martes, 13 de julio de 2010

Tishá be Ab (Ayuno del 9 de Ab).(XVIII). El Mes de Av.Revisar las voluntades que nos habitan y Entregarnos por completo


Introduccion

Como ya hemos señalado en entregas anteriores, una de las formas de aprender la energia de cada mes lunar es a partir de los acontecimientos que sucedieron al Pueblo de Israel. Los mismos proporcionan a nuestros sabios, elementos para comprender y transmitir una sabiduría que nos permite hoy habitar una vida con mayor sentido.

Los espías enviados por Moisés regresaron junto al pueblo el día nueve del mes de av. Relataron su mensaje tergiversado, y al escucharlo el pueblo rompió en llanto.

Debido al llanto vano del pueblo tras la noticia de los espías, se determinó que llorarían justificadamente a lo largo de la historia.

¿Por qué un castigo tan tremendo y radical? ¿Acaso alguien se vio perjudicado por el llanto de un pueblo que sentía que su gran ilusión acababa de romperse en mil pedazos? Mas la respuesta es dolorosa y muy sencilla: el llanto expresaba la falta de voluntad, lo único que hubiera podido rectificar la brecha abierta el 17 de tamuz (episodio del becerro de oro, y Moshe rompe las Tablas).

Ni siquiera querían intentarlo, no estaban dispuestos a enfrentarse a los habitantes de la Tierra Prometida aunque Dios, el mismo que hiciera ante sus ojos milagros y maravillas les aseguraba la conquista de la misma.

La voluntad se había corrompido.

Revisar las voluntades que nos habitan..

La voluntad y la esencia

Resulta importante destacar que nuestros sabios identifican la esencia del hombre con su voluntad. El hombre es su voluntad. En caso de aceptar tal suposición, deberemos entonces formular una pregunta obvia: ¿acaso toda voluntad humana refleja su esencia? ¿acaso todo lo que el hombre quiere o desea traduce fielmente su centro o su núcleo? A fin de responder a este interrogante deberemos primeramente determinar las distintas categorías de voluntades

Voluntades primarias y secundarias

Observémonos un instante, reflexionemos acerca de nuestro mundo interior. Notemos y percibamos que estamos colmados de voluntades y deseos. No hay momento en el día que podamos reconocerlo libre o vacío de voluntad. Asumamos que el movimiento mismo, al denunciar una carencia, devela la voluntad de minimizarla, de completarla, ya que si me muevo es porque siento o experimento una falta. Sin embargo, al investigar en nuestro propio mundo logramos determinar que el remolino de voluntades y deseos respetan una categoría y un orden particular.

Denominaremos aprendidas o secundarias a todas las voluntades que, a pesar de existir en mi persona, en realidad provienen del mundo exterior. Es decir: de la educación recibida, del colegio, de los padres, de los medios de comunicación, de la exigencia cultural, etc.
Si logramos desviar la atención de la infinidad de voluntades aprendidas que nos habitan y poseen, notaremos que en ningún caso se genera un hueco o espacio vacío. Por el contrario, si logramos librarnos de las voluntades aprendidas o secundarias, podremos vernos cara a cara con nuestra voluntad primaria.

La única que define nuestra esencia.

Métodos de búsqueda

Entendido: para descubrir mi plan de vida y mi misión particular debo llegar a detectar mi voluntad primaria, la única que descubre mi esencia. Suena bien, incluso muy bien, aunque tremendamente teórico. Intentaremos a continuación analizar los caminos principales de búsqueda que, para el viajero atento, se convertirán en compañeros permanentes en el esfuerzo de llegar a lo más profundo de su ser.

Lo inexplicable

Enfrentemos a un Ingeniero en computación y le preguntemos acerca del motivo de la elección de su carrera. Seguramente habremos de escuchar una gran cantidad de motivos válidos que explican cabalmente su elección. Nadie estudia varios años en una facultad, rinde exámenes y se esfuerza en obtener las mejores calificaciones, sin poder explicar la razón de tal esmerada dedicación.

Por el contrario, si nos acercamos a un poeta o a un artista y le formulamos exactamente la misma pregunta, notaremos que el interrogado se complica al intentar definir en categorías lógicas el motivo de su elección. El poeta conoce perfectamente bien el poderoso espíritu creativo que lo lanza a un mundo de palabras, verbos y sustantivos. Y también reconoce que sin su actividad le sería muy difícil continuar viviendo sanamente. ¿Por qué? ¿Realmente por qué? El tampoco tiene respuesta.

Resumen: la voluntad aprendida o secundaria en todos los casos puede ser explicada y categorizada, tal el caso del Ingeniero en computación. La voluntad primaria es tan poderosa como inexplicable, tal el caso del poeta.

Lo exclusivo

El Ingeniero en computación no estudia solo, no cursa su carrera de modo individual. Por lo general, encuentra a mucha otra gente buscando obtener el mismo título universitario, motivados por razones similares. El medio profesional propone una cantidad limitada de carreras, muchas de las cuales se convierten en las preferidas de la juventud por razones absolutamente lógicas. Miles o millones de personas en el mundo comparten el camino profesional con nuestro Ingeniero.

Por el contrario, el espíritu creativo que lanza al poeta, lo conduce por senderos diferentes al resto de poetas, lo que lo lleva también a convertir su flujo artístico en una obra exclusiva. Existen tantas poesías como poetas habitan el mundo, y cada uno encuentra el modo particular de expresar su espíritu creativo.

Resumen: la voluntad secundaria o aprendida es compartida con mucha gente. Muchos quieren y desean exactamente lo mismo, persiguen un ideal en común. La voluntad primaria es exclusiva. Existen tantas voluntades primarias como personas en el mundo.

Lo permanente

Si nuestro Ingeniero en computación recibiera una oferta laboral mucho más interesante en un terreno empresarial diferente, muy probablemente abandone la computación y se dedique de lleno a explotar al máximo su nueva fuente de ingreso. Motivos lógicos lo llevaron a su estudio y su carrera, y también motivos lógicos - por ejemplo, de conveniencia económica - bien pueden terminar alejándolo.

Por el contrario, si el poeta en determinada época de su vida se ve obligado a interrumpir su arte creativo y su actividad artística, apenas logre estabilizarse y encontrar un espacio de tiempo retornará sediento a su labor. Incluso si abandona la poesía por muchos años, no seria extraño que recupere su arte en la vejez.

Resumen: las actividades basadas en voluntades aprendidas o secundarias son reemplazadas sin inconveniente por otras más favorables a la persona. La voluntad primaria acompaña al hombre a lo largo de toda su vida, y, aunque deba interrumpir su expresión, permanece latente en su interior hasta el día de su muerte.

La plenitud interior

El hecho de que nuestro Ingeniero en computación logre la gran mayoría de sus objetivos profesionales y materiales, no implica que experimente calma o paz interior. En pocas palabras, el vacío interior o la angustia podrán seguir acompañándolo como un perro fiel incluso ante los logros empresariales o profesionales más extraordinarios.
Nuestro poeta, al ejercer su arte y alcanzar la expresión y la comunicación buscadas, experimentará una poderosa sensación de felicidad y plenitud.

Resumen: los logros de la voluntad secundaria o aprendida no sirven para arrancar de modo definitivo la sensación de vacío interior. Por su parte, el ejercicio pleno de la voluntad primaria genera una sensación permanente de gracia y plenitud. En pocas palabras, la sensación de vacío interior y de angustia son la muestra más cabal del abandono o el descuido de la voluntad primaria.

El origen interior

Si el Ingeniero analiza el motivo que lo llevó a estudiar su carrera, descubrirá en todos los casos una causa externa a su persona. Su padre, un profesor del colegio, un amigo, etc.
Muy por el contrario, el poeta es consciente de la fuerza interior que un día, sin aviso previo, le exigió desde lo más hondo de su persona expresarse a través de la palabra.

Resumen: el origen de toda voluntad secundaria o aprendida es externo a la persona. Nace fuera del individuo y más tarde, por distintas razones, llega hasta él y lo habita. Por su parte, el origen de la voluntad primaria es interior a la persona, decididamente íntimo. Desde ese centro logra expresarse fuera de su persona, aunque siempre fiel a su origen.

Entonces, y siguiendo la enseñanza de nuestros sabios, el hombre es su voluntad. Mas no cualquier voluntad que lo habita sino únicamente su voluntad primaria. La voluntad que cumple con cinco características distintivas: lo inexplicable, lo exclusivo, lo permanente, la plenitud interior y el origen interior.

Ahora bien: entendemos que de acuerdo al pensamiento místico, el hombre no puede inventar su tarea o decidir su misión. La misma ya viene sellada en su alma desde el momento mismo del nacimiento. El modo de distinguirla plenamente es a través de clarificar la voluntad primaria. Llegó el momento de formular una segunda pregunta que también tomar una importancia fundamental: ¿cómo llega la voluntad primaria a mi persona?

Carencias positivas

Si bien todos entendemos en teoría que el hombre es una criatura imperfecta, en la práctica vivimos con la conciencia plena de seres perfectos. Repito: si alguien nos pregunta si realmente nos consideramos perfectos, nuestra respuesta será contundentemente negativa. Mas, si tuviésemos que enumerar nuestras imperfecciones, notaríamos que nos cuesta incluso llenar la página de un simple cuaderno (muy probablemente este es el motivo por el cual el Día del Perdón, el Yom Kipur, cada vez tiene menos sentido para el hombre moderno. ¡Es un día para hombres que reconocen su imperfección! Y no solamente en teoría). La razón de tal contradicción es que, para la mayoría de nosotros, ser imperfecto es malo, indeseable, vergonzoso. Sin embargo, y observándolo desde una perspectiva mística, sin una conciencia plena de la imperfección tampoco existe la posibilidad de establecer un plan de trabajo para la vida. Mis virtudes naturales son simplemente herramientas para enfrentar y minimizar mi imperfección.
Tomemos el ejemplo de dos personas que se conocen con fines matrimoniales. Si ambos se presentan como "perfectos", muy probablemente ninguno llegue a descubrir si realmente el otro puede ayudarlo en su tarea de vida. No es importante que nuestras virtudes coincidan, sino que las cualidades de uno puedan servir para las carencias del otro y viceversa.

Modificamos entonces el concepto de carencia, lo vaciamos de su connotación negativa y lo transformamos en un mapa, en un plan, en una potencia.
En carencia positiva.

El gran encuentro

Resumamos y conectemos. De acuerdo a los sabios de Israel el mundo tiene sentido. Significa, en un escenario llamado mundo, un artista llamado hombre, cumple una obra escrita de antemano por el Creador.

El escenario es perfecto y limitado. Un naranjo es perfecto, una mosca es perfecta. Cada uno, en su género, nada tienen que corregir. El naranjo es plenamente naranjo; la mosca, plenamente mosca. El naranjo y la mosca con el tiempo crecen, aumentan su tamaño, aunque no podríamos decir que mejoran o minimizan su imperfección. Es cierto, son limitados, ya que el naranjo jamás podrá darnos manzanas y la mosca jamás producirá miel. Pero cada uno, en su género, es absolutamente perfecto.

El hombre es imperfecto, determina el Maharal de Praga, y la imperfección humana es su grandeza. El hombre nace "en potencia" y con los años va transformándose "en acto". El hombre no es plenamente hombre al momento de nacer. El hombre con el tiempo crece, aumenta su tamaño, pero también tiene la gran posibilidad de perfeccionarse. Es cierto, el hombre también es limitado. Aunque le cueste reconocerlo, no todo lo puede.

El hombre imperfecto, colocado en un escenario perfecto, busca cumplir la obra del Creador preparada exclusivamente para sus años de vida. ¿Dónde buscar este libreto individual? En su interior, en lo más profundo de su ser, en su voluntad primaria.

El Creador nos enseña la función y la utilidad de cada pieza del escenario a través del límite impuesto. Tal como el escritor limita el fluir de sus ideas en palabras y frases escogidas, igualmente el Hacedor nos comunica Su mensaje a través de los tamaños, formas, colores y sabores del escenario. Todo tiene su razón de ser.

Al hombre le transmite Su mensaje y Su libreto a través de la voluntad primaria, la cual revela y descubre la carencia y la imperfección humana. Pero a su vez la misma que coincide con la Voluntad Divina. Al nivel de voluntad primaria, lo que yo quiero y deseo es en realidad lo que El quiere de mi.

Yo quiero lo que El quiere.

Cuando me encuentro con lo más profundo de mi ser, a su vez me encuentro con El. Y de ese encuentro aprendo mi plan de vida, mi misión, mi libreto que sirve para minimizar mi imperfección.

Pero el hombre imperfecto y limitado, dentro del escenario perfecto, y ya conocedor de su libreto, es libre de ejercerlo o de olvidarlo, de asumirlo o descuidarlo. Es libre de ser fiel a su voluntad primaria o de traicionar su esencia. Y esta libertad es la base del Juego Sagrado, para que los logros obtenidos -a diferencia del naranjo - sean plenamente nuestros. Producto de nuestra libre elección.

Entregarnos por completo

El hombre contemporáneo, atrapado en nuestro mundo moderno, se ve obligado a realizar innumerables tareas a la vez para intentar lograr sus objetivos. Debe crecer, superarse, ascender, incluso pagando casi cualquier precio, incluso empujando a quien sea, codeando y hundiendo a quien se cruce o se interponga en su camino. Y como su ambición es ilimitada y su tiempo corto, el mismo es evaluado simplemente como oro.
Ganar el tiempo, perder la vida.

Entre otros tantos males, esta situación obliga al hombre contemporáneo a dividir su tiempo, y a dedicarle pocos minutos a una gran cantidad de labores. En extremo eficaz, este personaje atolondrado determina el valor de su día en relación a la cantidad de tareas realizadas. Estando en su trabajo organiza el menú del día e indica el mejor modo de limpiar y organizar su casa. Durante el almuerzo aprovecha para hacer llamadas pendientes de su móvil y conversar con sus amigos y programar las salidas del fin de semana. Al encontrarse con sus hijos, les reparte órdenes y consejos con la cabeza ocupada en mil cosas a la vez. Por la noche, fundido, intercambia algunas frases con su pareja quien, claro, lo entiende perfectamente bien ya que también está agotado de la ardua tarea cotidiana.

Y usted supondrá que nuestra propuesta indica detener el ritmo para llevar una vida más sana, más calma, más relajada. Y si bien esto no vendría nada mal, nuestra primera intención es sumarle al hombre contemporáneo calidad de vida, amor a su tarea, placer en su obra diaria. Y esto no sólo se logra con más tiempo o menos ocupaciones, sino con entrega absoluta.

Significa: si cuando estoy leyendo un buen libro tengo en mi cabeza asuntos de trabajo, trámites pendientes, la fruta que no compramos, la cena que aún no decidimos, y las próximas vacaciones, entonces, muy probablemente, el libro me parecerá menos excelente de lo que realmente es. Y mi comentario sobre el mismo será mediocre y superficial. Y mi placer por la buena literatura se verá afectado.

Si al escuchar lo que mi hijo tiene para contarme pienso a su vez en otras cosas, seguramente mi respuesta a sus preguntas no cubrirá sus expectativas. Y probablemente la próxima vez ya no tenga tanto interés en escuchar mis frases cortas, mis sí, claro, por supuesto, obviamente. Y tal vez entonces la relación sea menos intensa o, simplemente, se deteriore.

Una primera comprensión de la Sabiduría que llega hasta las manos de Moisés: permitir que aquello que nos llega desde el exterior nos penetre por completo, afecte todo nuestro ser y nos deje su huella. Pero para eso debemos estar dispuestos a poner la cara, a abrir la interioridad ante lo que sucede a nuestro lado, a concentrarnos, a dejar de lado todo lo que no sea lo que hacemos en ese preciso instante.

Poco tiempo después de la muerte de Rabí Moshé, Rabí Méndel de Kotzk preguntó a uno de sus discípulos:
"¿Qué era lo más importante para vuestro maestro?"
El discípulo reflexionó y luego dijo:
"Cualquier cosa que estuviera haciendo en el momento"


La caída espiritual que se completa el 9 de av comienza con una relación superficial entre la Sabiduría y el pueblo. La entrega de Israel a la Sabiduría es parcial y, por consiguiente, aún existe una gran distancia entre ambos.
Cuando la relación entablada es superficial la relación jamás es esencial.

Por esta razón, particularmente en este mes debemos trabajar en nosotros la capacidad de dedicarnos y entregarnos de lleno a la tarea que nos ocupa, por más simple que sea. Si lo ejercitamos lentamente y si tomamos conciencia de la importancia de entablar relaciones esenciales, llegará el momento en que también podremos lograrlo en los niveles más altos y profundos de sabiduría y espiritualidad.

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