“ Este cántico, demuestra poéticamente el amor y el afecto del pueblo de Israel hacia el día de Shabbat. Fue compuesto por el rabino Shelomó Haleví Alkabets y su nombre aparece en forma de acróstico, como se puede notar en el Lejá Dodí.
Su traducción es la siguiente:
Ven amado mío al encuentro de la novia;
a recibir la presencia del Shabbat.
Guardad y recordad al unísono en una sola frase
el Dios único nos hizo escuchar
el Eterno es Uno y Su nombre es Uno,
para honra, gloria y alabanza.
Al encuentro del Shabbat vayamos
pues es la fuente de la bendición,
desde el comienzo, desde el principio consagrado
como finalidad de la obra de la creación.
Santuario del Rey, ciudad real,
¡levántate!, ¡sal de en medio de las ruinas!;
demasiado has morado en el valle de las lágrimas
y Él de ti se apiadará.
¡Sacúdete del polvo! ¡Levántate!
Vístete hermosas galas, pueblo mío,
que por medio del hijo de Ishai
de Bet Léjkem se acerca tu redención.
¡Despiértate! ¡Despiértate!,
que ha llegado tu luz, ¡Levántate! ¡Resplandece!
¡Despierta! ¡Despierta! entona una canción,
que la Gloria del Eterno te será revelada.
No te avergüences ni te humilles,
¿por qué tiemblas, por qué te conmueves?
En ti buscarán refugio los pobres de mi pueblo
y la ciudad se construirá sobre sus ruinas.
Y serán para despojo los que te despojaron
y todos tus destructores de ti se alejarán.
Contigo se alegrará tu Dios,
como se alegra el novio con su amada.
A diestra y siniestra te extenderás
y a Dios reverenciarás,
de la mano de un hombre descendiente de Peretz
y nos alegraremos y nos regocijaremos.
Ven en paz, corona de su esposo,
con alegría, con canto y alborozo
entre los fieles del pueblo escogido.
¡Ven novia! ¡Ven novia!
La reina Shabbat.
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