viernes, 23 de julio de 2010

HISTORIAS PARA CONTAR EN FAMILIA (XII)


45. Recibiendo un Regalo

El Jazón Ish, Rabí Abraham Ieshaiahu Karelitz, era muy cuidadoso en no aceptar regalos, a pesar de que él mismo ayudaba a las personas día y noche. Cuando una cierta persona que intentó - en vano - darle al Jazón Ish dinero por sus servicios, le preguntó: "Pero si usted no toma dinero ¿de qué vive?". El Jazón Ish le contestó: "De ser bondadoso con las personas".

Sin embargo, en una oportunidad, él sí aceptó dinero de alguien. Él estaba caminando con un alumno, cuando se les acercó una mujer muy confundida, cuyo deseo más grande era que el Jazón Ish tome dinero de ella para rezar por ella. Ella le dio 10 liras, las cuales él aceptó sin ningún problema, y luego la bendijo con palabras cálidas, y ella se fue muy contenta.

El alumno, que sabía que el Jazón Ish no acostumbraba tomar dinero ni recibir regalos, estaba muy sorprendido por esa acción. El Jazón Ish, quien sintió el asombro de su alumno, le explicó: "Yo tengo la mitzvá de ser bondadoso con las otras personas, y en este caso esa fue la bondad que yo podía hacer por ella, recibir su dinero…".

46. Colgando la Ropa

Una vez, cuando la esposa del Rab Shemuel Salant - el Rab de Jerusalem - estaba colgando la ropa después de haber estado enferma, su esposo se acercó a ella para ayudarla con el trabajo. La rebetzin se negó a recibir la ayuda de él, diciendo que el Rabino de Jerusalem no debía estar haciendo algo como eso - colgar la ropa - pues era una falta de honor a la Torá.

Rabí Shemuel (viendo que ella tenía que ser persuadida) le respondió: "Pero tú estás convaleciente después de una enfermedad, y no tienes permitido esforzarte. Por otro lado, yo no puedo pagarte una persona que te ayude. Es por eso que yo deseo ayudarte - y esto es por el honor a la Torá.

47. Los Paquetes de Comida

El Rab Arie Levin, no sólo daba dinero como caridad, sino que también él daba de sí mismo, su fuerza y energía. En el año 1948 el estado de Israel se transformó en un desesperado campo de batalla por la supervivencia en la guerra de la independencia, y Jerusalem se encontró bajo sitio. La ciudad sufría de una severa escasez de comida. Sin embargo, los miembros de los movimientos clandestinos de liberación, asentados en sus puestos militares, estaban llenos de alimentos. Recordando a su rabino (el Rab Arie) quien había hecho tanta bondad con ellos en los días en que ellos estaban encarcelados (bajo el mandato británico), los soldados le enviaban a Rab Arie paquetes de comida para su familia. Sin perder el tiempo, Rab Arie tomaba los paquetes y salía de su casa apresuradamente para distribuir la comida entre todos los vecinos…

48. Visitando a los Enfermos

Rab Iaacov Rakovsky, el rabino del centro médico Hadasa, contó lo siguiente:

"Cuando Rab Arie Levin, cayó víctima de su última y difícil enfermedad, y fue confinado a su cama en el hospital, cuánta angustia y lágrimas yo he visto en su rostro. Entonces, él me dijo por qué tenía tanta angustia: "Reb Iaacov, ¿no puedo ir a visitar a los enfermos? ¿Cómo puede ser?".

"Pero" - yo le contesté - "usted mismo está enfermo". Inmediatamente él me respondió: "¿Una persona enferma está exenta de la mitzvá de visitar a los enfermos? ¿Una persona pobre que vive de caridad está exenta de la mitzvá de dar caridad?".

Y nadie pudo pararlo. Tan pronto como su condición mejoró un poco, se puso la bata del hospital y fue a ver a los otros pacientes en las habitaciones cercanas para ver cómo se sentían. Cuando la noticia se esparció por todo el hospital de que Rab Arie estaba allí, día tras día los pacientes llegaban hasta él por docenas, para poder recibir su bendición. Su habitación se convirtió en el lugar de rezo y súplica al D'os misericordioso.

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