"Por lo tanto, cualquier ayuda que le preste una mujer a su marido para que éste cumpla su propia rectificación..[....]...traerá gran beneficio al alma de ella, particularmente porque supone un grado de bitul-entrega por parte de ella.
"Sin embargo, hay otras cosas que ella [la mujer] debe hacer además de ayudarle a él [el marido]. Sobre todo tiene que prestar atención al cumplimiento de las mitzvot que le incumben a la mujer, como las leyes de pureza ritual si es casada, y ser estricta consigo misma referente a la leyes de tzeniut-modestia.
"La modestia, no sólo en la ropa sino en la conducta, es una cualidad esencial de la mujer judía. De hecho, según ciertos sabios, nosotros los hombres agradecemos a Dios todas las mañanas por no habernos hecho mujer, no sólo porque tenemos la oportunidad de cumplir un mayor número de preceptos, sino también porque es tan difícil ser mujer.
"Como tantos otros aspectos de nuestro servicio Divino, la modestia requiere intención. ¿Cuál es la intención de la mujer? ¿Parecer lo más seductora posible sin desviarse de las leyes de modestia? ¿O causar placer a su Creador adoptando un comportamiento y estilo de ropa modestos con la intención de proteger a las santas fuerzas de Hashem?
"Deje que yo le haga a usted la pregunta, señora: ¿cuál es para usted el propósito interior de la modestia?” terminó el sabio.
"He aprendido a verlo como una expresión de mi aceptación del Reinado de Dios", respondió Rajel. "Una vez seguí una conversación entre dos amigas mías, una—llamémosla Malka—que cumplía la Torá y la otra—Nelly—que era secular. Esta última estaba quejándose de la falta de liberalidad de los hombres en la vecindad Geúla de Jerusalem, porque se negaban a venderle libros de Kabalá. Le dijo Rivka que ella no había tenido ningún problema cuando fue a comprar esos mismos libros. Respondió Nelly, `¡Eso es porque tú llevas el uniforme puesto! Yo me niego a hacer eso`. `Yo no lo veo como uniforme`, replicó Malka. `Para mí, este estilo de ropa representa mi verdadera imagen que quiero proyectar`.
"Pensaba en esta conversación en vista de todo lo que he aprendido de sus encuentros con Adam, y se me ocurre que hay mujeres que adoptan las leyes de modestia para evita la ira Divina, y en este caso, es verdad que llevan puesto un uniforme. Esto debe ser la forma más baja de aceptar el Reinado de Hashem.
"La mujer que cumplía la Torá—Malka—pensaba en la imagen que iba a proyectar. En otras palabras, se veía como una vasija cuyo propósito principal es trasmitir luz. En este sentido estaba expresando la forma más elevada de aceptar el Reinado Divino, ya que es enseñando a otros tu propia aceptación total de la voluntad de Dios que trasmites Su luz. Sin embargo, aún estaba cumpliendo el propósito externo de la creación.
"En cambio, si tu propósito principal es hacer bajar Su luz para causarle placer volviéndote Su espacio de residencia aquí abajo, entonces, es por eso que te esfuerzas en llevar ropa modesta y adoptar una actitud modesta. Y en este caso, lo que tú desees personalmente ya no importa. Rabí Akiva Tatz lo expresó admirablemente: ¡Deseas apasionadamente lo que Él desea!”
Emocionado, el sabio dijo, "Su esposo es afortunado de tenerla. Sólo tengo que añadir una cosa a lo que tan bien expuso. A través de mis alumnos, que me hablan de sus esposas cuando acaecen problemas entre ellos, tengo mucha oportunidad de oír los argumentos de las mujeres que empiezan a guardar la mitzvá de tzeniut. Al principio del proceso, se le dice a la mujer que la tzeniut no es sólo para ella, como cualquier otra mitzvá, sino que es también para proteger al hombre, para que no sucedan los problemas de los que venimos hablando—créanme, que mis alumnos y sus esposas están plenamente concientes de ello. La reacción de la mujer cuyo cumplimiento de estas leyes es reciente suele ser, `¡Bueno, cada uno tiene que preocuparse por lo que le atañe! ¡Yo no puedo disfrazarme para evitarle problemas a otro!”
Rajel se echó a reír, diciendo, "¡Conozco muy bien ese argumento!”
"Cuando pasa el tiempo, y la mujer sigue creciendo, desarrollando su conciencia, su actitud hacia el servicio Divino va cambiando. Poco a poco, comprende que el nivel de cercanía a Hashem más elevado incluye a todas las almas de Israel ".
"Claro, y entonces se da cuenta de que si quiere acercarse a Hashem, el problema que le cause a otra alma judía es su propio problema también…" terminó Rajel.
"Pero Rab, quiero decirle", añadió, "me cuesta mucho cubrirme el pelo. Desearía oír lo que la dimensión interna de la Torá enseña acerca de eso".
"Comprendo. La aceptación del yugo del Reinado de Hashem es definitivamente un proceso. La luz de la conciencia va entrando en la conciencia gradualmente a medida que la persona rectifica su pasado, y cuanta más conciencia se tiene, más desea uno acercarse a Hashem y se está listo a aceptar las consecuencias.
"Según la halajá-ley, una mujer casada debe cubrirse el cabello delante de todo hombre que no sea su marido, y por supuesto, también delante de su marido en los momentos en que está ritualmente impura. Ahora bien, el Zohar añade que también debe taparse el pelo en la casa, porque la mujer que no se cubre el cabello causa que las fuerzas del mal se apeguen a la Shejiná, y por resultado, `trae pobreza a su casa`. Explican los comentaristas que esta advertencia tiene también su aspecto esotérico: tal mujer causa que la shefa-luz Divina se vaya de `Su casa`, es decir Maljut, llamada `la casa celestial`".
"¡Uau!” exclamó Rajel. "Quiere decir, que si no se tapa el pelo, está causándole problemas a Maljut—no está claro qué clase de problemas, pero no importa, porque de cualquier modo, no quiero causarlos sino todo lo contrario. Me acuerdo haber oído que la mujer tiene la mitzvá de prender las velas de Shabat, para ser como Maljut que ilumina a las almas de Israel. Eso implica que la mujer tiene más que ver con Maljut que su marido, y lo que hace la mujer le afecta a Maljut de modo particular ¿no?”
"¡Excelente!” exclamó el sabio. "El Zóhar nos explica el misterio: La Shejiná es la Reina del mundo y todas las almas de Israel—llamadas luces—están arraigadas a Ella. Por consiguiente, es la responsabilidad de la mujer, que es la reina de su hogar,encender las velas de Shabat, y no su marido, porque la raíz espiritual de la mujer se haya en Maljut!”
"¿Tiene la mujer que cubrirse el cabello cuando está en casa según la halajá-ley?” preguntó Adam frunciendo el ceño.
"El Talmud trae el ejemplo de una mujer cuyos hijos eran modelos de sabiduría y rectitud, y explica que mereció a tales hijos `porque los muros de su casa no le vieron el pelo`. Explican los rabinos del Talmud que esta declaración se refería a todos los aspectos de su modestia en la casa, no sólo a su cabello. El Talmud recalca que el deber de ella es seguir el dictámen de la halajá-ley, que como te dije, es que se cubra el cabello en la casa solamente cuando está ritualmente impura. Es decir que la posición del Zóhar es una jumrá-interpretación estricta que pueden aceptar siempre y cuando estén los dos listos a ello".
"Me imagino que depende del tamaño de su deuda personal y hasta qué punto quiere ella acercarse a Dios", murmuró la joven.
"No depende sólo del punto de apego que ella desee", dijo el sabio. "Tiene que ser el deseo de ambos, porque si se tapara ella el pelo en la casa, en contra de la voluntad de su esposo, surgiría una pelea entre ellos, que sería muy dañino para ambos.
Simcha Benyosef.
http://www.tora.org.ar/
"Sin embargo, hay otras cosas que ella [la mujer] debe hacer además de ayudarle a él [el marido]. Sobre todo tiene que prestar atención al cumplimiento de las mitzvot que le incumben a la mujer, como las leyes de pureza ritual si es casada, y ser estricta consigo misma referente a la leyes de tzeniut-modestia.
"La modestia, no sólo en la ropa sino en la conducta, es una cualidad esencial de la mujer judía. De hecho, según ciertos sabios, nosotros los hombres agradecemos a Dios todas las mañanas por no habernos hecho mujer, no sólo porque tenemos la oportunidad de cumplir un mayor número de preceptos, sino también porque es tan difícil ser mujer.
"Como tantos otros aspectos de nuestro servicio Divino, la modestia requiere intención. ¿Cuál es la intención de la mujer? ¿Parecer lo más seductora posible sin desviarse de las leyes de modestia? ¿O causar placer a su Creador adoptando un comportamiento y estilo de ropa modestos con la intención de proteger a las santas fuerzas de Hashem?
"Deje que yo le haga a usted la pregunta, señora: ¿cuál es para usted el propósito interior de la modestia?” terminó el sabio.
"He aprendido a verlo como una expresión de mi aceptación del Reinado de Dios", respondió Rajel. "Una vez seguí una conversación entre dos amigas mías, una—llamémosla Malka—que cumplía la Torá y la otra—Nelly—que era secular. Esta última estaba quejándose de la falta de liberalidad de los hombres en la vecindad Geúla de Jerusalem, porque se negaban a venderle libros de Kabalá. Le dijo Rivka que ella no había tenido ningún problema cuando fue a comprar esos mismos libros. Respondió Nelly, `¡Eso es porque tú llevas el uniforme puesto! Yo me niego a hacer eso`. `Yo no lo veo como uniforme`, replicó Malka. `Para mí, este estilo de ropa representa mi verdadera imagen que quiero proyectar`.
"Pensaba en esta conversación en vista de todo lo que he aprendido de sus encuentros con Adam, y se me ocurre que hay mujeres que adoptan las leyes de modestia para evita la ira Divina, y en este caso, es verdad que llevan puesto un uniforme. Esto debe ser la forma más baja de aceptar el Reinado de Hashem.
"La mujer que cumplía la Torá—Malka—pensaba en la imagen que iba a proyectar. En otras palabras, se veía como una vasija cuyo propósito principal es trasmitir luz. En este sentido estaba expresando la forma más elevada de aceptar el Reinado Divino, ya que es enseñando a otros tu propia aceptación total de la voluntad de Dios que trasmites Su luz. Sin embargo, aún estaba cumpliendo el propósito externo de la creación.
"En cambio, si tu propósito principal es hacer bajar Su luz para causarle placer volviéndote Su espacio de residencia aquí abajo, entonces, es por eso que te esfuerzas en llevar ropa modesta y adoptar una actitud modesta. Y en este caso, lo que tú desees personalmente ya no importa. Rabí Akiva Tatz lo expresó admirablemente: ¡Deseas apasionadamente lo que Él desea!”
Emocionado, el sabio dijo, "Su esposo es afortunado de tenerla. Sólo tengo que añadir una cosa a lo que tan bien expuso. A través de mis alumnos, que me hablan de sus esposas cuando acaecen problemas entre ellos, tengo mucha oportunidad de oír los argumentos de las mujeres que empiezan a guardar la mitzvá de tzeniut. Al principio del proceso, se le dice a la mujer que la tzeniut no es sólo para ella, como cualquier otra mitzvá, sino que es también para proteger al hombre, para que no sucedan los problemas de los que venimos hablando—créanme, que mis alumnos y sus esposas están plenamente concientes de ello. La reacción de la mujer cuyo cumplimiento de estas leyes es reciente suele ser, `¡Bueno, cada uno tiene que preocuparse por lo que le atañe! ¡Yo no puedo disfrazarme para evitarle problemas a otro!”
Rajel se echó a reír, diciendo, "¡Conozco muy bien ese argumento!”
"Cuando pasa el tiempo, y la mujer sigue creciendo, desarrollando su conciencia, su actitud hacia el servicio Divino va cambiando. Poco a poco, comprende que el nivel de cercanía a Hashem más elevado incluye a todas las almas de Israel ".
"Claro, y entonces se da cuenta de que si quiere acercarse a Hashem, el problema que le cause a otra alma judía es su propio problema también…" terminó Rajel.
"Pero Rab, quiero decirle", añadió, "me cuesta mucho cubrirme el pelo. Desearía oír lo que la dimensión interna de la Torá enseña acerca de eso".
"Comprendo. La aceptación del yugo del Reinado de Hashem es definitivamente un proceso. La luz de la conciencia va entrando en la conciencia gradualmente a medida que la persona rectifica su pasado, y cuanta más conciencia se tiene, más desea uno acercarse a Hashem y se está listo a aceptar las consecuencias.
"Según la halajá-ley, una mujer casada debe cubrirse el cabello delante de todo hombre que no sea su marido, y por supuesto, también delante de su marido en los momentos en que está ritualmente impura. Ahora bien, el Zohar añade que también debe taparse el pelo en la casa, porque la mujer que no se cubre el cabello causa que las fuerzas del mal se apeguen a la Shejiná, y por resultado, `trae pobreza a su casa`. Explican los comentaristas que esta advertencia tiene también su aspecto esotérico: tal mujer causa que la shefa-luz Divina se vaya de `Su casa`, es decir Maljut, llamada `la casa celestial`".
"¡Uau!” exclamó Rajel. "Quiere decir, que si no se tapa el pelo, está causándole problemas a Maljut—no está claro qué clase de problemas, pero no importa, porque de cualquier modo, no quiero causarlos sino todo lo contrario. Me acuerdo haber oído que la mujer tiene la mitzvá de prender las velas de Shabat, para ser como Maljut que ilumina a las almas de Israel. Eso implica que la mujer tiene más que ver con Maljut que su marido, y lo que hace la mujer le afecta a Maljut de modo particular ¿no?”
"¡Excelente!” exclamó el sabio. "El Zóhar nos explica el misterio: La Shejiná es la Reina del mundo y todas las almas de Israel—llamadas luces—están arraigadas a Ella. Por consiguiente, es la responsabilidad de la mujer, que es la reina de su hogar,encender las velas de Shabat, y no su marido, porque la raíz espiritual de la mujer se haya en Maljut!”
"¿Tiene la mujer que cubrirse el cabello cuando está en casa según la halajá-ley?” preguntó Adam frunciendo el ceño.
"El Talmud trae el ejemplo de una mujer cuyos hijos eran modelos de sabiduría y rectitud, y explica que mereció a tales hijos `porque los muros de su casa no le vieron el pelo`. Explican los rabinos del Talmud que esta declaración se refería a todos los aspectos de su modestia en la casa, no sólo a su cabello. El Talmud recalca que el deber de ella es seguir el dictámen de la halajá-ley, que como te dije, es que se cubra el cabello en la casa solamente cuando está ritualmente impura. Es decir que la posición del Zóhar es una jumrá-interpretación estricta que pueden aceptar siempre y cuando estén los dos listos a ello".
"Me imagino que depende del tamaño de su deuda personal y hasta qué punto quiere ella acercarse a Dios", murmuró la joven.
"No depende sólo del punto de apego que ella desee", dijo el sabio. "Tiene que ser el deseo de ambos, porque si se tapara ella el pelo en la casa, en contra de la voluntad de su esposo, surgiría una pelea entre ellos, que sería muy dañino para ambos.
Simcha Benyosef.
http://www.tora.org.ar/
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