervos
construían los edificios más ahora convirtieron a todo el pueblo, a la
servidumbre obligándoles a proveer del material y fabricarlo con sus manos y
pies sin que le sea entregado del palacio real nada, salvo la paja para los
ladrillos.
Pero nos preguntamos solo por el hecho de haber recibido
pescado, pepinos, ajos y cebollas gratuitamente, hicieron todo este escándalo,
de la comida se recordaron pero del sufrimiento se olvidaron.
¿Cual fue la razón del descontento y pesimismo que reinaba en
el campamento de Israel, que los llevo a criticar, protestar y difamar ante la
más insignificante causa?
La respuesta está en las palabras de Sifri, citadas por Rashi:
gratuitamente sin los mandamientos.
Pero esta ley que constituye una auto-limitación en la vida del
individuo y de la comunidad en la relación entre vecinos, en la vida familiar,
en los días de reposo, en el comer y en el beber, en la vestimenta y la vida
sexual, para aquellos que están acostumbrados a la esclavitud – los oprime y
molesta.
Y esta es la causa y la razón de todas las quejas sobre el agua
y el pan, la carne y el pescado que en Egipto comían gratuitamente, allí comían
sin mandamientos, libres de la Torá y sus mitzvot.
Todavía no se daban cuenta que la Torá, con sus preceptos
endereza el espíritu y físico de los hebreos, y les formó una nación con un
propósito, crear una sociedad limpia, justa y humana para convertirse en un
Reinado de Sacerdotes y Pueblo Santo.
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