Lo que es importante es que cuando participamos de las buenas cosas de la vida, hacemos así con la santidad y la espiritualidad que es propia de un ser humano. Todo lo bueno de la vida puede ser disfrutado con gratitud hacia Di-s. Utilizando este bien en el servicio Divino, lo hemos elevado al status de santidad.
Rabí Najman de Breslav interpretó el versículo en Salmos 38:19, "Yo admito mi pecado; me preocupo acerca de mi transgresión", como significando que girar alrededor de viejas equivocaciones y acerca del pasado puede en sí mismo ser pecaminoso.
Me doy cuenta que como humano, puedo apenas escapar de hacer alguna vez algo mal. El propósito de la dolorosa sensación de culpa es detenerme de hacer la clase de cosas que me harían sentir culpable, y estimularme a expiar apropiadamente por los males que he hecho.
Sin embargo, una vez que verdaderamente he expiado, debería ser capaz de poner el pasado tras de mí. El persistente girar alrededor de mis pasadas equivocaciones es destructivo, dado que me deprimirá tanto y secará tanto mis energías que no podré continuar con las cosas necesarias de la vida, y hacer todo lo que es la voluntad de Di-s para mí. Permitir que eso suceda es el más grande pecado de todos.
Tener verdadera fe en el perdón de Di-s es darse cuenta que Di-s remueve completamente nuestros pecados cuando nuestro arrepentimiento es sincero. Nosotros deberíamos entonces ser capaces de movernos hacia adelante con júbilo y vigor para cumplir nuestra misión en la vida.
Desde el comienzo Tú has distinguido al hombre le has permitido pararse ante Ti... y en Tu amor por nosotros Tú nos has dado este Día de Expiación, con una finalidad de perdón (liturgia de Iom Kipur).
Pararse ante Di-s, para entrar en una estrecha relación con Él es la última meta del hombre. Cuando nuestro comportamiento es contrario a la voluntad Divina, erigimos barreras y ponemos distancias entre nosotros mismos y Di-s.
Con plegaria y apropiada expiación podemos lograr un completo perdón el cual borra todos los antecedentes y nos permite pararnos en la inmediata presencia de Di-s.
Hay tres tipos de exilio y ellos son de creciente severidad. El primero es cuando los judíos están en exilio entre otras naciones, el segundo es cuando los judíos están en exilio entre hermanos judíos, y el tercero y más severo es cuando un judío es extraño para sí mismo, pues entonces él es tanto captor como cautivo, en exilio dentro de sí mismo (Rabí Sholom Rokeaj de Belz).
Iom Kipur es el obsequio de Di-s para la humanidad, un día de gracia el cual permite al hombre limpiarse a sí mismo y comenzar la vida de nuevo. Mas, aún cuando el perdón Divino es logrado, el hombre algunas veces rehúsa perdonarse él mismo, y así se vuelve un prisionero para sí mismo dentro de su propio calabozo.
Se nos enseña que debemos intentar emular a Di-s. Al igual que Él nos perdona cuando hemos merecido perdón, así debemos aprender a perdonamos nosotros mismos.
Simplemente supón que Iom Kipur ocurre sólo una vez en una centuria, que sólo una vez en cien años hay un día especial de gracia en el cual Di-s remueve todos nuestros pecados y nos permite comenzar la vida de nuevo.
Aquellos quienes son afortunados de que este día único en su género ocurra durante el curso de sus vidas se considerarán bendecidos con buena fortuna. Aquellos que no, se considerarán privados de este especial obsequio.
Pero en Su infinita bondad, Di-s nos dio este día de Iom Kipur cada año, y nosotros tenemos así muchas oportunidades para comenzar la vida de nuevo, desembarazados de las equivocaciones del pasado.
¡Cuán privilegiados deberíamos sentirnos! ¡Cuán gozosos deberíamos estar en este día especial!
Rabí Najman de Breslav interpretó el versículo en Salmos 38:19, "Yo admito mi pecado; me preocupo acerca de mi transgresión", como significando que girar alrededor de viejas equivocaciones y acerca del pasado puede en sí mismo ser pecaminoso.
Me doy cuenta que como humano, puedo apenas escapar de hacer alguna vez algo mal. El propósito de la dolorosa sensación de culpa es detenerme de hacer la clase de cosas que me harían sentir culpable, y estimularme a expiar apropiadamente por los males que he hecho.
Sin embargo, una vez que verdaderamente he expiado, debería ser capaz de poner el pasado tras de mí. El persistente girar alrededor de mis pasadas equivocaciones es destructivo, dado que me deprimirá tanto y secará tanto mis energías que no podré continuar con las cosas necesarias de la vida, y hacer todo lo que es la voluntad de Di-s para mí. Permitir que eso suceda es el más grande pecado de todos.
Tener verdadera fe en el perdón de Di-s es darse cuenta que Di-s remueve completamente nuestros pecados cuando nuestro arrepentimiento es sincero. Nosotros deberíamos entonces ser capaces de movernos hacia adelante con júbilo y vigor para cumplir nuestra misión en la vida.
Desde el comienzo Tú has distinguido al hombre le has permitido pararse ante Ti... y en Tu amor por nosotros Tú nos has dado este Día de Expiación, con una finalidad de perdón (liturgia de Iom Kipur).
Pararse ante Di-s, para entrar en una estrecha relación con Él es la última meta del hombre. Cuando nuestro comportamiento es contrario a la voluntad Divina, erigimos barreras y ponemos distancias entre nosotros mismos y Di-s.
Con plegaria y apropiada expiación podemos lograr un completo perdón el cual borra todos los antecedentes y nos permite pararnos en la inmediata presencia de Di-s.
Hay tres tipos de exilio y ellos son de creciente severidad. El primero es cuando los judíos están en exilio entre otras naciones, el segundo es cuando los judíos están en exilio entre hermanos judíos, y el tercero y más severo es cuando un judío es extraño para sí mismo, pues entonces él es tanto captor como cautivo, en exilio dentro de sí mismo (Rabí Sholom Rokeaj de Belz).
Iom Kipur es el obsequio de Di-s para la humanidad, un día de gracia el cual permite al hombre limpiarse a sí mismo y comenzar la vida de nuevo. Mas, aún cuando el perdón Divino es logrado, el hombre algunas veces rehúsa perdonarse él mismo, y así se vuelve un prisionero para sí mismo dentro de su propio calabozo.
Se nos enseña que debemos intentar emular a Di-s. Al igual que Él nos perdona cuando hemos merecido perdón, así debemos aprender a perdonamos nosotros mismos.
Simplemente supón que Iom Kipur ocurre sólo una vez en una centuria, que sólo una vez en cien años hay un día especial de gracia en el cual Di-s remueve todos nuestros pecados y nos permite comenzar la vida de nuevo.
Aquellos quienes son afortunados de que este día único en su género ocurra durante el curso de sus vidas se considerarán bendecidos con buena fortuna. Aquellos que no, se considerarán privados de este especial obsequio.
Pero en Su infinita bondad, Di-s nos dio este día de Iom Kipur cada año, y nosotros tenemos así muchas oportunidades para comenzar la vida de nuevo, desembarazados de las equivocaciones del pasado.
¡Cuán privilegiados deberíamos sentirnos! ¡Cuán gozosos deberíamos estar en este día especial!
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