Resumen de la Parashá
Nos relata esta parashá el momento en que Yaacob escapándose de Esav, camino de Beer Sheva a Jarán a la casa de la familia de su madre, estuvo en el Monte Moriá, el lugar donde su padre Itzjak fue llevado como una ofrenda, y el futuro sitio del Bet Hamikdash (Templo), donde durmió una noche. Tuvo un sueño profético en el que por una escalera que llegaba hasta el cielo, ángeles ascendían y descendían. Entonces se le apareció el Todopoderoso prometiéndole la Tierra de Israel, que entregaría a su descendencia, la cual sería como el polvo de la tierra y que él sería el padre de una gran nación, cuidada por la protección Divina. Al despertarse, Yaacob tomó la piedra que le sirvió de almohada y la puso como un altar al Eterno. Llamó a ese lugar Bet El. Asimismo prometió que al regresar a la casa de su padre, daría a Hashem el diezmo de todos sus bienes.
Yaacob en su camino a Jarán encontró un pozo de agua, y observó tres rebaños de ovejas alrededor del pozo junto a sus pastores. A ellos les preguntó de dónde eran y si conocían a Labán. Y ellos dijeron conocerlo y le señalaron que también ahí se encontraba su hija Rajel con sus ovejas. Se acercó Rajel al ser vista por Yaacob y él le dio de beber a sus ovejas y se presentó como familiar que era. Ella fue corriendo a avisar a su padre, y le dio la bienvenida a Yaacob y como éste se había enamorado de Rajel, Labán le impuso que trabajara para él durante siete años para posteriormente casarse con Rajel. Yaacob después de esos siete años de labores, fue engañado por Labán pues al momento de casarse le cambió a Rajel por su hermana Leá. Yaacob no obstante se casó con Leá y después otros siete años de trabajos para Labán, se casó con Rajel.
Leá dio a luz a Reuvén, Shimón, Leví y Yehudá, las cuatro primeras tribus de Israel. Dado que Rajel era estéril y le da a Yaacob su dama de compañía Bilha, y ésta concibe a Dan y a Naftali. También tuvo hijos con la sirvienta de Leá, Zilpá, y así nacieron Gad y Asher. Posteriormente Leá volvió a tener hijos, naciendo Isajar, Zebulún y Dina. El Eterno escuchó las plegarias de Rajel y la bendijo con el nacimiento de Yosef.
Yaacob se convirtió en una persona muy rica. Y decidió que ya era tiempo de alejarse de Labán y así, en su ausencia, tomó a sus esposas, hijos y todos sus bienes y volvió a su hogar, a la tierra de Israel. Pero al enterarse, Labán lo persiguió alcanzándolo en las montañas de Guilad. Pero Hashem se le apareció en un sueño durante la noche y le advirtió que no intentara hacer regresar a Yaacob a Jarán. No obstante Labán le inquirió sobre el haber partido tan rápidamente y también lo acusó por haberle robado sus idolatrías, asunto sobre el que Yaacob no sabía pues fue Rajel quien lo hizo para evitar que su padre continuara con esas prácticas. Labán a pesar de haber tratado de encontrarlas, no lo logró.
Yaacob y Labán acordaron pacíficamente, y se separaron. Yaacob continuó su viaje hacia el enfrentamiento con su hermano Esav y en su camino encontró ángeles del Todopoderoso y a ese lugar lo llamó Majanaim.
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Nos relata esta parashá el momento en que Yaacob escapándose de Esav, camino de Beer Sheva a Jarán a la casa de la familia de su madre, estuvo en el Monte Moriá, el lugar donde su padre Itzjak fue llevado como una ofrenda, y el futuro sitio del Bet Hamikdash (Templo), donde durmió una noche. Tuvo un sueño profético en el que por una escalera que llegaba hasta el cielo, ángeles ascendían y descendían. Entonces se le apareció el Todopoderoso prometiéndole la Tierra de Israel, que entregaría a su descendencia, la cual sería como el polvo de la tierra y que él sería el padre de una gran nación, cuidada por la protección Divina. Al despertarse, Yaacob tomó la piedra que le sirvió de almohada y la puso como un altar al Eterno. Llamó a ese lugar Bet El. Asimismo prometió que al regresar a la casa de su padre, daría a Hashem el diezmo de todos sus bienes.
Yaacob en su camino a Jarán encontró un pozo de agua, y observó tres rebaños de ovejas alrededor del pozo junto a sus pastores. A ellos les preguntó de dónde eran y si conocían a Labán. Y ellos dijeron conocerlo y le señalaron que también ahí se encontraba su hija Rajel con sus ovejas. Se acercó Rajel al ser vista por Yaacob y él le dio de beber a sus ovejas y se presentó como familiar que era. Ella fue corriendo a avisar a su padre, y le dio la bienvenida a Yaacob y como éste se había enamorado de Rajel, Labán le impuso que trabajara para él durante siete años para posteriormente casarse con Rajel. Yaacob después de esos siete años de labores, fue engañado por Labán pues al momento de casarse le cambió a Rajel por su hermana Leá. Yaacob no obstante se casó con Leá y después otros siete años de trabajos para Labán, se casó con Rajel.
Leá dio a luz a Reuvén, Shimón, Leví y Yehudá, las cuatro primeras tribus de Israel. Dado que Rajel era estéril y le da a Yaacob su dama de compañía Bilha, y ésta concibe a Dan y a Naftali. También tuvo hijos con la sirvienta de Leá, Zilpá, y así nacieron Gad y Asher. Posteriormente Leá volvió a tener hijos, naciendo Isajar, Zebulún y Dina. El Eterno escuchó las plegarias de Rajel y la bendijo con el nacimiento de Yosef.
Yaacob se convirtió en una persona muy rica. Y decidió que ya era tiempo de alejarse de Labán y así, en su ausencia, tomó a sus esposas, hijos y todos sus bienes y volvió a su hogar, a la tierra de Israel. Pero al enterarse, Labán lo persiguió alcanzándolo en las montañas de Guilad. Pero Hashem se le apareció en un sueño durante la noche y le advirtió que no intentara hacer regresar a Yaacob a Jarán. No obstante Labán le inquirió sobre el haber partido tan rápidamente y también lo acusó por haberle robado sus idolatrías, asunto sobre el que Yaacob no sabía pues fue Rajel quien lo hizo para evitar que su padre continuara con esas prácticas. Labán a pesar de haber tratado de encontrarlas, no lo logró.
Yaacob y Labán acordaron pacíficamente, y se separaron. Yaacob continuó su viaje hacia el enfrentamiento con su hermano Esav y en su camino encontró ángeles del Todopoderoso y a ese lugar lo llamó Majanaim.
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