"Y fueron los años de Sará: ciento
veintisiete años…" (Bereshit 23:1).
Los Sabios nos relatan que un día,
mientras Rabí Akivá estaba dando una clase de Torá a sus alumnos, ellos fueron
quedándose dormidos poco a poco. Pero todos se despertaron repentinamente
cuando dijo su maestro:
"La reina Ester tuvo bajo el control de
su reinado ciento veintisiete países por el mérito de los años que vivió Sará" -
como es relatado al comienzo de nuestra parashá: "Y fueron los años de Sará:
ciento veintisiete años…".
El autor del libro "Jidushei
Harim" pregunta: ¿Por qué todos despertaron al oír precisamente estas
palabras?
Él responde: Si cada año de la vida de
Sará tiene su contraparte en uno de estos ciento veintisiete países, entonces
cada mes vivido seguramente corresponderá a una ciudad, cada semana de la vida
de ella a un pueblito, cada día a un barrio, etc... Es decir, que en cada
minuto de tiempo se pueden realizar muchísimas cosas.
Es por eso que Rabí Akivá les quiso
preguntar: "¿Qué hacen ustedes durmiendo ahora? Cada minuto de Sará valió
muchísimo! También cada minuto de la vida de ustedes es sumamente precioso e
irrecuperable, y hay que aprovechar su potencial al máximo".
Y es por eso que sus alumnos se
despertaron.
* * *
"Y será que la muchacha a la cual yo
le diré: 'Baja tu jarrón para que pueda beber', y ella diga: 'Bebe, y también a
tus camellos daré de tomar', ella es la que Tú has demostrado que es para Tu
servidor Itzjak, y mediante ella he de saber que has hecho benevolencia con mi
señor" (Bereshit 24:14).
La Torá nos enseña que Eliézer, el
sirviente de Abraham Avinu, quiso probar a la mujer que sería la esposa de
Itzjak pidiéndole que le dé de tomar a él y también a sus camellos. De esa
manera él se podría dar cuenta si ella era realmente digna de casarse con
Itzjak, el hijo de Abraham.
La pregunta es: ¿Darle de tomar a un
hombre y a 10 camellos es una gran acción?
Si prestamos atención, veremos que los
camellos toman una gran cantidad de agua y si lo multiplicamos por 10 tenemos
que estimar que la tarea de darle de tomar a todos estos camellos le llevó a
Rivká varias horas.
Al ver Eliézer que la bondad de Rivká
no tenía límites, entendió claramente que ella era la mujer apropiada para
entrar a la familia de Abraham Avinu - la cual se destacaba por la
característica de la bondad. Pues es fácil ser bondadoso por un tiempo corto,
pero hay que ser especial para actuar como Rivká.
Por el Rab Yosef Meyer Medresh
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