Maljuiot, Zijronot y Shofarot
La "Shmoné Esré" -oración silenciosa que consta de 19 bendiciones en los días laborales- que se pronuncia en Shabat y Iom Tov -Festividades-, a diferencia de aquella que se pronuncia en los demás días, consta sólo de siete bendiciones.
La "Shmoné Esré" -oración silenciosa que consta de 19 bendiciones en los días laborales- que se pronuncia en Shabat y Iom Tov -Festividades-, a diferencia de aquella que se pronuncia en los demás días, consta sólo de siete bendiciones.
Las tres primeras -bendiciones de alabanza a Di-s- y las tres últimas -bendiciones de agradecimiento a Di-s-, salvo leves variantes, son las mismas para todo el año. En medio de ellas, está aquella bendición que menciona la Festividad que se celebra, ya sea Shabat o Iom Tov. De esa forma, el nombre habitual de esta plegaria, Shmoné Esré, que literalmente significa "dieciocho", en el caso de Shabat y Iom Tov, al disminuir el número de dichas bendiciones, no puede recibí tal nombre. Se llama simplemente "Tefilá", para los judíos de origen occidental o ashkenazí, y "Amidá" para aquellos de procedencia oriental o sefáradí. Estos dos nombres, correspondientemente, significan "plegaria" y "de pie" -expresando el modo en que es recitada-.
No obstante, en Shabat y las Festividades judío, tal como era en el caso de las ofrendas que se tratan en el Beit Hamikdash -Gran Templo de Jerusalem- hay una plegaria "adicional" o "suplementaria" llamada Musaf. También en ella el número total de bendiciones expresadas es de siete, constando de las tres primeras y últimas habituales y la intermedia que menciona a las ofrendas correspondientes a la efemérides.
Una excepción a esta regla la constituye la plegaria de "Musaf de Rosh HaShaná. En el Musaf de este día se agregan tres bendiciones adicionales: Maljuiot, Zijronot y Shofarot.
En la primera de estas tres bendiciones se incluye aquella que menciona a la celebración del día, y así es que concluye con las palabras: "... Rey sobre toda la tierra, Quien santifica a Israel, y al día de recordación", es decir, Rosh HaShaná. El motivo que nos induce al recitado de estas tres bendiciones inusuales emana de un rasgo peculiar que connota la Festividad de Rosh Hashaná.
El primer hombre, Adám, fue creado en Rosh HaShaná, dando el toque de gracia a la obra de la Creación. Adám, el hombre, era un ser de características únicas en la tierra. Era diferente a todas las demás criaturas. Había sido agraciado con un Alma Divina y comprendió de inmediato quién era el Creador de todo lo que lo circundaba. Adám llegó al conocimiento de que Di-s era el Amo del universo, Dueño y Señor de toda la obra de Sus manos. Adám advirtió, al instante de ser creado, que el Todopoderoso es el Soberano absoluto, y que era obligación de todos los seres que El había creado el servirle de todo corazón, pues su propia vida y existencia son regalo celestial. Así, nos relatan nuestros Sabios, Adám tuvo la suficiente sabiduría como para vislumbrar la magnitud de energía Divina que sustenta a cada ser creado y de acuerdo a ello fijarle un nombre, como nomenclatura de dicha energía Divina. Finalmente, también puso "nombre" al Creador, diciendo: ... y Tú eres el Rey sobre la tierra.
Como consecuencia de esto, Di-s fijó al día de Rosh HaShaná -fecha de la creación del hombre y momento de culminación de toda la obra creativa- como día de evaluación y juicio.
Simultáneamente, junto al análisis y juicio sobre cada una de Sus criaturas, ese día pasé a ser también día de reconciliación y perdón, perdón Divino, como conmemoración del acto de coronación efectuado por Adám. Nuestros Sabios nos enseñan en el Talmud que "el reino humano guarda similitud con el Reinado Celestial". Este concepto es transportado por el jasidismo a esferas superiores, dado que todos los sucesos de la vida y metodología terrenal proceden de acuerdo a su mismo esquema en las esferas de la Divinidad. Es decir que todo lo que "ocurre", valga la palabra, en la dimensión del espíritu, se refleja en la vida mundana.
Partiendo de esta misma base es que podemos notar que algo similar ocurre también con los monarcas de carne y hueso. También estos suelen decretar una amplia amnistía y señalar festivamente el día de su ascenso a la corona. De ese modo, también Di-s ha concedido al hombre, con motivo de Su día de coronación, en principio por Adám y sucesivamente por cada hombre, el día de Rosh HaShaná, brindándonos en dicha oportunidad una posibilidad singular de acercarnos a El, en mayor medida que la receptibilidad constante en toda fecha y momento del año.
En la primera de las tres bendiciones de Rosh HaShaná, Maljuiot -literalmente (versículos que mencionan aspectos concernientes al "Reinado"-, proclamamos nuestra fidelidad incondicional al Reinado Celestial. Como es sabido, la Festividad de Rosh HaShaná, en adición al mencionado nombre, posee otras denominaciones. Una de ellas es Iom Hazicarón -Día de Recordación- puesto que todas las personas, en este día "se presentan" ante el Trono Celestial y se recuerda cada una de las obras realizadas a lo largo del año que ha transcurrido. Se "recuerda" cada una de sus acciones, aún aquellas que han sido cometidas amparados por el incógnito y la privacidad más íntima; ni siquiera éstas pasan desapercibidas al Ojo que todo lo ve y al Oído que todo lo escucha. Ese día les recuerda a los hijos de Israel el pacto establecido por el Creador para con nuestros antepasados, y, buscando apoyo en las buenas obras de éstos, emulando su mérito, esperamos que Di-s conceda nuestros pedidos de un año próspero y pleno de bendiciones. Así, la bendición de Zijronot, la segunda de estas tres, concluye con las palabras: "Bendito... Di-s, Quien recuerda el Pacto".
El tercer grupo de versículos bíblicos recibe, como fuera mencionado, el nombre de Shofarot.
Obviamente, esta serie de versículos viene a colación del hecho de que en Rosh HaShaná, de acuerdo al expreso mandato bíblico, se hace sonar el Shofar, y por consiguiente, otro de los nombres de la Festividad es Iom Teruá -Día de hacer sonar (el Shofar)-. En vista del carácter que reviste este simple sonido del Shofar, también esta bendición culmina con palabras concordantes a su sentido fundamental "Bendito... Quien oye la voz de súplica de Su pueblo Israel, con misericordia".
La parte central de cada una de estas tres bendiciones se halla compuesta por diez párrafos extraídos de la Torá -el Pentateuco-, los Neviím -Profetas- y Ketuvím -Hagiógrafos-. Estos concuerdan respectivamente con los temas que tratan cada una de estas tres bendiciones.
A manera de prólogo e introducción a la bendición de Maljuiot, encontraremos una plegaria conocida por sus palabras iniciales: Aleinu leshabeaj... " -"Sobre nosotros (recae) alabar..."-, que habitualmente marca el final de las oraciones cotidianas, cuya autoría corresponde a Iehoshúa -Josué- bin Nun, sucesor de Moisés y conductor del pueblo de Israel hacia la Tierra Prometida. En esta plegaria encontramos las palabras: y nosotros nos inclinamos, nos prosternamos, y agradecemos ante el Rey de los reyes...".
Cuando el Jazón -"oficiante"- recita la repetición del Shemoné Esré en voz alta y llega hasta esta parte de la plegaria, todos los presentes, inclusive él, se arrodillan totalmente. Este acto, extraño entre los hábitos religiosos judaicos, se efectúa únicamente en el transcurso de los Iamím Noraím -Días Solemnes de Rosh HaShaná y Iom Kipur-. Con él manifestamos nuestra decidida entrega al Creador y nuestra absoluta recepción del Reinado Celestial - kabalat ol maljut shamáim-.
Después de haber señalado que el Todopoderoso es Amo y Señor en los cielos y en la tierra, y que no hay otro fuera de El, suplicamos, en la segunda parte de esta oración -que comienza con las palabras: Veal ken nekaué... ("Por ello esperamos de Ti...")- nuestro pedido de que la manifestación Divina se haga presente para todas las criaturas de la tierra, de modo que también las demás familias y naciones del universo reconozcan Su grandeza y acepten con unción Su reinado sobre sí. El mismo ruego, aunque variando las expresiones, constituye el contenido de los versículos siguientes.
El prólogo de las bendiciones de Zijronot comienza con las palabras: "Tú recuerdas...... Esta plegaria es atribuida a Rav -compañero de Shmuel y uno de los primeros maestros del Talmud-, quien dedicó mucho tiempo a la elaboración y composición de oraciones y poesías. En esta bendición manifestamos nuestra certera convicción de que el Creador lo recuerda todo, desde que se creó el mundo y aún antes, hasta el final de todas las épocas y aún después: todo lo sabe y no hay nada oculto ante El. En los diez versiculos de la bendición de Zijronot, son recordados diversos acontecimientos maravillosos de carácter Divino. Noaj -Noé y su arca, el pacto convenido con nuestros Patriarcas Abraham, Itzjak y Iaacov, etc.
Por último, rogamos que el Creador recuerde el pacto de misericordia concertado con nuestro primer Patriarca Abraham, cuando éste había estado dispuesto a sacrificar a su único hijo de acuerdo a la ordenanza Divina, y hasta ya lo había amarrado sobre el altar.
El prólogo de la bendición de Shofarot relata nuestra presencia en el Monte Sinaí, los truenos, relámpagos y la voz del Shofar que sonaron antes de la entrega de la Torá. Los versículos que se mencionan en esta parte de la plegaria nos recuerdan el sonar de las trompetas en diversas oportunidades y expresan la esperanza de que llegue aquel día en el que se hará oir el sonido del Gran Shofar, y los dispersos en la tierra de Asiria retornen a nuestro hogar, es decir, la esperada venida del Mashíaj -Mesías-.
Posteriormente elevamos votos para que se concrete ya la Completa Redención para que podamos hacer sonar el Shofar en la Casa Santa ahora en ruinas, el Beit Hamikdash, y nos veamos posibilitados a traer nuestras ofrendas en ese santo lugar. Esta bendición finaliza con las palabras: "Bendito.. Quien escucha la voz del Shofar que hace sonar el pueblo de Israel, con misericordia". Aquellos que están familiarizados con las leyes judías respecto al recitado de las bendiciones en general, saben el esmerado cuidado que se tiene en no pronunciar ninguna bendición incorrecta o demás, para no mencionar el Divino Nombre en vano. Sin embargo, al llegar a esta parte de las plegarias de Rosh HaShaná, nuestra convicción de que el Todopoderoso está atento a nuestras súplicas y hace prevalecer Su misericordia para con nosotros nos permite pronunciar la mencionada bendición, sin temor a caer en la mención indebida. Tal es nuestra seguridad. Di-s "escucha... con misericordia".
(selección extraída del libro "Elul, Rosh Hashana, Iom Kipur, (c) Edit. Kehot Lubavitch)
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