Conocimiento amplio y asombroso referido al desarrollo del embrión es brindado por el Talmud(1) Babli. Información opuesta a la que exhibían los sabios griegos de la misma época pero hoy avalada por investigaciones ciéntificas. Éste solo hecho podría resolver la estremecedora disputa acerca de... “¿Dónde tuvo lugar la cuna de la ciencia?”¿En Grecia, tal como sostienen los historiadores, o en la Torá, tal como lo postula la tradición judía (“El Kuzari”(2) y otros)?”
Para los historiadores la ciencia encontró su origen en Grecia, pero no para la tradición judía. Lo que ésta postula lo podemos encontrar en “El Kuzari”(2) (no siendo la única fuente con la que contamos):
“...la sabiduría fue pasando de una generación a otra desde Adán llegando a Sem y continuando...A los griegos les llegó de los pueblos que fue conquistando, los persas (que, a su vez, la recibieron de los caldeos)...Pero, los Judíos en la época de los Sagrados Templos ya contaban con el Sanedrín(3) cuyos integrantes debían dominar toda rama del saber.
¿Es posible que un pueblo contara permanentemente con 71 sabios (pués al morir uno debía encontrarse reemplazante en forma inmediata) si no se tratara de una nación rica en conocimiento? ¿ Y cómo no va a ser así cuando la práctica de los Preceptos así lo exige? Botánica, necesaria para cumplir las leyes referidas a las especies que no deben mezclarse y las concidiciones que deben cumplirse al trabajar la tierra, la que debe descansar cada 7 años, etc. ...Biología del reino animal, en un nivel superior al que llegó Aristóteles, para poder cumplir las leyes referidas a qué puede comerse y qué no (por ejemplo el consumo de un animal permitido pero que en poco tiempo morirá está prohibido), etc.. También debemos recordar al rey Salomón, el que, por obra Divina, transmitió sabiduría y la pasó a los pueblos del mundo que venían a escuchar sus enseñanzas. Las raíces del saber fueron copiadas de nosotros por los caldeos al principio, de ellos pasaron a los persas, de éstos a los griegos, y, así llegó a Roma. Y por causa del gran intervalo de tiempo que transcurrió no se recordó dónde se inició, sólo fueron recordadas Grecia y Roma...”
Los historiadores presentan el siguiente cuadro:
Primer etapa: Siglo V-VI antes de la era actual: En Mileto se centró la búsqueda de una explicación física del mundo.
Segunda etapa: Sócrates (griego) se centró en cuestiones éticas y referidas a la persona.
Tercera etapa: Platón (fundador de una institución que enseñaba entre otras cosas matemática, medicina y astronomía) y Aristóteles (sus obras incluyen ciencias tales como astronomía, botánica y zoología). Ambos griegos.
Alejandro Magno (alumno de Aristóteles), el que a través de sus conquistas extiende “su cultura al este”.
Roma conquista Grecia y absorbe dicha cultura.
De esta forma los historiadores sacan como conclusión que “La sabiduría judía fue tomada de los griegos”.
Pero del “Kuzari” surge que la ciencia es legado del pueblo judío. Éste la impartió por igual tanto al oriente como al occidente, si bien en una porción ínfima. También señala el“Kuzari” que el paso del tiempo, el exilio, y las dramáticas adversidades que atravesó dicho pueblo hizo que nos llegaran sólo la información necesaria para el cumplimiento de los preceptos (opinión compartida por el Rambam(4)).
Aquí surge la gran pregunta:
¿Quién tiene razón?
En cierta ocasión, un parlamentario británico antisemita le hizo al primer ministro Benjamín Disraeli(5) ciertas “bromas” provocativas en relación a su ascendencia judía, a lo que éste le respondió: “Para cuando tus antepasados aún no se habían subido a los árboles, ¡los míos ya estaban construyendo el Sagrado Templo de Jerusalén!”. Y la verdad es que un análisis histórico riguroso indica que mientras el rey Salomón contruía el Sagrado Templo (hace unos 3000 años) los griegos se encontraban aún en un estado de barbarie, analfabetismo, y primitivismo.
Lo que hoy nadie cuestiona es que los judíos fueron los que estuvieron a la cabeza de las ciencias durante la Edad Media. Tanto para musulmanes como para cristianos los judíos sirvieron de traductores de escritos griegos antiquísimos, también tradujeron otros escritos de orden científico del latín al hebreo y viceversa. En los siglos 11 y 12 había escuelas de “alta” medicina cuyas clases se dictaban en... Hebreo. En el siglo 16 quien deseaba estudiar esa rama del conocimiento debía dominar ese idioma, aún en Alemania, cuyo centro principal de enseñanza se encontraba en Leipzig. En el discurso con el que el rector de la facultad local abrió el ciclo lectivo en 1518 vertió, entre otros conceptos, lo siguiente:“...en la literatura judía se oculta tanto saber médico que...incluso yo no lo hubiera creído...”. Y hay numerosas pruebas de que el rector no exageraba. No sólo eso, grandes investigadores de la historia de la medicina destacan la influencia dicisiva que tuvo el saber médico del pueblo judío en el avance de la medicina en general a lo que se suman los testimonios de la “Lengua Santa” en la literatura médica.
Frente al consenso anterior se presenta la desavenencia de opiniones en relación al período en que se desarrolló la filosofía clásica en Grecia.
En Matemática, Física y Biología, los principios básicos fueron fijados en los siglos que van desde el quinto al segundo anteriores a la era actual (la que comenzó hace 2000 años). Y la pregunta que queremos responder es: ¿quién copió a quién, los griegos a los judíos, o viceversa? Si encontráramos en el Talmud información no conocida, por entonces ni con anterioridad, por ningún otro pueblo “culto” comprobaríamos que el saber de nuestro pueblo era el “original”, no copiado a nadie. Frente a los que postulan que en los campos de la descripción del mundo, la astronomía y la anatomía, los judíos le copiaron a los griegos, expondremos ejemplos de fenómemos conocidos por los primeros y desconocidos por los últimos en anatomía:
1. En Tosefta Julin nuestros sabios describieron la capacidad excepcional de regenerarse del hígado y de poder seguir operando en caso de quedar una porción del mismo luego de haberse dañado el resto. Frente a lo cual los griegos un par de siglos antes de la era actual “establecieron” que el menor daño en dicho órgano ya era “mortal”.
2. El Tratado de “Iebamot” trae un relato sobre el que el sabio judío Rabí Iojanan expresa que hay ciertas familias en las que sus miembros sangran extremadamente al sufrir una herida y las hay en las que en la misma situación, la coagulación es inmediata. Vale decir determinó que se trataba de un caso que hoy conocemos como hemofilia y puso al descubierto las caracteríticas de su trasmisión. Hay que destacar que la ciencia la detectó recién en los últimos siglos, porque que se trata de un desorden hereditario que no se manifiesta siempre. El relato del Tratado expone qué sucede cuando en la pareja la portadora es la mujer (y el hombre está sano): ella la porta pero no la padece, el hijo varón tendrá una posibilidad importante de que la sufra y la hija mujer la portará.
3. El Tratado de “Shabat” trae el caso de un bebé con un caso grave de ictericia (desorden caracterizado por una coloración de la piel y los ojos producto de trastornos hepáticos) en el que se indica que en esas condiciones la circuncisión no puede ser hecha. Hecho desconocido por los sabios de los otros pueblos de la antigüedad. Recién en la época actual es tema de debate en relación al factor Rh.
Estos 3 ejemplos muestran que nuestros sabios disponían de información médica exacta, obtenida como resultado de sus esfuerzos por entender la Torá a fondo y que no estaba al alcance de los griegos de la época. Pero aún así, no llegan a probar acabadamente que nuestros sabios no copiaron el saber de otras culturas más antiguas (hindú, egipcia, etc.), la que podía haber sido obtenida como resultado de una aguda observación. Pero he aquí que nuestros sabios también conocían procesos biológicos que no están al alcance de la vista y que recién fueron puestos al descubiertos en el último siglo. Como por ejemplo en el campo de la embriología (estudio de la formación y desarrollo del embrión). Una de las cosas que más provocó la curiosidad del ser humano y más oculta le estaba es la creación y desarrollo del embrión, pués sólo pudo comenzar a dilucidarse con los medios de investigación con los que se cuenta desde hace unas pocas décadas. De esta forma, se pudo verificar qué realmente ocurre, y así desechar teorías ridículas que en el pasado distante eran tomadas como verdades absolutas. Al mismo tiempo se pudo comprobar que lo que decían nuestros sabios es similar a las conclusiones a las que se van llegando en la actualidad con la ayuda de los instrumentos más modernos, y que, obviamente, aquellos no tenían.
Embriología
Para los historiadores la ciencia encontró su origen en Grecia, pero no para la tradición judía. Lo que ésta postula lo podemos encontrar en “El Kuzari”(2) (no siendo la única fuente con la que contamos):
“...la sabiduría fue pasando de una generación a otra desde Adán llegando a Sem y continuando...A los griegos les llegó de los pueblos que fue conquistando, los persas (que, a su vez, la recibieron de los caldeos)...Pero, los Judíos en la época de los Sagrados Templos ya contaban con el Sanedrín(3) cuyos integrantes debían dominar toda rama del saber.
¿Es posible que un pueblo contara permanentemente con 71 sabios (pués al morir uno debía encontrarse reemplazante en forma inmediata) si no se tratara de una nación rica en conocimiento? ¿ Y cómo no va a ser así cuando la práctica de los Preceptos así lo exige? Botánica, necesaria para cumplir las leyes referidas a las especies que no deben mezclarse y las concidiciones que deben cumplirse al trabajar la tierra, la que debe descansar cada 7 años, etc. ...Biología del reino animal, en un nivel superior al que llegó Aristóteles, para poder cumplir las leyes referidas a qué puede comerse y qué no (por ejemplo el consumo de un animal permitido pero que en poco tiempo morirá está prohibido), etc.. También debemos recordar al rey Salomón, el que, por obra Divina, transmitió sabiduría y la pasó a los pueblos del mundo que venían a escuchar sus enseñanzas. Las raíces del saber fueron copiadas de nosotros por los caldeos al principio, de ellos pasaron a los persas, de éstos a los griegos, y, así llegó a Roma. Y por causa del gran intervalo de tiempo que transcurrió no se recordó dónde se inició, sólo fueron recordadas Grecia y Roma...”
Los historiadores presentan el siguiente cuadro:
Primer etapa: Siglo V-VI antes de la era actual: En Mileto se centró la búsqueda de una explicación física del mundo.
Segunda etapa: Sócrates (griego) se centró en cuestiones éticas y referidas a la persona.
Tercera etapa: Platón (fundador de una institución que enseñaba entre otras cosas matemática, medicina y astronomía) y Aristóteles (sus obras incluyen ciencias tales como astronomía, botánica y zoología). Ambos griegos.
Alejandro Magno (alumno de Aristóteles), el que a través de sus conquistas extiende “su cultura al este”.
Roma conquista Grecia y absorbe dicha cultura.
De esta forma los historiadores sacan como conclusión que “La sabiduría judía fue tomada de los griegos”.
Pero del “Kuzari” surge que la ciencia es legado del pueblo judío. Éste la impartió por igual tanto al oriente como al occidente, si bien en una porción ínfima. También señala el“Kuzari” que el paso del tiempo, el exilio, y las dramáticas adversidades que atravesó dicho pueblo hizo que nos llegaran sólo la información necesaria para el cumplimiento de los preceptos (opinión compartida por el Rambam(4)).
Aquí surge la gran pregunta:
¿Quién tiene razón?
En cierta ocasión, un parlamentario británico antisemita le hizo al primer ministro Benjamín Disraeli(5) ciertas “bromas” provocativas en relación a su ascendencia judía, a lo que éste le respondió: “Para cuando tus antepasados aún no se habían subido a los árboles, ¡los míos ya estaban construyendo el Sagrado Templo de Jerusalén!”. Y la verdad es que un análisis histórico riguroso indica que mientras el rey Salomón contruía el Sagrado Templo (hace unos 3000 años) los griegos se encontraban aún en un estado de barbarie, analfabetismo, y primitivismo.
Lo que hoy nadie cuestiona es que los judíos fueron los que estuvieron a la cabeza de las ciencias durante la Edad Media. Tanto para musulmanes como para cristianos los judíos sirvieron de traductores de escritos griegos antiquísimos, también tradujeron otros escritos de orden científico del latín al hebreo y viceversa. En los siglos 11 y 12 había escuelas de “alta” medicina cuyas clases se dictaban en... Hebreo. En el siglo 16 quien deseaba estudiar esa rama del conocimiento debía dominar ese idioma, aún en Alemania, cuyo centro principal de enseñanza se encontraba en Leipzig. En el discurso con el que el rector de la facultad local abrió el ciclo lectivo en 1518 vertió, entre otros conceptos, lo siguiente:“...en la literatura judía se oculta tanto saber médico que...incluso yo no lo hubiera creído...”. Y hay numerosas pruebas de que el rector no exageraba. No sólo eso, grandes investigadores de la historia de la medicina destacan la influencia dicisiva que tuvo el saber médico del pueblo judío en el avance de la medicina en general a lo que se suman los testimonios de la “Lengua Santa” en la literatura médica.
Frente al consenso anterior se presenta la desavenencia de opiniones en relación al período en que se desarrolló la filosofía clásica en Grecia.
En Matemática, Física y Biología, los principios básicos fueron fijados en los siglos que van desde el quinto al segundo anteriores a la era actual (la que comenzó hace 2000 años). Y la pregunta que queremos responder es: ¿quién copió a quién, los griegos a los judíos, o viceversa? Si encontráramos en el Talmud información no conocida, por entonces ni con anterioridad, por ningún otro pueblo “culto” comprobaríamos que el saber de nuestro pueblo era el “original”, no copiado a nadie. Frente a los que postulan que en los campos de la descripción del mundo, la astronomía y la anatomía, los judíos le copiaron a los griegos, expondremos ejemplos de fenómemos conocidos por los primeros y desconocidos por los últimos en anatomía:
1. En Tosefta Julin nuestros sabios describieron la capacidad excepcional de regenerarse del hígado y de poder seguir operando en caso de quedar una porción del mismo luego de haberse dañado el resto. Frente a lo cual los griegos un par de siglos antes de la era actual “establecieron” que el menor daño en dicho órgano ya era “mortal”.
2. El Tratado de “Iebamot” trae un relato sobre el que el sabio judío Rabí Iojanan expresa que hay ciertas familias en las que sus miembros sangran extremadamente al sufrir una herida y las hay en las que en la misma situación, la coagulación es inmediata. Vale decir determinó que se trataba de un caso que hoy conocemos como hemofilia y puso al descubierto las caracteríticas de su trasmisión. Hay que destacar que la ciencia la detectó recién en los últimos siglos, porque que se trata de un desorden hereditario que no se manifiesta siempre. El relato del Tratado expone qué sucede cuando en la pareja la portadora es la mujer (y el hombre está sano): ella la porta pero no la padece, el hijo varón tendrá una posibilidad importante de que la sufra y la hija mujer la portará.
3. El Tratado de “Shabat” trae el caso de un bebé con un caso grave de ictericia (desorden caracterizado por una coloración de la piel y los ojos producto de trastornos hepáticos) en el que se indica que en esas condiciones la circuncisión no puede ser hecha. Hecho desconocido por los sabios de los otros pueblos de la antigüedad. Recién en la época actual es tema de debate en relación al factor Rh.
Estos 3 ejemplos muestran que nuestros sabios disponían de información médica exacta, obtenida como resultado de sus esfuerzos por entender la Torá a fondo y que no estaba al alcance de los griegos de la época. Pero aún así, no llegan a probar acabadamente que nuestros sabios no copiaron el saber de otras culturas más antiguas (hindú, egipcia, etc.), la que podía haber sido obtenida como resultado de una aguda observación. Pero he aquí que nuestros sabios también conocían procesos biológicos que no están al alcance de la vista y que recién fueron puestos al descubiertos en el último siglo. Como por ejemplo en el campo de la embriología (estudio de la formación y desarrollo del embrión). Una de las cosas que más provocó la curiosidad del ser humano y más oculta le estaba es la creación y desarrollo del embrión, pués sólo pudo comenzar a dilucidarse con los medios de investigación con los que se cuenta desde hace unas pocas décadas. De esta forma, se pudo verificar qué realmente ocurre, y así desechar teorías ridículas que en el pasado distante eran tomadas como verdades absolutas. Al mismo tiempo se pudo comprobar que lo que decían nuestros sabios es similar a las conclusiones a las que se van llegando en la actualidad con la ayuda de los instrumentos más modernos, y que, obviamente, aquellos no tenían.
Embriología
Aristóteles, el más grande de los biólogos de la antiguedad, sostenía que el embrión era fruto del padre y que la madre solamente aportaba la “materia prima”. Se podría comparar a la formación de un manzano. El árbol sale de la semilla, pero cuanto mejor sea la tierra y el agua, mejor será el “producto”. La “forma” del mismo sólo depende de la semilla, y su calidad del “agua y de la tierra”. Por otro lado, estaban los que sostenían en forma exactamente opuesta. Estas eran las dos corrientes existentes en la antiguedad. Todo era materia de especulación. Por supuesto, nada podía comprobarse. Hasta que el el siglo 16 el italiano Gabriel Falopio hace descubrimientos en el área. Pero como no conseguía descubrir cómo surgían las células que aporta el hombre, entonces, resultaba absurdo pensar que se podía tratar de una combinación del hombre y la mujer. Una teoría sostenía que el hombre aportaba “hombrecitos pequeños” (así como el caballo “caballitos pequeños”, y hasta hubo quien dijo haberlos visto con ayuda del microscopio). Estos “hombrecitos” aportados toman, para crecer, material externo, de la madre. Por supuesto también existió la teoría opuesta: se aporta “potencial de vida, y la forma se adopta por sí misma”.
Recién en 1875 surge la idea de que tanto el aporte femenino como el masculino se unen para formar una célula nueva, con rasgos propios, y que se desarrollará hasta llegar a esa criatura llamada “ser humano”. Pero el aporte de esta teoría es tomar en cuenta que hay un aporte de la madre, sin llegar a hablar de una “síntesis”, (composición por la unión de los aportes).
Y el Talmud, ¿qué dice?...
En el Tratado de Nidá encontramos...“tres socios hay en la formación de una persona: el padre aporta aquello de lo que formarán huesos, los tendones, las uñas, el cerebro y el blanco de los ojos, la madre aporta aquello de lo que se formarán la piel, la carne, huesos, la sangre y el pelo, y El Creador aporta...”
Vemos claramente que se habla de una asociación genético-psicológica del padre y la madre en la formación del embrión. Hoy sabemos, a traves de la Génetica, que los genes dominantes de cada uno de los componentes determinará la constitución de la nueva criatura.
Clara evidencia de la distancia que separa a nuestros sabios de los griegos.
Pero sigamos adelante...
En los últimos años la ciencia empírica descubrió que el embrión, a partir de los 6 meses tiene “conciencia”. Pero tal idea era ridiculizada hace unos 20 ó 30 años.
Y el Talmud, ¿qué dice?...
En el Tratado de Nidá encontramos...“Rabí Simlai dijo que el embrión se parece a a una tablilla de escribir plegada, puede ver de una punta a la otra del mundo, y no te sorprendas, pués una persona puede ver lugares distantes en un sueño, y no hay días mejores para la persona que esos.”
La medicina moderna determinó que el embrión, a partir fe los 6 meses, puede recordar, escuchar e incluso estudiar.
Y el Talmud, ¿qué dice?...
En el mismo Tratado esta escrito que “...al embrión se le enseña toda la Torá y cuando está por nacer un ángel se la hace olvidar...”
También este “olvido” está registrado por la medicina moderna. Durante el parto, y previo a éste, se hace presente en la parturienta, cierta hormona, la oxitocina, que actúa como reguladora del trabajo muscular durante las contracciones. Por otro lado se llevó a cabo una investigación que demostró que la oxitocina reduce funciones de la memoria en animales de laboratorio. Es sabido que cuando la mujer se encuentra realizando el trabajo de parto libera oxitocina que llega al cerebro del embrión . Y como muy pocos pueden recordar la experiencia del parto, es lógico pensar que se debe a la acción de la hormona mencionada (produciendo, como falta de memoria, tal como se detectó en los animales a los que se les inyectó esa sustancia).
El tema no se agota aquí...podríamos extendernos en forma magnífica (ondas cerebrales en el embrión, relación entre circuncisión en el octavo día de vida del bebé [como lo estipula la Torá] y la cantidad de vitamina K en él ese día, el cambio en la circulación de la sangre en el corazón del embrión inmediatamente después nacer).
Pero aún con lo que hasta aquí hemos expuesto surge a las claras que “El Kuzari” tenía razón en cuanto a dónde tuvo lugar “la cuna de ciencia”.
Pero una vez respondida esta pregunta surge otra: ¿Cómo llegó a nuestros sabios un bagaje de información tal que el hombre actual necesita de sofisticados medios para obtenerla?...Sí. En el Monte de Sinái, con la entrega de la Torá y todo el saber que se encuentra en el Talmud.
Si nos hacía falta la ciencia moderna para comprobarlo...ya está.
La última pregunta, ¿no será toda una aventura sentarse a estudiar nuestras fuentes?
Y Usted, ¿qué dice?...
Elaborado en base al artículo, editado oportunamente por “Nitzotzot”, bajo el título "Los Sabios del Talmud: Precisión Microscópica" con la autorización de su editor Rav Moshe Grilak
Glosario
1. Talmud: Compilación que incluye discusiones que aclaran enseñanzas centrales, Pensamiento, leyes, relatos históricos, Jurisprudencia, explicaciones del Tana”j, información de distinta índole, etc.
Existen dos versiones. El Talmud Babli —Babilónico—, desarrollado por los sabios judíos que viveron en Babilonia, y el Talmud Ierushalmi —Jerosolimitano—, con origen en Eretz Israel. Cuando no es especificado de cuál se está hablando es que se trata del primero.
Originalmente toda esa sabiduría se transmitía verbalmente, de una generación a la siguiente, hasta que estuvo en peligro su continuidad, lo que llevó a que se le diera forma escrita.
Se compone de Mishná (las “enseñanzas centrales” citadas más arriba, compiladas hace unos 1800 años) y, de Gmará (cuya formulación escrita culminó hace unos 1500 años. A los fines del artículo el lector debe reparar en lo aquí expresado, vale decir: la forma escrita solamente reflejó aquello que se venía transmitiendo desde la entrega de la Torá a Moisés 1800 años antes [El Creador le entregó en aquel acto el saber, la Torá escrita y el Talmud –denominado Torá Oral-, y Moisés lo transmitió al pueblo. ).
2. “El Kuzari”: Obra compuesta por Rab Iheuda HaLevi. Nació en España hace unos 1100 años y murió en Jerusalén. “El Kuzari” incluye, entre otros muchos temas, ejemplos del vasto conocimiento que ya poseían los judíos de la antiguedad.
3. Sanedrín: Alto Tribunal compuesto, al menos, por 71 sabios.
4. Rambam: Sabio judío nacido en España hace unos 840 años. Por su conocimiento fue una de las luminarias que el pueblo judío aportó a la humanidad.
5. Benjamín Disraeli: 1804-1881, de la era actual.
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