miércoles, 5 de agosto de 2009

ESTUDIAR, ¿HASTA CUANDO?

“...y que tu corazón no se aparte todos los días de tu vida...”
(Devarim 4,9)


¿Hasta cuándo tenemos la obligación de estudiar Tora? Hasta el día de la muerte, como está escrito: “y que tu corazón no se aparte...”, porque todo tiempo que no te ocupes de estudiar, el estudio se olvida... (Rambam, leyes del estudio de la Tora).

No te apartes de la Tora, como está escrito: “cuidate solamente... no vaya a suceder que tu corazón se aparte...”, la Tora se refiere a sentarse a estudiar prestando atención (sin volar por los cielos). Y también dijeron los jajamim, el que habla palabras que no tienen que ver con la Tora, está dejando de cumplir dos preceptos, uno, como está escrito y decimos todos los días al menos dos veces: “y hablarás en ellas”, hablarás palabras de Tora y no otras, y el segundo precepto: “no apartes tu corazón...” (Smak, cap. 15).

El Rambam y el Smak nos dan a entender que todo tiempo que la persona tiene libre, y pudiendo estudiar Tora, hace alguna otra cosa o simplemente nada, está dejando de cumplir los preceptos mencionados.

En el libro “Shemirat Halashon”, escribió el Jafetz Jaim: Hakadosh Baruj Hu da cada día y a cada persona un “detalle de tareas” a cumplir, cuánto debe estudiar y adquirir y qué tipo de servicio tiene que hacer en ese día, entonces llega el ietzer hara, y en verdad, como siempre dice el rab hagaon Shlomo Levinstein Shlita, es nuestro gran amigo, una persona muy sensible, que nos dice que no debemos amargarnos ni preocuparnos, ¡no somos máquinas!, podemos quedarnos tranquilos, ya que si no podemos hacer nuestra “tarea” del día, porque tenemos problemas, porque estamos cansados, o nos duele algo, o, ¡porque no tenemos ganas!!!, no importa, se puede hacer “mañana”... Este, es un terrible error...

Porque mañana también tendremos obligaciones, que son independientes de las del día de hoy, y lo que hoy no hicimos no podremos compensarlo nunca!!! Solamente existe la posibilidad de completar lo que no pudimos hacer en el día, por la noche, así encontramos en Jazal que dicen, “pidió prestado en el día y devolvió el préstamo por la noche”.
Esto es lo que la Tora nos quiere destacar: “que no se aparte de tu corazón todos los días...”, y en otro lugar está escrito “verás la vida... todos los días...” O sea, que ningún día de nuestra vida pase “vacío”, nulo.

Continuamos con lo que está escrito en la introducción del libro “Jafetz Jaim” (precepto de hacer, 12). Cada persona debe cuidarse mucho de no echar a perder su tiempo y su estudio para ocuparse del sustento en mayor medida de la verdadera necesidad. Y si recapacitamos sobre este punto, prosigue el Jafetz Jaim, veremos de qué forma el ietzer nos cierra los ojos. Es común en las personas, entre empleados y empleadores, que si el patrón le hace un regalo a sus empleados o les aumenta el salario, cuánto más reciba el empleado más se esmerará por aumentar su productividad. Pero en nuestras cuestiones con Hakadosh Baruj Hu, con quien también somos empleados que recibimos todos los días nuestro salario, el ietzer nos hace comportar de forma inversa. Si Hakadosh Baruj Hu nos “eleva” materialmente, si provoca que tengamos más dinero, el ietzer actúa inmediatamente, en lugar de permitirnos que mejoremos nuestro estudio y nuestro cumplimiento, nos muestra que ahora somos personas más importantes, por lo que es “absolutamente necesario” vivir en una casa digna a nuestra nueva posición, o sea, debemos cambiar de casa, cambiar de coche, cambiar nuestro vestuario, nuestras amistades y, comportarnos como personas adineradas...

Pero, por supuesto, para poder satisfacer todas estas “nuevas” necesidades, hace falta trabajar más, con lo que vemos que, si Hakadosh Baruj Hu nos dio la posibilidad de tener más dinero para que estemos más tranquilos y podamos estudiar mejor, en lugar de eso, hacemos lo contrario, generamos nuevas necesidades que hacen que en lugar de estudiar más, estudiemos menos...
Y mientras Hashem nos sigue ayudando a tener éxito en nuestros nuevos emprendimientos, el ietzer nos sigue empujando, y ya no alcanza con nuestro trabajo, debemos contratar empleados que nos ayuden...

Finalmente, todo lo que el Bore Olam nos “aumentó” para nuestro bien, el ietzer consiguió anular nuestro estudio y nuestro cumplimiento, hasta llegar al punto en que tiempo para estudiar no hay, ni siquiera hay tiempo para poder rezar en el Beit Hakneset...
Y el ietzer, ese “gran amigo” nos muestra que todo esto es por nuestro bien, él nos quiere tanto que nos aconseja que trabajemos más, para que no seamos la burla de nuestras nuevas y adineradas amistades, que no pasemos vergüenza al no tener tanto como ellos...
Y si nuestro trabajo tiene que ver con la congregación, si nosotros proveemos algo que la comunidad necesita, para el ietzer es más fácil engañarnos, ya que nos convence que aparte de trabajar estamos haciendo un bien a la gente, somos “indispensables”, lo que nos hace “libres” de cumplir otros preceptos...

En cambio, en los temas que nos acercan al Mundo Venidero, en los “verdaderos” preceptos, los que nos ordena el Bore Olam, el ietzer nos aconseja ser más conformistas. Estamos tan conformes con lo poco o nada que hacemos, somos como el más pobre entre los pobres que ni siquiera tenemos una manta para esconder nuestra vergüenza (vergüenza por el bajo nivel espiritual). Como dijeron Jazal, todo el que adquiere palabras de Tora, compra una casa en el Olam Haba. Y como el Olam Haba está rodeado por el Gueinom, el que no consigue entrar en el Gan Eden, ya sabemos donde termina, Hashem nos salve...

Ese mismo ietzer, ese gran amigo que siempre nos sonríe en este mundo, y que nos empuja a vestir y vivir como ricos, cuando lo vemos en el mundo venidero, también se ríe, pero ahora se ríe de nosotros, porque en el mundo de la verdad es nuestro “acusador”, es el fiscal que quiere poner el juicio en nuestra contra, y cambiar nuestras vestimentas finas por ropas sucias, manchadas por nuestros pecados, los pecados que él mismo nos ayudó a realizar. Por eso, veamos qué importante es analizar y preocuparnos únicamente por nuestras verdaderas necesidades de sustento, para poder santificar el resto de nuestro tiempo al estudio de la Tora.

* * *

Contó un talmid jajam, que en su juventud le tocó ser uno de los privilegiados de poder entrar y salir libremente de la casa del “Jazon Ish”:
Un año, al terminar el ayuno de Iom Hakipurim, después de haber comido y recuperado las fuerzas, se dirigió a la casa del Jazon Ish, pensando que ese era el momento oportuno para encontrar al Jazon Ish en su casa. Probablemente estaría cansado, con lo que podría aprovechar y “recolectar de su mesa” algunas “miguitas”, algo que normalmente era imposible durante todo el año...

Cuando entró a la casa, le preguntó al Maran cómo se sentía, cómo había pasado el ayuno. El Jazon Ish le dijo: sentate, quiero contarte algo...

Todos conocemos al gaon, el rab Jaim Mivoloshin, que estableció una gran Ieshiva en Voloshin. Cuando falleció, ocupó su lugar como Rosh Ieshiva, su hijo, rabi Ichele. Al ver rabi Ichele que su hija llegaba a la edad de casarse, eligió un novio para ella, el cual no parecía digno para semejante familia, el muchacho no se destacaba por sus aptitudes ni por su estudio. Y en especial, el problema radicaba en que este muchacho sería el “heredero” del cargo del suegro, y la familia protestaba argumentando que la elección del novio no fue adecuada, hacía falta alguien muy especial para que más adelante pueda estar al frente de la Ieshiva...

Rab Ichele escuchaba las protestas y se mantenía en silencio, no contestaba, y esperaba la oportunidad propicia para responder a las quejas. Y el momento llegó en el final del día de Iom Hakipurim, al terminar los rezos de Arvit. Toda la congregación formaba una impresionante fila para bendecir y ser bendecidos con un “Shana Tova”.

Cuando los familiares del Rosh Ieshiva pasaron junto a él, rab Ichele les pidió que lo esperen un momento, necesitaba decirles algo importante...

Todas las personas terminaron de saludar al rab y éste salió del Beit Hakneset con sus familiares. Transitaron por un pasillo hasta llegar a uno de los cuartos laterales. Rab Ichele empujó suavemente la puerta del cuarto, y todos pudieron ver al joven yerno del rab, sentado, estudiando profundamente concentrado sobre su Guemara.

El Rosh Ieshiva se le acercó y le dijo: ¿no te parece que sería más apropiado que comas algo después del ayuno? Y el muchacho contestó: ya comí!!

Rab Ichele se dio vuelta y se dirigió a sus familiares: ¿Ahora entienden por qué lo elegí como yerno? Mientras todo el mundo abandonó el Beit Hakneset, saludó, y se fue a sus casas a comer, él alcanzó a comer “algo” y ya volvió a sentarse a estudiar. (Este “muchacho”, es el gran y conocido Netztiv ztz”l).

Así terminó su relato el Jazon Ish y le preguntó a su visitante: ¿ahora ya sabés lo que hay que hacer cuando termina Iom Hakipurim? No hace falta venir a la casa del rab para preguntarle cómo se siente, también ese es un momento para aprovechar, una hora en la que es posible y necesario dedicarse al estudio de la Tora...

* * *
El rab hagaon Shlomo Levinstein Shlita, contaba que no había día más feliz para el pueblo de Israel que el quince del mes de Av. En ese día, los encargados de cortar leña para utilizar en el Beit Hamikdash finalizaban el cumplimiento de esta misión. Porque las maderas debían estar secas para poder quemarlas, y después del quince de Av, el sol ya no tiene la fuerza suficiente para secar los árboles recién cortados.

¿Y cuál era el motivo de la felicidad? Seguro que el no poder cumplir un precepto no es motivo de felicidad. Esta gente, que ahora tenía tiempo libre, ¿qué hacía? Continúa el rab Shlomo, ¿qué hace un iehudi cuando no tiene que trabajar? Puede comer, puede pasear, ir a alguna fiesta, y si no le queda nada más por hacer... puede estudiar Tora!!!
Esa era la alegría de la gente, ahora podían estudiar Tora!!!

Cuentan sobre un millonario que fue a ver a un Rosh Ieshiva para entregarle una suma muy importante de dinero. Antes de dársela le preguntó: ¿cómo es el día de un estudiante de la Ieshiva?

El rab explicó: “a las diez desayunan, a las siete cenan y a las doce se van a dormir”!!! El hombre no salía de su asombro, perdone, rab, le pregunté qué hacen los muchachos, no a qué hora comen..., y, ¿cuándo estudian?

El rab dio un salto y gritó, ¿cuándo estudian? SIEMPRE ESTUDIAN!!! Estudian en todo momento, por eso lo que yo te tengo que explicar es lo que hacen cuando no estudian, porque toda persona necesita también comer y dormir, lo demás no necesita explicación...

(Jafetz Jaim, Shemirat Halashon, Lekaj Tov y rab Shlomo Levinstein Shlita).
Leiluy Nishmat Rina bat Matilde (Aleha haShalom)


* Un estudiante de la Ieshivá vino una vez al santo Jafetz Jaim y vertió su corazón: "¡Año tras año me siento y estudio, pero no llego a ninguna parte con mis estudios! ¡Después de todo este tiempo incluso, me cuesta comprender apropiadamente una página del Talmud!" El Jafetz Jaim contestó: "Di-s no nos ordenó que fuéramos genios. Él sólo nos ordenó que nos esforzáramos en el estudio de Su sagrada Torá, lleguemos o no alguna vez a ser grandes estudiosos..."

* Rabí Iejiel Mijl de Zlotchov decía: "Si la persona se dedica al comercio sin estudiar Torá, pensará que su éxito se debe a sus propias habilidades. Pero una vez que la persona comienza a estudiar Torá, se da cuenta de que no puede atribuirse el triunfo a sí mismo. La Torá le enseña a Quién le debe en realidad su éxito"

http://www.es.chabad.org/

***
La disciplina, la gloria y la recompensa por el estudio de la Torá.

"La Torá, el cielo y la Tierra , Abraham, Israel y el Templo, son los 5 tesoros sobre la Tierra que Di-s valora."


Muchas son las distinciones de aquel hombre que se ocupa de estudiar Torá por su propio bienestar. Ningún hombre puede ser considerado verdaderamente libre a menos que se ocupe el mismo de estudiar Torá. Aquel que aprende de su semejante, incluso una sola letra, debe tratarlo con respeto. Esto lo aprendemos del Rey David, quien aprendió solo 2 cosas de Agitofel, y aún así lo llamó su guía y su maestro. De aquí inferimos lo siguiente: Si David, Rey de Israel, que aprendió solo 2 cosas de Agitofel, lo llamó su guía y su maestro, cuanto aún más debe uno darle honor a su semejante del cual aprendió un simple capítulo, una simple halaja, como está dicho: "El sabio, merecidamente, hereda honor" (Prov. 3:35).

A aquellos que obedecen esto y lo mantienen, la Torá les da vida en este mundo, y en el mundo venidero y en los días del Mesías. Esta les otorga todas las clases de bendiciones a los que la estudian.

Dijo Rabí Eliézer: El que se ocupa de estudiar Tora por sí mismo, es llamado por Di-s, querido, amigo y amado por Él y también es considerado como alguien que verdaderamente quiere a la humanidad. La Torá viste al hombre con humildad y reverencia, lo prepara para transformarse en piadoso, integro; lo aleja del pecado y lo lleva cerca de la virtud; a través de ella, el hombre puede disfrutar consejos y adquirir conocimiento, entendimiento y fuerza; nos da normas y autoridad y nos introduce en la justicia; para aquella persona que la estudia, los secretos del cielo y la Torá, le son revelados; él se transforma como en una fuente que siempre reúne fuerza, una corriente que nunca cesa, un río que fluye con vigor.

Él es modesto y paciente, dejando de lado la ofensa personal, por la Torá agranda su espíritu y lo eleva por sobre todas las preocupaciones materiales.
Rabí Ioshua dijo lo siguiente: "Las Tablas fueron el trabajo de Di-s, y la escritura fue la escritura de Di-s, grabadas (harut) sobre las Tablas" Leamos en lugar de "harut" (grabadas), "herut" (libertad), porque no hay un hombre verdaderamente libre sino aquel que se ocupa de estudiar Torá.

"La Torá es más grande que el sacerdocio y la realeza, pues la realeza se adquiere mediante treinta requisitos y el sacerdocio mediante veinticuatro, mas la Torá se adquiere mediante cuarenta y ocho cosas, y ellas son: (1) mediante el estudio, (2) escuchando efectivamente, (3) vocalizando lo que se estudia, (4) entendiendo mediante el corazón, (5) sintiendo miedo, (6) sintiendo temor reverencial, (7) siendo humilde, (8) estando alegre, (9) mediante la pureza, (10) mediante el trato con los Sabios, (11) mediante un trabajo con los amigos, (12) estudiando con los alumnos, (13) siendo tranquilo y asentado, (14) estudiando las Escrituras y la Mishná, (15) minimizando el dormir, (16) limitando las actividades comerciales, (17) limitando la conversación, (18) disminuyendo la risa, (19) limitando los placeres, (20) limitando las relaciones íntimas, (21) retardando nuestro enojo, (22) teniendo un buen corazón, (23) creyendo en las palabras de los Sabios, (24) aceptando los sufrimientos, (25) conociendo nuestro lugar, (26) siendo feliz con lo que tenemos, (27) evitando ser arrogante, (28) limitándose en las cosas que le son permitidas, (29) siendo amado, (30) amando a D'os, (31) amando a las criaturas, (32) amando la reprimenda, (33) amando la rectitud, (34) alejándose del honor, (35) no siendo arrogante en el estudio, (36) no disfrutando al tomar decisiones legales, (37) siendo solidario con los demás, (38) juzgando al prójimo para bien, (39) encaminando al prójimo hacia la verdad, (40) encaminando al prójimo hacia la paz, (41) asentando el estudio, (42) preguntando puntualmente y respondiendo específicamente, (43) aprendiendo del maestro y acrecentando el estudio personal, (44) estudiando para enseñar, (45) estudiando para hacer, (46) haciendo a su maestro más sabio, (47) ordenando los conceptos que ha estudiado, (48) citando las enseñanzas recordando quién la ha enseñado. He aquí que has aprendido que quien cita las enseñanzas que escuchó recordando el nombre de quien la ha dicho trae la redención al mundo, como está escrito: 'Y dijo Ester al rey en nombre de Mordejai' (Ester 2:2)".

"La Torá es más grande que el sacerdocio y la realeza, pues la realeza se adquiere mediante treinta requisitos y el sacerdocio mediante veinticuatro, mas la Torá se adquiere mediante cuarenta y ocho cosas". Debemos entender por qué al referirse a la Torá la Baraitá dijo que ella se adquiere mediante 48 cosas, pero respecto del sacerdocio y la realeza dijo que se adquieren mediante 30 ó 24 requisitos.

La respuesta es que la Baraitá nos quiso enseñar dos aspectos de la grandeza de la Torá - que encuentra por sobre el sacerdocio y la realeza: por un lado, respecto de la cantidad de requerimientos que se necesitan para adquirir cada una de ellas, y por otro lado, respecto de la calidad de los requerimientos que se necesitan para adquirir cada una de ellas.

La explicación de esto es que el sacerdocio y la realeza se adquieren mediante requisitos (maalot), mas la Torá se adquiere mediante cosas (devarim) y la diferencia esencial entre estos dos conceptos es que los requisitos son requerimientos o derechos que tienen relación con la importancia y el poder solamente y son cosas externas a la persona, pues ellas no se obtienen mediante el esfuerzo. Por ejemplo, sólo quien posea oro y plata, esclavos y siervas, campos y viñedos, será digno de considerarse parte de la realeza.

Pero esto no es así con la Torá, pues las cuarenta y ocho cosas mediante las cuales ella se adquiere no son externas a la persona sino que le pertenecen totalmente a él, pues él se esforzó mucho en hacerlas para incorporarlas a su alma, y por eso es que esas cosas no son llamadas maalot, pues los caminos para adquirir la Torá no tienen relación con la importancia y el poder, sino todo lo contrario, solamente con la humildad y el recato. (Basado en el libro "Midrash Shemuel" de Rabí Shemuel de Uceda, 1538 - 1602)

"Grandiosa es la Torá, porque les da vida a aquellos que la cumplen, tanto en este mundo como en el Venidero, como está escrito: 'Pues vida son (las palabras de la Torá) para quienes las encuentran, y curación para toda su carne' (Mishlé -Proverbios- 4:22); y dice: '(La Torá) será medicina para tu cuerpo y curación para tus huesos' (Mishlé 3:8); y dice: 'Ella es un árbol de vida para los que se aferran a ella quienes la sustentan son felices' (Mishlé 3:18); y dice: 'Pues (las palabras de la Torá) son una bella guirnalda para tu cabeza y collares para tu cuello' (Mishlé 1:9); y dice: '(La Torá) será en tu cabeza una bella guirnalda; una corona de gloria te protegerá' (Mishlé 4:9); y dice: 'Prolongación de días a su derecha, y a su izquierda riqueza y honor' (Mishlé 3:16); y dice: '(Las palabras de la Torá) te otorgarán largos días y años de vida y paz' (Mishlé 3:2)".

La Torá es una gran cosa. Cuando uno estudia Torá, recibe recompensa en el Mundo Venidero, lo cual representa su capital. El interés que recibe de ese capital lo mantiene con vida en este mundo, como está escrito: "[Las palabras de la Torá] son vida para el que las encuentra y curación para todo su cuerpo" (Proverbios 4:22).

La Torá también te dará vida en el Mundo Venidero, como está escrito, "Es un árbol de vida para aquellos que se aferran a ella y todo aquel que la sostiene es afortunado" (Proverbios 3:18). La Torá será como un árbol de vida en el Mundo Venidero para aquellos que hacen el esfuerzo de estudiarla y entenderla, así como para aquellos que hacen el esfuerzo de ayudar materialmente a los que la estudian, sosteniéndolos.

Tal vez la persona se cuestione diciendo: "Si estudio Torá tendré vida en ambos mundos pero no obtendré riquezas y honor". A esto el sabio nos responde que la Torá será para ti una grata compañía y una corona de gloria te protegerá. Además de darte vida y riquezas, la Torá te dará una corona de honor. Serás honrado y respetado entre las personas. Sin embargo, debes saber que todos estos beneficios sólo vendrán si estudias Torá sin intereses de por medio.

El sabio concluye diciendo que cuando una persona estudia Torá para cumplir con la Voluntad del Creador no sólo obtendrá vida, riqueza y respeto, sino también paz y tranquilidad, como está escrito: "pues largos días, y años de vida y paz te incrementarán [las palabras de la Torá]" (Proverbios 3:2).(Basado en el comentario "Meam Loez" de Rabí Itzjak Magriso, s. XVIII)

(Basado en: Pirkei Abot, Tanna Debe Eliyyahu)

http://www.shabuatov.com/

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